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No entiendo cómo le ven tantas ventajas al verano. Se suda demasiado, se enseña demasiado, y el calor nos baja la tensión y nos aumenta la ira. Y si nos pasa a los mortales imaginen a ese ser superior llamado José María Aznar. Por eso ha aprovechado la inauguración del campus de FAES --el tinto de verano del liberal, que dice Hughes-- para soltar la suya. La ira, se entiende. Ha embestido contra los populismos, pero no los de Esperanza Aguirre, sino contra Podemos y Pedro Sánchez. Nada nuevo bajo el sol (de su bigote). Con Aznar pasa como con el Vaticano: siempre son noticia aunque lleven siglos sin cambiar de discurso.
Aznar es ese tipo que da más miedo cuando ríe que cuando se pone serio. El creador de la saga de ídolos Populares capilares, con un ego que no le cabe en las alzas --¿o esto ya no puede decirse?--, debe llevar años tomando un combinado de Almax, Omeprazol y sales de frutas, incapaz de digerir que su dedo divino se posara en un gallego que le dobla en altura pero se parece cada vez más al bobo solemne que durante un tiempo fue Zapatero. Aunque, dice la ministra García Tejerina, los mejores hombros del Gobierno, que todos tenemos una deuda personal con Mariano Rajoy y que las urnas son peligrosas. Un aplauso fuerte a los asesores que le han recomendado perfil bajo desde su nombramiento.
Lo de Aznar es una pena, porque pudo habernos convertido en algo decente y resultó que lo del G-8, lo de ser el ejemplo para Europa y el mundo, lo de crear más empleos e hipotecas que nadie, pinchó como una burbuja. Pudo ser un buen gobernante pero la justicia, los periódicos y la crisis le están dejando a la altura de Jenaro. No el de los 40, sino el de Gowex.
Cuando Aznar tenía bigote y un buen equipo alrededor creímos que España iba bien. Ahora que no lo tiene, nos duelen las heridas que causó un crecimiento hortera repleto de todoterrenos, bolsos de Carolina Herrera y adosados. Su herencia recibida consistió en un registrador de la propiedad amante del ciclismo y el plasma y una alcaldesa por sorpresa amante del spa.
Al final va a resultar que lo único de verdad fue ese puro con Bush pierna en alto. Y el six pack.
No entiendo cómo le ven tantas ventajas al verano. Se suda demasiado, se enseña demasiado, y el calor nos baja la tensión y nos aumenta la ira. Y si nos pasa a los mortales imaginen a ese ser superior llamado José María Aznar. Por eso ha aprovechado la inauguración del campus de FAES --el tinto de...
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Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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