Crónica Judicial / Gürtel
Correa se sube al andamio
Raquel Agüeros San Fernando de Henares , 15/10/2016
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La sesión empezó pasadas las once de la mañana. A pesar de que hubo algo más de margen para el descanso, Correa no durmió bien. Y se le notaba en la cara y en el hablar. Él mismo reconoció que había tenido que hacer memoria y ordenar en la mente lo que pasó hace más de diez años.
Correa contó que no estaba en el detalle. Iba a lo general. Y se fiaba de sus acólitos, El Bigotes y compañía, y de su red de contactos. Porque “al final los permisos se dan, pero cuando tienes una buena relación los permisos se consiguen más rápido”. Esa parte estaba cubierta.
El viernes tocaba no volver a herir a Francisco Álvarez Cascos, entonces ministro de Fomento (los de las obras), ni al Partido Popular de Castilla La Mancha. Sin que la fiscala e preguntara, Correa afirmó, tajante, que las iniciales P.A.C. no se referían a Paco Cascos. Punto.
Como esos perfumes que duran días, Correa quiso dejar un aroma de bala antes de tomarse un descanso de dos días. Quiere dormir tranquilo el fin de semana. Y para eso necesitaba desviar la atención y la tensión que destila fuera de cámara. Dicho y hecho. Directo a la yugular, a las principales constructoras de obra pública del país: OHL, ACS y DRAGADOS pagaban comisiones para que “diversos ministerios” les dijeran sí.
-- ¿Qué ministerios?- preguntó la fiscala intentando ir al detalle.
-- Fomento y Medioambiente.
Es decir, Francisco Álvarez Cascos y Jaume Matas. Dos ministros que quedaros evaporados por la aparición de Florentino Pérez y Villar Mir. Mientras las constructoras anunciaban acciones legales por daños al honor contra Don Vito, con perdón, Correa tiene dos días para dormir a pierna suelta. Estrategia brillante de un hombre que el lunes se enfrentará a las preguntas del abogado de la acusación del PSOE valenciano, con quien charló agitadamente cuando terminó la sesión, y a las de su propio defensor.
La realización de la señal del juicio, lo que se ve por la tele, fue más cuidada que el jueves porque se esmeraron en no enfocar marcas de bebidas. Dentro, el abogado de Jesús Sepúlveda se pasó la sesión masticando discretamente.
Aunque dijo estar menos lúcido por su desvelo, Correa recordó que no había regalado al exmarido de Ana Mato dos coches. Que en realidad habían sido tres: dos Range Rover (uno blanco de tercera mano) y un Jaguar en 1999. “Las relaciones comerciales son así. Son relaciones humanas”. Y se atrevió a nombrar al rey (emérito), que consiguió para España la adjudicación del AVE a La Meca precisamente por su agenda personal.
Volvió a salir la pésima relación de Correa con el organizador de las campañas electorales del PP, Jesús Sepúlveda, el ex de Ana Mato. Correa no le perdona que después de tantas “atenciones” (los tres coches, viajes para la familia por valor de 9.000 euros y payasos y animación para cumpleaños y comuniones de los niños), Sepúlveda dejara de contar con él. Correa es señor de lealtades y considera que lo que le hizo Jesús de Pozuelo fue indigno, una falta de ética que roza lo pornográfico.
Si en el primer día de declaración Correa se definió como un pionero del marketing en España, el segundo día se autoproclamó como un dinamizador de negocios al más alto nivel. Su ocaso en Génova coincidió con la lenta transición entre Aznar y Rajoy. Después de los atentados del 11M y la inesperada derrota del PP, Correa cometió la osadía de contratar a Antonio Cámara, uno de los pilares de Aznar, por orden del ya expresidente a través de su yerno, Alejandro Agag.
Aznar había dejado de ser líder del PP pero seguía mandando en la sombra, y la relación entre Rajoy (heredero a dedo de la secretaría general del partido) y Cámara nunca había sido buena, igual que con Aznar. En la nueva Génova no sentó bien este movimiento porque lo consideraron una imposición de Aznar y una deslealtad a Rajoy. Y Sepúlveda prescindió de Correa, que siguió trabajando con los populares valencianos hasta su detención en Sotogrande en 2007.
Este matiz exculpa, aún más, a Pablo Crespo, al que hasta entonces se había señalado como el hombre que separó a Correa del PP nacional.
Correa lo ha perdido todo menos la inteligencia. Hombre camaleónico, trabajador y bon vivant, espera este momento desde hace nueve años. Hasta ahora lo está sabiendo aprovechar. Con dosis homeopáticas de veneno. El lunes, más.
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Raquel Agüeros
Raquel Agüeros. Persona. Periodista. Autónoma. Nació navarra y voló del nido. Lleva 17 años picando, casi siempre en televisión y radio. Escribir es su espina clavada. Vive en Mallorca.
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