Una escena de Master of None.
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Entre otras cosas, 2015 será un año recordado por el conflicto territorial, la persecución étnica o la inmigración forzosa de miles de personas: los retos que afronta la humanidad no parecen tan distintos a los de hace medio siglo. En una sociedad en la que el color de la piel, los rasgos físicos, la condición sexual o la edad continúan generando discriminación, que el campo de la producción audiovisual ofrezca un mayor espacio a estos problemas resulta imprescindible.
Con la aparición de servicios de vídeo online como Netflix o Amazon Prime, reconvertidos en muy poco tiempo en sus propios estudios de producción, y junto al siempre agradecido cine independiente, la incursión en temas de gran calado social ha sido también protagonista en 2015. Es el caso de Dope, película estrenada hace un par de semanas en España. Una comedia que abraza el drama light para introducir la historia de un grupo de adolescentes negros aficionados al punk y a la tecnología que conviven en Inglewood (California) junto al estigma de la droga y un futuro poco esperanzador.
Shameik Moore hace el papel de un nerd que quiere entrar en Harvard y que es el punto de apoyo para una película que pone de relieve la diferencia de oportunidades entre la población negra y blanca. El resultado es muy divertido, especialmente por la representación que se hace de la jerga y la conducta adolescentes de nuestros días, y aunque se fundamenta en el entretenimiento, no deja de ser interesante la reflexión a la que Dope llega en conjunto. “¿Que por qué quiero entrar en Harvard? ¿Me harías esa misma pregunta si fuera blanco?”, dice el personaje de Moore.
¿Que por qué quiero entrar en Harvard? ¿Me harías esa misma pregunta si fuera blanco?
Con Master of None, Aziz Ansari no solo aporta frescura y franqueza a las series de humor. En una sola temporada ha sido capaz de dibujar a la perfección a la sociedad joven occidental. La síntesis que hace de las relaciones sociales, principalmente apoyadas en las relaciones amorosas, es intachable. Pero además habla de cuestiones como el acoso femenino o la discriminación laboral, y en una serie en la que todo está tan bien construido, que haya espacio para esto es una magnífica noticia.
“Vas al Instagram de cualquier famosa y hay amenazas de muerte por todas partes. Nadie amenaza de muerte a Drake. Si no te das cuenta de que es algo que sucede a un nivel mucho mayor a las mujeres que a los hombres es que eres un idiota que vive alejado de la realidad”, decía Aziz en una entrevista. Master of None dedica un capítulo a hablar de la problemática: no hay ninguna parafernalia ridícula, tan solo una realidad que no se suele mostrar en las pantallas.
En Master of None se habla también de inmigración y de sus distintas connotaciones. Aziz, que es de origen indio y forma parte de un reparto de lo más disperso, denuncia en la serie la aún patente discriminación que sufren ciertos grupos de población en Estados Unidos, ya sea a través de la burla, o del encasillamiento y la limitación a la que se somete al ciudadano multicultural. Tampoco pierde la oportunidad de hacer algo de crítica sobre la dejadez hacia los ancianos, un sector que cada vez más, lidera sus propias series.
Si no ves que la violencia sucede a un nivel mucho mayor a las mujeres que a los hombres, es que eres un idiota
Este mismo mes de diciembre se estrenaba la segunda temporada de Transparent, una producción encabezada por el bueno de Jeffrey Tambor en el papel de un padre de familia que decide salir del armario y contarle a todos que se siente mujer desde hace años. La corriente de sinceridad llega hasta una de sus hijas, que deja a su marido y se va a vivir con su amor del instituto: otra mujer. Sin perder la sonrisa, Transparent recorre las dificultades y el sufrimiento de un hombre adulto que ha de lidiar con sus propios sentimientos y los de quienes le rodean, poco exentos del egoísmo inherente a su naturaleza humana.
En Grace & Frankie la historia devuelve la bola a la tercera edad para poner a dos pesos pesados como Martin Sheen y Jane Fonda en una serie de actualidad tremenda y sacar una disparatada comedia en la que la tercera edad se mezcla con una relación homosexual entre los dos maridos de las mujeres protagonistas. Ya no solo se habla de identidad sexual, las dificultades para sobrevivir como anciano en un mundo en el que la edad anula y lleva a la invisibilidad son la otra gran baza de Grace & Frankie.
El humor como premisa de estas producciones no evita que su trasfondo destaque por encima de todo. Desde luego que no son el escaparate más realista para ejercer una concienciación social; sí son la respuesta lógica a una industria, la del entretenimiento, que no siempre refleja realidades cotidianas. Es en películas y series como estas donde el público general tiene la oportunidad de percibir esas injusticias, la oportunidad de ver más allá de lo que normalmente le dejan ver.
Entre otras cosas, 2015 será un año recordado por el conflicto territorial, la persecución étnica o la inmigración forzosa de miles de personas: los retos que afronta la humanidad no parecen tan distintos a los de hace medio siglo. En una sociedad en la que el color de la piel, los rasgos físicos, la condición...
Autor >
Manuel Gare
Escribano veinteañero.
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