1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

Documentos CTXT

"La ocupación tiene que acabar"

El director ejecutivo de la ONG israelí B'Tselem pide al Consejo de Seguridad de la ONU que actúe y defienda los derechos de los palestinos

Hagai El-Ad 9/11/2016

<p>'Checkpoint' en Hawara, Palestina.</p>

'Checkpoint' en Hawara, Palestina.

Magne Hagesæter

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

_____________

CTXT ha acreditado a cuatro periodistas —Raquel Agüeros, Esteban Ordóñez, Willy Veleta y Rubén Juste— en los juicios Gürtel y Black. ¿Nos ayudas a financiar este despliegue?

 

_____________

Miembros del Consejo de Seguridad,

Damas y caballeros,

Antes de comenzar, me gustaría expresar mi profunda gratitud por concederme la oportunidad de hablar ante este distinguido foro y dirigirme a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Lo que estoy a punto de decir no busca conmocionarlos, aunque sí pretende conmoverlos.

Durante los últimos 49 años, y seguimos contando, la injusticia conocida como la ocupación de Palestina y el control que ejerce Israel sobre las vidas palestinas en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, ha pasado a formar parte del orden internacional. La primera mitad de un siglo de semejante realidad está por llegar a su fin. De parte de B’Tselem, el Centro de Información Israelí para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, hoy vengo a rogarles que intervengan. Cualquier otra medida que no conlleve una acción internacional decisiva no conseguirá otra cosa que suponer el comienzo de la segunda mitad de ese primer siglo de ocupación.

Damas y caballeros,

¿Qué significa, en términos prácticos, pasar 49 años, toda una vida, bajo control militar? Cuando estalla la violencia, o cuando algunos eventos concretos  atraen la atención del mundo entero, se pueden entrever algunos aspectos de lo que significa vivir bajo una ocupación. Pero, ¿el resto del tiempo? ¿Qué sucede con los muchos días ‘normales’ de una ocupación que dura 17.898 días y que todavía se mantiene fuerte? Vivir bajo control militar significa en su mayor parte una violencia invisible, burocrática y diaria. Significa vivir bajo un régimen de permisos sin fin, que controla la vida de los palestinos desde que nacen hasta que mueren: Israel controla el censo de población, Israel controla los permisos de trabajo, Israel controla quién puede viajar al extranjero (y quién no), Israel controla quién puede entrar desde el exterior (y quién no), en algunos pueblos, Israel elabora listas con las personas que pueden visitar el pueblo o quién tiene derecho a cultivar qué campos. En ocasiones, los permisos pueden ser denegados, aunque estos deberían ser siempre renovados. De esta manera, con cada respiración, los palestinos respiran ocupación. Cometes un error y puede que pierdas tu libertad de movimiento, tu sustento o incluso la oportunidad de casarte y formar una familia con la persona que amas.

 Vivir bajo control militar significa significa vivir bajo un régimen de permisos sin fin, que controla la vida de los palestinos desde que nacen hasta que mueren

Mientras, constantemente presentes, se mantienen los asentamientos y los colonos. Son ciudadanos israelíes que viven de manera ostensible en una democracia del primer mundo, que existe en cierto modo y únicamente para ellos, fuera de las fronteras de su país. Esta aventura de expansión constante, a pesar de ser ilegal, es visible en numerosos puntos a lo largo de Cisjordania y Jerusalén oriental. Estos asentamientos combinan zonas edificables con amplias partidas de tierra alrededor, y anticipan expansiones futuras o “zonas de especial seguridad”, que significan en realidad puestos de control para los palestinos y carreteras de circunvalación para los colonos, que significan el Muro de Separación, y que significan, en definitiva, la fragmentación de Palestina en cientos de comunidades aisladas flotando, o más bien hundiéndose, en un mar de dominación israelí. Sinceramente, ¿quién puede merecer semejantes condiciones de vida durante medio siglo?

Damas y caballeros,

Israel considera legales casi todos los factores que componen esta realidad. El control que ejerce Israel sobre las vidas palestinas no tiene parangón en lo que respecta al esmero que pone la fuerza ocupante en el cumplimiento de la ley, pero al mismo tiempo no hace sino estrangular su esencia misma. La ocupación ha perfeccionado de tal manera el arte de desvirtuar el Derecho Internacional Humanitario y el Derecho Internacional de los Derechos Humano que prácticamente los ha privado de todo su sentido. Cuando la justicia de los abogados militares, del ministro de Justicia y de la Corte Suprema termina de pulir las opiniones legales, todo lo que queda es injusticia pura y dura.

