La Europa del Sur apuesta por las fronteras
Francia logra imponer su tesis de mayor seguridad en la cumbre de Estados mediterráneos de la UE, en Atenas, a la que no asiste Rajoy. La creación de un frente contra la austeridad queda relegada a un segundo plano
Hibai Arbide Aza Atenas , 10/09/2016
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En las escaleras del palacio Zapio, en el centro de Atenas, Alexis Tsipras recibe a los jefes de Estado o de Gobierno de Francia, Italia, Portugal, Chipre y Malta. El español Mariano Rajoy también está invitado pero, a última hora, excusa su ausencia y envía al secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu. El primer ministro griego les ha convocado para iniciar la creación de un frente sureño contra el austericidio en la UE. O, al menos, esa era su idea.
Tsipras no se esfuerza por disimular sus preferencias. Baja a recibir al portugués António Costa hasta el coche y se funde con él en un fuerte abrazo. También abraza al italiano Matteo Renzi y al chipriota Nikos Anastasiadis, aunque con menor efusividad que a Costa. Tsipras se acerca hasta el coche de François Hollande pero los periodistas no pueden observar si se abrazan o no porque un enorme guardaespaldas francés se sitúa detrás justo en el momento del saludo.
Al español le da la mano mientras esboza una mueca que no llega a sonrisa. En realidad, la ausencia de Rajoy podría ser funcional para Tsipras. Sin él es más fácil escenificar un frente común del sur contra la austeridad impuesta desde el norte. Pero no depende de Tsipras sino de que el resto se preste a ello.
El encuentro comienza sin que nadie tenga muy claro cuál es el objetivo común. Tsipras quiere que sea una cumbre contra la austeridad. Costa quiere que sea la cumbre de la solidaridad. Hollande quiere que sea una conferencia sobre la seguridad que apueste sin fisuras por el reforzamiento de las fronteras.
Durante la foto de familia, y también antes de la comparecencia común, Hollande y Tsipras exhiben ante los periodistas que están teniendo una conversación a solas. Se apartan del grupo y se sitúan en el punto más visible del patio de columnas mientras hablan. Quieren mostrar que son ellos los que condicionan el debate para el documento final.
Las reuniones de la cumbre apenas duran cuatro horas. Tras ellas, los líderes de la Europa mediterránea y el secretario de Estado español comparecen conjuntamente ante la prensa.
Costa es el único mandatario europeo hasta la fecha que, tras visitar un campo de refugiados, se ofreció a acoger a las personas que estaban en él
El español es el único que se refiere a la inmigración como un “problema” en vez de como un “fenómeno”. Asegura que Rajoy querría estar aquí pero “el calendario político español” se lo ha impedido. Uno de los poquísimos periodistas españoles que cubren el evento apostilla que “se refiere a que la Vuelta ciclista no ha acabado”.
El secretario de Estado pone tanto empeño en sustituir a Rajoy que parece imitarlo hasta en su manera de hablar. “España ha tenido siempre una preocupación especial por el mundo mediterráneo, del cual formamos parte”, asevera. Añade que “el objetivo de esta reunión era discutir, conversar y analizar la encrucijada en la cual se encuentra Europa y conversar y también discutir sobre aquellos puntos en los cuales los países del Mediterráneo tenemos una visión común y podemos contribuir al diálogo de los veintisiete en la próxima reunión de Bratislava [la cumbre en la que los 27 países de la UE --sin Reino Unido-- se reunirán la semana próxima para empezar a diseñar la UE postBrexit]”.
El español es algo más concreto durante un receso. En declaraciones a EFE, Eguidazu afirma que “ha quedado claro que el ajuste fiscal es necesario y mantener las cuentas públicas ordenadas es necesario, pero hay problemas de ritmos”. “Es preciso que cada país ajuste ese ritmo de ajuste a las circunstancias y sobre todo procurar que eso no tenga consecuencias negativas en el empleo”. Según Eguidazu, “España ha sido partidaria de geometrías variables” siempre que no generen “confrontaciones”.
