Crónica Judicial / Gürtel
El paraíso estaba en Soto
Raquel Agüeros San Fernando de Henares , 28/10/2016
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Pablo Crespo, presunto número dos de la trama Gürtell, a su llegada a la Audiencia Nacional.
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Quince horas de declaración para intentar rebajar los ochenta y cinco años de cárcel que la Fiscalía pide para él. Pablo Crespo culminó su interrogatorio respondiendo a las preguntas de su abogado durante tres cuartos de hora.
Miguel Durán, su defensor, intentó retrasar el momento hasta la tarde. Es que "me sacude el hambre", le dijo al presidente del tribunal ante la carcajada de la sala. Eran las dos y cuarto de la tarde pero Ángel Hurtado no se apiadó de las tripas del letrado.
Como en un intento de vengarse del presidente Miguel Durán consiguió romper el formalismo verbal de Pablo Crespo cuando éste respondió que la comida de los calabozos estaba "asquerosa, sinceramente". El segundo de Correa hizo un pormenorizado relato del momento en que fue detenido.
El 6 de febrero de 2009 la vida de Pablo Crespo cambió para siempre: "me engrilletaron". Era viernes. Después de horas y horas...y de más horas de registros, Crespo fue conducido a los calabozos de Moratalaz, a los que el otro día comparó con "mazmorras de la Edad Media". Una pocilga de condiciones "infrahumanas".
Crespo fue al caca-culo-pedo-pis con la intención de hacer más creíble que sus declaraciones ante la Policía y ante el juez Baltasar Garzón las escupió en las peores condiciones posibles. La asquerosidad de la manduca era solo un detalle. Crespo estuvo sin orinar más de veinticuatro horas y sin tener una "vejiga de titanio".
Aquella noche "me envolví un poco en la gabardina que llevaba" a modo de manta, en pleno invierno madrileño. Afortunadamente los calabozos tienen "una luz fluorescente muy suave" que mitigó la oscuridad reinante en la clausura y le hizo dormir poco. Todo eso añadido a la "violencia verbal" del agente 81.067.
El abogado que entonces tenía Crespo "blandió la LECRIM" (Ley de Enjuiciamiento Criminal) para que el detenido se negase a prestar declaración. Pero a la mano derecha de Correa le fue imposible no contestar porque, dijo: "pensé que no tenía nada de ocultar".
Después de declarar y de orinar por primera vez en día y medio, confinaron a Crespo hasta que fue trasladado al despacho del juez Garzón en la Audiencia Nacional para prestar declaración. Según los cálculos Crespo llevaba más de 80 horas detenido, cuando el tiempo máximo de arresto de una persona hasta pasar a disposición judicial es de 72 horas. "Estaba tan agotado que mi memoria de esa declaración es bastante floja".
Como en una caprichosa premonición a Pablo Crespo se le abrió el cielo nada más entrar por la puerta del penal de Soto del Real, donde por fin volvió a sentirse persona al hacer "lo que hace todo ser humano, asearse y ducharse".
La declaración de Pablo Crespo a duras penas se coló en los informativos. La política ha hecho que el caso haya perdido interés. No hubo hueco para el hombre que cambió su vida y decidió venirse a Madrid desde Galicia con su mujer y sus tres hijos de la mano de Francisco Correa y por 5.500 euros al mes.
En menos de diez años Pablo Crespo pasó de ser el chófer personal del tesorero del Partido Popular como atención a Álvaro Lapuerta cuando iba a visitar a Manuel Fraga a ocupar la parte de atrás de un furgón policial con destino a un lugar que ya atisba con cierto cariño.
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Raquel Agüeros
Raquel Agüeros. Persona. Periodista. Autónoma. Nació navarra y voló del nido. Lleva 17 años picando, casi siempre en televisión y radio. Escribir es su espina clavada. Vive en Mallorca.
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