1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1628 Conseguido 83121€ Objetivo 140000€

QUEDARSE

X: salir de la pocilga o quedarnos

Lanzamos con este artículo el debate abierto en la redacción y el consejo editorial sobre si es mejor seguir en Twitter (ahora, X) o cerrar y mudarse a otra red con menos eco e influencia

Gerardo Tecé 10/09/2024

<p>Montaje de la cuenta de X de Anonymus. </p>

Montaje de la cuenta de X de Anonymus. 

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Algunos medios y periodistas andamos en pleno debate sobre qué hacer con nuestra presencia en la fosa séptica antes llamada Twitter [353 millones de usuarios activos en 2023, de los cuales 4,3 se encuentran en nuestro país]. En CTXT este debate es intenso. La postura mayoritaria entre compañeros, consejeros y amigos de la revista es que CTXT debería salir de ahí cuanto antes. Los argumentos que ponen sobre la mesa quienes defienden la salida no admiten demasiada discusión: X –o como quiera llamarlo el psicópata que se compró el juguete– es hoy un inmenso altavoz de la ultraderecha en manos de un fascista que difunde bulos contra inmigrantes, amenaza a representantes democráticos y ataca a feministas o personas trans. Si los discursos de odio habían contaminado el Twitter anterior a Musk, la llegada del sudafricano al puesto de mando de la red social ha supuesto no solo la consolidación, sino directamente la promoción de estos discursos desde la propia plataforma. Si el algoritmo te muestra nazis, te habla como un nazi y te invita a razonar como un nazi, es un nazi.

Algunos, los menos, apostamos por continuar en lo que un día fue un sitio enriquecedor y hoy es un vertedero. No lo tenemos nada fácil para defender nuestra postura. Es cierto, como argumentan los partidarios del Vertedexit, que quedarnos sería formar parte del altavoz de mierda y legitimarlo, pero también lo es que si un nazi llega dando gritos a una habitación y la gente decente sale de ella, gana el nazi. Es cierto que Twitter, X o como quiera llamar al juguete este cryptobrocon claros déficits afectivos no es una habitación cualquiera, sino la propiedad privada de un multimillonario entregado a la propaganda. Pero también lo son en España las televisiones generalistas en manos de las familias Berlusconi –Telecinco y Cuatro– y Lara –Antena3 y La Sexta–, y estaremos de acuerdo en que nos encantaría que alguien pudiera sentarse en esas tertulias a explicar cómo manipulan y derechizan a la opinión pública española esas televisiones para defender según qué intereses. En Twitter aún podemos hacerlo. Podemos quedarnos a repetir cada día cómo el algoritmo manipula, cómo se promocionan discursos de odio, cómo su dueño representa lo peor de la derecha reaccionaria mundial. La ausencia de pluralidad en las teles privadas en manos de la derecha nos ha enseñado algunas lecciones. Y ninguna de ellas nos habla de las ventajas de no estar. CTXT tiene una comunidad en Twitter formada por más de 230.000 personas. No se me ocurre qué ventajas tendría el cierre y el silencio frente a la posibilidad de seguir manteniendo esa comunidad en terreno ocupado por la ultraderecha.

En Twitter, X, o como quiera llamar a su juguete este anarcocapitalista que acumula millones en subsidios públicos, el debate constructivo es imposible, argumentan con razón los partidarios de la salida. No tiene sentido permanecer en un espacio en el que la mentira y el ruido siempre se van a imponer, es una guerra perdida. ¿No lo es en el supermercado o en el bar? ¿Acaso los argumentos y los datos le sirven a usted en la cena de nochebuena para convencer al marido de su prima entregado a los discursos de odio? En ese sentido Twitter, X, o como quiera llamar a su juguete un tipo que asegura que su hijo fue asesinado porque reveló que era una mujer, no es un lugar tan diferente al resto de la sociedad. Las redes sociales son campanas de eco en las que solo escuchamos lo que queremos oír generando burbujas informativas e ideológicas, nos quejábamos hace unos años. Bien. Pues la ultraderecha, mediante ingentes cantidades de dinero, inversión en bots, algoritmos y odio ha pinchado la burbuja de la izquierda. Y la izquierda que teorizaba sobre campanas de eco se plantea salir corriendo porque lo que escucha, lógicamente, no le gusta.