Muéstrenme un palestino muerto cuyo asesinato tenga que ser minimizado para garantizar la impunidad y ya sabrán cuál es la opinión del fiscal general del Ejército. Díganme que hay 100.000 palestinos al otro lado del Muro de Separación construido dentro de Jerusalén oriental que están siendo ignorados y abandonados, y les recordaré que incluso hasta esta injusticia manifiesta fue aprobada previamente por la Corte Suprema de Justicia de Israel.

Muéstrenme un palestino muerto cuyo asesinato tenga que ser minimizado para garantizar la impunidad y ya sabrán cuál es la opinión del fiscal general del Ejército

Díganme qué parcela de tierra palestina quieren apropiarse y la Administración Pública les fabricará un mecanismo legal a medida, porque por supuesto ¡todo tiene que ser legal! Con un único objetivo: zonas militares de entrenamiento, reservas naturales, yacimientos arqueológicos y, sobre todo, declarar miles de acres “propiedad del Estado”, pero ¿que ‘Estado’ exactamente? Todas estas estrategias han sido usadas con éxito para desalojar por la fuerza a los palestinos y justificar el hecho de que no dispongan de acceso a agua corriente o al suministro eléctrico. Por descontado, estas acciones israelíes no siempre consiguen lo que quieren, eso sería demasiado evidente, así que muy de tarde en tarde, quizá una vez cada diez años, se abre un simulacro de juicio a un soldado de rango inferior o, una vez de higos a brevas, se permite llevar a cabo un plan maestro en una aldea palestina. Con estas rarezas seleccionadas caprichosamente consiguen que nos alejemos de la visión de conjunto.

Con el pretexto de defender su legitimidad, Israel aplica “garantías procesales” a casi todo: desde poder alimentar por la fuerza a las personas en huelga de hambre, como recientemente aprobó la Corte Suprema, hasta aprobar y renovar constantemente órdenes de detención administrativas; o prorrogar el encarcelamiento de larga duración sin juicio de cientos de palestinos; o demoler los hogares familiares de los palestinos que realizaron ataques; sí, eso también ha sucedido, cientos de veces, con garantías procesales y con la aprobación de la Corte Suprema. Desde el año 2000, más de 4.400 palestinos han perdido su casa de esta manera.

El sistema de aplicación de las leyes militares encubre constantemente cientos de casos de palestinos asesinados o maltratados

Sí, Israel tiene abogados, fiscales y jueces profesionales. En realidad, se trata de una ocupación muy ‘profesional’. Hemos tenido mucho tiempo para trabajar en conseguir una ocupación más perfecta, pero no hace falta ser abogado para reconocer una injusticia. Fíjense en la ocupación, en todos los simulacros de legalidad que la rodean y llamémoslo por su nombre: un disfraz legal de violencia de Estado organizada.

Damas y caballeros,

Israel ha legalizado de manera sistemática las violaciones a los derechos humanos en los territorios ocupados mediante el establecimiento de asentamientos permanentes; la demolición punitiva de hogares; la puesta en marcha de un mecanismo parcial de ordenación urbana y construcción que se apropia de la tierra palestina; y mediante mucho, mucho más. El sistema de aplicación de las leyes militares, por llamarlo de alguna manera, encubre constantemente cientos de casos de palestinos asesinados o maltratados.

En abril de 2016 había aproximadamente 7.000 palestinos detenidos en Israel, de los cuales un 25% está en prisión preventiva durante el proceso judicial militar

Procedo a ofrecerles algunos datos: Israel ha declarado un 20% del territorio de Cisjordania "propiedad del Estado"; Israel permite magnánimamente a los palestinos construir en la mitad de un 1% del Área C, o lo que es lo mismo, del 60% de Cisjordania que hace una generación pasó a estar "temporalmente" bajo el control de Israel; en la última década, Israel ha derribado cerca de 1.200 hogares palestinos en Cisjordania, sin contar Jerusalén oriental, de modo que 5.500 personas se han quedado sin hogar, la mitad de ellos menores de edad; las cifras de Jerusalén oriental superan a estas últimas en un 50%; en abril de 2016 había aproximadamente 7.000 palestinos detenidos en Israel, de los cuales un 25% está en prisión preventiva durante el proceso judicial militar, y más o menos un 10% son personas sometidas a detenciones administrativas. Un dato final: desde 2000 un cuarto de las más de 740 denuncias remitidas por B’Tselem a las autoridades militares ni siquiera merecieron que se abriera una investigación; en otra mitad, al final los casos se cerraron sin que se tomara ninguna medida; y solo en un 25% de los casos se formularon acusaciones. Y atención al dato: durante ese período, las autoridades militares han perdido físicamente el expediente de 44 casos, o lo que es lo mismo, más del 25% de los casos que llegaron a juicio. Israel enfatiza que todo esto es legal, de acuerdo con la ley israelí y de acuerdo con la ley internacional.

