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Tribuna

Variaciones postelectorales

No hay radicalidad alguna en un discurso sin práctica real, otra cosa es cuán radicales puedan ser las transformaciones. Ahora toca ganar las instituciones, esa es hoy la mayor radicalidad en nuestra mano

Jorge Lago 6/07/2016

Malagón

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Son muchos y valiosos los análisis y valoraciones que se han publicado sobre el resultado de Unidos Podemos este 26J, aunque son menos los que interpretan lo sucedido con vistas a anticipar lo que viene. A continuación intentaré valorar algunas de las interpretaciones dadas para, desde un análisis crítico, estar en mejores condiciones para fundamentar el futuro político que nos falta: 

Una primera valoración volcada estos días afirma que, a pesar de todo, se trata de un resultado histórico que sería mezquino o caprichoso despreciar: 'nunca un tercer partido habría obtenido un resultado de esta magnitud'. No hay lugar, aseguran por tanto, para el pesimismo. No comparemos, nos dicen, lo real con lo que pudo ser: 71 diputados y 5 millones de votos es más de lo que nunca tuvimos. Es esta una valoración cierta, pero lo es si el referente desde el que se valora es el del pasado (esa historia a la que habría que remitirse) y el de un nosotros restringido (los que se sitúan a la izquierda del PSOE desde que arranca esa historia). Basta, sin embargo, con cambiar el tiempo (de la historia al presente) y el sujeto (ese nosotros ya no referido a la izquierda del PSOE sino a una identidad política nueva), para que la valoración deje de ser evidente y compartida. Claro que en términos históricos es un resultado impresionante, pero las derrotas del pasado pueden ocultar fácilmente las posibilidades del presente: se podía (¡y se debía!) tener más apoyo y más voto, y hacer por tanto más historia. El problema es que no conviene hacerse trampas al solitario: sabemos que podíamos más (no solo lo decían las encuestas, lo dicen los resultados municipales de Madrid, Barcelona, Coruña o Cádiz; lo dicen nuestras apuestas previas y nuestros cálculos). Si nos pensamos desde el pasado, no solo nos conformamos con el presente, sino que nos definimos y nombramos desde lo que fue: somos esos que veníamos de derrotas mayores. El problema es que muchos impugnamos esa identidad, aunque mantengamos intacta la memoria y la lealtad a quienes nos precedieron, incluso cuando esos que nos precedieron fuéramos nosotros mismos hace décadas. Pero la identidad de Podemos, y su marco de referencia, no era ese pasado, sino precisamente su superación o desborde, la apertura a una identidad nueva desde la que no caben lecturas retrospectivas ni complacientes. Si somos la posibilidad de una España nueva, el resultado no es bueno por mucho que sea histórico.

'Los que se han quedado en casa en lugar de ir a votar(nos) veían con simpatía a Unidos Podemos, sí, pero también con desconfianza en tanto que opción real de gobierno'. Si bien creo que esta valoración es acertada, y algo de esto mismo dije aquí, tiene a mi juicio que complejizarse y completarse para alumbrar el futuro que nos toca recorrer. En primer lugar, ha de ser complementada por una diferencia: no desconfía igual y por las mismas razones parte del votante que se ha abstenido viniendo de votar tradicionalmente a IU, que el que viene de la abstención o del voto al bipartidismo y sus variantes. El primero es, quizá, un voto destituyente y, por tanto, refractario a cualquier forma de poder institucional real. Quizá solo vota si la opción elegida no puede ganar. Los segundos habrían dejado de votar por las mismas pero opuestas razones: podíamos ganar y esto generaba si no miedo, al menos desconfianza. Es claro que la estrategia del miedo tan bien orquestada por Rajoy no afecta directamente a los primeros, pero quizá sí a los segundos.