Por supuesto que hay espacios mejores que esta pocilga privada. Cualquiera que no esté lleno de nazis ni dirigido por uno de ellos. Mastodon [15 millones de usuarios en todo el mundo], sin ir más lejos, es un oasis de tranquilidad y además no tiene dueño, no puede caer en manos de un psicópata como Elon Musk. Esa es su enorme ventaja. Su enorme inconveniente es que nada de lo que allí se diga o haga en este momento ejerce ninguna influencia en el debate público. No es una red social masiva a día de hoy. No es un campo de batalla ideológico. 

Mi principal argumento para la permanencia, más allá de lo duro que sería tener que renunciar a los altavoces que hemos sido capaces de construir en la que un día fue nuestra casa, no tiene tanto que ver con la estrategia racional sino con lo visceral: estoy harto. Estoy muy cansado de que la ultraderecha ensucie lugares de convivencia y salga ganadora de esa estrategia. Quemado de que los ultras hagan y la izquierda teorice sobre lo que han hecho. Creo que no sólo no deberíamos irnos de Twitter, X o como quiera llamar a su juguete el tipo que desde su cuenta personal fomenta disturbios racistas en las calles, sino que deberíamos, además, ocupar espacios digitales donde la derecha es hegemónica, donde vive la mar de tranquila. No solo deberíamos quedarnos en Twitter sino que estamos tardando en entrar al grupo de Telegram de Alvise y espacios similares para denunciar todos y cada uno de los bulos que son difundidos desde esos oasis de tranquilidad ultraderechista en los que nadie molesta. Querer salir de Twitter, X o como quiera llamar a su juguete este hijo del apartheid,es no haber entendido que la batalla cultural que la ultraderecha plantea no se va a evitar huyendo. Es no entender que la batalla ya está aquí y que los reaccionarios tienen clara su fórmula: reventar espacios de debate al tiempo que construyen oasis ultraderechistas en los que la izquierda no entra. Es decir, si la plaza pública no es suya, nadie va a estar a gusto en ella. Si nada de esto les convence, entonces, de acuerdo, vayámonos de Twitter. Pero tenemos que responder a la siguiente pregunta: qué haremos cuando la ultraderecha entre a reventar Mastodon o cualquier otro lugar que se convierta en masivo. ¿También nos iremos? 

Algunos medios y periodistas andamos en pleno debate sobre qué hacer con nuestra presencia en la fosa séptica antes llamada Twitter [353 millones de usuarios activos en 2023, de los cuales 4,3 se encuentran en nuestro país]. En CTXT este debate es intenso. La postura mayoritaria entre compañeros, consejeros y...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Gerardo Tecé

Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

25 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. laguneros4

    Tengo cuentas abiertas en Facebook e instagram en las que apenas entro y no publico nada. En cambio entro cada día varias veces en Twitter, y me resisto a irme aunque es un lodazal. He aprendido a no discutir con energúmenos que no tienen más argumento que el insulto y con gente sin neuronas activas. Bloqueo cada día cuentas que el algoritmo me intenta colar, y echo de menos buenas cuentas que el algoritmo se empeña en ocultar. Sigo en twitter porque aún resisten buenas cuentas culturales y de humor, que es lo único que me interesa. No es para mi fuente de información ni de debate, sino de entretenimiento. Pero agradezco tropezarme a veces con cuentas como las de ctxt. 

    Hace 22 días

  2. javierotti

    Cuando era chico, o sea hace más de 60 años, mi madre, como muchas otras, me sometía a tratamientos diversos para alejar la enfermedad y la desnutrición. Una era la cucharada de aceite de hígado de bacalao. Era de un sabor tan intenso para un niño que había que acompañarlo con algo más apetitoso, en mi caso era una aceituna, pero evidentemente era algo que no hubiera tomado de buena voluntad. O como en la canción de Mary Poppins "con un poco de azúcar". Y es que está todo inventao.

