Norbert Hofer, ¿primer presidente ultra en el corazón de Europa?
CTXT asiste al cierre de campaña del FPÖ en Viena, organizado en el barrio turco-árabe de la capital austriaca
Gorka Castillo Enviado Especial, Viena , 21/05/2016
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Fue una tarde luminosa a ritmo de vals. La campaña del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) congregó el viernes junto al gran mercado turco de Viena, el Viktor Adler Markt, a cientos de fervorosos simpatizantes convencidos de que su candidato, Norbert Hofer, será el domingo 22 de mayo el nuevo presidente del país. Aunque no hay incidentes y todo discurre con normalidad absoluta podría parecer la provocación de un grupo de ultras envalentonado por los resultados favorables de las últimas encuestas. Según la empresa Gallup, Hofer aventaja en casi cuatro puntos a su rival en esta segunda y definitiva vuelta, el portavoz federal de los Verdes austriacos, Alexander Van der Bellen, un veterano político de 72 años muy apreciado por el electorado de la izquierda austriaca.
El viernes 20, Van der Bellen echó el resto para rebañar voto a voto la presumible ventaja de Hofer con dos mítines, uno en Graz por la mañana y en otro en la capital a última hora del día. “Creemos que al final ganará porque recibirá los votos de los partidos de la coalición que gobierna desde 2007”, asegura Marcus Baumgartner, un vendedor de cepillos de dientes que siempre ha votado al partido socialdemócrata (SPÖ), una formación que, como su aliado conservador el Partido Popular (ÖVP), está pagando los platos rotos de la crisis y los recortes del Estado del Bienestar. Ambos partidos sufrieron el pasado 24 de abril un revés inédito al quedar eliminados en primera vuelta de las elecciones presidenciales que el domingo pueden convertir a Norbert Hofer en el primer presidente ultraderechista de la Unión Europea.
Entre los seguidores del FPÖ se aprecia un exceso de confianza. “Ganaremos porque no hay otra alternativa”, clama un hombre con una abigarrada gorra con el color azul del partido y un Rolex dorado. No es el único que aguarda la llegada de su líder con ansiedad, entre canciones del galés Tom Jones a todo trapo y sonatas de Strauss destrozadas por la electrónica que la gente recibe bailando como loca en una discoteca. “¡Hofer, Hofer!”, animaba el DJ. Y el público respondía: “¡Mi ídolo, mi presidente!”. Entre la concurrencia, podía verse de todo. Desde jóvenes engominados con aspecto de cotizar en la Bolsa a jubilados machacados por la crisis, agujereados por el alcohol y la desidia. Uno de ellos quiso entablar una charla: “¿Eres turista? ¿Italiano?”. No faltaron pequeños grupos de cabezas rapadas, alguno tatuado hasta las orejas. El recinto, al aire libre, estaba fuertemente vigilado por la policía.
Aunque todos son conscientes de que una victoria de Hofer no incidirá excesivamente en la gestión cotidiana de la política de Austria, su triunfo es contemplado como el primer paso para licuar el europeísmo centroeuropeo y convertirse en el nuevo referente de la ultraderecha continental. De hecho, el presidente austriaco, elegido por un periodo de seis años, dispone de poderes para nombrar a un nuevo canciller e incluso disolver el Parlamento. ¿Lo hará Hofer? Una mujer vestida con un ceñido y corto traje blanco responde: “No tengo dudas de que así será”.
En la primera vuelta del 24 de abril, Hofer obtuvo el 35,1% de los votos, superando a Alexander Van der Bellen en más de 13 puntos. Una goleada en toda regla que puso a temblar a miles de migrantes y al borde del despeñadero al Gobierno de coalición. Tanto fue el impacto de la derrota que el canciller socialdemócrata Werner Faymann dimitió dos semanas después al considerar que había perdido toda la confianza. Su sucesor es Christian Kern, también del SPÖ, y en el discurso de investidura pronunciado en el Parlamento el pasado martes anunció que su prioridad absoluta es frenar el avance de la ultraderecha en las elecciones presidenciales del domingo. Kern, exdirector de la compañía ferroviaria nacional (ÖBB) y que goza de bastante popularidad en Austria, ha pedido el voto para Van der Bellen. “Es una cuestión de necesidad”, dijo.
No es para menos. En los discursos pronunciados durante el cierre de campaña del viernes, los dirigentes ultraderechistas fueron desgranando los principios inviolables de sus ideales que les han proporcionado un colosal apoyo de votantes desencantados con un sistema que ha barrido sus esperanzas de tener un mundo mejor. Por eso, en el FPÖ confluyen desde brókeres audaces hasta austriacos desangelados que culpan a la migración de poner en riesgo las bondades del Estado del Bienestar que sus padres y abuelos cimentaron con sudores fríos al término de la II Guerra Mundial. Heinz-Christian Strache, el presidente y verdadero líder del FPÖ, enfundado en un pañuelo de seda, subió al estrado para decir que una victoria de Hofer marcará el inicio de “una nueva era política”.
Bruselas y musulmanes
El público estaba a esas horas enfervorizado. Hofer, aclamado como un mesías, fue aún más lejos al comparar Bruselas con “una agencia de viajes para los inmigrantes” contra la que es necesario luchar y “evitar así la invasión de los musulmanes”. Fue entonces cuando sus seguidores sacaron fuego a sus manos y serrín a sus gargantas.
Todo lo contrario que Drgam, uno de los cerca de 100.000 refugiados sirios registrados en Austria, que escucha con pavor esas palabras. Su futuro en el país en el que desea rehacer su vida se aleja un poco más aunque las condiciones que las autoridades les han impuesto son leoninas de antemano. Drgam, 27 años y maestro metalúrgico en su Damasco natal, no puede estudiar ni trabajar. Está prohibido en Austria. A cambio del asilo, recibe 150 euros al mes y residencia. Con ello debe organizarse de la mejor manera posible. “Si gana Hofer me temo que tendré que volver a huir a otro país. No sé si a Croacia, Alemania o dónde, pero no quiero quedarme en Austria”, indica.
Drgam es un joven culto. Habla inglés con soltura, lee la prensa diariamente y sabe que el FPÖ apoya la férrea posición de los países del Grupo de Visegrado, los más ultras --Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa--, que rechazan la aplicación de las cuotas de los migrantes. Extranjeros, que según Hofer, “no son todos refugiados. Sólo el 20% de ellos lo son en realidad”. Según algunos sondeos, el 60% de los austriacos piensa como el candidato presidencial de la ultraderecha y cree que su país ya ha sido muy generoso.
El mitin termina con una suelta monumental de globos azules al cielo malva que regala este atardecer primaveral en Viena. Al fondo, en el mercado árabe de Viktor Adler, se escucha una canción de fiesta que anima el fin de la jornada de los comerciantes. Parece una triste melodía árabe. Y cuando se ponen a tocar palmas a la entrada del mercado es como si los sirios, iraquíes o afganos expulsados de este mundo resucitaran en la noche vienesa. Poco a poco, la capital austriaca comienza a volverse enigmáticamente silenciosa.
Fue una tarde luminosa a ritmo de vals. La campaña del ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) congregó el viernes junto al gran mercado turco de Viena, el Viktor Adler Markt, a cientos de fervorosos simpatizantes convencidos de que su candidato, Norbert Hofer, será el domingo 22 de mayo el nuevo...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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