Novela por entregas
García contra la España zombi (VIII)
Yo anduve con un zombie por un parque acuático
Guillem Martínez 8/08/2016
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RESUMEN DE LO PUBLICADO: García se lleva a casa a Rivera, un zombie constitucionalista. El Capitán Estadella, mientras tanto, se dispone a localizar a Iceta, gracias a la moderna tecnología.
Cuando Quimetta se fue al restaurante volví a conectar a Rivera. Le hice una entrevista. Como que, tal y como les comentaba en el anterior capítulo, la mente de un zombie, tosca de por sí, ha perdido la habilidad de la mentira, la entrevista fue espectacularmente sincera. El titular era, sin duda, llamativo -"Me gustan más los sillones que a un tonto una tiza"-, al igual que los resaltados -"En Ciudadanos no todo el mundo sabe bien", y "El Régimen del 78 esta muerto, pero eso es jauja para un zombie". Telefoneé al Señor Jabugo, para venderle la moto, facturar una calderilla, no cortar amarras con el diario, y así poder ir mangoneando 20 euros para un taxi periódicamente. Posteriormente llamé al Señor Chang. Las llamadas, como ya habrán supuesto, las hacía vía Rivera, una suerte de zombie-manos-libres, mientras yo estaba estirado en el sofá cuan largo era y, por así decirlo, tocándome los huevos.
-Lestaulante tu Puta Madle Feliz, dígame.
-Señor Chang, soy García. Que no podré ir -Tosí-. Que estoy muy chungo.
-¿Mu-Xungo? Eso sel imposible. Tío Mu-Xungo desapalecel en intelcambio cultulal con Colea del Nolte en el año del cáñamo. ¿Usted habel visto a Mu-Xungo? Mu-Xungo joputa, debelme pasta gansa.
Y, así, dos horas. Después Rivera me dijo que le quedaban una rallita de batería, y lo enchufé. Apunté en mi cuaderno de campo: "mientras el móvil se carga, el zombie se queda frito, como un bebé". Ojee la prensa -titular de El País: "Rivera Se impone a todas las corrientes internas de Ciudadanos"-, y dormité como otro bebé hasta la vuelta de Quimetta. Su llegada supuso una reconciliación siciliana que no dejó impasibles a los vecinos, ni a sus tímpanos, ni a Rivera, que él mismo se practicó un reset para intentar volver a la serenidad interior. Hicimos, en fin, el amor como roedores, durante horas. A la mañana siguiente me despertó el peso de un niño y una niña saltando sobre mi barriga. Eran nuestros hijos, Giovanni y Lietta, que vociferaban "¡Vamos a Aquabulling! ¡Vamos a Aquabulling!".
-¿Quién os ha abierto la puerta del piso, niños?- acerté a decir.
-El zombie -dijo Giovanni-. ¿Nos lo podemos quedar? ¿Nos los podemos quedar? ¿Nos lo podemos quedar?
Lietta se apuntó al coro. Hasta que entró Rivera.
-Buenos días a todos. Me he permitido prepararles un desayuno con lo que he encontrado en la nevera. Por cierto, García, tiene un wasap de Estadella.
-Cante.
-Matajari-II ha dado con Iceta. Está en Barcelona. Arriba España.
Quimetta y yo nos levantamos alucinados. No sólo por la sorpresa de que un zombie nos preparara el desayuno, sino porque hubiera algo en la nevera. Cuando llegamos a la cocina, en efecto, vimos que Rivera nos había dispuesto un desayuno romántico para dos, a base de medio limón seco, un cuarto de tomate pocho y dos cubitos de hielo. Mientras Quimetta enviaba a la mierda a Rivera, me encargué de la intendencia. Toallas, bañadores, chanclas. Bajé todo al coche. Volví a subir a por los niños. Y, finalmente, separé a Quimetta y a Rivera.
El viaje hasta Aquabulling fue por todo lo alto. A cuenta de la pensión de manutención de Rivera. Llené el depósito. Mientras la gasolina accedía a puntos del depósito donde nunca había llegado, se escuchaba un crujir metálico, como del Titanic cuando se hundía. Paramos en Segovia, donde desayunamos cochinillo. Giovanni y Lietta nunca habían visto uno y, hasta que le hincaron el diente, creían que era arte contemporáneo. Consideré que no es bueno que tu zombie pase hambre, de manera que también pedí un cochinillo, entero y crudo, para Rivera. Se lo zampó mientras hacía chiribitas.
-Qué de recuerdos, García- decía.