    Hace 24 días

  3. Pintaius

    Una de las cuestiones a responder es si estamos dispuestos (los que estéis en X) a dar la batalla, como dice Gerardo, en un sitio del cual te pueden expulsar en cuanto seas peligroso para sus intereses. Hace años que no veo las TV generalistas ni hago uso de redes sociales y no por ello estoy menos informado, al contrario, creo que es la mejor forma de «desparasitar» el cerebro. Salud y Repblica.

    Hace 26 días

  4. pablo-luis-plo-alonso

    Creo que hay una pregunta a la que responder antes de preguntarse si irse o quedarse. La formulo así: ¿qué quiero conseguir en X?, ¿es posible conseguir lo que quiero en un medio como X? A partir de aquí se abren las alternativas. Creo que las respuestas dependerán de si busco una cierta eficacia con mis mensajes, o de si quiero confrontar ideas, o de si quiero desmontar los bulos que ahí se lanzan, o de si me parece un medio estupendo para difundir noticias, o de si creo que es un terreno baldío en el que pelear ideas (o no), etc. Todas estas respuestas, y algunas más, están en el artículo y en los comentarios del mismo. En mi opinión, las redes sociales están ayudando más a perder el campo de reflexión que a ampliarlo. Sus mensajes, del tipo que sean, son cortos y más tienden a mover emociones que reflexiones. Promueve la participación impulsiva que trata de conseguir la aprobación de los demás con un gesto, una palabra, un chiste, una ironía, un desprecio, una simpatía, etc., consiguiendo, en correspondencia, el mismo producto. Las redes sociales son, por su estructura de participación abierta a todas y todos, el lugar en el que nos sentimos "libres" por poder participar, "escuchados" por los "me gusta" que recibimos, y "halagados" por los comentarios favorables. De hecho, este mismo comentario tiene dosis de esas tres "emociones". ¿Es esto lo que quiero conseguir en cualquier red social?

    Hace 1 mes 11 horas 11 minutos

  5. jmanuelharto_6592

    Por higiene, nunca me quedaría en una pocilga.

    Hace 1 mes 16 horas 31 minutos

  6. corduba79

    Hola Gerardo. Estoy por que dejéis X, atendiendo las razones que plantea Francisco Molineto, con las que concuerdo. PD. Nunca caí en la tentación de abrirme una cuenta en Twitter, es más, nunca sentí esa tentación.

    Hace 1 mes 2 días

  7. vladimiro-olmos-rodriguez

    Hola, Gerardo. Solo un apunte: ¿no has pensado que es precisamente la presencia de medios como CTXT lo que da cierta apariencia de legitimidad a ese lodazal? Si la huida de lo más sensato de ahí se consumara, perdería toda legitimidad, y "lo he visto en X" sería considerado sinónimo inmediato de bulo, si no lo es ya... Salud, y seguid así.

    Hace 1 mes 2 días

  8. jose-perez-redondo

    Hola Gerardo. Estoy en Twitter, que así lo sigo y seguiré llamando, desde 2011, y reconozco que sigo teniéndole cariño aunque lo uso muchísimo menos porque en aquellos tiempos me reí mucho pero mucho mucho. Y entre otras cosas, descubrí a un tal gerardo tecé que me hacía reir mucho y al que luego seguí a ctxt para que me hiciera reir un poco menos y pensar mucho más. Así que creo que voy a seguir hasta que lo cierren, porque no descarto en absoluto que Eloncito termine por conseguir romper del todo su juguete. Y más allá del toque personal, creo como tú que no hay que dejar que la ultraderecha campe a sus anchas y hay que dar la batalla, en algún momento a algunas personas algún tuit o alguna noticia les abrirá los ojos y la mente a la mentira, pasa cada día. Por cierto, la única aportación positiva de Elon ha sido lo de poder poner comentarios a los tuits, y en muchos casos hay auténticos bulos con comentarios demoledores que son boomerans en su contra, una batalla que hay que dar. Y me apunto lo de entrar en el grupo de Telegram de Alvise, aunque me da miedo terminar como Jack Nicholson en el nido del cuco...

