Menos becas olímpicas y más privatizadas
Manu Pérez Matesanz 17/08/2016
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Los Juegos Olímpicos son la oportunidad para muchos deportistas de consolidar su carrera. No solo es momento de competir, también es para muchos la única ocasión de dar el paso para vivir de aquello en lo que trabajan. Fuera de los focos y el glamour está el sudor diario, la presión, el miedo. Y la falta de ayudas.
Las becas ADO son la gran oportunidad para jóvenes atletas. Comenzaron a otorgarse en 1988 de cara a los JJ.OO. de Barcelona 1992 y en los cuatro años siguientes las bolsas económicas consiguieron apoyar el progreso de muchos deportistas españoles. El olimpismo español, débil hasta entonces, empezó a lucir medallas y a obtener reconocimiento.
Sin embargo, con el paso del tiempo, han ido aumentando los recortes y el papel del equipo olímpico español es cada vez menos relevante. La aportación del plan ADO ha caído de 51,2 millones en Londres hace 4 años hasta 31 en Río, ciclo olímpico en el que menos fondos se han invertido. Además, en este año, 34 deportistas dejarán de percibir la beca tras no acudir los Juegos Olímpicos.
Son 177 los atletas --de 306 en total-- que compiten en Río sin estar en la lista de becados ADO. Algunos de ellos, como el flamante campeón europeo de los 200 metros, Bruno Hortelano, la recibirán el próximo año después de obtener la clasificación para los Juegos. Pero muchos otros volverán a España sin ella.
El gimnasta Fabián González quedó noveno en los Juegos Olímpicos de Londres y 11º en el Mundial de 2013 y recibió, por ello, una beca de 10.000€ anuales. Él ha visto y ha vivido los recortes en el deporte. “Solo puedo decir que desde que llegué al CAR con 15 años he visto la sala llena de gimnastas, y cada vez en la sala hay menos gimnastas y menos entrenadores. Y desde los últimos JJ.OO. de Londres, hay una barbaridad de gente muy fuerte que ha decidido marcharse, aparte de por motivos personales, por motivos económicos”.
No hay margen para el error. “Nos jugamos nuestro sueldo en una competición al año, a menos que la federación quiera o pueda compensarte con una beca”. Una decisión en la que el entrenador tiene mucho que decir. Hoy Fabián está retirado de la gimnasia. Lo dejó por motivos personales pero es consciente de que “de la gimnasia no se come ni se vive, de lo que se vive es de lo que vas a trabajar después del deporte”. Entonces, ¿España no cuida el progreso de sus deportistas? En un momento de crisis como la actual, invertir en deporte no está bien visto por el conjunto de la sociedad. “Muchas veces ves cómo otras personas de otros países reconocen tu trabajo muchísimo más que gente de tu propio país”, lamenta el gimnasta.
En este escenario, ¿cuál es el criterio para otorgar una beca? Son las federaciones las encargadas de pactar con el Programa ADO qué atletas tienen opciones de triunfar y cuáles no. La decisión es subjetiva. El CSD ofrece las ayudas en torno a tres pilares: las ayudas a deportistas con opciones de conseguir buenos resultados en los Juegos Olímpicos, ayudas a los entrenadores responsables y el desarrollo de Planes Especiales, destinados a mejorar la preparación de los deportistas.
El reparto es desigual. La diferencia entre lo que puede percibir un atleta u otro va de los 5.000 a los 60.000 euros. En la federaciones, la de natación fue la más beneficiada, ya que durante el último ciclo olímpico (2013-2016) recibió una de cada cinco becas entregadas por el programa ADO y un total de 1,68 millones de euros. De hecho, la nadadora Mireia Belmonte ha disfrutado de la ayuda de mayor cuantía (60.000) gracias a sus buenas actuaciones.
