ADRIANA CAVARERO / FILÓSOFA
“La pretendida universalidad y neutralidad de lo canónico es un punto de vista masculino”
Esther Peñas 26/11/2024
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La filósofa y feminista italiana Adriana Cavarero (Bra, 1947) perpetra un expolio argumental: rapta a determinadas figuras femeninas aparecidas en los textos de Platón (por quien la autora no siente una especial simpatía), y las resignifica, otorgándolas una visión, un significado distinto, convirtiéndolas en soberanas de sí mismas, con una profundidad (y altura) singular. El resultado, A pesar de Platón (Galaxia Gutenberg).
¿Cuándo conviene contradecir el mandato divino y robar, desvalijar, expoliar, hurtar, descontextualizar?
Conviene cuando se quiere reinterpretar el texto filosófico desde una perspectiva inesperada, como es la del sujeto femenino que la tradición del texto patriarcal ha expulsado, confinando a la mujer al ámbito doméstico y quitándole la palabra. Aristóteles dice, por ejemplo, que las mujeres hablan, pero sus palabras no tienen autoridad. Básicamente, charlan.
Más que con Platón, ¿no deberíamos enfrentarnos a todos aquellos que siguen manteniendo la desigualdad que encontramos desde el principio en la mayoría de los textos filosóficos?
Por supuesto, Platón es sólo el padre de la filosofía y todos sus hijos, a lo largo de los siglos, recogiendo su legado, se adhieren al enfoque misógino de filosofar. En mis libros robo de todos sus textos, es un placer.
¿Qué pasa con todas esas mujeres que sí se identifican con Platón, en la perspectiva que usted combate, con Circe, con Penélope, contempladas desde el punto de vista canónico?
Es natural que muchas mujeres estudiosas sigan moviéndose dentro de la tradición en la que fueron educadas. En las últimas décadas, sin embargo, se han desarrollado en gran parte del mundo académico los Estudios de la Mujer y los Estudios de Género, lo que facilita estar alerta ante la pretendida universalidad y neutralidad del punto de vista canónico, que es en verdad un punto de vista masculino.
El lugar de la mujer al que relegaba el hombre era el oikos, la casa y sus habitantes, el mundo de la escucha, de los afectos, ¿Es más la imposibilidad de abandonarlo que el propio lugar asignado lo que pesaba en la desigualdad?
Es difícil escapar de todos los papeles estereotipados que la tradición ha asignado a las mujeres
Es difícil escapar de todos los papeles estereotipados que la tradición ha asignado a las mujeres y que siguen pesando en su vida real. Sin embargo, desde Mary Wollstonecraft y toda la historia del feminismo hasta hoy, la crítica de la desigualdad y la toma de conciencia de la libertad femenina han dado pasos de gigante. Al menos en el mundo occidental, hay una gran diferencia entre la prisión doméstica en la que vivía mi abuela y el mundo de mujeres libres y emancipadas en el que viven las niñas de hoy. El feminismo en el que me reconozco tiene el objetivo preciso de ayudar a las mujeres a pensarse fuera de los roles tradicionales, incluso fuera de un modelo de igualdad que corre el riesgo de asimilarlas a los hombres y a los valores masculinos, en resumen, ayudarlas a pensarse libres en su diferencia.
Pienso en el capítulo reservado a Penélope: ¿Es el tiempo de las mujeres más introspectivo que el de los hombres?
El tiempo de Penélope no es, como el de Ulises, un tiempo de aventuras y de guerra. Creo que la especificidad femenina no reside tanto en el ejercicio de la introspección como en una práctica de las relaciones, es decir, en contraponer a la cultura masculina del individualismo –del sujeto soberano, autónomo, que se vale por sí mismo– un modelo relacional hecho de cuidados e interdependencias. Evidentemente, existe el riesgo de caer en el estereotipo de la mujer abnegada que se sacrifica por los demás. Pero el personaje de Penélope muestra cómo en el centro de la escena no hay obediencia y sacrificio, sino una estrategia de complicidad con las siervas, en el truco de hacer y deshacer la red, que mantiene en jaque al trono de Ítaca durante décadas.
¿Es la risa de la sirvienta tracia (la que se ríe del conocimiento de los hombres) la risa con la que la mujer de hoy contempla cómo ha sido relegada por ellos?
La risa se dirige hoy sobre todo a los hombres que siguen creyéndose superiores a las mujeres por derecho natural
La risa se dirige hoy sobre todo a los hombres que siguen creyéndose superiores a las mujeres por derecho natural. Hombres que no se dan cuenta de que el mundo ha cambiado, que creen seguir viviendo en una sociedad patriarcal firme e indiscutible y que, por tanto, parecen ridículos. Por eso, en cierto sentido, la criada también se ríe de los roles femeninos estereotipados que habitan en la mente de ciertos hombres.
Como Diotima, ¿qué cosas sabe la mujer sobre el amor que el hombre ignora?
La mujer, a diferencia de muchos hombres, sabe que el amor no es posesión del otro, sino una relación sin posesión. Los numerosos feminicidios, que por desgracia jalonan la actualidad diaria, demuestran que para muchos hombres el amor consiste en la posesión: eres mi mujer, eres mía, si me dejas, te mato.
¿Qué podemos aprender de la subjetividad femenina encarnada por Deméter?
La mujer genera, el hombre no. Se trata de un poder inmenso y tremendo, pero no de una obligación
Deméter encarna el poder del cuerpo femenino para generar. La mujer genera, el hombre no. Se trata de un poder inmenso y tremendo, pero no de una obligación. De hecho, Deméter, cuando secuestran a su hija, decide no generar: y entonces toda la naturaleza interrumpe el proceso de regeneración de los vivos. El poder de generar y el poder de no generar, atados en un mismo nudo, constituyen el legado simbólico de la figura de Deméter.
¿En qué momento de la historia comienza a tomar forma esta subjetividad emancipada, y no como una propuesta masculina?
La emancipación, o la igualdad, es un logro de las mujeres. Los hombres nunca han extendido espontáneamente el principio de igualdad a las mujeres, se han visto obligados a hacerlo. Cuando los revolucionarios del siglo XVIII declararon que “todos los hombres son iguales” se referían a todos los varones, no a todos los seres humanos. Tuvieron que pasar siglos de luchas sufragistas y feministas para que el principio de igualdad se aplicara también a las mujeres. A partir de mediados del siglo XX, con el feminismo, se nos presenta, por un lado, una crítica de la igualdad entendida como homologación de la mujer al modelo masculino y, por otro, la afirmación de la libertad femenina ligada a la diferencia sexual. De ahí la tensión entre igualdad y diferencia. Como mujer, quiero tener los mismos derechos que los hombres, pero no a costa de comportarme como ellos, imitando su modelo de comportamiento y su estilo de vida. Por el contrario, quiero expresar libre y generativamente, a nivel simbólico y práctico, la diferencia sexual que encarno. Dicho de otro modo, corresponde a las mujeres, y no a los hombres, definir qué es la libertad de las mujeres. Al fin y al cabo, la libertad no es una cosa, es un proceso compartido. Los hombres que quieran dialogar y cuestionarse durante este proceso son bienvenidos.
La filósofa y feminista italiana Adriana Cavarero (Bra, 1947) perpetra un expolio argumental: rapta a determinadas figuras femeninas aparecidas en los textos de Platón (por quien la autora no siente una especial simpatía), y las resignifica, otorgándolas una visión, un significado distinto, convirtiéndolas en...
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