    Hace 1 mes 2 días

  9. antonio-gonzalez-alvarez

    Gracias a CTXT por abrir este debate. Atacaré su argumento visceral. Su hartazgo por la constante destrucción de lugares de convivencia por parte de la ultraderecha y esa idea de que, si se abandona, se la está dejando ganar. Que la batalla ya está aquí, que hay que defender las "plazas públicas" y que lo que no hay que hacer es "huir". Ese concepto etéreo de "plazas públicas", de dónde sale? La Sexta es una plaza pública?, lo es la tertulia de Losantos? El Confidencial? El diario.es? El País? Acaso creemos que, porque podamos hablar en la sección de comentarios o poner un tweet, ya tenemos algún tipo de derecho, capacidad de influencia, o voz y voto sobre la forma en la que los dueños de esas plataformas o medios deben rentabilizar su inversión? No creo que sea así como funciona el mundo. Sintonizar un canal de televisión, una emisora de radio, suscribirse a un medio, comentar una noticia, dar un like, subir una foto son todo acciones políticas con repercusiones. Todas y cada una de esas interacciones son susceptibles de convertirse en dinero, lo que ayudará a la supervivencia de ese medio y de su línea editorial. Debemos ser conscientes que nuestra atención es dinero y que no atender, no escuchar, no retwitear, no comentar, no visitar un determinado medio es también una acción política, que lo debilita quitándole visibilidad. Si pensamos que X es una pocilga infestada de nazis no podemos "dar la batalla" en Twitter. Eso es como quejarse de la apología de la violencia contra la mujer en las redes, reenviando mensajes indignados con links a videos de Pornhub para que, personas a las que jamás se les hubiera ocurrido visitar esa página, lo hagan, incrementando el tráfico y los ingresos por publicidad y justificando un modelo de negocio abyecto. Eso no significa que no haya que dar la batalla. Pero sí buscar un terreno más propicio. Para ganar esa batalla necesitamos poder imponer nuestras reglas. Donde podamos cortar de raíz y, sin sensiblerías, actitudes inaceptables. No hay que reinventar twitter o irse a Mastodón...Forocoches no es twitter, pero tiene una influencia y una capilaridad que, para nosotros quisiéramos. Hay muchos medios de izquierda, proyectos personales minúsculos, gente que convoca miles de personas. Es necesario encontrar una "comunidad del anillo" que los una a todos. Saruman y sus orcos ya están aquí. Los hobbits, sólos, no ganarán la batalla, por valientes que sean.

    Hace 1 mes 2 días

  10. amanarma

    Querido Gerardo, no estoy en X, ni he estado en Twitter. Creo que algunos de los comentaristas (no lo he leído todo) estamos de acuerdo en que ha habido buenos momentos tuiteros, pero no ha sido tan importante para el conjunto de la ciudadanía, ni para "la verdad" y "la libertad" (yo soy más de "los calcetines" de Berto Romero) y tal vez ni siquiera fue bonito mientras duró, salvo para echarse unas risas y X perderá fuelle cuando sea sólo un lodazal -si es que no lo es ya-, donde se revuelque en sus inmundas ideas, la misma gentecilla inmunda y nadie les dedique ni una miradita ofendida, que es lo que les activa y les pone, pero que en absoluto se merecen, como el forocoches que es esa empresa.

    Hace 1 mes 2 días

  11. carlos-de-la-cruz-morales

    Si nos paramos a pensarlo, es un poco absurdo que hayamos convertido una red social (privada, norteamericana y, ahora, en manos de un multimillonario chiflado) en el foro de debate público. Twitter tiene influencia porque los periodistas y los políticos han decidido que la tiene. Porque han escogido estar allí. El día que se vayan (que os vayáis), dejará de ser importante y volverá a ser un bar. Nazi o no (preferiblemente no). Pero en fin, es que las grandes discusiones sobre nuestra sociedad no deberían hacerse en los bares, donde todo el mundo por lo general grita y va un poquito borracho.

