1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

RELATOS MELÓMANOS

El Manteca Colorá, Iván Ferreiro, etc.

Juanjo Cubero 20/11/2016

<p>La Charo pareció entenderlo y me dejó un regalo sobre la mesa.</p>

La Charo pareció entenderlo y me dejó un regalo sobre la mesa.

FURIBUNDO

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

___________________

CTXT ha acreditado a cuatro periodistas --Raquel Agüeros, Esteban Ordóñez, Willy Veleta y Rubén Juste-- en los juicios Gürtel y Black. ¿Nos ayudas a financiar este despliegue?

___________________

Cada vez que sale un disco de Iván Ferreiro me acuerdo de la Charo, del Chiringui y de su hijo el Lolo. Ellos me regalaron Canciones para el tiempo y la distancia, el primero de Ferreiro en solitario, a pesar de que me tenían vetada su música en el bar cuando los conocí. Porque en el Manteca Colorá se escuchaba, sobre todo, flamenco: al Camarón, al Lebrijano, al Paco y al Dorantes. Eso sí, como en todos los antros charros en los que se trapicheaba, allí también estaba "prohibido cantar y tocar las palmas". Lo advertía un cartel, junto a la máquina de café.

El Manteca Colorá quedaba enfrente de mi residencia, muy cerca del campus universitario. Lo conocí nada más llegar a Salamanca, una mañana en la que vagabundeaba por el barrio. Me había matriculado en Administración y Dirección de Empresas, pero no me dejaba caer mucho por clase. Alguien me comentó una noche que las novatadas en aquella facultad eran terribles, así que no quise arriesgar: aparecí por allí a mediados de mayo, cuando ya tenía la certeza de que habían terminado definitivamente.

En el Manteca Colorá se pasaba hachís –obvio– y se fumaba. Se fumaba mucho. En ese bar conocí a verdaderos veteranos de Afganistán. Personajes capaces de aspirar valles enteros del Hindu Kush sin pestañear, mientras discuten cuáles son los puntos limpios menos vigilados de la provincia, los desguaces en los que se encuentran las cajas de cambios más decentes o los descampaos con mejores vistas al Tormes para llevar a una tía de madrugada.

Los veteranos desfilaban a media tarde del Manteca Colorá, sobre todo en invierno, cuando el sol se difumina más temprano. Abandonaban el bar a voces, celebrando haber arrasado al tute, al mus y con las praderas del Rif. Yo aprovechaba esos ratitos de calma para saltar al otro lado de la barra y ambientar aquel fumadero con el Relax de Los Piratas, aunque sabía que era imposible escucharlo entero. Lo tenía calculado. Si estaba el Lolo al mando dejaría sonar solo Ansiedad e Inerte. Si la que manejaba el cotarro aquel día era la Charo, con un poco de suerte disfrutaríamos del subidón final de Comernos. Con el Chiringui, como mucho, llegaríamos al estribillo de Tío vivo y porque le hacía gracia el teclado del principio. Los tres, en un momento dado, decían: "Déjate de rollos y ponme un poquito al Torta por tangos".

Existía en el Manteca Colorá un pacto no escrito por el cual el cliente debía pedir algo de beber mientras se preparaba su mercancía en la rebotica. Cada vez que alguien iba a pillar hachís para llevar – casi siempre universitarios con cara de rehén tras un atraco traumático – se reproducía ese momento incómodo que el Lolo normalmente cortaba en seco con un : "¿Y de bebé, qué vai a queré?" Eran esperas tensas, lo reconozco. También para mí al principio, cuando no tenía confianza con la familia Colorá. Supongo que a todos nos daba por pensar que la policía aguardaba afuera a que nos entregaran la piedra para entrar a saco. —Yo, de hecho, siempre me veía abriendo el informativo de la noche de Localia Salamanca esposado, tapándome la cara, entre periodistas y cámaras de televisión, para que papá y mamá no sufrieran la pena del telediario—.

El caso es que la mayoría de la gente pedía un botellín de agua para pasar mejor ese mal trago, pero a la hora de la verdad le daban un buche o dos. En cuanto tenían su costo a buen recaudo, huían echando hostias.

Un lunes bajé temprano a desayunar café con rama y escuché que la Charo le decía al Chiringui. "¿Te has dao cuenta de la cantidad de agua que tiramos? Podíamos rellenar las botellas y venderlas otra ". Yo, que ya me había fundido casi toda la pasta del mes, les interrumpí a degüello. "Si me dais de fumar de balde, yo me encargo".