Rivera no volvió a abrir la boca hasta después del quinto cochinillo. Para decirme que tenía otro wasap. ¿De Estadella? De Estadella.
-Cante.
-El Matajari-II es el mejor invento español después de la aceituna rellena. Iceta se dispone a entrar en el local del PSC para una reunión con el Politburó, la Ejecutiva o como lo llamen los putos catalanes. No estoy tranquilo. Ahora mismo pillo un blablacar y me voy a Barcelona. Arriba España.
Llegamos al parque acuático en hora punta. Pagué sin pestañear, gracias al Rivera Endowment. Nota mental: cuando las eléctricas se enteren del precio de una entrada a un parque acuático, dejarán de fabricar electricidad y fabricaran, como posesas, parques acuáticos. Mientras le ponía un gorro de goma a Rivera, no fuera que, con el agua, se me changara el móvil, Rivera dio un pequeño sobresalto y me dijo:
-García, tiene un wasap.
-¿De quién?
-Estadella.
-Cante, por favor.
-Hemos parado en Zaragoza. Para comernos una madeja de cordero. Muy buena, por cierto. Arriba España.
Entramos, nos pusimos los bañadores y, a partir de aquí, mis recuerdos son confusos. Recuerdo bajar con Rivera el tobogán Waterfall, tan accidentado que, cuando llegamos a la piscina final, yo llevaba el bañador de Rivera. Recuerdo caer por el Aquarocket, rodar por el AquaEdeme, perder el sentido en el AquaBDSM, quedar aturdido en el Aquabukake y sentir la muerte en el Aqua-Mega-Reforma-Constitucional-Express-Experience. Fue allí donde, rodando por un tobogán con pinchos, por el que fluía vinagre y sal, Rivera me dijo:
-García, otro wasap.
-¿Estadella?
-Estadella. ¿Canto?
-Cante.
-Estoy en la sede del PSC. No me gusta nada este silencio. Arriba España.
Recuerdo pagar lo que no está escrito por cinco Aquakebbabs. Y ver jugar, en la piscina de olas, a los niños con Rivera. Se habían inventado un juego. Rivera simulaba que se ahogaba, y cuando venía el socorrista, le hacía el boca a boca y certificaba su deceso, Rivera abría los ojos y decía: bú. EL socorrista, un lince, picó en las primeras 367 ocasiones. Al final, aquel adolescente había sufrido tanto estrés que tenia el pelo más blanco que un senador. Recuerdo ver, junto a Rivera, a Quimetta, sobre cuyo lomo dormían Lietta y Giovanni. Rivera, en ese punto, contempló mi expresión de ternura y me dijo:
-Los ves así y te los comerías.
Y a mi me entró el canguelo. Recuerdo pelarnos 100 euros en dos Aquacolas, dos sprits y una horchata, momento en el que Rivera me dijo que tenía hambre, y que si podía pillar algo.
-Vale, pero que sea el gerente.
-Oído.
Recuerdo volver a casa hechos polvo. Quimetta llevaba a los dos niños, dormidos, en brazos, y yo a Rivera. Cuando estaba acolchando a Rivera en la cama de los invitados, Rivera abrió los ojos de golpe, como en las pelis de zombies.
-Jodo, Rivera, qué susto.
-Lo siento. Es que le acaba de llegar un wasap.
-¿De Estadella?
-No. De Iceta. ¿Canto?
-Ya está tardando.
-García, si tiene algo que ver con ese demenciado llamado Estadella, venga ahora mismo y detenga esta escabechina, por la gloria de su madre.
El corazón me dio un vuelco.
-Rápido, Rivera, código rojo, póngase en modo manos libres y llame a Iceta.
Los segundos que tardó en contestar se me hicieron eternos. Hasta que por fin oímos una voz.
-Lestaulante Tu Puta Madle Feliz. Dígame.
Rivera colgó.
-Lo siento, me he equivocado. Vuelvo a intentarlo. Mi sistema neurológico es muy precario, y con los nervios pues ya yo.
Volvió a marcar y, en esta ocasión, contestó Iceta. Desesperado.
-García, esto es terrible, terrible.
-¿Y usted, se encuentra bien?
-Por mi no se preocupe. Estoy en la Habitación del Pánico del PSC. Mis compañeros han corrido peor suerte.
Lo que dijo a continuación me dejó de pasta de moniato. Y a ustedes, seguro, también.
Continuará...
RESUMEN DE LO PUBLICADO: García se lleva a casa a Rivera, un zombie constitucionalista. El Capitán Estadella, mientras tanto, se dispone a localizar a Iceta, gracias a la moderna tecnología.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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