    Hace 1 mes 2 días

  12. luischacon_4905

    Yo estoy con Gerardo. Creo que hay que seguir. Me parece que 230.000 personas es una audiencia considerable. Además, no creo que dejarles el terreno despejado a los fachas sea una buena idea. Lo digo con la boca pequeña, porque hace años que abandoné las redes y es fácil pedir que se queden otros en un lugar del que uno mismo se ha salido. Cuando salí de las redes todavía no se planteaba esta discusión. Salí por razones de higiene: creo que tan importante como lo que leo, es lo que no leo. Pero ahora que las redes parecen haberse convertido en territorio facha, me pasa por la cabeza volver, aunque sólo sea para incrementar el número de quienes opinan desde la izquierda. Lo que me temo es que los algoritmos del Fürer Musk me arrinconen en la irrelevancia, con lo que la cosa sería una simple pérdida de tiempo. Pero para aquellos que ya tenéis una audiencia, me parece que la situación es diferente. Quisiera añadir un interrogante: ¿no os parece que en las redes hay más bots de derechas, que personas reales? Sería bueno conocer cuál es la presencia real de personas fachas en las redes, porque me temo que haya muchos más artefactos informáticos que personas reales. ¿Cuánto de la presencia de la derecha en las redes se debe a criaturas artificiales creadas en granjas de bots, más que a personas reales? El problema de esa aparente presencia es que algunos creen que esa es la realidad y se suman al carro de lo que creen ser el éxito. ¿Puede ocurrir que el crecimiento de la derecha se esté urdiendo en parte con la presencia de “criaturas electrónicas” en las redes sociales? ¿Sueña el votante de Alvise con fachas eléctricos?

    Hace 1 mes 2 días

  13. Francisco Molinero

    Me parece estupendo el debate y mucho más que la postura mayoritaria en CTXT sea la de irse de X. Gerardo en tu artículo hay algunas cosas que no me cuadran. Admites que X es propiedad de un indeseable pero no tienes en cuenta que se ha comprado esa empresa (no hagas el trampantojo de decir que es la plaza pública, es una empresa) con el objetivo de ayudar a Trump y de paso a sus negocios en el mundo. (hay un buen artículo sobre el tema aquí en CTXT https://ctxt.es/es/20240901/Politica/47362/Bernardo-Gutierrez-Brasil-Elon-Musk-Jair-Bolsonaro-ultraderecha-neoliberalismo-X-Lula.htm) Considerar que la batalla cultural de la izquierda hay que hacerla en una red social en manos de un fascista, peleando contra un software que está diseñado para que brillen las ideas reaccionarias y se oculten las progresistas es, soy benigno, como poco, naif. A nivel individual admito cualquier postura, el que quiera quedarse en X allá él con la basura que se va a comer, pero como medio de comunicación de izquierdas el análisis debe ser un poco más preciso. No me gusta la analogía del bar nazi, pero como la usas, la uso. No se trata de que los nazis han llegado al bar estupendo donde estábamos todes, se trata de que han comprado el bar y han puesto un cartel a la antigua usanza "SE PROHÍBE CANTAR" y aquí cantar quiere decir hablar a favor de políticas de izquierda, de socialismo, de comunismo, de Gaza.... y al que habla de ello se le silencia o se le echa. Un medio de comunicación de izquierdas tiene que dar la batalla cultural de otra manera y en el bar nazi, en esa empresa privada deben quedar los nazis solamente, los demás tenemos que organizarnos en otros territorios, los barrios, los pueblos, los sindicatos, los partidos de izquierda. Hablas de Mastodon diciendo que lo que allí se diga no tiene repercusión en el debate público. ¿Sabes por qué? porque los medios de comunicación os hincháis de informarnos de lo que se dice en X. Porque el presidente de gobierno ha tenido la desfachatez de comunicar a los españoles vía X lo que quiere a su señora esposa en vez de hacer un comunicado y enviarlo a la prensa, porque CTXT se aferra a sus más de 200.000 seguidores (Por favor no me digas que es una comunidad, la comunidad somos los que ponemos el dinero) en vez de decirles "si me queréis irse" y buscar sitios donde sí, hacer comunidad, haciendo gala de valentía. CTXT no vive de la publicidad, ni de los clics que consigue en X, vive de los que aportan dinero para que podáis seguir informando, así que no llego a entender cuál es el miedo a salir de un sitio que admitís que está infecto. Yo espero que el debate sea salir, cuanto antes, de lo contrario muches nos pensaremos si merece la pena apoyar a un medio que está allí donde un empresario fascista norteamenricano quiere que esté.