Se abren así varias preguntas, una de ellas dirigida a otra interpretación actual de los resultados del 26J y la campaña electoral: la desmovilización de los movilizados. Pero, a tenor de lo dicho, ¿cómo se debería haber movilizado a los primeros (a ese voto destituyente) sin desmovilizar aún más a los segundos (elector desconfiado)? Cuando se apela a la desmovilización posible de un electorado afín, se tiende a olvidar que ese electorado está lejos de ser unitario, que hay abstenciones y abstenciones. Es bien posible, pues, que lo que movilice a unos desmovilice a otros, y aquí es donde las sumas pueden restar o multiplicar, y el análisis se vuelve necesariamente complejo. Si junto a la desmovilización de los movilizados ha vencido también la desconfianza de sectores importantes afectados por una modulación suave del miedo, no solo no caben lecturas lineales de lo que se tendría que haber hecho, sino que conviene entender la complejidad del trabajo político futuro y la apuesta dual que necesariamente dibuja: batalla cultural hacia afuera para convencer no solo de la deseabilidad del cambio, sino de su posibilidad real a manos de Podemos; batalla de ideas hacia dentro en pos de la desfechitización de un pensamiento de izquierdas que quizá tiende a privilegiar su identidad más o menos pura en detrimento de la construcción, contradictoria y sin duda manchada con lo que existe, de un sujeto político plural pero mayoritario y con capacidad real de gobierno. Claro que hay una contradicción entre el deseo y lo posible, pero desde luego no se resuelve dejando inmaculados ambos espacios: el de un deseo que no negocia con una realidad que, al cabo, queda intacta por falta de poder real.

Ese trabajo con una izquierda radical pasa también por poner en cuestión adjetivaciones habituales pero vacías, me parece, de sentido. Como las de moderación y radicalidad, empleadas con distintos fines en no pocos análisis del 26J. Y lanzo una pregunta: ¿es más radical apelar a la salida de la OTAN o del Euro sin capacidad política para realizarlas (puro deseo), o tiene bastante mayor radicalidad intentar articular una mayoría electoral y política capaz no solo de ganar unas elecciones, sino de cuestionar desde las instituciones el sentido común de una sociedad en torno a cuestiones como, justamente, el Euro o la OTAN? Dicho de forma aún más clara: ¿es más radical defender un conjunto más o menos compacto de ideas sin capacidad alguna de llevarlas a la práctica, o llevar, todo lo lejos que un momento histórico permite, un conjunto de transformaciones sociales, económicas y políticas? ¿Denunciar desde el Facebook o la militancia más o menos minoritaria las contradicciones del capitalismo o afrontar esas contradicciones desde los límites innegables de las instituciones occidentales? Adelanto mi respuesta: no hay radicalidad alguna en un discurso sin práctica real. Otra cosa es, claro, cuánto de radicales puedan ser las transformaciones que desde las instituciones puedan llevarse a cabo hoy. Pero la respuesta a esa pregunta no es intelectual, es práctica: para averiguarla toca ganar esas instituciones, esa es hoy la mayor radicalidad a nuestra mano.

Cabe, sin duda, una objeción a lo dicho: la alternativa no está en las elecciones, sino en las calles. Y, de hecho, es esta precisamente otra de las interpretaciones actuales que, sin embargo, viene de lejos: 'nos ha faltado calle'. Claro, siempre falta calle, pero convendría preguntarse qué ocurre en las calles de este país. ¿Están repletas de movimientos sociales en lucha? ¿Está España compuesta por una sociedad civil capaz de generar institucionalidad, es decir, de una sociedad civil con posibilidad de autogobierno? El ejemplo de la PAH es en este caso recurrente y paradigmático: ahí estarían las luchas que nos han faltado. Y sí, por supuesto, sin la PAH no se entiende el ciclo político que se abre en 2011 y del que somos meros herederos. Pero habría que preguntarse por qué ponemos siempre el ejemplo de la PAH. ¿Acaso porque no hay muchos otros? Claro que están las mareas, claro que estuvo antes el 15M, pero reconozcamos que ya antes del nacimiento de Podemos estos movimientos se encontraban en proceso de reflujo o retroceso, razón por la cual el salto a la política institucional se percibió no solo como una posibilidad, sino como una necesidad lógica de ese ciclo de luchas. Y atendamos a la naturaleza de las demandas de esos movimientos sociales, de esas mareas: no se referían a un conflicto social incompatible con el Estado o el régimen, sino a la lucha contra el retroceso social que suponían las políticas privatizadoras del PP y el último PSOE, esto es, a una vuelta a paradigmas socialdemócratas de redistribución de los ingresos por la vía del estado del bienestar. No a un conflicto social subversivo que desbordara los marcos del régimen del 78. Sin restarle un ápice de potencia y dignidad a estos movimientos, sin negar en ningún momento que el ascenso de Ada Colau a la alcaldía –¡nada más y nada menos!– de Barcelona es incomprensible sin ese movimiento social ejemplar que es la PAH, habría que preguntarse si la calle está definida, hoy y ayer, por un conflicto social capaz de alimentar opciones institucionales antagonistas. O si se trata, justamente, de lo contrario: la debilidad del conflicto social, la ausencia de “calle” en España, vuelve la opción institucional (y mediática o electoral) como necesaria tanto para llevar las demandas sociales más allá de sí mismas (más allá del paradigma socialdemócrata) como, incluso, para cualquier crecimiento de esa “calle” hoy invocada más desde el deseo que desde la constatación pragmática del país en el que vivimos. ¿Acaso la abstención de ese millón largo de votos se ha expresado en alguna forma de movilización social? ¿Es el resultado de movimientos populares de calado? No, ese millón de voces no está en las calles, aunque tampoco esté en el parlamento.