En su alocución a los medios, Alexis Tsipras hace un alegato “en contra de la xenofobia y el ultranacionalismo que por desgracia invade Europa”. “Nos une la crisis económica, la de refugiados y la social, pero también un patrimonio cultural, una tradición histórica y raíces comunes”, sostiene Tsipras. El primer ministro heleno considera que el debate provocado por el Brexit no se debe abordar desde el marco que plantean los euroescépticos. “Lo que necesitamos no es ni menos Europa, ni más Europa, sino una Europa mejor que vuelva a inspirar a los ciudadanos europeos”, afirma.
António Costa es el único mandatario europeo hasta la fecha que, tras visitar un campo de refugiados, se ofreció a acoger a las personas que estaban en él. Igual que en marzo, hoy insiste en esta idea: “Tener una frontera exterior común significa que debemos ser solidarios en su gestión. Pero también debemos tener solidaridad en la asunción de responsabilidades compartidas cuando tenemos que acoger a los refugiados que buscan protección internacional. El esfuerzo no puede recaer desequilibradamente en los países más próximos a la frontera externa”.
Matteo Renzi asegura que “la Europa de mañana es la Europa de la belleza”. Habla de “poder dulce” y de “gobierno amable”. Es inevitable imaginar al mandatario florentino recostado sobre una vespa en la Piazza della Signoria mientras trata de seducir a una turista con su idea de Europa. “El hombre europeo de mañana deberá ser καλὸς κἀγαθός --bello y noble--, como los héroes de la Grecia clásica. La belleza no es un juicio estético sino una dimensión ética”.
El representante español asegura que el presidente del ejecutivo querría estar aquí pero “el calendario político español” se lo ha impedido
Cuando acaba Renzi los periodistas se miran entre sí preguntándose qué demontres ha querido decir. El primer ministro de Malta, Joseph Muscat, a su derecha, frunce el ceño. Parece preguntarse si habrá sido un error del traductor o si realmente ha dicho eso.
Moscat es mucho más directo: “Debemos expresar la necesidad de una Europa social. Este término ha sido olvidado en el léxico comunitario durante demasiado tiempo y ahora ha vuelto”. El mandatario de Malta es el más optimista: “Dicen que esta es la cumbre de los países problemáticos de Europa, pero esta es la cumbre de las soluciones.
En el turno de Hollande se acaba la lírica. Y también la posibilidad de que esta cumbre apueste por una idea de Europa radicalmente diferente a la actual: “La posición que queremos trasladar a Europa es nuestra apuesta por la seguridad, la protección decidida de nuestras fronteras y el control de la inmigración”.
La declaración conjunta no refleja nada de la belleza de Renzi y asume íntegramente el populismo securitario de Hollande. Estos son, en orden, los puntos acordados en la Declaración de Atenas:
-- Respeto por el pueblo británico tras su decisión de Brexit.
-- Reforzar la seguridad interna y externa de la UE.
-- Apoyo al proceso de negociación en Chipre sobre la premisa de que la integridad de las fronteras interiores es un pilar de la UE.
-- Asegurar la protección de las fronteras exteriores.
-- Reforzar la cooperación antiterrorista.
-- Reimpulsar la política exterior común y la política de seguridad.
-- Desarrollar la capacidad militar europea.
-- Promover el empleo, mejorar las condiciones de vida y las condiciones laborales en la UE.
-- Combatir la evasión fiscal.
-- Luchar contra el dumping social.
-- Reforzar programas destinados a la juventud.
-- Hacer más efectivas las políticas de asilo en la UE.
-- Acelerar la reubicación de refugiados (sin citar expresamente a Grecia ni a Italia).
-- Luchar contra la inmigración irregular.
Dicho de otra forma, Costa y Tsipras consiguen que sus tesis antiausteridad sean asumidas pero, a cambio, ellos aceptan las tesis securitarias de Hollande. La próxima reunión de este foro será en Portugal. Tsipras y Costa ponen la mesa, pero Hollande decide el menú.
En las escaleras del palacio Zapio, en el centro de Atenas, Alexis Tsipras recibe a los jefes de Estado o de Gobierno de Francia, Italia, Portugal, Chipre y Malta. El español Mariano Rajoy también está invitado pero, a última hora, excusa su ausencia y envía al secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu....
Autor >
Hibai Arbide Aza
Hibai Arbide Aza era abogado en Barcelona hasta que se fue a vivir a Grecia. Reside en Atenas, donde trabaja como periodista freelance para diversos medios, trata de acabar la escritura de un libro que se resiste, pincha tropical bass y monta en bici.
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