Se está disputando la cuarta jornada de Liga y todavía estamos en agosto. A partir de ahí, es normal que todo sea raro. Hace apenas unas horas que se ha cerrado una ventana de fichajes en la que el Atlético de Madrid ha intentado hacer una revolución que al final ha dejado dudas y que se ha quedado seguramente a mitad de camino. Un Atlético de Madrid que hizo la pretemporada con el equipo B, porque no había traído a nadie después de haberse desprendido de muchos jugadores. Después de cuatro partidos, es evidente que falta trabajo y muchas cosas por pulir. Los nuevos tienen que entrar en la dinámica del equipo, hay que incorporar la velocidad a la parte creativa del juego y se necesita encontrar la forma en la que todas las piezas encajen. Pero todo es mucho más fácil si tienes un jugador como Correa, capaz de marcar el gol de la victoria en el tiempo de descuento, justo cuando acaba de abandonar el banquillo.

El Atleti defendió con mucha solvencia. El pero está en que la parte ofensiva, la fase de construcción sigue sin funcionar bien

Hace tiempo ya que los primeros minutos de los partidos del Atleti sirven para intentar entender las ya recurrentes rotaciones de Simeone. En este caso había una forzada: el debut de Musso en la portería colchonera por indisposición de Oblak. El argentino resolvió el órdago de forma sobresaliente. Más que por las paradas, que tuvo pocas, por la sensación de seguridad que ha transmitido todo el tiempo. La entrada de Reinildo en el carril izquierdo de la tripleta de centrales tenía una clara intención de equilibrio defensivo. Y creo que también era esa la intención de colocar a Gallagher en el centro del campo. Ambos estuvieron bien, mejor el inglés, y el Atleti ha defendido con mucha solvencia todo el partido, lo que es una buena noticia. El pero está en que la parte ofensiva, la fase de construcción sigue sin funcionar demasiado bien.

Los dos equipos saltaron al campo con mucho ritmo y buena actitud. En el caso de los bilbaínos, con su ya clásica presión adelantada y ese juego vertical tan característico. Los rojiblancos lo hicieron aferrados a esa disciplina táctica que pretende ser uno de los pilares de su juego. No pasó demasiado hasta que a los 12 minutos Julián Alvarez desaprovechó una clara ocasión, delante del portero, tras un regalo de la defensa local. No termina de enganchar con el equipo el gran fichaje colchonero de este verano. Durante toda la primera parte se le ha visto desconectado e impreciso. Habrá que tener paciencia.

La ocasión sirvió de aviso para los de Valverde, que dieron un paso adelante y se adueñaron del balón durante un buen tramo del primer tiempo. Los de Simeone no sabían qué hacer con el esférico cuando lo recuperaban y eso hacía que el juego no saliese de su lado del campo. Me preocupa esa recurrente falta de velocidad y precisión con la pelota. Bien es verdad que el dominio del Athletic fue un concepto teórico más que práctico, porque no recuerdo una sola ocasión, más allá de un tiro desviado de Yuri desde el vértice del área. Más clara fue la que tuvo Gallagher poco después, rematando desviado tras un gran gesto técnico en la frontal del área.

La segunda mitad fue mejor para el Atleti gracias a Griezmann, que sigue siendo clave 

La segunda parte comenzó con susto para los madrileños, gracias a un gol de Nico Williams, que fue anulado por un ajustadísimo fuera de juego. Creo que fue un espejismo, porque la segunda parte de los de Simeone, sin ser particularmente buena, fue algo mejor. La culpa la tuvo Griezmann, un jugador que seguramente deambula por su natural decadencia, pero que sigue siendo clave en este equipo. Entró más en contacto con el balón y el Atleti lo agradeció, hasta el punto de parecer otro.

El partido seguía siendo cerrado y no había ocasiones. Apenas un par de acercamientos de Lino, que el brasileño volvió a resolver mal. Valverde realizó un triple cambió que le ayudó a ganar la batalla física en el campo y a hacerse con el balón. Ahí llegó su ocasión más clara, con un remate desde fuera del área que Musso desvió. Simeone equilibró la potencia de pulmones con nuevos cambios y el partido llegó al minuto 90 con un 0-0 que parecía definitivo. Sin embargo, el Atleti tenía tres delanteros en ese momento: Sorloth, Giuliano, que debutaba, y Correa. Es decir, lo mismo se olía algo. Y ya saben lo que pasó. El noruego Sorloth aprovechó una imprecisión del rival, abrió un balón a Correa y el argentino regateó a Aguirrezabala para marcar a puerta vacía en el tiempo de descuento.

Y así, el Atleti se va al parón de selecciones llevándose los tres puntos de San Mamés.