'Hay que decir la verdad, y eso va en contra del electoralismo, aseguran otras voces':

Habrían sobrado eslóganes, sonrisas y carteles, y habría faltado más verdad a nuestro pueblo, más denuncia y diagnóstico de la realidad material de nuestro país. Valoración interesante a la que habría quizá que impugnar la dicotomía entre verdad y comunicación que implícitamente señala, como si se tratara necesariamente de dos dimensiones enfrentadas. Es más, me atrevería a decir que es precisamente al revés, que un diagnóstico certero sobre la realidad material y social de nuestro país, si no entra en el circuito de la comunicación política, deja, me temo, de ser una verdad política para convertirse en un análisis académico, más o menos brillante, más o menos reconfortante, pero sin capacidad alguna de movilización y transformación social.

Y ahí radica, me temo, la diferencia: si un discurso es o no capaz de generar efectos políticos. Si los genera, estamos ante algo que podríamos llamar verdad política. Sino, ante un saber privado compartido por unos pocos (acaso los elegidos, la “vanguardia”, aquellos que se sienten poseedores de una verdad que, sin embargo, no cambia ni modifica el estado de las cosas). Creo que la verdad tiene algo que ver con la política solo cuando es compartida por una mayoría social y, por tanto, tiene capacidad de generar efectos en la realidad: la transforma, la nombra de otra forma ('no es una crisis, es una estafa', 'los culpables de los desahucios son los bancos, no las familias', etc.) y altera las relaciones de fuerza o abre el campo de lo posible. Habría quizá que recordar un mantra que han repetido sin tregua partidos y medios de comunicación durante estos dos años de andadura de Podemos: 'tenéis el mejor diagnóstico, pero…'.

Igual no ha faltado programa, verdad o análisis del presente, sino, justamente, la capacidad de convertir ese diagnóstico en discurso movilizador, vale decir, en comunicación política. Y para eso, y durante una campaña, creo que la clave no radicaba en la “verdad”, sino en la confianza. Y me explico: un diagnóstico brillante sobre la verdad de las condiciones de vida de nuestro pueblo (o sobre la insaciabilidad del capitalismo, la concentración de los medios de comunicación y producción, el paro, la violencia, la desigualdad estructural, la corrupción inherente al régimen de acumulación, etc.) habla, en una campaña electoral, del presente, de su morfología, de su origen o de sus (sin)razones. Pero cabe sospechar que en unas elecciones lo que está en juego no es tanto el presente como el futuro, es decir, la posibilidad de transformar el ahora. Y si esto fuese así, habría quizá que concluir que más que verdad (que se refiere al estado presente de las cosas), ha faltado confianza (que apela, claro, al mañana). Y lanzo dos preguntas: ¿tiene razón el pueblo al desconfiar de Podemos como opción de gobierno? ¿Se miente o huye de la verdad al dejarse llevar por el miedo o la desconfianza? Me temo que no hay forma a priori de responder a estas preguntas, porque no hay forma de demostrar desde “la verdad” que el programa que los dirigentes de Podemos representan pueda gobernar mejor España que el del PP (por más que a mí no me quepa ninguna duda). A estas preguntas solo se puede contestar a posteriori, esto es, gobernando. Y para llegar al gobierno hace falta confianza (no ciencia o verdad) en la capacidad de Podemos para poner en marcha su programa.

No, definitivamente no sé bien qué es decir la verdad en una campaña electoral, salvo que nos refiramos a esa política vieja por la que el dirigente político le explicaba al pueblo (al poco que le escuchaba ya) las razones de su explotación y miseria, mientras el pueblo asentía con simpatía toda vez que votaba otras opciones. La verdad política nada tiene que ver con un saber privado o cierto, en posesión de un líder político, sino con una construcción colectiva de certezas, creencias, confianzas e identidades que puedan alterar el curso de la historia. Y en esas estamos.