    Hace 1 mes 2 días

  14. jose-perez-redondo

    Hola Gerardo. Estoy en Twitter, que así lo sigo y seguiré llamando, desde 2011, y reconozco que sigo teniéndole cariño aunque lo uso muchísimo menos porque en aquellos tiempos me reí mucho pero mucho mucho. Y entre otras cosas, descubrí a un tal gerardo tecé que me hacía reir mucho y al que luego seguí a ctxt para que me hiciera reir un poco menos y pensar mucho más. Así que creo que voy a seguir hasta que lo cierren, porque no descarto en absoluto que Eloncito termine por conseguir romper del todo su juguete. Y más allá del toque personal, creo como tú que no hay que dejar que la ultraderecha campe a sus anchas y hay que dar la batalla, en algún momento a algunas personas algún tuit o alguna noticia les abrirá los ojos y la mente a la mentira, pasa cada día. Por cierto, la única aportación positiva de Elon ha sido lo de poder poner comentarios a los tuits, y en muchos casos hay auténticos bulos con comentarios demoledores que son boomerans en su contra, una batalla que hay que dar. Y me apunto lo de entrar en el grupo de Telegram de Alvise, aunque me da miedo terminar como Jack Nicholson en el nido del cuco...

    Hace 1 mes 2 días

  15. carlos3

    No veo nada demasiado novedoso en la visión del artículo. Me pregunto por qué nos resignamos cuando esto mismo sucedió en los partidos políticos desde el comienzo de la democracia: nunca aparece el momento oportuno para reflexionar sobre las actuaciones propias; las figuras se eligen a sí mismas, dentro de un sistema en el que se le ponen eficazmente todas las trabas a propuestas renovadoras o democratizadoras; donde, desde la supuesta integridad moral absoluta, personajes grises se van instanlando en cotos extractivos dentro de las instituciones. Donde el despotismo de los hechos contradice sangrantemente las bellas ideas con las que se les llena la boca. Sé que entro en una generalización que necesita concretarse, pero tengo datos concretos, como cualquiera que conozca mínimamente el interior de nuestras herramientas de participación pública. Nos extrañamos ahora de que la ultraderecha campe por sus respetos? Hemos tenido tiempo para reconducir esas actitudes, y seguimos teniéndolo. Pero creo que no basta con cambiar de discurso: hace falta también que nos impliquemos para cambiar esto donde sucede, y no solo donde ideológicamente nos parece conveniente verlo. También que, a quienes queremos ese saneamiento de la izquierda, dejen de llamarnos fascistas.

    Hace 1 mes 2 días

  16. pipe49

    "For the record", pertezco a la generación de los huérfanos de la ruptura democrática, víctimas del pasteleo del R 78. Siempre he pensado que los smartphones han hecho un gran daño a la civilización occidental y nunca he pertenecido a una red social.

    Hace 1 mes 3 días

  17. pipe49

    Es el eterno debate: ¿reformar o salirse? Cada vez con más frecuencia creo que las Izquierdas han caído en la trampa, es muy difícil no hacerlo, de pensar que el Capitalismo, su dominio ideológico y cultural y sus múltiples instrumentos es reformable. Sospecho que muchas veces estamos validando y engordando el Sistema con nuestra indecisión. Quien tenga la receta, por favor, que no se la calle.

