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Los pedófilos siempre han estado ahí, tumbados al sol cegador del silencio y la hipocresía, en sociedades fuertemente patriarcales como la nuestra donde los hombres tenían todo el poder y las mujeres ninguno. Tanto es así que muchas de ellas incluso callaban o miraban hacia otro lado al descubrir el oscuro secreto que se movía viscoso en los pantalones de sus maridos, un secreto que a menudo marcaba a sus hijos para siempre y frente al que ellas vivían resignadas, pensando que quizás sus hijos o sus hijas también aprenderían a resignarse. No puedo exculparlas, pero me cuesta condenarlas porque sé que hace décadas no siempre se tenía la opción de ser una mujer valiente y el miedo, junto a la ignorancia, es un arma demoledora. Además, no todas eran conscientes de quién era el hombre que dormía junto a ellas… lobos con piel de cordero.
Desde que aterricé en Londres hace dos años llueven pedófilos en la prensa británica, un hecho antes extraordinario y ahora tan ubicuo que a veces produce escalofríos, aunque lo realmente escalofriante es comprender que si son tantos, no es que haya habido una epidemia súbita sino que siempre han estado ahí pero hasta ahora devoraban niños con absoluta impunidad. Muchos no eran hombres casados ni con hijos, como las docenas de curas pedófilos que han provocado un terremoto en el seno de la Iglesia católica a escala internacional con la connivencia de sus superiores. Tampoco lo era Jimmy Savile, un depredador compulsivo que, amparado en el poder que le daba su fama de presentador estrella de la BBC, se cebó a lo largo de casi seis décadas con más de 500 personas entre los 2 y los 47 años de edad, la mayoría de sus víctimas niños y niñas menores de 13, pero también mujeres, enfermos de cáncer, moribundos y hasta cadáveres. Lo sé, leerlo produce arcadas. Y lo peor es saber que lo único que podemos hacer es vomitar sobre su tumba ya que murió hace cuatro años, antes de que se destapara el escándalo.
La investigación puesta en marcha en octubre de 2012 (Operation Yewtree) que ha escupido sobre el rostro de los ingleses la verdadera naturaleza del que durante años fue considerado un héroe nacional, amigo personal de políticos como Margaret Thatcher y mentor del príncipe Carlos, también ha destapado el nombre de otros supuestos pedófilos de apellido famoso. Muchos de sus crímenes son tan antiguos como los de Savile, pero a la policía le ha entrado un ataque de remordimiento salvaje por haber ejercido, durante décadas, de esposa sumisa que prefirió mirar hacia otro lado cuando alguna víctima temblorosa se atrevía a dar el paso de denunciarles y ella optaba por archivar la denuncia. Porque ya se sabe, en esta cultura nuestra donde las celebridades son dios, es mejor no remover su porquería no vaya a ser que salpique y luego tengamos que lavarnos todos las manos, como le ha ocurrido por ejemplo a la Reina de Inglaterra, que nombró caballero a Jimmy Savile, honor que también le concedió el papa Juan Pablo II. Pero el alcance y la naturaleza de sus crímenes ha obligado a la policía (a su vez obligada por un Gobierno al que le han sacado los colores) a ponerse a trabajar y, de repente, todos los posibles sospechosos famosos cuyos nombres han emergido en la Operación Yewtree son investigados, desde políticos a cantantes. De ahí la lluvia. Y bienvenida sea.
