La fallera cósmica
Más allá de 'Lolita'
Marina Sanmartín 8/07/2015
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Me gusta la novela de género y me disgustan aquellos que la consideran de segunda división, los que no ven propicio el terreno del suspense para cosechar en él buena literatura. Yo creo que es más que posible, aunque eso no signifique que sea fácil.
También desconfío de los que desprecian el valor comercial de un texto y asocian una lectura masiva a una menor calidad literaria. No tiene por qué ser necesariamente así, aunque a veces ocurre: hay novelas que no puedo dejar de leer a pesar de identificar en ellas el fraude desde las primeras páginas. Son lo más parecido a las películas basadas en hechos reales o a la telerrealidad. Se digieren sin esfuerzo, nos distraen, pero están vacías. Son como pan hueco. Vestido de novia, del celebradísimo Premio Goncourt Pierre Lemaitre, entraría dentro de esta categoría.
No he leído Nos vemos allá arriba, el libro de Lemaitre que mereció el Goncourt, pero después de haber engullido en cuarenta y ocho horas Vestido de novia, inverosímil, tramposa y, sin pretenderlo, cómica -aunque adictiva-, me temo que no lo haré, porque lo que sí me molesta es que me vendan gato por liebre.
Sufre menos quien es consciente de estar comiendo basura que quien lo descubre cuando ya es demasiado tarde para escupirla.
¿Por qué se está bajando tanto el listón en la narrativa, concretamente en la narrativa de género? ¿Porque la gente ya no lee o, lo que es peor, porque la gente que sí lee ya no se esfuerza lo más mínimo en superar la barrera de las obras de referencia y se conforma con historias escritas por autores tan poco leídos como su público? Sobre la primera hipótesis hay estadísticas; sobre la segunda, me temo que tan real como la primera, intuyo que no.
En el último trimestre han caído en mis manos dos títulos "menores" de Nabokov, Risa en la oscuridad y Desesperación. Risa en la oscuridad me la regalaron. Nunca había oído hablar de ella pero, en cuanto empecé la novela, fascinada, sentí cierta vergüenza por lo permisivos que somos a la hora de evaluar la producción literaria de hoy. Me impresionó tanto que, al terminarla, me lancé a la caza de Desesperación, negra, muy negra; otra pequeña obra maestra.
El drama es el siguiente: a estas alturas, ¿quién se atreve ya a adentrarse más allá de Lolita?
Sin embargo me niego a revolcarme en el pesimismo y veo en los meses de verano un paréntesis idóneo para paliar un poco las carencias; un tiempo en blanco que le da a este artículo el tono de la recomendación (mi pasado librero se resiste a desaparecer): si nos dicen Highsmith, nos viene a la cabeza inmediatamente la imagen de Ripley. Dejémosla a un lado y busquemos entre la producción de esta escritora brillante y misántropa el que, al menos para mí, es uno de sus mejores trabajos, El grito de la lechuza.
Si nuestro favorito es Le Carré, El topo es la elección. Si es P.D. James, Hijos de los hombres; y luego hay un sinfín de bibliografías enteras de autores oscuros, que merecen un poco más de reconocimiento, como la de Giorgio Scerbanenco, Elisabeth Sanxay Holding o Shirley Jackson.
Cuando trabajaba en la librería de Callao y nos desbordaba la mercancía, la hilera de libros en cada balda era doble. Siguiendo el orden alfabético por autor, delante colocábamos los títulos más conocidos, de los que recibíamos más ejemplares; y detrás abandonábamos los que nos llegaban sueltos.
Si vais por allí, interesaos también por esos ejemplares que permanecen escondidos y nadie ve. Suelen darles mil vueltas, aunque siempre hay excepciones, a las novedades que se apilan por docenas en las mesas y paneles de actualidad.
Siempre, siempre, mirad detrás. Hacedme ese favor.
Me gusta la novela de género y me disgustan aquellos que la consideran de segunda división, los que no ven propicio el terreno del suspense para cosechar en él buena literatura. Yo creo que es más que posible, aunque eso no signifique que sea fácil.
También desconfío de los que desprecian el valor...
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Marina Sanmartín
Marina Sanmartín Pla (Valencia, 1977) se dedica a la comunicación cultural y escribe novelas; la más reciente es 'El amor que nos vuelve malvados' (Principal de los libros 2014). Desde 2009, se esconde detrás de La fallera cósmica (Mejor Blog Nacional de Creación Literaria 2010 para Revista de Letras). Colabora en MicroRevista, Madriz y Consentimiento, entre otras publicaciones.
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