Análisis
Elecciones en el País Vasco: Podemos se deja querer
La formación morada se estrena en estos comicios con Pili Zabala, una candidata a ´lehendakari´ conciliadora y partidaria de los pactos
Isabel Camacho Bilabo , 3/08/2016
Parlamento Vasco.
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El 25 de septiembre cuando a las ocho de la noche se cierren las urnas en la Comunidad Autónoma vasca y empiece el baile de datos, la gran incógnita será si Pili Zabala, la recién elegida candidata a lehendakari de Podemos será capaz de repetir la hazaña de su formación el 26-J y ser la fuerza más votada en Euskadi. En las últimas elecciones generales, la coalición Unidos Podemos asestó un golpe moral a un PNV desconocedor de lo que significa no levantar el puño de vencedor. Obtuvo 47.124 votos más que los nacionalistas y 6 escaños frente a 5. El PNV perdía el podium y también Vizcaya, su territorio más querido. La coalición de izquierdas lograba superar su excelente estreno del 20-D.
Parece poco probable que a la tercera siga venciendo. En las elecciones autonómicas el voto suele variar con respecto a las generales para favorecer a los nacionalistas. "No es lo mismo votar para derribar al Gobierno del PP en Madrid que para derrocar al del PNV en Euskadi", sostienen en medios no oficiales del grupo vasco de Podemos. Esta es la opinión generalizada también en las esperanzadas filas del PNV. El argumento se repite en el resto de partidos consultados, que aspiran a recuperar posiciones.
Una transposición de los resultados del 26-J daría 25 escaños a Unidos Podemos, 18 al PNV, 11 al PSE, 10 a EH-Bildu, 10 al PP y uno a Ciudadanos. Pero ninguna previsión contempla una victoria de la izquierda. Un sondeo realizado por el Gobierno vasco en febrero pasado daba como ganador al PNV, que, sin embargo, perdería 3 escaños y bajaría a 24. Podemos triunfaría en su estreno autonómico y obtendría 18. El resto también descendería. EH Bildu de 21 a 15; PSE-EE de 16 a 9; PP de 10 a 8; y desaparecería el único representante que actualmente tiene UPyD que pasaría a Ciudadanos. No hace falta recurrir al oráculo de Delfos para atisbar un resultado electoral casi tan complicado de gestionar como el del resto de España.
Sin embargo, a los políticos vascos les gusta presumir de que Euskadi es un país de pactos y eso es lo que intentarán recordar los candidatos. La experiencia de 10 elecciones y cinco lehendakaris ha demostrado que funcionan los gobiernos tripartitos, en coalición y hasta uno socialista -que rompió el histórico monopolio del PNV- con el apoyo del PP.
Por ello, las hipótesis dan preferencia a acuerdos entre entre PNV y PSOE, como en esta legislatura pasada en la que Urkullu ha gobernado en solitario con los 27 escaños de su partido (de un total de 75 que conforman el Parlamento) y con el respaldo de los socialistas, con los que suscribió un pacto de estabilidad. Por mucho que su candidata Idoia Mendia parezca olvidarlo y hable ahora del "tiempo perdido" por la mala gestión de los nacionalistas.
Tampoco se puede descartar un pacto entre Podemos y EH Bildu. "Es verdad que con EH Bildu, cuando nos reunimos, en lo social, encontramos cuestiones en las que podríamos trabajar juntos. Veremos qué resultado ofrecen las urnas en septiembre. Es importante que sepamos sentarnos y llegar a acuerdos sobre cuestiones puntuales con cualquier fuerza. Podemos encontrarnos en el camino con cualquiera que defienda nuestras propuestas", sostiene Nagua Alba, la líder de Podemos en Euskadi.
La candidata Pili Zabala va más allá y ha calificado de "buen Gobierno" la posibilidad de un tripartito formado por Podemos, EH Bildu y PSEE. Los tres se muestran favorables al derecho a decidir y comparten puntos de encuentro en los asuntos sociales.
El desembarco de Podemos cambiará la composición del hemiciclo y condicionará la próxima legislatura vasca al colocar en su proa a los partidos que defienden el derecho a decidir, que pasarán a ser mayoría. En la legislatura recién terminada no prosperó el debate sobre la reforma del Estatuto, enmarcada en la llamada Ponencia de autogobierno, y será, sin duda, uno de los temas clave de la próxima.
Podemos ha conformado un espacio intermedio de soberanismo no independentista que ha calado en la sociedad vasca tan políticamente y, quizá artificialmente, dividida entre nacionalistas y constitucionalistas.
La elección de Pili Zabala (Tolosa, Gipuzkoa, 1968) como primera mujer con posibilidades de gobernar Euskadi es mucho más que un golpe de efecto. Su perfil, humano y conciliador, está llamado a mantener los votos arrebatados a la izquierda abertzale en los últimos comicios generales y sumar otros. Podemos defiende Euskadi como nación y cuando se pregunta a la candidata qué número elige en una escala del 1 al 10 siendo 10 independiente, responde que ella siempre ha sido de sobresalientes y matrículas... Pero, en su discurso, antepone la voluntad de la ciudadanía vasca. La misma a la que va dirigida la candidatura que encabeza: "todos serán bienvenidos, hayan votado lo que hayan votado hasta ahora", ha dicho al ser refrendada por 2.167 votos, el 52% de los válidos emitidos, frente a otros representantes de las distintas tendencias, en el proceso de primarias que se ha celebrado el último fin de semana de julio en Euskadi.
