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El juicio está en pañales porque la criatura ya está fuera. Lo que se antojaba como una jornada surrealista en la que se iban a escuchar los testimonios de tres imputados (dos de ellos fallecidos) cuando declararon en la fase de instrucción, las contracciones empezaron a eso de las 13.25h de la tarde. Tres minutos después el primero en confesarse fue Jacobo Gordon, ex socio de Alejandro Agag, yerno de José María Aznar.
En cuanto el arrepentido Gordon se sentó frente al tribunal Luis Bárcenas cerró el cuadernillo que llevaba leyendo, o estudiando, durante toda la mañana. Cruzó los brazos y se concentró en la espalda del acusado mirando por encima de sus gafas de cerca. No perdió detalle.
La fiscala fue al grano y Gordon no tardó en entonar el miserere. En 2004 el entonces alcalde de Majadahonda, Guillermo Ortega, le dio un sobre con 150.000 euros en metálico. Fue en un restaurante. En un alarde de discreción Gordon reptó hasta el uvecé para contar el fajo. No especificó si era en billetes de 500, pero de no ser así habría necesitado un palé para transportarlos.
Gordon estudió en la universidad con Correa, pero no fue hasta años después, al coincidir en un restaurante, cuando iniciaron una relación societaria que les ha llevado a plantar las posaderas en la misma silla, frente al retrato de Felipe VI. Fue Correa quien presentó a Gordon a Ortega de Majadahonda. Y también a Luis Bárcenas.
En cuanto el arrepentido Gordon se sentó frente al tribunal Luis Bárcenas cerró el cuadernillo que llevaba leyendo, o estudiando, durante toda la mañana
A partir de ahora hablaremos de Ortega de Majadahonda y Sepúlveda de Pozuelo (o Jesús de Pozuelo), en vez de referirnos a ex alcalde de Majadahonda o Pozuelo, para no tener que gastar más tinta virtual de la necesaria.
"Montamos una sociedad holding que funcionaba con paraguas" soltó Gordon, entre otras perlas. Y se vino arriba: "El que aportaba con recibo (con dinero negro) no figuraba en la contabilidad". O "el vendedor de los terrenos exigía 750.000 en efectivo", "como en la escritura se daba dinero en B yo no lo contabilizaba". Y cosas así.
Ni siquiera el defensor de Jacobo Gordon quiso preguntar a su defendido, que sólo se mostró dispuesto a contestar a la fiscala y a su abogado. Lo mismo ocurrió con el empresario Alfonso García Pozuelo, un señor mayor de pelo muy blanco al que se le nota en los hombros el sufrir que lleva dentro.
García Pozuelo asumió que había que pasar por el aro y morder la manzana podrida para entrar en el círculo de las adjudicaciones públicas, tanto en los ayuntamientos como en las comunidades. García Pozuelo se tragó el sapo y la fiscala se lo puso fácil en un interrogatorio que duró dos minutos y medio.
Pasaban once minutos de las dos de la tarde, que dirían en la radio, cuando el tercer arrepentido tomó asiento. Fue concejal de Hacienda de Jesús de Pozuelo. Entre sus competencias estaba, fundamentalmente, el área de contratación, aunque "todas las cantidades del presupuesto venían dadas por Jesús Sepúlveda. Realmente el concejal ni tenía arte ni parte (...) El 75% de los contratos del ayuntamiento de Pozuelo eras de obras".
García Pozuelo asumió que había que pasar por el aro y morder la manzana podrida para entrar en el círculo de las adjudicaciones públicas
Luis Bárcenas se levantó de su asiento y salió de la sala. El Bigotes hizo lo mismo, con unos segundos de diferencia. Les bastó con tres minutos. Y volvieron en orden inverso: primero El Bigotes y detrás Luis Bárcenas.
Cuando regresaron Fernández seguía escupiendo contra Sepúlveda de Pozuelo: "Jesús no tenía conocimientos absolutamente de nada". Le faltó llamarle inútil mientras ponía en valor la profesionalidad de Francisco Correa:
- Tiene una cualidad como empresario, una virtud. Correa trabaja muy bien y muy rápido. Y Jesús es una persona que trabaja por impulsos
Roberto Fernández dejó para el final lo mejor. Una vez acompañó a Jesús de Pozuelo a comprar un bolso de Loewe. El ex marido de Ana Mato le dijo que pagaba Correa. Los regalos como pasaporte. Una vez más. Fernández fue vicerrector de la Complutense y ahora se sienta en el banquillo. Lo dijo él mismo. Una tarjeta de presentación que ahora quiere cambiar por sus hijos.
Jesús de Pozuelo se fue caliente a casa. Igual que su abogado, que no paró de gesticular con los ojos durante el testimonio del último arrepentido, al más puro estilo de Marujita Díaz en sus días dorados.
En menos de dos horas el juicio del caso Gürtel tomó forma a la espera del cante de Francisco Correa.
Nadie hablará de María del Mar Rodríguez, imputada en la causa, que decidió bajarse de la vida en enero de 2015. Su voz retumbó en la sala, para que quedara constancia de su testimonio cuando el juez Ruz investigaba la trama. Fue una sensación de escalofrío callado.
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Raquel Agüeros
Raquel Agüeros. Persona. Periodista. Autónoma. Nació navarra y voló del nido. Lleva 17 años picando, casi siempre en televisión y radio. Escribir es su espina clavada. Vive en Mallorca.
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