El CSD diferencia cinco niveles de beca: medalla, diploma, resultados, especiales (en el que se incluye a aquellos atletas “interesantes” para el Programa) y clasificación. Entre la categoría de atletas “especiales” que están en Río impulsados por el Estado destaca Orlando Ortega, opción clara de medalla en 110 vallas. El “antes” de los Juegos para Ortega es prometedor. El “después”, en caso de volver sin medalla, presenta más sombras que luces. La teoría es clara. En la práctica, los resultados y las medallas no garantizan nada. Una vez conseguida la beca, mantenerla supone un esfuerzo titánico. El ejemplo es el de Tamara Echegoyen, Sofía Toro y Ángela Pumariega, oro en vela en los JJ.OO. de Londres, y sin becas desde que el CSD se las retirase por cambiar de modalidad, algo que ellas consideraron “la excusa fácil”.
El equipo de natación sincronizada, ausente en los Juegos, también ha perdido su beca. Después de colgarse la medalla de plata en Pekín 2008 y la de bronce en Londres 2012, el posterior fracaso de esta disciplina ha hecho que las nadadoras se queden sin opciones de recuperar el apoyo económico.
El caso más reciente es el de Javier Gómez Noya, campeón del mundo de triatlón y uno de los mejores atletas españoles de los últimos años, quien no puede acceder al Programa ADO por culpa de una fractura en el brazo sufrida el pasado de mes de marzo.
Gómez Noya, sin embargo, puede seguir entrando gracias a la beca PODIUM, ofrecida por Telefónica, una de las empresas que ha encontrado su nicho de negocio en las ayudas deportivas. Si enumeramos todas salen un total de 13 empresas y socios patrocinadores entre los que se encuentran La Caixa, Coca Cola, El Corte Inglés, Estrella Repsol o la nombrada Telefónica. La lista es larga. "Si no hay dinero público y no hay un patrocinador, no puedes avanzar. Si seguimos por el mismo camino, es el precipicio", ha llegado a manifestar el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco.
El año en que Fabián González recibió su beca ADO, la PODIUM empezaba a apoyar a otros deportistas. “Ese mismo año, tanto yo como una persona más de gimnasia que nos habíamos ganado esa beca ADO de 10.000€ en el Mundial cobramos bastante menos que otros deportistas de nuestra disciplina que o no habían ido al mundial o no habían conseguido una buena posición con opción a beca ADO”, asegura.
Telefónica es la empresa que más presente está en estas becas ADO. La compañía, con su programa de becas, promociona a 22 atletas que están compitiendo en Río de Janeiro. Atletas como Álvaro Martín, gimnastas como Néstor Abad o nadadoras como María Vilas. La estrategia es rentable. Con Rafa Nadal y el propio Gómez Noya como embajadores, este proyecto que se puso en funcionamiento hace apenas dos años ya acaba de asegurar su vida hasta Tokio 2020 y extiende las ayudas a los atletas de Latinoamérica.
Para ver el peso que los 13 patrocinadores privados tienen en la concesión de estas ayudas públicas solo hace falta ver otro dato: 39,37 millones de euros invirtieron en publicidad y propaganda el año pasado. Aumentaron considerablemente su impacto en los medios y mejoraron su imagen social.
En los últimos años, la suma de empresas al programa es constante. Un negocio que funciona y que las grandes compañías no quieren dejar pasar. Las últimas han sido Danone y ElPozo, que centra sus becas en el equipo Paralímpico.
La privatización de la ayuda al deportista se ha instalado en España. A pesar de ello, Miguel Cardenal, presidente del CSD, no lo cree así. Hace pocas semanas se mostró convencido de que las empresas que aportan fondos a ADO "no lo hacen por interés de recibir un retorno, sino con espíritu de colaborar y ayudar a una causa tan noble como es el deporte”. RTVE, fiel colaborador del equipo olímpico español, ha anunciado que no emitirá los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y ha disminuido su contribución de forma considerable. El futuro se presenta, por lo menos, turbio y poco esperanzador.
Los Juegos Olímpicos son el principio y el final para muchos atletas que pasan años de su vida peleando por una beca. El resto del país, mientras, se sienta delante del televisor para practicar su espíritu olímpico. Disfrutamos de esta competición única, del sufrimiento, de las centésimas de segundo. Vivimos semanas fascinados, nosotros sí, por las luces y el glamour. Pero la competición de verdad está antes y después, en las pistas, las anillas y barras de los centros de entrenamiento. Años a la sombra.
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