Pero no es verdad.

En el fondo, este hecho sirve para bien poco si lo que se quiere es evitar que Israel siga llevando a cabo sus políticas, puesto que, lamentablemente, la ley internacional carece de mecanismos eficaces para aplicar la ley. Y de esta manera, las políticas israelíes continúan implementándose, y cada vez con mayor apoyo nacional. A pesar del amplio consenso internacional, y de resoluciones del Consejo de Seguridad en cuanto a la ilegalidad de los asentamientos, el único cambio visible en la zona es el número cada vez mayor de asentamientos, de colonos y de palestinos viviendo a su sombra, con la amenaza constante de demoler sus casas o desalojarlos.

Damas y caballeros,

B’Tselem lleva 27 años trabajando en la documentación y publicación de las violaciones de los derechos humanos en los territorios ocupados, en el análisis e interpretación de los datos y en el asesoramiento nacional e internacional sobre estos asuntos. No defendemos ninguna postura política en particular, nosotros luchamos en contra de las violaciones de los derechos humanos. De hecho, somos conscientes de que Israel ha utilizado oficiosamente el "proceso de paz" para ganar tiempo, una gran cantidad de tiempo, mientras seguía alterando la realidad sobre el terreno en Palestina.

El único cambio visible en la zona es el número cada vez mayor de asentamientos, de colonos y de palestinos viviendo a su sombra, con la amenaza constante de demoler sus casas

La misión de B’Tselem es dar a conocer al pueblo israelí las diversas maneras que tiene nuestro Estado de oprimir a los palestinos, y continuaremos mientras no acabe la ocupación. Nuestro esfuerzo en este sentido no cesa, ni cesará nunca, puesto que es nuestra obligación moral básica. No obstante, después de tantos años, hemos extraído algunas conclusiones. Los principios morales no bastan pos sí solos, Israel no se despertará un día y dejará de ser un opresor porque se dará cuenta de la brutalidad de sus políticas. Décadas de falsos pretextos y temores reales, de intereses económicos y dogmas políticos, se conjugan para evitar esa posibilidad, aunque también escasean las razones convincentes que animen a cambiar el curso de las cosas. Pero ¿el resto del mundo?

Hace seis años y medio, el vicepresidente de los EE.UU., Joe Biden, advirtió que “el statu quo es insostenible”. Evidentemente, la advertencia llegaba al menos con seis años y medio de adelanto. El “statu quo”, ese vector de intereses israelíes en constante progreso, ha demostrado que no solo es sostenible, sino que en realidad está prosperando.

El proyecto a largo plazo, consistente en maximizar los beneficios obtenidos del territorio palestino y minimizar la molesta presencia palestina, es más palpable que nunca

Hace casi exactamente un año, la Unión Europea comenzó un “diálogo estructurado” de seis meses de duración con Israel, con la intención de acabar con las demoliciones administrativas de hogares en el Área C. Seis meses más tarde, el diálogo estaba estancado y los derribos seguían aumentando. Aun así, la UE decidió prorrogar el diálogo. Si comprobamos que un número sin precedentes de demoliciones tiene como consecuencia un calendario ilimitado de negociaciones internacionales, ¿para qué sirve detener los derribos?

Obviamente, la ocupación es internacionalmente sostenible. Es así porque hasta ahora el mundo se niega a actuar de manera eficaz.