Pero también tira las redes en el caladero del PSOE, castigado por la exitosa irrupción de la marca morada e incluso en el voto menos militante al PNV. "Y, desde luego, por descarte, en todos aquellos que sintiéndonos progresistas no encontramos a quien votar y optamos por la sigla más esperanzadora", dice una periodista "a los otros ya les conocemos, a estos hay que darles una oportunidad". Una idea extendida cuando se pregunta.
La dirección de Podemos Euskadi siempre quiso una mujer como número uno. No logró convencer a la jueza Garbiñe Biurrun pero encandiló con su proyecto a la hermana de José Ignacio Zabala, uno de los dos jóvenes supuestos militantes de ETA que en 1983 fueron secuestrados en Francia por los GAL, trasladados a San Sebastián, torturados en las dependencias de la Guardia Civil de Intxaurrondo y finalmente asesinados y enterrados en cal viva en Alicante, donde fueron encontrados 13 años después.
Pili Zabala es odontóloga y también ha ejercido la docencia. Durante estos últimos años, ha pasado de 28 años de silente dolor a participar en foros con víctimas de ETA. En el frontispicio de su programa personal y político lleva la defensa de los derechos humanos, que antepone a cualquier reivindicación. Por eso, dice haber sufrido de igual manera el apoyo de una izquierda abertzale, complaciente con el terrorismo de ETA, que el desprecio de todos los demás grupos políticos e instituciones.
Los pilares del programa de Podemos se sustentarán en el derecho a decidir y su resolución por vías democráticas, una apuesta firme por la paz y la convivencia y la defensa de los derechos sociales. La candidata, sin experiencia en el ring político, deberá hacerlos valer frente a expertos como Iñigo Urkullu (PNV), Idoia Mendia (PSEE-EE), Alfonso Alonso (PP) y Arnaldo Otegi (EH Bildu). Sobre Otegi recae la duda de si finalmente la Junta Electoral impugnará su candidatura. De hacerlo, casi con toda seguridad, la petición llevará la firma del representante del PP.
La Fiscalía General del Estado se ha adelantado y ha dicho que no podrá concurrir hasta 2021. Sin embargo, Juan Calparsoro, fiscal jefe del País Vasco difiere. “La sentencia que condenó a Otegi no especifica los cargos a los que afecta la inhabilitación. Por lo tanto, se incumple lo que dice el Código Penal en su artículo 42, que establece que habrá que especificarlo. Y, como no lo hace, yo creo que esa inhabilitación no se podrá ejecutar. Por consiguiente, mi opinión es que Arnaldo Otegi podrá presentarse”, explica.
"La Junta va a tener que admitir la candidatura. Si no es la Junta, será el Juzgado de lo Contencioso”. Calparsoro calcula que Otegi tiene un 90% de probabilidades de que su candidatura sea admitida. “Y ese 10% porque se podría interpretar que, aunque no se especifique el cargo, podría presumirse que es político. Pero también es una presunción contra el reo”.
Los partidos vascos presentarán a sus candidatos ante las Juntas entre el 17 y el 19 de agosto. La proclamación será el 29 de agosto y la Junta territorial de Guipúzcoa, la encargada de aceptar o no a Otegi. El caso llegará, probablemente, hasta el Tribunal Constitucional, que deberá decidir con rapidez si el líder abertzale puede presentarse.
La convocatoria de elecciones del lehendakari Iñigo Urkullu ha sido recibida con críticas por el resto de fuerzas vascas aunque solo se haya adelantado unas semanas con respecto a las fechas previstas. Los anteriores comicios se celebraron el 21 de octubre de 2012. La oposición ve detrás de la decisión el temor del PNV a que puedan coincidir con unas terceras elecciones generales en España y su efecto negativo en las papeletas nacionalistas.
El argumento esgrimido por Urkullu para adelantar las fechas es precisamente la amenaza de una tercera edición electoral, que podría provocar una sacudida política sin precedentes, y su intención de que "este entorno de inestabilidad e incertidumbre afecte lo mínimo posible a la situación en Euskadi".
"No es solo la incapacidad de los partidos políticos para investir un Presidente y que forme un Gobierno que gobierne. Es también la gran fragmentación social y del modelo territorial. Es la incapacidad de acordar medidas para responder a la crisis económica con rigor y visión de medio plazo", ha dicho en su reciente comparecencia para anunciar la fecha electoral.
Habrá que esperar hasta la noche del 25-S para saber si Podemos logra poner en jaque la hegemonía del PNV. Pero, en lo que todos coinciden es que en Euskadi parece aventurarse un nuevo tiempo en el que las cosas no volverán a ser las mismas. Aunque pudieran parecerlo.
El 25 de septiembre cuando a las ocho de la noche se cierren las urnas en la Comunidad Autónoma vasca y empiece el baile de datos, la gran incógnita será si Pili Zabala, la recién elegida candidata a lehendakari de Podemos será capaz de repetir la hazaña de su formación el 26-J y ser la fuerza más votada...
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Isabel Camacho
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