    Hace 1 mes 3 días

  18. jmfoncueva

    Nunca he ¿se dice pertenecido? a ninguna red social. Ni siquiera tengo Whatsapp, palabra a la que si le añades "doc" te sale el saludo de Bugs Bunny, esto último con gran oposición por parte de mi familia, pero para alguien que estudió mecanografía es prácticamente imposible escribir en un teléfono, siendo, además, mucho más fácil llamar a la persona. El techo de mi intervención en la cosa esa pública es esto que ustedes son tan amables de estar leyendo aquí y ahora. Así que hablaré del tío. Lo que sí atesoro es memoria y, si usted peina canas o pelo teñido, es posible que recuerde, en tiempos de Margaret Thatcher, un programa de humor con guiñoles llamado Spitting Images (algo así como "Las vivas imágenes"), más tarde imitado en Canal + con políticos españoles. Aparte de dar caña al gobierno británico, había muchos más temas, y siempre he recordado uno en especial, en el que unos tíos con salacots iban en un jeep cantando una canción cuyo último verso de cada estrofa era "pero nunca conocí a un sudafricano agradable" (Mandela llevaba un cuarto de siglo en la trena). El gachó este lo corrobora. Pese a ser yo pacifista de palabra y obra (no me he peleado físicamente nunca y procuro evitar discusiones estériles), reconozco que, cuando ha retado a Maduro a una pelea de recreo, se me ha hecho la boca agua, ya que el Gran Nicolás no es que tenga muchas luces, pero debe dar unas hostias como panes. También, y parece que me estoy confesando, esos dos accidentes recientes (un batiscafo y un barco, si mal no recuerdo) en los que perecieron ricachones, me hicieron pensar en el garbeo que se pegó el pavo este por el espacio y... Salud y paz para todos.

    Hace 1 mes 3 días

  19. amilcar-barca

    Siempre he considerado que las mal llamadas redes sociales no eran sino de redes de tarados mentales. Al margen de quienes frecuentan o usan esos estercoleros. Creo que, con usar estas plataformas de los diarios, previo pago, ya nos degradamos lo suficiente.

    Hace 1 mes 3 días

  20. Fernando

    Jaron Lanier (gurú y genial visionario de silicon Valley) ya nos advirtió años atrás , mediante libros y conferencias, el daño que causarían las redes sociales. Ahora dice que "si el metaverso funciona con el mismo modelo de negocio que las redes sociales, destruirá a la humanidad". Abandoné twitter hace tiempo, pero comprendo que hay que visibilizarse, porque el problema viene porque ya no quedan espacios públicos donde mostrar el pensamiento crítico. Por otra parte, no debemos olvidar a YouTube, que llegó a desbancar a las redes sociales en divulgar bulos, cargados de xenofobia, racismo y apología del autoritarismo; aora mismo existen multitud de canales que van de antisistemas y conra la élite pero sus recetas siguen siendo divulgar el odio y la violencia contra refugiados e nmigrantes. Estar o no estar. Ser o no ser. Salud.

    Hace 1 mes 3 días

  21. rubensalinasgarcia

    Aunque es cierto que si la izquierda se fuera de X se lo dejaríamos solo para ellos, creo que no es comparable con cederles la Plaza del pueblo, ya que estamos en el mundo digital, y podemos construir cuantas plazas necesitemos. Igualmente no se puede comparar a los medios audiovisuales ya que para tener una cadena de TV hace falta una gran infraestructura, pero para tener una red social como mastodon hace falta poco más que un PC. Otro perjuicio de permanecer en X es que de alguna manera pedís a vuestros seguidores que se mantengan en X, lo que le da aún más fuerza al bar nazi. Además al tener que ocuparos de X desatendéis los otros medios en los que también hay seguidores, y que presumiblemente irán teniendo más a medida que se sigan yendo de X. Puedo entender que como medio tengáis la necesidad de tener cierto impacto para poder sobrevivir, pero creo que si no podéis permitiros desaparecer de X, si podríais restarle importancia e intentar redirigir a los seguidores que estén ahí a los otros medios. Así llegará un momento en que podréis abandonar X sin miedo a perder una gran masa de seguidores. Intentar que se mantenga la cordura en un bar nazi es una loable tarea, pero a los nazis por lo general les gusta ser nazis, y a veces es mejor dejarlos dándose la razón entre ellos e intentar que nadie más caiga en sus redes (guiño guiño).

