Rajoy ha ganado las elecciones e Italia ha ganado a España en la Eurocopa. Y una de estas dos noticias me alegra, para qué engañarnos.

Somos muchos a los que ha sorprendido el resultado electoral, pero antes de sacar el pañuelo en este valle de lágrimas quizá sea bueno asumir lo que somos: en España hace calor en invierno y calor en verano, hay más morenos que rubios y la corrupción no pasa factura a la hora de meter el sobre en las urnas.

Relájense. Ni los ancianos padecen enajenación mental cuando acuden a votar porque escogen azul (la de menores de 50 que también lo hacen), ni enajenación mental es la que argumenta la actitud de los votantes en las municipales de mayo, cuando una buena parte apostó por el cambio, o por la izquierda, o simplemente por cualquier otra cosa alejada del bipartidismo. Tan democrático es el voto en junio como en mayo y en diciembre, a ver si nos vamos enterando. Votar lo que nosotros despreciamos no es votar mal, amigos soberbios de éste y otro lado de Twitter.

Y esta campaña nos ha dado grandísimos momentos: el señor que susurraba a las alcachofas, la señora que susurraba a las vacas y la vicepresidenta convertida en DJ por un día. Demostrando, por cierto, que de complejos ni se vive ni se vota. Soraya Guetta, qué magnífico descubrimiento. También hemos llegado a un punto en el que el guapo Sánchez se ha quedado sin la capitana del equipo de animadoras, ya que ésta se ha fugado para pasar una noche loca de deseo y vodka con Alberto Garzón (a ver, amigos, Pirlo es guapo, éste no). Pablo dejó de rapear y perdió la gracia, y Albert y su olor a Nenuco fueron tarde de expectación, tarde de decepción. Y que nos gustan los golfos, caray. Y Albert huele bien y habla mejor, pero al final hemos preferido a un señor con frenillo y tinte capilar tono chocolate.

El periodismo nos ha deleitado una vez más con muestras de gran seriedad, como esa entrevista a la vidente Esperanza Gracia en la sección Nacional de El País hablando de sus predicciones ante el 26J. Esperanza hablaba de caos, que es lo que debe gobernar en la cabeza de Cebrián después de sus salidas pandilleras con Zandi. Cebri y Zandi, parejón del año.

Tampoco son una panda de tarados los que han votado a favor del Brexit. Dijo Iñaki Gabilondo, al conocerse los resultados definitivos, que cuesta asumir la salida de un país que en el fondo nunca estuvo. Nos hemos pasado muchas risas a costa de la torpeza de un primer ministro que dimitió tras su fiasco (dimitir, el animal mitológico preferido de los políticos españoles) y nos hemos permitido hacer chanzas con el voto visceral de muchos británicos. Lo decimos como si el nuestro fuera reposado, tras analizar concienzudamente los programas de los partidos y pensar racionalmente lo que más puede convenir a este país que ha vuelto a caer en la Eurocopa y sin un Pirlo por el que suspirar profundamente. Esperanza, de este caos tampoco nos avisaste. ¿Ha visto alguien la sección de Deportes de El País por si acaso?