TRIBUNA
RTVE o la comedia de los errores
Roberto Mendès 10/02/2016
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"Shakespeare ha demostrado que saber qué no es una cosa ya es un aumento del conocimiento. Y que, a fin de cuentas, los errores fundan la verdad".
C.G. Jung
Cuando Jung decía que, a fin de cuentas, los errores fundan la verdad, lo decía a propósito de La comedia de los errores de Shakespeare pero, claro, para que los errores nos ayuden a encontrar la verdad, primero tenemos que identificarlos como tales. Por el contrario, si pretendemos mantenerlos y no enmendarlos pasaremos de cometer un error a cometer una equivocación y, a medida que vayamos insistiendo, acabaremos convirtiendo la equivocación en desatino.
Eso es lo que muchos hemos creído que ocurre al ver la proposición de ley que el PSOE presentó el 14 de enero en el Congreso. En ella se formula una propuesta para la modificación del sistema de designación del presidente y del Consejo de Administración de RTVE. No está de más recordar que el tema del control del Consejo de Administración y de la Presidencia de RTVE es un clásico parlamentario y un tema habitual al comienzo de cada legislatura. Por eso conviene que hagamos un repaso de lo sucedido en los últimos años en los procesos de elección de los sucesivos presidentes de la Corporación RTVE.
Hasta 2006, ésta se llevaba a cabo directamente por el Consejo de Ministros (en un alarde de política digital postconstitucional), pero ese año el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprueba una nueva ley de la RTV pública que obliga a la elección parlamentaria del cargo por mayoría de 2/3. Después de la aprobación, el 19 de diciembre de 2006, el Parlamento (por primera vez en la etapa democrática), por mayoría cualificada, nombró presidente de RTVE a Luis Fernández.
Tres años duró su mandato, puesto que Fernández renunció a su cargo el 23 de noviembre de 2009, presuntamente por no estar de acuerdo ni con la eliminación de la publicidad como fuente de financiación de la CRTVE ni con la nueva ley de financiación de agosto de 2009, que el mismo PSOE aprobó, ante el estupor de sindicatos y profesionales de la RTVE. El Parlamento reaccionó y, un poco después, de forma también sorprendente y ante las dificultades para encontrar una persona que alcanzara el consenso de los dos tercios, la cámara eligió como nuevo presidente de RTVE a Alberto Oliart. Varias veces ministro y con 81 años en el momento de su nombramiento, Oliart dimite en julio de 2011 por motivos “estrictamente personales”.
Hasta ese momento RTVE mantiene relativamente su audiencia y aguanta el tirón (con muchas críticas desde el PP a propósito de supuestos incumplimientos de imparcialidad). Pero es la gestión de RTVE lo que no acaba de funcionar, principalmente a causa de dos problemas: la inestabilidad económica derivada de las ambigüedades que contiene la ley de financiación y el incumplimiento por parte del Parlamento de sus propias leyes, en concreto el Mandato Marco que exige la ley de la radiotelevisión pública y que, a su vez, implica el desarrollo de los contratos-programa trienales. Por otra parte, el mandato de Alberto Oliart marcó un punto de inflexión negativo desde el momento en que no avanzó en la construcción de la Radiotelevisión pública como un grupo de comunicación estatal estable y consolidado.
Después de este primer fracaso, viene el segundo, también derivado del sistema de elección por dos tercios, exigidos por la ley de 2006: entre julio de 2011 y junio de 2012 (11 meses), el puesto de presidente de la Corporación está vacante porque el Parlamento no se pone de acuerdo, entre otras cosas porque el PP bloquea el nombramiento. Además, hay que aclarar que esto ocurre porque la citada ley no prevé un mecanismo legal que solucione una situación de vacío institucional como esta, de manera que el Consejo de Administración, no consigue remediar la falta de dirección de RTVE.
El 20 de noviembre de 2011 se celebran elecciones generales, que gana el PP, y el 20 de abril de 2012 (5 meses después), el gobierno promulga un real decreto que modifica el sistema de nombramiento del presidente de la CRTVE, permitiendo su designación por mayoría simple en segunda vuelta. Se justifica la modificación alegando la falta de eficacia del sistema de elección anterior, cuando, en realidad, tal ineficacia ha sido provocada por el propio grupo parlamentario del PP que durante once largos meses se enroca sistemáticamente para evitar facilitar un acuerdo que permitiera alcanzar una mayoría cualificada suficiente.
Las medidas legislativas se hacen realidad inmediatamente y, el 4 de junio de 2012, el Parlamento aprueba, por el nuevo procedimiento (mayoría simple en segunda vuelta), el nombramiento de Leopoldo González Echenique como presidente de la CRTVE. Sin embargo, el nuevo presidente tampoco consigue solucionar los muchos problemas de la Corporación. El 25 de septiembre de 2014 Echenique dimite al ser incapaz de obtener financiación suficiente para la CRTVE. Unos días después, el 6 de octubre de 2014, de nuevo el Parlamento, por mayoría simple y en segunda vuelta, aprueba el nombramiento de José Antonio Sánchez como presidente de la CRTVE. Hasta hoy.
Como se puede ver, ningún presidente ha sido destituido y tampoco ninguno ha finalizado su mandato desde que se aprobó la ley de la RTV pública en 2006. Todos han renunciado a su cargo (dos por razones económicas y uno por razones personales). Y, como también se puede entender por lo dicho, la ley de 2006 de la Radio y la Televisión Pública no ha solucionado los problemas que tiene una empresa estatal que debería ser uno de los ejes sobre los que se construya el Derecho a la Información y sirva para alcanzar un sistema democrático avanzado en el que la información veraz esté, de manera gratuita, a disposición de la ciudadanía.
El PSOE plantea ahora más de lo mismo (volver a lo que concibió en la ley de 2006); en lo que puede ser un avance de su política mediática basada, probablemente, en el repetidismo filautista, por lo que podemos pronosticar que obtendremos los mismos resultados (o peores) en la gestión de la CRTVE.
Aún estando de acuerdo en que 2/3 es más que 1/2 y en que, para temas relevantes como RTVE, el consenso es más que deseable, debería responder el PSOE a algunas preguntas que no aclara cuando plantea su proposición de ley: ¿Qué ocurrirá si ninguno de los candidatos propuestos a presidente de la CRTVE obtiene los 2/3 necesarios para ser elegido?, ¿volverá a dejar a la CRTVE sin dirección por tiempo indefinido? (recordemos que en la actual legislatura el PP dispone de más de 1/3 de los votos y que, por tanto, podría bloquear de nuevo, como ya hizo en 2011, el nombramiento del presidente y del Consejo), ¿cree que la financiación de RTVE es estable y suficiente?, ¿supone que está preparada para afrontar el cambio tecnológico que se está produciendo?, ¿ha alcanzado la CRTVE los niveles de transparencia deseables en un organismo público?, ¿responden sus criterios de gobernanza a los de una empresa del Siglo XXI?, ¿cumple sus cometidos como servicio público? Y, ya de paso, el PSOE debería explicar si cree que la elección del presidente y el Consejo de Administración es el único problema al que se enfrentan los medios de comunicación de titularidad estatal. Visto lo visto, parece que no y también parece que estamos en un momento crítico, de verdadero cambio; un momento que no podemos dejar pasar proponiendo modificaciones poco sustanciales o suponiendo que la simple repetición de los errores cometidos los convertirá en aciertos legislativos.
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Roberto Mendès, trabajador de RTVE.
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