Crónica Parlamentaria
2 bravas sorpresas 2 (I)
Podemos y C's han implosionado los discursos de PSOE y PP. Se dice rápido, pero es muy importante. El Pacto, muerto, tiene vida después del martes y el viernes. Y no será con Rajoy ni, tal vez, con Sánchez, pero sí con Rivera
Guillem Martínez 2/03/2016
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Periodistas a gogó, dipus en traje de faena/hipódromo y con esa cara de senador USA que va a acabar con la esclavitud o los refrescos con azúcar en una semana. Expectativas. Hambre de gol. Ambiente de Barça-Madrid, si bien no se sabe lo que es el Barça y el Madrid en este contexto. Hola. Saludos desde el Congreso. Hoy apunta que será divertido. Algo exótico, pues desde 1945 --por aquí abajo, 1978 o, glups, 1977--, cuando se decidió suprimir las carnicerías a cambio del pacto te-doy-Bienestar-y-me-quedo-con-el-resto, hoy, snif, inexistente, los parlamentos europeos son un aburrimiento, un fósil de cuando los parlamentos existían y tenían gran recorrido. Galdós, en la quinta serie de los Episodios Nacionales, visualiza un poco eso. Los novios con carabina y los matrimonios acuden a este parlamento a pasar la tarde. Disfrutan de lo que está pasando --ERE a los Borbones, llegada de los Saboya, República, Federalismo...; una dinámica eléctrica y normalizadora de la democracia que, otro snif, se detuvo en breve hasta 1931; la dinámica y la velocidad sientan bien a los humanos; por eso inventaron las Air-Nike--.
Y, sobre todo, disfrutan de cómo se verbaliza todo ello en el Congreso, de cómo unos argumentos lógicos explotan, lo llenan todo de colores y aplastan a otros y lo cambian todo a tiempo real. Es una suerte de espectáculo, que luego se vuelve a rememorar en el café o en casa. Hoy/esta mañana, tal vez, pasa lo mismo. Pero por otra razón. La sesión sale por la tele, y en la tele todo es espectáculo y mola. Hasta un programa de gente empeñando su reloj en la casa de empeños --igual, rayos, este es el espectáculo que veremos hoy--. Suenan los timbres. Empieza el prime--time. Mientras me siento, les/me acabo de exprimir el Galdós de la quinta serie. Esa serie es una juerga. Galdós ya ha tirado la toalla. Considera --aún más-- a España como un producto fallido. Es ya el Galdós que hubiera sido Presi de la República si hubiera triunfado la Huelga General de 1917, y no el Gobierno de Cambio del momento. Es un tipo viejo y libre y escribe con libertad, como quien toca la campana. Bajo Madrid hay un túnel subterráneo iluminado por un cielo de cuarzo azul, en el que habitan seres fantásticos y mujeres bellísimas. Hay un historiador que no escribe la historia de España, sino la que podría haber sido. Le sale otra. Y, lo dicho, hay un parlamentarismo funcional y divertido. Mira, Rajoy empieza a hablar.
Rajoy no existe. Podría ser otro. Es miembro de una segunda oleada de políticos de la Transi, que se dibuja en el staff de todos los grandes partidos, cuyo cometido era seguir adelante
Rajoy no existe. Podría ser otro. Es miembro de una segunda oleada de políticos de la Transi, que se dibuja en el staff de todos los grandes partidos, cuyo cometido era seguir adelante y, como en el chiste del astronauta español y los monos, no tocar nada y darle de comer a los monos. Pero desde 2010 lo han tocado todo. Todo. Y así ha salido. Rajoy no existe. Está deslocalizado/hace lo que le dicen --"He's my bitch", dijo de él Merkel, retratista minimal, una Baroja del siglo XXI --ese pollo que, "Andrés era imbécil", no gastaba mucho presupuesto en descripciones--, y escenifica una política también deslocalizada, en la que el único rasgo local es el nacionalismo y los negocios. Rajoy no existe. Su política consiste en el silencio. Es decir, en no existir. Sus únicas victorias son como las del Cid después de muerto. Calladito. Es posible, en ese sentido, que esté muerto desde 1967. Hoy vuelve a ganar. Sin emplearse, a medio gas, lento, como un zombi gallego, deja KO a un Sánchez que, por lo visto, existe menos que él y que, paradójicamente, es el encargado de venderle, sin éxito, un Pacto que mantendría a ambos vivos/en esa penumbra entre la vida y la muerte que es la política española.
Sánchez, en las réplicas, intenta significar a Rajoy como responsable de que no haya gobierno, y como irresponsable por no aceptar este Pacto, en el que el PP encajaría perfectamente. La apuesta por la Gran Coalición, de hecho, se va perfilando a lo largo de la sesión. Sánchez señala a Rajoy como culpable de que la cosa no tenga éxito, y no al PP. Este Pacto, en fin, si quiere existir, tiene que pasar por la defenestración de Rajoy, algo difícil en un partido vertical como los que nos adornan. Para todo ello apuesta por la repetición, uno de los estilos más aburridos del mundo si no se emite desde un Ministerio de Propaganda. Fracasa. Será Rivera --rayos, les he hecho un spoiler-- quien triunfe en ese cometido.