Son muchos y valiosos los análisis y valoraciones que se han publicado sobre el resultado de Unidos Podemos este 26J, aunque son menos los que interpretan lo sucedido con vistas a anticipar lo que viene. A continuación intentaré valorar algunas de las interpretaciones dadas para, desde un análisis...

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Autor >

Jorge Lago

Editor y miembro de Más Madrid.

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10 comentario(s)

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  1. Jesús Díaz Formoso

    Ha habido Fraude electoral. EN MITAD DE MISMÍSIMO DÍA DE LAS VOTACIONES ELECTORERAS SE HACE PÚBLICAS “ECUESTAS A PIE DE URNA” QUE FALSEAN LA REALIDAD Y EMPUJAN A VOTAR POR EL PARTIDO QUE CONTROLA EL PROCESO ELECTORERO. Si eso pasa el día antes, es Delito Electoral. Pero el mismo día, ¿no lo es? El asunto es LA CORRUPCIÓN JUDICIAL, cuyos efectos son mucho más trágicos de lo que imaginamos siquiera: los Jueces constituyen la Administración Electorera. Son siempre la mayoría aplastante de las Juntas Electoreras. Justicia corrupta, elecciones corrompidas. Pero de eso, los cuatro jinetes sistémicos –PP.Cs.P$OE.Ps- de nuestro Spanish Apocalipsis, no dicen nada. Al final, el asunto está claro; NOS HAN DEJADO SIN PARTIDO AL QUE VOTAR. Han fagocitado IU desde dentro. Pero no hay mal que por bien no venga, decía mi abuela. Ya sabemos. Pues eso es lo que ha pasado. TONGO!!

    Hace 7 años 9 meses

  2. pisitófilos creditófagos

    LO QUE ESTÁ EN CRISIS ES EL CAPITALISMO POPULAR; NO EL ESTADO DEL BIENESTAR. /// No valen explicaciones coyunturalistas; solo vale el enfoque estructural y ESTO SOLO ES UNA CHIRRIANTE BURBUJA INMOBILIARIA en contradicción con un mundo globalizado y tecnificado; de ahí la fuerza de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. /// Podemos no es Movimiento Obrero. /// Podemos es Movimiento Indignado. Es el PROLETARIADO "HIMBERSOR", el LADRILLARIADO, cabreado al constatar que al sistema capitalista ya no le es útil ese invento socioliberal/socialdemócrata, de tatchers & felipes, que es el MODELO POPULARCAPITALISTA OCHENTERO. /// Los votantes del Brexit, los del registrador de inmuebles casado con una constructora de provincias --Rajoy-- y los del superinmopromotor --Trump-- también son proletarios "himbersores" que se creen "capitalistitas" por tener PISITO & PAGUITA & CARTILLITA, la tríada perdedora tras el triunfo del anti-inflacionismo y el advenimiento del NUEVO MODELO: la ERA CERO (Cero inflación, Cero tipos de interés). /// Gracias por leernos. Nos tienen en "http ppcc-fr blogspot com.es/?view=mosaic", "http ppcc-es blogspot com es html"y, sobre todo, "http www transicionestructural net/".

    Hace 7 años 9 meses

  3. Jesús Díaz Formoso

    ... y, sobre todo, MUCHAS GRACIAS POR DEJAR A MÁS DE UN MILLÓN DE VOTANTES, DE IU COMPROMETIDOS E ÍNTEGROS, SIN PARTIDO AL QUE VOTAR. GRACIAS.

    Hace 7 años 9 meses

  4. Jesús Díaz Formoso

    Si que me resulta interesante saber cómo se formó el Pleno del Tribunal Constitucional que “alumbró” la STC 14/92 y las sucesivas sobre el mismo tema, desestimando centenares de Cuestiones de Inconstitucionalidad planteadas por Juzgados de Primera Instancia y Secciones “de lo civil” de decenas de Audiencias Provinciales, dando por buenas las “Ejecuciones en Indefensión”. Del P$OE y la CiU del 3%, en un continuumm silencioso, al Hada que nos han Colau para desactivar oposiciones judiciales en procesos de desahucio (que son los que han dado resultado; caso del Sr. Aziz, que en lugar de renunciar a defenderse y firmar el papelito de la PAH, decidió acudir a un abogado y defenderse en juicio; lo que a su vez permitió al Ilmo Sr. Fernández Seijo plantear su famosa Cuestión Comunitaria, que dio lugar a la modificación jurisprudencial primero y legal después, que nos ha venido sirviendo para ganar estos asuntos, antes imposibles; pese a la PAH y la actriz que es su profeta). De aquellos lodos, este fango de la PAH y sus secuaces financieros. Nuestros sitémicos antisistemas. De sainete. Saludos.