La semana pasada, además, se conocían nuevos y escabrosos detalles sobre las barbaridades perpetradas por Savile, quien entre otras cosas utilizó su trabajo filantrópico para abusar de docenas de niños en hospitales que él ayudaba a financiar. Sin embargo, lo terrible es descubrir que tras dos años de investigación y la confirmación de que Savile abusó de 63 personas sólo en el hospital Stoke Mandeville (hay víctimas en muchos otros), no se han encontrado culpables entre los entonces directivos del hospital. Nadie es responsable de lo que allí ocurrió, a pesar de que entre las víctimas también hubo personal médico y durante décadas el comportamiento depravado de Savile fue un secreto a voces. Una de las víctimas declaró que las enfermeras a las que les contó cómo fue abusada se rieron de ella y le dijeron que lo dejara pasar. ¿Por qué? En el informe se explica que "la fama de Savile llevó a que gente que estaba a su alrededor aceptara un comportamiento que no se habría tolerado en voluntarios o en personal médico". Y entre las víctimas que han hablado tras su muerte, hay quien admite que en su momento calló porque "nadie me habría creído ya que Savile era muy famoso".
El informe dice claramente que uno de los problemas es que la sociedad siente debilidad por las celebridades y por eso él pudo hacer lo que le dio la gana. Pero si el problema fueran sólo las celebridades, las víctimas de abusos sexuales tanto infantiles como adultas (todas las que han acusado a Bill Cosby) serían realmente muy pocas porque en el fondo, ¿cuál es el porcentaje de famosos de un país? ¿y cuántos de ellos son depravados sexuales? El verdadero problema son todos los demás, aquellos cuyos nombres nunca llegarán a los periódicos. Tengo cuarenta años y muchísimos conocidos que jamás me contarían sus intimidades. Pero en mi círculo más cercano de amigos puedo contar al menos diez personas que sí lo han hecho. Todas sufrieron abusos sexuales en su infancia. Si no fue un padre, fue un hermano o un tío, o un amigo de la familia, o un profesor. Y en todos los casos hoy siguen ejerciendo de padres, de hermanos, de tíos sin que nadie en el resto de la familia sospeche, o peor aún, todos saben pero todos disimulan, o callan, como ocurría con Savile en aquel hospital, o en la BBC, donde abusó de cientos de personas en su propio despacho mientras sus compañeros de oficina, en muchos casos periodistas, comentaban (en privado) la jugada.
Todas las víctimas aprenden a sobrevivir de una u otra manera a su depredador, como relataba el impactante libro Unspoken, de la fotógrafa Lorena Ros. Pero me estremece pensar que si yo conozco diez y ellas a su vez también conocían muchos casos entre sus amigas (la mayoría son mujeres), ¿cuántos pedófilos hay ahí fuera campando a sus anchas como lo hizo Savile durante toda su vida? Si la culpa, el miedo y la vergüenza han evitado durante siglos que las víctimas de abusos sexuales denunciaran por ejemplo a los curas o a los famosos, imagínense cuántas hijas (e hijos) hay ahí fuera que nunca denunciaron a su padre. Es uno de los últimos tabúes de Occidente, decía Lorena Ros en una entrevista. ¿Cuánto tiempo entonces tardará la lluvia en llegar?
PD: El día 8 se celebra el día de la mujer. Una de cada tres mujeres es violada o maltratada a lo largo de su vida. Es decir, unos 1.000 millones de personas. Al menos un tercio son niñas. Fuente: UNIFEM. Uno de cada cinco niños europeos sufre abusos sexuales y el 80% conoce a su agresor. Fuente: Consejo de Europa. Un 25% de las mujeres y un 13% de los hombres sufren abusos sexuales en Occidente antes de los 17 años. Fuente: Estudio de las Experiencias Adversas en la Niñez (ACE).
Los pedófilos siempre han estado ahí, tumbados al sol cegador del silencio y la hipocresía, en sociedades fuertemente patriarcales como la nuestra donde los hombres tenían todo el poder y las mujeres ninguno. Tanto es así que muchas de ellas...
Autor >
Barbara Celis
Vive en Roma, donde trabaja como consultora en comunicación. Ha sido corresponsal freelance en Nueva York, Londres y Taipei para Ctxt, El Pais, El Confidencial y otros. Es directora del documental Surviving Amina. Ha recibido cuatro premios de periodismo.Su pasión es la cultura, su nueva batalla el cambio climático..
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