Turno de Pablo Iglesias. Empieza su discurso citando a los muertos del día. Anarquistas. Puig Antich y los muertos de Vitoria. Asesinados en dos momentos de los 70's para comunicar a la afición que la Transi era un asunto de Estado. Decir esto en un parlamento puede significar a) nada/una camiseta, o b) una muestra de referentes a tener en cuenta en el tiempo. Ya veremos. Posteriormente engarza su discurso. Tiene juego de piernas y golpes de humor. Es eléctrico y asume la electricidad del 15M. Iglesias contribuye al empequeñecimiento de Sánchez --a lo largo de la mañana se convertirá en el Increíble Candidato Menguante--, comportándose como un presidenciable, desplegando su programa, que no es otro que someter al Pacto a pitote/a otra agenda, más cercana a la realidad. Es decir, a la crisis. Tiene tiempo, además, de coger al PSOE, sacarlo del marco en el que quiere estar ---somos un Gobierno de Cambio, quien no nos vote, vota al PP--, con un "los mismos que le prohibieron pactar con nosotros le obligarán a pactar con PP", cada vez más verosímil / sólo falla el PP.
Tiene juego de piernas y golpes de humor. Es eléctrico y asume la electricidad del 15M. Iglesias contribuye al empequeñecimiento de Sánchez
Xavier Domènech --En Comú/pack Podemos-- ordena, con sencillez y funcionalidad, lo que está pasando en el hemiciclo. Nadie se ha enterado, pero --"un PP aislado, un PSOE que no suma"-- es el fin del bipartidismo. Es decir, de una amplia y determinante región del Régimen. Explica por qué no se puede votar el Pacto desde la lógica del 15M --los grandes partidos aún no han pillado esa lógica; el primero en hacerlo será, como siempre, CiU, o cómo se llame esta mañana a primera hora--. Defiende el referéndum en Catalunya bajo criterios políticos y democráticos, que no nacionalistas, y finaliza, en catalán, con un llamamiento al PSC --en las no-negociaciones PSOE-pack Podemos, el PSC echaba chispas y visualizó a En Comú como su enemigo biológico--, para volver a la idea de defender un referéndum. Alexandra Fernández --pack Podemos/En Marea-- empieza en gallego. Su discurso tiene citas republicanas, y constata el paso del tiempo sobre el marco político español zombi. Título de la canción: "Incluso los zombis envejecen".
En el turno de réplica se produce la primera sorpresa --una sorpresa es algo que nadie espera, ni siquiera el sorprendido--. En primer lugar, Sánchez evidencia no saber con quién o qué habla. Descubre en voz alta que un plan de rescate superaría el límite para todo fijado por Europa, descubre con estupor que el derecho a decidir no sólo es para Catalunya, sino para quien lo demande, que es un proyecto de refundación, voluntaria, del Estado. Se lía. La bancada socialista acude al rescate en modo chusma, berreando en el turno de palabra de Iglesias y entrando, con ello, en el PP way of parliamentarism. Iglesias --y aquí empieza la sorpresa-- alude al funcionamiento y costumbrario de la cámara. Interlocutores que no te escuchan, que te responden lo que les escriben, no lo que has dicho, y gente que berrea, que no entiende el turno de palabras. El PSOE colectivo pierde el decoro. Iglesias, entonces, bromea con el imaginario ETA con el que se les describe, y alude a momentos gore del PSOE, como su etapa GAL. Patxi López interviene. Ofrece una cuenta de protección al PSOE, y quita, finalmente, la palabra a Iglesias. Sánchez responde. Defiende el pasado del PSOE, y se retrotrae a grandes éxitos del pasado, subsector muy pasado, incluso de rosca, como "la unidad de todos los demócratas contra el terrorismo", con el que se introdujeron políticas a-democráticas. Se mete con ello en el campo semántico de los grandes profesionales, por lo que piden la palabra Margallo y el ministro de Interior. Se lía. Iglesias --la sorpresa, lo importante-- ha implosionado el debate. Lo ha sometido a contradicción y ha ganado. El discurso del PP y del PSOE, posiblemente, el del Pacto, se ha ido al garete. En efecto, el bipartidismo está tocado. No tiene un discurso sexy, sino viejo. En esto se produce la segunda sorpresa. No menos importante y también indicadora de por dónde irá el futuro.