    Hace 7 años 9 meses

  5. Jesús Díaz Formoso

    MUCHAS GRACIAS. Dividendos, dividendos!! Pero tributar no. Para eso se han regulados las SICAVs y el Impuesto de Sociedades. Lo que gano es gracias a vosotros. Que compráis mis productos. Compráis móviles con teclas puestas en el sitio donde su pulsación accidental representa un ingreso para mi. Tenemos Lobbys para presionar a los políticos. Luego, cuando dejen de serlo, será el momento de mostrar nuestro agradecimiento. Agradecidos por la contratación de aeropuertos sin aviones. Agradecidos por el Procedimiento de Ejecución Hipotecaria que deja en Indefensión a nuestras víctimas. Gracias a los Jueces, cuya visión de Estado permite que los derechos humanos no constituyan una traba al crecimiento económico. Al nuestro. Que es a vuestra costa. Muchas gracias por los congresos a los que asistís. Nosotros os damos formación. La formación que a nosotros nos viene bien. Os dejamos ver dentro, pero no desde dentro. Amigos si, pero cada uno lo suyo. Muchas gracias por otorgarnos concesiones sobre autopistas amortizadas hace décadas. Muchas gracias por ocultar la manera en que fijamos los precios de los medicamentos. Cuando la legislación enrevesada e incomprensible no basta, están los Tribunales para apoyar nuestras políticas de Estado. Muchas gracias por poner a cago de los ciudadanos el cumplimiento de nuestras obligaciones. Sin que por ello tengan derecho alguno sobre nuestros beneficios. Muchas gracias por apoyar con publicidad nuestros medios de comunicación. Sin ellos, sería imposible seguir ordeñando ciudadanos. Muchas gracias por desvirtuar el contenido de las reclamaciones populares. Su intrínseca justicia no nos permitiría seguir como vamos sin vuestro decidido apoyo. Muchas gracias por obligar a los ciudadanos a pagar unos impuestos sin los cuales no podríamos pagar la organización estatal de la violencia que defiende nuestros expolios. Muchas gracias por los minerales, que arrancamos de la tierra sin tener que pagar por ello al Estado su propietario; ni al particular, al que nos permitís expropiar su subsuelo, sin justiprecio. Muchas gracias por obligar a seguir consumiendo petróleo. También nos beneficiamos de la Gestión ambiental, que por supuesto pagan los ciudadanos. Muchas gracias por las empresas públicas, privatizadas a precio de muy amigo. Gracias. Muchas gracias por todo. Cuando no podáis seguir chupando de la caja pública, nosotros os recompensaremos. Así los que vendrán detrás, podrán estar tranquilos, confiando en nuestra gratitud. Porque la Lucha de clases existe. Y gracias a vosotros, nuestros políticos, vamos ganando. Muchas gracias por todo eso, y por lo que no cabe publicar. Ni se puede decir. Gracia amigos políticos, demócratas de toda la vida. Muchas gracias por poner anuestra disposición un enooorme "ejército de reserva" de trabajadores. Es lo que hay, sin necesidad, no podemos apretar, reduciendo salarios para aumentar, también así, nuestros beneficios. Gracias, por último, por la Guerra. Gracias por hacer caso omiso de la demanda unánime de todos los ciudadanos e ir a buscar nuestro porcentaje de crudo, allí donde más crudo se lo ponemos. Gracias por poner la cara en vez de la nuestra. Gracias, gracias, gracias por nuestros Dividendos. Gracias.