Además de imitar su voz, estiré, como él, la última sílaba de la última palabra de cada frase y clavé sus poses

Y así es como entré a formar parte de la plantilla del Manteca Colorá y así pasé tardes enteras, en el patio de dentro, rellenando con agua del grifo cada una de esas botellas que se quedaban a medias –al final también las vacías– y pegando los tapones. El asunto no tenía demasiado misterio y las obligaciones laborales impuestas por la Charo eran bastante flexibles, así que mientras metía agujas de coser en cola blanca Imedio resistente al agua y pegaba los puntos que sobresalen de los tapones de plástico a las bocas de la botellas, me dedicaba a leer a Escohotado, a Montero Glez, a prenderme algún que otro petardo y a escuchar a Iván Ferreiro.

Lo reconozco. Fui uno de esos fans tardíos de Los Piratas que los reivindicaban a muerte tras la separación, a pesar de que cuando tocaban juntos ni siquiera me había parado a investigar más allá de Promesas que no valen nada y Años 80. Me atrevería a decir que lo primero que escuché de ellos por mí mismo fue su despedida: "Buenas noches, somos Los Piratas, somos de Vigo y hoy es 24 de octubre del año 2003". Así comenzaba Fin de la segunda parte, el disco en directo con el que dijeron adiós y en el que oí por primera vez Hoy por ayer, la canción que me enganchó verdaderamente a su música. Luego me obsesionaría M –como a todos–, Mi cocoFecha caducada y Jugar con los coches.

El verano antes de empezar la carrera lo pasé devorando con ansia no solo la discografía de Los Piratas, sino también cualquier contenido audiovisual que pillara por la tele o en Internet. Aún anda por casa de mis padres un VHS en el que tenía grabado el concierto básico del Círculo de Bellas Artes, un par de entrevistas de la época de Ultrasónica, un A solas en Sol Música y el reportaje de la gira Rock en Ñ que hicieron por México. Me convertí en un erudito, algo así como el sexto pirata —lo siento por Manolón—.

Todo fue a más cuando llegué a Salamanca, y formé con unos compañeros de la residencia Tibias y Calaveras, una banda de versiones que llegó a petarel  Potemkin un sábado, en plenos exámenes de febrero. Aquel concierto arrancó con Dentro del mar –con tus bragas llenas de agua– y sobre ese escenario, en San Justo, puse en práctica todo el trabajo que había estado realizando durante los últimos meses: demostré que me había mimetizado definitivamente con Iván Ferreiro. Además de exhibir mi verdadera habilidad para imitar su voz, estiré, como él, la última sílaba de la última palabra de cada frase y clavé sus poses más memorables.

La gente comenzó a pararme por la calle. Me hacían grabar saludos poniendo la voz de Ferreiro

No se me olvidó apoyar el dorso de la mano izquierda en la cintura –como Beyoncé al principio de Single ladies– al enfilar Disimular. Cerré los ojos en Inerte, los puse en blanco en el grito final de Inevitable y agarré con las dos manos el micro como si fuera a caer al vació al cantar Mi Matadero Clandestino. También saqué un Casiotone para fingir que sabía programar los loops de Teching, golpeé el pie de micro con el suelo cuando entró la banda en Promesas, justo antes del "prometo que a partir de ahora lucharé por cambiar", se me puso sola la sonrisa sardónica en el estribillo de El equilibro es imposible, y sobre todo, defendí con cierta destreza lo que yo llamaba su baile de la bayeta, el de mover los brazos de forma circular como quien limpia a conciencia una ventana. Ese era mi paso estrella, con el que logré ganarme a las masas. Tuvo tal repercusión el concierto que la gente comenzó a pararme por la calle. Me hacían grabar saludos poniendo la voz de Ferreiro para felicitaciones y vídeos de bodas.

A mitad de abril, Iván publicó Canciones para el tiempo y la distancia y la situación se volvió incontrolable. Me volví un gurú, una especie de representante de los Ferreiro en Salamanca. Todo el mundo me buscaba cuando sonaba Turnedo en La Imprenta, El Pani o El Puerto de Chus. Venían a darme la enhorabuena cuando terminaba la canción, como si yo tuviera algo que ver con ellos. Me llamaban estudiantes de periodismo para participar en las tertulias musicales de su facultad y me hacían entrevistas en los periódicos locales. No es que quiera presumir, pero llegó un momento en el que nadie se compraba un disco de Iván Ferreiro en Salamanca sin consultarme a mí primero.

Lo podéis preguntar en Long Play, si es que sigue existiendo esa tienda de discos de la Rúa o a la Charo, si es que conseguís localizarla. Ella es una voz más que autorizada porque el Manteca Colorá se erigió como lugar de encuentro y peregrinación para los fieles. Verdaderos pipiolos acudían allí por las noches para tomarse una copa y pedirme opinión. "Quiero adentrarme en la música de Los Piratas, ¿qué disco debería escuchar primero?".

