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A estas alturas nadie se sorprendería si jugásemos a imaginar que la parte que no vemos alrededor de una impecable Esperanza Aguirre que mesa su rubio cabello fuese una escena de destrucción de la más violenta película de guerra. A centímetros de sus zapatos rosas podría haber restos de metralla y barro y quizá la mano ensangrentada de un compañero de trinchera política sin que esto distrajese lo más mínimo a la lideresa en su tarea de peinarse.
Esperanza Aguirre vuelve a la política como vuelve la nieve a Alaska. Esperanza es como los buenos toreros, esos que anuncian varias veces a lo largo de su carrera que se retiran para siempre. ¿Y qué hará usted ahora que se ha retirado para siempre, maestro? Disfrutar de los míos y torear vaquillas en el cortijo. Y pensar en cuándo volver, por supuesto.
En la fotografía la vemos sentada en una de esas sillas tan antiguas y caras como probablemente incómodas desde las que imaginamos que nos gobiernan. Una como la del Ayuntamiento de la capital de España. Una de estas me vale para sentarme, dice la liberal Condesa de Bornos. Y a la Condesa se le concede su antojo. Concedido el deseo, la Condesa pone condiciones. Apunta ahí en el móvil, nos la imaginamos diciéndole al que le lleva su cuenta en Twitter: me hace ilusión, pero no tanto como para que nadie me impida montar un buen pifostio o hacer lo que me dé la real gana cuando yo quiera. Y a la Condesa vuelve a concedérsele su antojo.
Tenemos que dejar de mirarla con un prisma político. Esperanza Aguirre es una estrella del Rock&Roll Aristocrático y lógicamente tiene la rebeldía y los caprichos típicos de las estrellas. Aguirre destroza habitaciones de hotel o suspende conciertos a última hora porque la decoración del camerino no era de su antojo. Lo hace a su manera. Sus fans se lo perdonan y a los de la agencia discográfica no les queda más remedio que tragar con ello. Esperanza atropella a los maderos que considera oportuno si lo cree necesario. Y si a Esperanza se le antoja volver para gobernar a esos maderos, porque las vaquillas o el cortijo empiezan a aburrirle, mientras mesa su cabello, ella decide cuándo y dónde.
A estas alturas nadie se sorprendería si jugásemos a imaginar que la parte que no vemos alrededor de una impecable Esperanza Aguirre que mesa su rubio cabello fuese una escena de destrucción de la más violenta película de guerra. A centímetros de sus zapatos rosas podría haber restos de metralla y barro...
Autor >
Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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