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Albert Camus decía que un país suele valer lo que vale su prensa. Por suerte para él, tan vinculado a España, el autor de La peste no ha llegado a ver la barbarie colectiva en la que han desembocado los medios de comunicación públicos y concertados de este país.
Manipulación, trampas y amarillismo a espuertas; mentiras, falsedades, plagios, precocinado de encuestas y apropiación de ideas y materiales ajenos como filosofía editorial; recursos a actos de la vida privada como el aborto para realzar el titular de una noticia sobre presunto nepotismo; guerra sucia sin cuartel y fuego de metralla difamatorio contra todo adversario --político y mediático-- que no se pliegue a las reglas del juego; apelaciones a sacar la lupara (escopeta) para disparar contra los nuevos diputados; acusaciones falsas y repetidas mil veces de enaltecimiento del terrorismo a artistas y tuiteros por un concurso de chistes o por una función de títeres de cachiporra; linchamiento diario de cargos democráticamente elegidos mediante el uso intensivo del viejo género del asesinato de personaje; meses de editoriales, tertulias y columnas incendiarios sobre la supuesta y fantasiosa ruptura de España para desviar la atención de aquello que la ciudadanía considera grave e importante (el paro, la corrupción, la desigualdad): silencios estruendosos sobre el saqueo, el despilfarro y el secuestro institucional cometidos por los viejos partidos; represión de la opinión argumentada y de la disidencia; fervor por el pensamiento único; renuncia a las mínimas reglas de deontología en todos los soportes; profusión de vídeos y seudonoticias estúpidas para captar visitas y anunciantes; censura, castigos y despidos de los periodistas más incómodos y valientes; insultos y descalificaciones continuas contra las mujeres en general y las víctimas del terrorismo machista en particular; opacos pactos de silencio, omertá y publirreportajes para seguir gozando de los favores de las empresas públicas y concertadas que subvencionan a unos medios que, pese a todo lo anterior, o quizá por ello, no dejan de perder lectores y presumen ya de tener usuarios, es decir clics, es decir humo.
Pensaba perpetrarles una sábana dominical, pero la verdad es que no queda mucho que añadir. Solo decirles que quienes hacemos CTXT no caeremos en el desánimo ni en la trampa, ni nos dejaremos contagiar por la bajeza moral que genera este ambiente de estulticia colectiva y totalitarismo desde abajo impulsado por los medios de la derecha más rancia (véase a este respecto el espléndido artículo de Luis Fernando Medina y su contrarréplica al de Víctor Lapuente y Elena Alfaro).
En CTXT luchamos y lucharemos a brazo partido por seguir haciendo un periodismo libre, transparente y honesto, sabiendo que el precio a pagar es el boicot que las instituciones públicas y privadas propinan a los medios que no aceptan el trato opaco, el sobrecogimiento y el compadreo, y se mantienen fieles a los principios de servicio público, independencia y libertad. Y seremos siempre una alternativa radical e insobornable a aquellos que olvidan todo principio ético y se permiten no solo insultar la inteligencia de sus lectores montando falsos escándalos y publicando titulares abyectos, sino también robar el trabajo de otros profesionales y apropiarse de él haciéndolo pasar por suyo.
Son tiempos miserables porque muchos medios están hoy en manos de amos miserables, y porque la cadena de mando es tóxica por naturaleza. Pero estos tiempos pasarán, y de hecho ya están pasando: Internet ofrece hoy muchas alternativas periodísticas estupendas al monoteísmo neoconservador.
Nosotros somos solo un ejemplo más de un hecho revolucionario: invirtiendo muy poco dinero y mucho esfuerzo, es posible hacerse un hueco y llegar cada semana a cientos de miles de lectores. Por eso agradecemos a nuestra creciente comunidad de seguidores y lectores su calurosa acogida –dos millones en el último año, 370.000 el último mes, y 13 minutos de lectura media por sesión, según Google Analytics—, y les animamos a reforzar su vínculo con CTXT apoyando la captación de fondos que lanzamos hoy.
La campaña se titula El contexto lo es todo.
Con ella, no pretendemos salvar el periodismo y mucho menos erigirnos en los más puros de la patria o en el enemigo del pueblo de Ibsen. Simplemente, nos gustaría seguir alejándonos del titular pistolero y de las noticias clonadas, y ofrecer contexto y criterio, periodismo lento y bien escrito, para tratar de entender y explicar mejor este tiempo velocísimo y cada vez más desagradable que nos ha caído encima.
Y sobre todo, aspiramos a vivir dignamente de este maravilloso oficio sin tener que pedir favores ni doblar la cerviz ante la caverna financiera, empresarial y política que domina hoy, con mano de hierro y cerebro de merluza, tantos medios nacionales e internacionales.
Conseguir eso depende de ustedes, querid@s lector@s. Hace un año, 14 socios-periodistas fundábamos CTXT. Hoy somos 45 socios, todos colaboradores de la revista. No tenemos empresas detrás, ni partidos, ni bancos, ni créditos, ni jeques, ni aspiramos a salarios de oro o a bonus. Pero creemos que CTXT debe seguir siendo gratis porque, aunque el periodismo de calidad cuesta dinero y tiene un valor, consideramos que la información libre, reposada y con contexto es hoy, más que nunca, un bien de primera necesidad, una herramienta democrática.
Pero si ustedes, los que pueden pagar por ella, no la financian, será imposible que Contexto sobreviva.
La buena notica es que tenemos un presupuesto muy modesto y un equipo de redacción muy reducido, para lo que se estila: con 300.000 euros anuales seremos sostenibles. Con 500.000 podríamos ampliar el equipo, mejorar nuestras coberturas internacionales, contratar nuevas firmas de prestigio, pagar salarios dignos a todo el mundo e incluso tener beneficios para reinvertirlos en más periodismo.
Eso supone 10.000 ciudadanos dispuestos a donar 5 euros mensuales. O 20.000 dispuestos a donar 2,5 euros. No debería ser tan difícil conseguir mantener a flote esta pequeña patera que navega a vista hacia la libertad. Y estamos seguros de que, con su ayuda, lo conseguiremos. (Junto al crowdfunding, hemos abierto un canal de suscripción mensual para quienes prefieran aplazar su aportación).
Al final ha salido una sábana dominical... Disculpas por la homilía, y por la promoción. Pero como decía el clásico calé: si es triste pedir, más triste es robar.
Gracias otra vez por estar ahí, buena suerte a tod@s, donen y lean con alegría y espíritu crítico, y recuerden lo que decía Enrique Morente: “¡Antes morir que perder la vida!”.
¡Salud, libertad y contexto!
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Albert Camus decía que un país suele valer lo que vale su prensa. Por suerte para él, tan vinculado a España, el autor de La peste no ha llegado a ver la barbarie colectiva en la que han desembocado los medios de comunicación públicos y concertados de este país.
Manipulación, trampas y...
Autor >
Miguel Mora
es director de CTXT. Fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).
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