La Charo, el Chiringui y el Lolo, que no eran tontos, vieron ahí un filón comercial y supieron adaptar su negocio a los nuevos tiempos. El Manteca Colorá se transformó de la noche a la mañana en un antro de kalimotxo y quinitos, especialmente los fines de semana. El Chiringui empezó a preparar pinchos de tortilla porque las tripas de los fieles se desgañitaban tras metabolizar tanto THC, el Lolo no daba abasto con las posturas en la cocina y a mí me dejaron encargarme de la música. 

El Manteca Colorá estaba en la cresta y les propuse una estrategia para dinamizar las ventas: cambiar de vez en cuando la forma y el nombre de la mojona que pasaban y fingir que una vez al mes traían una mercancía escasa, pero de mayor calidad, reservada solo para los más fieles. Así fue como apareció en Salamanca el rojo libanés, que según contaba Escohotado en Historia general de las drogas era una hachís acojonante, aunque en realidad no sé si ha llegado a existir o ha sido siempre una leyenda urbana. Todas estas responsabilidades que iba asumiendo me permitían fumar gratis buen polen, el que en teoría se reservaban para ellos y no vendían a nadie.

Vi la nota. El local había sido precintado. La temida redada que tantas veces rondó por mi cabeza

El volumen de negocio del Manteca Colorá se multiplicaba exponencialmente y una tarde la Charo se sentó conmigo en el patio de dentro para hacerme una oferta. Me propuso dejar de pegar tapones y pasar a la verdadera acción, dedicarme a ello a jornada completa. Todavía, a veces, me arrepiento de no haber aceptado. ¿Quién sabe si ahora no sería un Stringer Bell a la extremeña, con dos mastodontes ucranianos todo el rato a mi vera, una franquicia mundial de jamón de bellota para encalar el dinero a nombre de mi cuñado y una finca con helipuerto en el Valle del Jerte? Si no lo hice fue por miedo a la reacción de mamá, teniendo en cuenta el guantazo que me soltó al encontrarme una china ínfima en un vaquero cuando tenía dieciséis.

La Charo pareció entenderlo y me dejó un regalo sobre la mesa. Era Canciones para el tiempo y la distancia.

Los sábados en el Manteca Colorá se volvieron memorables. Venía tanta gente que a veces el Lolo se tenía que poner en la puerta para controlar el acceso. Una noche, a algún malnacido le dio por grabar un vídeo para fardar de su nuevo teléfono móvil. En aquel momento sonaba El viaje sideral del pequeño saltamontes de Manual para los fieles y aquello, efectivamente, era un fumadero como el que describía la canción. El vídeo anduvo circulando por Youtube varios meses y, al parecer, fue la prueba irrefutable que convenció al juez.

Una mañana, a mediados de junio, bajé a tomar café al Manteca Colorá antes de ir a echar el rato a la biblioteca, pero estaba cerrado. Me extrañó porque eran más de las diez y a esa hora el Chiringui ya suele estar dando palique a algún parroquiano. Cuando fui a golpear la puerta, vi la nota. El local había sido precintado por la policía. La temida redada que tantas veces rondó por mi cabeza había tenido lugar la noche anterior.

Estuve un par de semanas pasándome por el Manteca Colorá a diario, pero a esa familia se la había tragado la tierra. Intenté ponerme en contacto con ellos, pero nunca obtuve respuesta: no devolvían las llamadas, ni contestaban los mensajes. Volví por allí para los exámenes de septiembre y el local había sido desmantelado definitivamente. No supe nada del Chiringui, de la Charo y del Lolo hasta un par de años después cuando me crucé en la chupitería con el Truli, un veterano de los de toda la vida. Me explicó que tras la operación policial la familia Colorá estuvo preventiva unos días en Topas. Al salir, decidieron abandonar Salamanca.

Os cuento todo esto mientras suena El pensamiento circular, una canción del nuevo disco de Iván Ferreiro, en un bar con mucho rollo de Vejer de la Frontera. Acabo de darme cuenta de que junto a la máquina de café cuelga un cartel: "Prohibido cantar y tocar las palmas". Creo que voy a pedir un botellín de agua para brindar por los viejos tiempos.

___________________

CTXT ha acreditado a cuatro periodistas --Raquel Agüeros, Esteban Ordóñez, Willy Veleta y Rubén Juste-- en los juicios Gürtel y Black. ¿Nos ayudas a financiar este despliegue?

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Juanjo Cubero

Periodista y melómano.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. sergio

    gran gran texto. me permito completarlo con otro menos romántico y más obvio, pero creo que un buen recuerdo de los piratas: https://goo.gl/ryCdwa

    Hace 7 años 4 meses

  2. sergio

    gran gran texto. me permito completarlo con otro menos romántico y más obvio, pero creo que un buen recuerdo de los piratas: https://elcadillacnegro.com/2016/09/22/la-extraordinaria-e-injusta-historia-de-los-piratas/

    Hace 7 años 4 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí