LA AMABILIDAD DE LOS EXTRAÑOS
Días de lacitos en las solapas
Desiré Baudel 2/03/2016
Horizonte.
CARMEN GARCÍAEn CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Se acerca uno de esos días, más o menos internacionales, de lacito en la solapa. Tocará el de color lila. Celebraremos el día de la mujer, de la mujer trabajadora. Los apellidos son necesarios. No se celebra el día del útero y las trompas de Falopio, sino que se conmemora el inicio de los movimientos feministas que, desde finales del siglo XIX, pidieron el sufragio femenino y la mejora de los derechos y condiciones laborales de las mujeres, sobre todo para las trabajadoras de la industria textil, ámbito en el que ya éramos mayoría por aquel entonces.
Algunas mujeres confiadas, además de independientes y empoderadas (son días de sacar este vocablo de los manuales de sociología y llevarlo de paseo por textos como este), podríamos pensar que celebrar algo así en esta nuestra (¡oh, gracias azar!) sociedad, en este país, en este continente, en este momento, es como si se celebrara el reencuentro entre Deméter y Perséfone cada vez que florece un cerezo. Incluso podríamos sonreír al imaginar a Hades, sentado en su trono de azufre, frotándose las manos y celebrando que va a estar de rodríguez los seis meses que su señora diosa consorte va a pasar junto a su suegra. Y es que no se puede comparar el estar unos días estivales sin la parienta y los niños en la ciudad desierta con medio año de libertad en el infierno. Por mucho colorido que aporten los vestidos floreados de las guiris, me temo que una ciudad en agosto sólo se puede parecer a una orgía en el averno en los cuarenta grados a la sombra.
Pero aparco el tópico, que alguna lectora demasiado sensible en estas fechas podría tildar de machista, para volver a las reivindicaciones, afortunadamente superadas, de las sufragistas de finales del XIX, o de las 20.000 mujeres que fueron a la huelga de las camiseras de Nueva York en 1909. Repaso algunos datos en una página web sobre historia que tiene a bien dar espacio, justo en esta entrada, al anuncio de un detergente para la lavadora protagonizado por una madre joven que lleva el pelo liso recogido en una coleta baja, unos pantalones pitillo de color beige que muestran la ausencia de irregularidades en la orografía de su mitad sur y unas preciosas manoletinas que le dan una aire dinámico y juvenil. Así, todos los lectores, independientemente de su género, podrán presumir de unas camisas refulgentes en el patio de luces. Aunque me temo que las reclamaciones de las obreras, lideradas por Clara Lemlich, poco tenían que ver con el blanco de la colada.
En nuestra sociedad igualitaria no se viraliza en las redes sociales, ni como denuncia ni como broma, el momento en el que Jenny Beavan, la flamante ganadora del Oscar al mejor diseño de vestuario por su trabajo en la película Mad Max: furia en la carretera, baja sin vestido de gala ni clavículas al viento a recoger su premio ante las miradas aparentemente socarronas de los hombres que esperaban otra elegante silueta femenina descendiendo por la escalera para regocijo de sus ojos.
Se acerca el día en el que las mujeres que creemos en nuestra responsabilidad en relación a los avances en materia de igualdad de género, y consideramos que insistir en la discriminación positiva es insistir en una desigualdad ya superada, responderemos a alguna amiga que nos venga con el cuento de las definiciones obsoletas de la RAE: “venga ya, qué dices, si están actualizando el léxico, si acaban de aceptar culamen, muslamen y pechamen, cómo va a decir aún que la histeria es una enfermedad femenina”.
Menos mal que vivimos en una sociedad educada en la igualdad y los políticos no insinúan que una mujer maltratada y asesinada por su pareja tiene culpa en su propio asesinato. No afirman ante un medio de comunicación que “lo lógico en estos casos es que si la mujer hubiese detectado que él podría venir a Zaragoza lo hubiera comunicado a la Policía para poner un mecanismo de protección y evitar ese acercamientos a menos de 500 metros”. Será que para el señor delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, recorrer los 400 kilómetros que separaban el lugar de residencia del presunto asesino del domicilio de su expareja es casi tan difícil como atravesar la laguna Estigia a nado por primavera. No tendrá coche.
Se acerca el día de lacitos lilas en la solapa. La verdad es que el lila nos sienta muy bien a las mujeres.
Se acerca uno de esos días, más o menos internacionales, de lacito en la solapa. Tocará el de color lila. Celebraremos el día de la mujer, de la mujer trabajadora. Los apellidos son necesarios. No se celebra el día del útero y las trompas de Falopio, sino que se conmemora el inicio de los movimientos...
Autor >
Desiré Baudel
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí