Oh rabia, oh desesperación. El pasado noviembre, el superávit comercial de la Eurozona batió de nuevo su marca histórica al rozar, según Eurostat, los 20.000 millones de euros.  Significa que ese mes produjimos por valor de 20.000 millones de euros más de lo que consumimos. Una tasa anual de 240.000 millones de euros que suponen el 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona. En otras palabras: si hubiéramos renunciado a la austeridad podríamos haber consumido 240.000 millones de euros más en 2014  (y consumir no es necesariamente comprar más hamburguesas y todoterrenos, también es gastar más en educación, en viviendas sociales, en la transición energética) sin causar problemas financieros a nuestras economías. Produjimos y vendimos suficiente riqueza para permitírnoslo.

En este entorno, tratar de devaluar el euro inundando la Eurozona de liquidez, como quiere hacer el BCE, para que siga aumentando el superávit comercial no obedece más que a una política mercantilista y nada cooperativa. Como es lógico, nuestros socios no deberían aceptarla por mucho más tiempo.

Traducción de Ana María Coullaut.

Guillaume Duval (@gduval_altereco) es redactor jefe de Alternatives économiques y autor de  Made in Germany, le modèle allemand au-delà des mythes (Seuil).