    Hace 7 años 9 meses

  6. Alex

    Muy interesante analisis, pero queria comentar algunas cosillas que se pueden mejorar para la próxima. A titulo personal y comentando con otros compañeros que os apoyamos el 26 J, no entendemos por qué se han mandado votos a casa, cosa que pensamos que deberia eliminarse por ser un gasto absurdo que ayuda al fraude electoral y que hemos criticado a otros partidos siempre. Y la segunda y no menos importante, por qué se presenta a las elecciones a un candidato que ni si quiera es de Salamanca, que no conoce la ciudad, que no ha participado en movimientos vecinales o en asociaciones juveniles que tanta fuerza tienen aquí, cosa que ya se criticó fuertemente el 20 J y que ha hecho perder muchos votos. Parece que cuando hay que apoyar regionalismos solo valen Cataluña y País Vascos, pero si no para muestra un botón, mirad resultados y preguntaros porqué ciudadanos ha perdido el escaño, por que el candidato no era salmantino. Pero a pesar de estos fallitos os hemos seguido apoyando por que creemos en el proyecto, en la regeneración democrática, en que vais a cambiar la circunscripción electotal a única, que es lo lógico en unas elecciones nacionales para que todos los votos cuenten y sobretodo por vuestro programa económico sostenible, que es vuestro punto fuerte, aunque no lo hayais explotado nada en debates y medios. Pero sobretodo por que quiero un gobierno que trabaje para los de abajo, sin corrupción y una Salamanca donde se invierta y se creen centros de investigación e instituciones que den trabajo a los profesionales que se tienen que ir fuera y se recupere el potencial perdido por la gestión del PP. Un saludo. Si se puede.

    Hace 7 años 9 meses

  7. Enrique

    Muy bonita esa frase de "las políticas privatizadoras del [...] último PSOE", que vuelve a dejar un análisis miope porque obvia el germen de todos los problemas. ¿Podría explicar Jorge Lago la diferencia en las "políticas privatizadoras" del penúltimo, el antepenúltimo... y así hasta el primer PSOE de la democracia? Se puede hacer una lista muy larga pero bastan unos pocos términos clave para que se entienda: reconversión industrial, Maastricht, Repsol, Argentaria, ETTs, Ley 15/97 de nuevas formas de gestión del Sistema de Salud, Bolonia y el 4+1 de Ángel Gabilondo (que alguno se atreverá a decir que apesta infinitamente menos que el 3+2 de Wert), 135 de la CE. ¿En qué año empieza el último PSOE? La farsa del turnismo entre estas dos bandas criminales, PP y PSOE, se ha sostenido en la crítica desde la oposición a cuestiones que una vez llegados al gobierno o mantenían o daban una nueva vuelta de tuerca. Si seguís ignorando esto como habéis decidido hacer por alguna extraña razón desde el 20D no habrá nada que hacer. Dicho esto, respondiendo al primer comentario, yo también creo que por puro descarte Zapatero ha sido el mejor presidente de la democracia. Pero ésa es una evidencia más de la miseria política que hemos tenido que aguantar.

    Hace 7 años 9 meses

  8. juan

    El símil humano es muy simple, el malote o malota para tener una aventura igual no es la persona más adecuada para compartir una vida, pues eso...que cuando se quiere ser el que acompañe un tiempo largo, el compañero o compañero, hay que dejarse de postureos malotes y enseñar cuales son tus verdaderos valores, qué puedes ofrecer al otro. Parece que en Podemos ya van primando los que quieren ser los compañeros ideales para un camino de transformación, no para una noche de colocones y farra.

    Hace 7 años 9 meses

  9. Pepe Grilo

    Nebulosa mente menchevique...

    Hace 7 años 9 meses

  10. Mikel

    Pasan los días y las semanas y en mi cabeza resuena una frase dicha en campaña por Pablo Iglesias: "Zapatero fue el mejor presidente de la democracia". No mira, ZP fue el presidente traidor, el de la cobarde sumisión a Bruselas y el del artículo 135. Y decir eso, aun reconociendo la estrategia que tenía detrás, es reconocer que ya no eres 15M, que ya no eres el Podemos de las europeas, ni siquiera el Podemos del 20D. Podemos ha cometido errores garrafales: fiarse de las encuestas, no saber/querer contrarestar la infame campaña mediática en contra cuando contaba con el electorado más activo y movilizado de todos. Pero sobre todo, el fallo más garrafal es el de ir perdiendo la audacia para parecerse cada vez más en modos y maneras durante los 6 meses de negociaciones a lo que ya hemos conocido durante 40 años. Pablo Iglesias es sin duda brillante, con muchos errores también, pero ya no representa ni ilusión, ni cambio ni desafío ni audacia. Es una figura quemada que me produce cansancio. Yo, "quincemayista" hasta la médula, podemita de primera hora, solo veo una esperanza para Podemos y no es otra que Ada Colau.

    Hace 7 años 9 meses

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