    Hace 1 mes 3 días

  22. mercedes-mariani

    Buenas, es complicado y desde ya estoy súper de acuerdo con las que se quieren ir, no os faltan razones. Además de todo lo que argumentan las compas para irse, hay que hacer referencia a la misoginia exacerbada (si se puede poner algún adjetivo a esa práctica que la vuelva más horrenda de lo que ya es...) y el tema de admitir el porno en la red. Yo me fui hace tiempo. Pero no soy CTXT y después de leer a Gerardo, pienso que tiene razón, que sois vosotras las que estáis en el campo de batalla del periodismo de izquierdas que tanta falta nos hace y que al mismo tiempo es tan reducido. Quiero decir que quizás os debéis quedar pese lo que pese... porque vuestra labor está allí también aunque sea un maldito infierno. Para contrarrestar al infierno. Ánimo, la decisión que toméis estará bien porque ya hacéis un gran trabajo que vale mucho la pena.

    Hace 1 mes 3 días

  23. lorena-garcia-lozano

    Hola Gerardo (y demás contextarios): Normalmente estoy de acuerdo con los tecetipos, hoy no. Creo que X ni tiene la influencia que se le presume y, de tenerla, lo que habría que pensar es cómo acabar con ella o socavarla lo más posible. Pondré un ejemplo de por qué creo que X no tiene tanta influencia. Cada día, en mi trabajo, tengo que aguantar una ristra de chorradas ultras provenientes de mis compañeros de trabajo (de los cuáles soy la jefa inmediata para más inri), hay que días que estoy más respondona y contesto, otros me pongo los cascos y los dejo vomitar. Para daros un poco el perfil, ninguno de nosotros tiene X, yo estoy en la mediana edad y dejé las redes fecales hace años por puro aburrimiento, como muchos de mis amigos, la otra opción es conservar el perfil sin actualizar hace años; ellos se situán alrededor de la jubilación, son sociologicamente franquistas (cuándo les dije esto se molestaron un poco, pero me quedé de ancha....) y se informan a través de los digitales bien pagados por Ayuso, siendo Losantos un dios en la tierra (sorprendentemente son bastante anticlericales). Quedarse en X cual último de filipinas no solucionará el problema, no es un campo de juego neutral, hay que ir a la raiz. Quieres dar la guerra cultural, plantead una puñetera batalla de Estalingrado digital a X, y aunque sólo sea por "fastidiar con j" al criptobro, vale la pena. Ahora me voy a poner a soñar, vale, pero imaginad un gran vuelco a otras plazas como Mastodon, primero de medios de comunicación de vuestra línea, luego de los que escriben en ellos, luego vendría lo realmente difícil pero no imposible; que los políticos que dependen más de la opinión favorable de estos medios se pasaran también a Mastodon. Llegados a este punto, los políticos de centro y centro derecha también se pasarían por varias razones: empezarían a recibir lo suyo ya que no habría progresistas en X, con los cuáles tampoco podrían discutir y, si todo va bien y los indecisos, esos que deciden quién gobierna cada cuatro años, también están en la nueva plaza pública, los arrastrarían hasta allí. En resumen, que X pase de ser la plaza pública digital mundial (insisto, no creo que lo sea) a un bareto neonazi de una calle perdida de la periferia en la nube dónde sólo van los parásitos ultra a hacerse pajas mentales mientras tocan compulsivamente el teclado y buscan linchar al menos nazi porque una vez colgó una foto con el pelo más largo de medio centímetro. Si todo esto sucede, o aunque suceda parcialmente, irán a Mastodon, ahí sí, esperadles con el cuchillo entre los dientes, al menos el campo de juego será el mismo para todos; por si acaso, otra idea es blindarlo para que nunga tenga dueño. Según pone en vuestra cabecera, Ctxt es contexto y acción, con X ya toca más de la segunda. ¡Salud majetes! PD: puede que enviara un mensaje previo a medio redactar, pido disculpas.

    Hace 1 mes 3 días

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí