La felicidad, jajajaja (VII)
Periodismo pospretérito
Luis Felipe Torrente / Txema Salvans 12/08/2015
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1.Lo que queda del paisaje, por Joan Fontcuberta.
2.El logro de la felicidad, por Pepe Baeza.
3.Crisis? What crisis?, por Bárbara Celis.
4.Hay veranos que se tuercen en primavera, por Gerardo Tecé.
5.El Infierno son los padres, por Ángeles Caballero.
6.Escalera hacia la vida, por Moe de Triana.
7.Residuos amorosos, por Pedro Jesús Fernández.
Así, sin más marco que el de la fotografía y con el volar de la imaginación, podríamos decir que estos señores son políticos en ejercicio. Uno, el que sacha el charco patrio para recaudar todo lo que pueda dar de sí, sería, por ejemplo, ministro de Hacienda. Podríamos reparar en que del lodazal ya solo sale cieno. Y podríamos concluir que el cenagal ya no da más de sí, que tanto ha entregado que bajo el agua todo es piedra viva. El otro señor, reconcentrado en su yogar, podría ser, por ejemplo, presidente de Gobierno. Cara al sol, se sujeta la cabeza con ambas manos, no vaya a ser que se le escape una idea y alguien la aplique.
Podríamos decir que el periodismo consiste en laminar todo condicional o pospretérito, anclando a la realidad cada resquicio del relato. Que indagar en el contexto, anudando con saña cada cabo suelto hacia la imaginación, es lo propio de este oficio.
E indagando averiguamos datos que ayudan a cicatrizar la herida de la ficción. Primero, unas coordenadas -38.433022, -0.781516- que corresponden al paraje llamado Barranc de Les Salinetes, en Novelda, junto al PK 210 de la A31, que muere en Alicante.
Averiguamos que las aguas de esa rambla -incolora, transparente, de sabor salado y olor fuertemente pronunciado a hidrógeno sulfurado, y de reacción ligeramente ácida- bajan habitualmente a una temperatura de entre 20 y 27 grados Celsius cargadas de sal, creando charcas arcillosas. Que al paraje se le llama El Chorro de la Sal, El Chorro de Salinetas o los Baños de la Sal y que las gentes del lugar acuden allí, a los baños minerales clorurosulfurosos, para aliviar artrosis, lumbagos, ciáticas, tendinitis, males cervicales, roturas mal fraguadas y otros achaques varios.
Averiguamos también -todo hay que decirlo- que al caer la tarde el ambiente familiar se torna carnal y de género masculino. Y que hay un grupo de jubilados de Elda, Novelda, Pinoso y Aspe que, desde el verano de 2009, trata de mantener el lugar aseado y en orden con el medio ambiente, con sus merenderos, sus toldillos, sus aparcamientos, sus presillas, sus cubos de basura… Son 17 miembros, la cuota de un euro semanal, y se hacen llamar Peña El Salao.
Finalmente, averiguamos que entre los peñistas salaos hay un Rafael, un Manuel y un Domingo. Pero no logramos averiguar si en la nómina figuran unos tales Cristóbal y Mariano, con lo que damos por muerto cualquier pospretérito, ciñéndonos con devoción a lo que nos depara la realidad, que ha logrado, con su ejercicio, desbordar el marco de la fotografía.
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Luis Felipe Torrente / Txema Salvans
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