Habla Rivera. Pone --importante-- orden. Devuelve la cosa a un hilo. Un hilo nuevo, que no ha sabido hilvanar Sánchez. El creador de un partido vinculado con la extrema derecha, que nació en Catalunya, tras el pacto PP-CiU, como protesta ante ese pacto del nacionalismo con otro nacionalismo, y con el único fin de hacer una guerra lingüística, que aún no han conseguido iniciar, tiene un olfato sobrehumano. Ha sabido oler la mitología local, organizarla y crear un producto nuevo y sexy. Mezcla nacionalismo con épica setentayochista y sobriedad socialdemocracia, esa cosa que, como les ocurrió a los cátaros, todo el mundo ama tras su muerte. Ofrece un discurso que se come al PSOE, pero que también hace mella en el PP. Como Jack el Destripador, tiene pocas ideas, pero se recrea en ellas con gran efectividad. Si el objetivo de Sánchez era ceremoniar el aislamiento de Rajoy, Rivera lo consigue, intensificando el fracaso de Sánchez. Durante unos minutos, la bancada PP escucha a Rivera y su frente se rompe. Comprenden, zas, que el Pacto no sólo es su destino, sino un buen destino. Tanto es así que el jefe de grupo --el jefe de grupo y el secretario de organización/los encargados de la disciplina interna, son dos productos españoles; junto con el cargo de Infanta igual dibujan amplias zonas intelectuales del Régimen-- hace berrear a los suyos, como hace poco tuvieron que hacer los del PSOE para no quedarse callados y con esa cara de la vaca cuando ve llover. Este KO técnico lo han visto millones de telespectadores. El Pacto de Gran Coalición, si alguna vez tuvo futuro, es ahora. Sólo hay que esperar. Unas semanas, u otras elecciones.
Pero lo importante es otra cosa. Rivera ha implosionado el discurso del PP, como Iglesias hizo hace poco con el PSOE. Sigan los discursos de ambos dos grupos. Son el futuro. Eso no significa que triunfen como partidos, pero sí que sus lenguajes puedan ser adaptados. Me temo que el primero en serlo será el de Rivera. En las réplicas, Rivera ya se adorna, y emplea ese lenguaje, que perdió durante la campaña electoral --un objeto más real que un parlamento, es decir, más sometido a tensiones, por lo visto; el punto débil de Rivera parece ser cierta fragilidad ante el estrés o la sobreexposición--, contra un Rajoy ya desarmado. Tanto que Patxi López también le aplica otra cuenta de protección, otro indicio de que Patxi López ha venido a que la muerte del bipartidismo sea más lenta. El PP, el PSOE, el bipartidismo morirá como mueren los robles. Tras 1.000 años. O por un rayo, en minutos.
Habla Rivera. Pone -importante- orden. Devuelve la cosa a un hilo. Un hilo nuevo, que no ha sabido hilvanar Sánchez
Llega el turno de Joan Tardà/ERC, momento en el que el grueso de diputados, periodistas y personal interino del Parlamento aprovecha para irse a fumar al exterior. La emisión de TVE, en ese momento, me dicen, también se va a fumar al exterior/imita al Galdós de la quinta serie. Pero al revés. Reinventa la historia de España, ejerciendo la censura. Deja de emitir el pleno, y pasa a retransmitir una chorrada que pasa en cualquier otro sitio --tenemos la tira; de sitios; y de chorradas--. Tardà queda, comunicativamente, elidido. Les resumo. Explica la progresión del independentismo de izquierdas desde 1931. Explica el Procés 2.0 --promulgación de tres leyes de desconexión, elecciones constituyentes, Constitución, República--. Explica el carácter netamente democrático de la cosa, más cívica que nacionalista. Según lo escucho, mola, queda bien. Si bien en el discurso se depura que en Catalunya ya hay una Gran Coalición, con políticas de Gran Coalición como las que se votan hoy aquí, y que cuestionan el carácter democrático de la cosa. Finaliza, para chotearse de la definición del problema catalán como "problema de convivencia", reiterado por Sánchez, con un "soy catalán, como Girauta" --número 2 de C's; proviene de la extrema derecha nacionalista; estoy esperando que Rivera le deje hablar para reírnos--, "soy indepe, más que Girauta. Pero amo más a mi familia, y en mi familia hay indepes y no indepes".
Bueno. Sinopsis. Pack Podemos y C's han implosionado los discursos de, respectivamente, PSOE y PP. Se dice rápido, pero es muy importante. C's ha ofrecido, por el mismo precio, un nuevo discurso al PP y, si así quiere, al PSOE. Un discurso post'78, nacionalista, épico, mítico, que reformula en términos chachis una continuidad y que cierra, nominalmente, la crisis española. Será un discurso muy permeable a la propaganda. Es el discurso y el lenguaje del Pacto que se vota hoy. Me temo que el PSOE no ha entendido lo que ha pasado. Tal vez, no entiende lo que está haciendo. El Pacto, muerto, como casi todo en la política española viva, tiene vida después de su muerte de hoy. No será hoy ni el viernes. Y no será con Rajoy ni, tal vez, con Sánchez, ese hombre amortizado desde ayer. Pero sí con Rivera. Necesitan ese lenguaje y, además, no tienen otro.
En breve les paso una crónica de la sesión de esta tarde y primera votación del Pacto. Una copa a que sale que no. Si no pueden pagármela por dificultades logísticas, háganme un ingreso.
Periodistas a gogó, dipus en traje de faena/hipódromo y con esa cara de senador USA que va a acabar con la esclavitud o los refrescos con azúcar en una semana. Expectativas. Hambre de gol. Ambiente de Barça-Madrid, si bien no se sabe lo que es el Barça y el Madrid en este contexto. Hola. Saludos desde...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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