salud mental
Un 46% de los jóvenes en nuestro país sufre malestar emocional
Las preocupaciones cotidianas, los problemas económicos o relacionados con el trabajo y el sentimiento de soledad figuran entre las principales causas de malestar entre los jóvenes
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 24/08/2024
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Imagen de recurso de una persona joven triste. / Pickpik
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La prevalencia de malestar emocional (es decir, el porcentaje de personas de la población que tienen una experiencia subjetiva de ansiedad, tristeza, inquietud o desencanto) ha aumentado en los últimos años entre la población adolescente y entre los adultos jóvenes. También han aumentado las tasas de suicidio, hasta el punto de que es una de las principales causas de mortalidad en este grupo de edad, de acuerdo con la OMS. Sin embargo, sigue siendo muy bajo el porcentaje de jóvenes que acuden en busca de ayuda a los servicios sociales, de salud o de salud mental.
Un reciente estudio, elaborado por David Fraguas, Antonio Perdigón, Octavio Finol, Diana Torres, Vanesa López y Sara Toledano analiza cómo (mediante qué vías) y dónde (en qué lugares o personas) buscan ayuda los adolescentes y adultos jóvenes cuando tienen malestar emocional. Para ello, se llevó a cabo un estudio observacional analítico transversal de cohortes, en el que se evaluó a 4.008 personas (2.013 personas de 16 a 32 años y 1.995 personas de 33 a 48 años) representativas de la población española (2.008 hombres y 2.000 mujeres, residentes en todas las comunidades autónomas y tanto en áreas urbanas como rurales). La encuesta se realizó a través de un cuestionario en línea.
El 45,8% de los jóvenes encuestados de entre 16 y 32 años presentaron malestar emocional. En el 6,3% de estas personas, este malestar emocional fue de tipo grave (equivalente a depresión, con necesidad de intervención clínica).
Respecto a las causas, un 69% de los encuestados atribuyó su malestar emocional a las preocupaciones cotidianas, un 46% a los problemas relativos al trabajo o estudios y un 35% al sentimiento de soledad.
Cuando se preguntó a los jóvenes por lo que hacen cuando sienten malestar emocional, la respuesta más frecuente fue “aislarse”. La segunda respuesta más habitual (las respuestas no eran excluyentes) fue “pedir ayuda a familiares, amigos o profesionales”. Le siguieron “buscar soluciones en internet”, “restringir la alimentación o darme atracones”, “rezar”, “consumir drogas” y “autolesionarme”. Cabe destacar que para un 25% de los jóvenes, el malestar emocional no estuvo acompañado de un cambio relevante de comportamiento.
Estos datos enfatizan la importancia del aislamiento, por su alta frecuencia y por su impacto negativo en la salud de los jóvenes. Además, el estudio muestra que los jóvenes no recurren lo suficiente a la petición de ayuda como opción para resolver o aliviar el malestar. La petición de ayuda implica, al menos en parte, un reconocimiento del malestar, y en ocasiones se vive con vergüenza, como si representara desvelar una falta o un estigma, o regresar a una posición de dependencia y debilidad. Por otro lado, quizá la elección de los jóvenes (y también de las personas de 33 a 48 años) de no confiar en la petición de ayuda es una muestra de que el valor de la petición de ayuda es limitado, o de que una proporción importante de las personas apenas confían en su utilidad.
La opción preferida de los jóvenes que sí buscan ayuda en su entorno fue el contacto presencial con amigos, seguido del contacto presencial con familiares y del contacto a través de mensajes por el móvil con amigos.
Más del 80% de los jóvenes que buscan ayuda en los profesionales de la salud lo hacen de forma presencial, mientras que en torno al 30% lo hacen de forma telemática.
De la ayuda recibida de otras personas (amigos, familiares o profesionales), los jóvenes valoraron que les escuchen (tres de cada cuatro consideraron que esta es una de las principales aportaciones de la ayuda), que les den consejos (alrededor del 50%), que les dediquen tiempo (algo más del 40%), que les digan cómo superar su malestar (alrededor del 35%), que les expliquen las razones del malestar (algo más del 30%), que les ofrezcan consuelo (algo más del 20%) y que realicen un seguimiento a medio-largo plazo (alrededor del 20%).
Los principales factores que, en opinión de los jóvenes, facilitan la petición de ayuda profesional en caso de malestar emocional fueron, por el siguiente orden: que sea asequible económicamente; que la oferta se adapte a las necesidades de cada persona; que la solicitud de ayuda (atención o consulta con el profesional) sea sencilla y de rápido acceso; que los horarios sean flexibles y amplios y que se garantice el anonimato.
Las variables relacionadas con pedir ayuda en caso de malestar emocional fueron la edad (más frecuente en jóvenes), el género femenino, vivir en ciudades de más de 500.000 habitantes y tener contacto habitual con amigos o familiares.
En resumen, entre las principales conclusiones del estudio, lo más destacable es que casi la mitad de los jóvenes de entre 16 y 32 años presentaron malestar emocional, frente al 35% de las personas de 33 a 48 años, y la mayoría refirieron que se aíslan o piden ayuda a familiares, amigos o profesionales. Un porcentaje menor de los jóvenes, pero mayor que de las personas de 33 a 48 años, dijeron que buscan ayuda a través de internet o mediante mensajes de texto o de voz por el móvil. La forma de ayuda preferida fue la presencial, con independencia del grupo de edad, aunque los jóvenes indicaron que recurren más a los mensajes instantáneos de texto y de voz por el móvil que las personas de 33 a 48 años. Estos hallazgos muestran un cambio en el patrón de uso del teléfono, con un aumento en las generaciones más jóvenes (con respecto a generaciones anteriores) del uso de los mensajes instantáneos de texto o de voz. Por otro lado, los jóvenes atribuyeron el malestar emocional a causas específicas (como el trabajo o los problemas de la vida cotidiana) con más frecuencia que las personas de entre 33 a 48 años.
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