Estos últimos años han hecho que esta evidencia pase a ser traumática. El proyecto a largo plazo de Israel, consistente en maximizar los beneficios obtenidos del territorio palestino y minimizar la molesta presencia palestina, es más palpable que nunca. En efecto, pasar solo medio día en Cisjordania es de sobra suficiente para darse cuenta del objetivo de permanencia que todos los gobiernos israelíes de derecha, izquierda o centro han perseguido desde 1967. Funcionarios israelíes retirados lo han reconocido abiertamente, hace poco, un antiguo jefe de operaciones del Mando Central afirmó directamente: “El ejército está allí porque el Estado de Israel no tiene ninguna intención de marcharse”. Ahora que los líderes israelíes actualmente en el poder, desde el primer ministro en adelante, han dejado de hacer declaraciones fingidas y han comenzado a admitirlo abiertamente, con semejante nivel de claridad, se podría pensar que seguramente esa actitud tendría por fin consecuencias. ¿Fue ingenuo por mi parte albergar esas expectativas?

Los palestinos tienen derecho a la vida y a la dignidad, tienen derecho a ser los dueños de su propio futuro

Es probable. La claridad sin precedentes en el lenguaje que emplea Israel ha reducido la diferencia que existe entre las acciones israelíes y la retórica vacía que se utiliza en las negociaciones diplomáticas, pero al mismo tiempo la respuesta internacional ha sido, cómo no, realizar otro informe más. Los derribos han aumentado y han convertido 2016 en el peor año registrado hasta ahora. Me veo obligado a preguntar: ¿cuántos hogares palestinos más tienen que ser derribados para que se den cuenta de una vez de que las palabras, sin acciones que las apoyen, no son más que una confirmación de que Israel puede seguir adelante con su plan?

Damas y caballeros,

La consecución de los derechos humanos no puede esperar más. Los palestinos tienen derecho a la vida y a la dignidad, tienen derecho a ser los dueños de su propio futuro. Hace mucho tiempo ya que tendría que ser así y todos sabemos que justicia retrasada es justicia denegada.

Como nos enseñó Martin Luther King Jr., “la propia y dolorosa experiencia nos demuestra que el opresor nunca otorga la libertad de manera voluntaria”. En este sentido, la comunidad internacional se enfrenta a la siguiente realidad: la falta de acción no solo concede al opresor la licencia para persistir en sus actos sin temor a sufrir repercusiones graves, sino que además otorga al opresor el poder de decidir cuál es el mejor momento para empezar a considerar alternativas.

Durante la mayor parte del tiempo que ha existido mi país, el mundo ha permitido que ocupara a otro pueblo

“Esperad”, exige Israel, “ahora no es el momento adecuado”. Pero “esperad” siempre ha querido decir “nunca”", es la respuesta de Martin Luther King Jr. “Siempre es el momento adecuado para hacer lo que es justo”. Y ese momento es ahora: es el momento de actuar, finalmente. El Consejo de Seguridad de la ONU tiene algo más que poder, tiene una responsabilidad moral, además de una oportunidad real, de actuar con urgencia, antes de que alcancemos la simbólica fecha de junio de 2017 y comience la segunda mitad de ese primer siglo, y mandar así un claro mensaje a todo el mundo, incluidos israelíes y palestinos, con el apoyo de medidas internacionales: Israel no puede tenerlo todo a la vez. No se puede ocupar un pueblo durante cincuenta años y llamarse a sí mismo una democracia. No se puede violar los derechos humanos de millones de personas y solicitar favores internacionales basados en palabras superficiales que presumen del compromiso con valores compartidos como los derechos humanos.

Israel es un Estado soberano establecido gracias a la legitimidad internacional que concedió la histórica decisión que esta misma institución tomó en 1947. Yo soy un ciudadano de ese país, Israel es mi patria. Durante la mayor parte del tiempo que ha existido mi país, el mundo ha permitido que ocupara a otro pueblo. He vivido toda mi vida, todos y cada uno de sus días, consciente de esta realidad. Millones de israelíes y palestinos no conocen otra realidad. Necesitamos vuestra ayuda. Cincuenta años de ocupación “temporal” es demasiado tiempo para que exista ni siquiera una persona en este mundo que tenga que aceptar semejante oxímoron. Los derechos de los palestinos tienen que ser satisfechos, la ocupación tiene que acabar, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene que actuar, y hoy es el momento de hacerlo.

Traducción de Álvaro San José.

_____________

CTXT ha acreditado a cuatro periodistas —Raquel Agüeros, Esteban Ordóñez, Willy Veleta y Rubén Juste— en los juicios Gürtel y Black. ¿Nos ayudas a financiar este despliegue?

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Hagai El-Ad

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí