“Y ganar, ganar, ganar y volver a ganar”, dijo una vez un sabio llamado Luis Aragonés. El mismo que parece guiar el camino con su dedo apuntando al horizonte en su estatua junto al Metropolitano. Y así, cumpliendo la máxima de una de sus mayores leyendas, el Atleti ha conseguido 14 victorias consecutivas, lo que supone su récord histórico y poder acabar la primera vuelta de la Liga como líder. A veces jugando mejor y otras sin ser brillante, como pasó ante Osasuna, en la que la falta de chispa en el juego, y de acierto en algunas ocasiones, fue paliada con una preciosa acción a balón parado culminada por Julián. Enfrente, un rival tan bien plantado como inofensivo ante la meta contraria.

Empezó bien el Atleti y, en plena efervescencia inicial, pudo haberse adelantado en el marcador. Pareció conseguirlo cuando Griezmann mandó el balón a la red tras un centro de Nahuel. Ocurrió que el francés remató en el área pequeña con su brazo y, aunque estaba pegado al cuerpo, el VAR llamó al árbitro Díaz de Mera y anuló el tanto. También estuvo cerca en una cabalgada de las suyas de Giuliano que, tras entrar en el área, dio el pase atrás desde cerca de la línea de fondo y encontró solo a Julián, pero su remate salió centrado y lo detuvo Sergio Herrera.

Poco a poco se fue apagando esa intensidad inicial de los rojiblancos al mismo tiempo que Osasuna empezaba a desarrollar su plan. Defensa algo adelantada, cerrando espacios por dentro, con buenas ayudas en las bandas y con la idea de enfriar el juego cuando tenía la posesión. Torro, Moi Gómez e Ibáñez daban tranquilidad al juego navarro. Todo ello no les sirvió para generar mucho peligro, aunque tuvieron una buena ocasión en la cabeza de Herrando que se adelantó a Oblak para cabecear un centro, pero el balón se fue desviado.

En el crecimiento de Osasuna en el partido también colaboraba el Atleti, que no presionaba con decisión y que tenía las líneas separadas, lo que favorecía los pases visitantes. Solo volvió a acercarse a la meta navarra gracias a un gran pase de De Paul que encontró el desmarque de Julián en el área, pero su intento de remate de cabeza fue defectuoso y tras golpear la pelota con el hombro fue detenida por el portero. Los rojiblancos eran un equipo asimétrico, buscando continuamente las combinaciones por banda derecha entre De Paul, Nahuel y Giuliano, pero el rival acumulaba hombres y cerraba bien por ese lado. En la banda izquierda, Galán y Gallagher fueron nulos ofensivamente en los primeros 45 minutos.

Estaba claro que ahí tenía el Atleti una zona de mejora de cara a la segunda parte y Simeone pensó lo mismo. Retiró a Gallagher en el descanso y metió a Lino. Pronto se notó que la modificación fue efectiva. El brasileño fue protagonista en las primeras acciones de ataque en la reanudación, ofreciendo una nueva vía. El conjunto colchonero metió más ritmo y eso le generó, entre otras cosas, poder disponer de los primeros saques de esquina del partido. Se vio que los habían ensayado estos pasados días con la idea de sacarlos en corto. Así, tras uno primero en el que una buena combinación entre Julián y Griezmann, con taconazo de éste, acabó en un centro del argentino detenido por Herrera, llegó un segundo: Griezmann sacó en corto para De Paul que le devolvió la pelota, Antoine lanzó un precioso centro al segundo palo cerca de la línea de fondo, donde Lenglet se impuso a los defensas y dejó de cabeza el balón atrás para que Julián controlase con el pecho y rematara a gol con la zurda. Era el minuto 55 y los del Metropolitano habían hecho lo más difícil.

Se podía pensar que yendo por abajo en el marcador, Osasuna adoptaría una versión más ofensiva y de mayor mordiente en ataque, pero mantuvo el mismo patrón sin elevar las revoluciones. Se hizo con el balón, sí, pero apenas le sirvió para asustar a Oblak. Quizá echó de menos a su máximo goleador, Budimir, a quién Vicente Moreno dio descanso de inicio y que entró en el campo en el minuto 77 por un Raúl García de Haro que si el año pasado fue figura en el estadio colchonero al marcar un hat-trick, esta vez pasó casi inadvertido.

¿Fue demasiado reservón el Atleti en la última media hora? Seguramente. ¿Jugó con fuego al ir con una ventaja tan mínima? Ante otro rival seguramente lo habría hecho, pero esta vez le bastó con el dominio de Lenglet, Le Normand y Oblak en el juego aéreo para contrarrestar los intentos pamplonicas, que no encontraron otra fórmula que centros más o menos lejanos al área. Incluso en tiempo añadido estuvieron a punto los locales de marcar el segundo en una jugada de carambola, tras un centro de Galán que acabó en un despeje de un defensa navarro que se estrelló en el poste de su portería, y con Correa rematando el rechace al cuerpo de Herrera y Llorente mandando el balón desviado en el tercer intento.

Parecía imposible pensar en la situación actual cuando en la jornada 11, el pasado 25 de octubre, el Atleti estaba a 10 puntos de un Barcelona que se paseaba por el campeonato. Hoy, apenas ocho partidos después, los rojiblancos sacan seis puntos a los azulgranas y son campeones de invierno. Triunfo, récord y liderato. Un hat-trick para disfrutar. Pero ya saben: partido a partido. Elche.