Viendo la racha tan favorable con la que llegaba el Atleti y el pobre rendimiento del Slovan Bratislava en la presente Champions, la tarde se presentaba favorable para que los rojiblancos prolongasen su buen momento de resultados. Solo un exceso de relajación podía evitarlo. No fue el caso, pero tampoco resultó tan sencillo como se pensaba. Agarrados un día más a la inspiración de Julián y Griezmann, los de Simeone lograron el primer objetivo, ganar, pero el segundo, hacerlo por la mayor ventaja posible, no se cumplió del todo. Una mezcla de relajación y cansancio lo impidió.

Que Simeone no se fiaba lo demostró el hecho de que solo introdujera un cambio en el once que juega habitualmente en Liga, apostando por Lino en lugar de Gallagher. Lo cierto es que quizá por la baja temperatura que había en el Metropolitano, la hora inhabitual o el frío ambiente de la grada, al Atleti le costó entrar en el partido dejando que fuera el conjunto eslovaco el que manejara el balón. Poco a poco fue haciéndose con el mando, pero se puede decir que encontró antes el gol que el juego. Cuando las ideas no fluyen, nada como un detalle de genio para desatascar una situación. Iban 16 minutos cuando Lino le cedió la pelota a Julián Álvarez, que en posición algo escorada en el área grande miró a portería y lanzó un tiro en parábola al palo más alejado que hizo que entrara el balón por la escuadra. Golazo del argentino que ya lleva 12 en la temporada.

Se podía pensar que el equipo había hecho lo más difícil, abrir el marcador, y que los goles irían cayendo poco a poco, pero pronto se demostró que no te puedes relajar en la Champions. Un pase de cabeza de Galán que se quedó corto en el medio campo permitió a los eslovacos montar una contra que Barseghyan finalizó con un remate con su pierna derecha al larguero. Fue su primera y última aparición en el choque. Minutos después, el atacante, uno de los mejores jugadores del Slovan, se tenía que retirar lesionado.

Al Atleti le costaba generar ocasiones, algo a lo que no ayudaba su mal día en los lanzamientos de córner. Sacó unos cuantos en la primera parte, pero los que lanzó en corto los terminó perdiendo sin mandar el balón al área, y los que sacó en largo no pasaron del primer palo. A través de Llorente apareció el peligro. Primero con un disparo desde fuera del área que desvió con apuros el portero. Después, con un perfecto centro a la cabeza de Lino que remató solo en el área pero mandó el balón tan centrado que el guardameta pudo desviarlo. Y por último, recogiendo un pase en largo de Barrios cerca de la línea de fondo para prolongarlo de volea al área pequeña, donde Griezmann se impuso en el salto al central Kashia para poner el 2-0 de cabeza,  justo antes de que llegara el descanso.

El Cholo metió a Koke por Barrios al empezar la segunda parte. Encauzado el triunfo, el objetivo era hacer el mayor número de goles por aquello de que el goal average amenaza con ser decisivo a la hora de ocupar un puesto u otro al final de esta fase Liga. Sin embargo, pronto hubo que recalcular ese deseo. En el minuto 51, Lenglet despejó un balón enviado al área colchonera sin demasiado peligro, pero se le cruzó Strelec y la pierna del zaguero terminó tocando la del atacante. En épocas pasadas la acción habría quedado en nada, pero ahora corres el riesgo de que el árbitro de VAR invite al principal a ver la acción, que fue lo que pasó. Señalada la pena máxima (cuatro en contra llevan los rojiblancos en esta Champions), el mismo Strelec se encargó de transformarla en el 2-1 engañando a Oblak.

El partido entró en un territorio peligroso para el Atleti. Pero ahí estaba Griezmann para devolver rápidamente la tranquilidad. La acción fue tan defectuosa en su conjunto como valiosa. Koke lanzó desde la frontal un disparo poco potente y desviado que se iba fuera, pero el balón encontró en su camino a Antoine, que estaba solo en el área, y tras controlarlo conectó un remate en semifallo que facilitó que el portero no pudiera rechazarlo en su salida a la desesperada. Doblete del francés, que está en racha, con siete goles en los cinco últimos encuentros.

La última media hora no dio mucho de sí. Lino y Griezmann tuvieron sendas ocasiones para haber ampliado la renta pero el primero envió fuera su remate y el francés lo mandó a las manos del portero. Simeone movió el banquillo quitando de una tacada a ellos dos y a Julián y metiendo a Riquelme, Gallagher y Sorloth. El movimiento no dio esta vez el resultado deseado porque se perdió presencia y soluciones en ataque. Tan sólo Giménez estuvo cerca de marcar con un cabezazo cruzado en el único córner bien lanzado. Además, el equipo empezó a acusar el cansancio de tener que jugar tres partidos con pocos días de diferencia. Entre el del pasado domingo y el inicio de este apenas transcurrieron 68 horas, así que los jugadores empezaron a conservar el botín logrado sin obsesionarse por conseguir más tantos. El Slovan, con vergüenza torera, no se dejó ir y buscó con sus limitados recursos la meta local; llegaron a enviar un balón al palo tras desvío previo de Oblak, pero no dio para más.

Fue una victoria sin más brillo que el que dejaron sus dos hombres más diferenciales con sus goles, pero lograda gracias a la inercia positiva en la que está el equipo, que suma ya diez triunfos consecutivos entre todas las competiciones y que se ilusiona con meterse entre los ocho primeros de la competición en esta fase para ahorrarse una eliminatoria. El Atleti ha encontrado el camino. Ahora se trata de no salirse de él.