Escrito a ciegas
Recordando a Vázquez Montalbán
José Luis Merino 3/12/2016
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
________________
CTXT necesita la ayuda de sus lectores para seguir siendo un medio radicalmente libre e independiente. ¿Nos echas un cable?
________________
El 18 de octubre de 2003, moría en Bangkok (Tailandia), el periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán. Mantuve con él varios encuentros. Dos en Bilbao, en la galería de arte Grises y en la librería Herriak, y otro más en su casa de Barcelona. De esos encuentros salieron dos entrevistas. Una publicada en un periódico de Madrid (Diario 16). La otra permanece inédita.
En las dos entrevistas, Vázquez Montalbán mostró lo mejor de su repertorio intelectivo y vitalista. Las respuestas de Barcelona llevaban un trasfondo político profundo, desarrollado con probada inteligencia. Su decir, calmoso como un estanque, constituía por sí mismo la trama de un texto de corte ensayístico. Se traslucía una gran solidez en el pensamiento que movía los hilos de sus palabras.
En la entrevista de Bilbao su trenzado fue rápido, ligero como humo de cigarrillo, con respuestas cortas y relampagueantes. El desparpajo humorístico desplegado se movía como los pasos de papel detrás de la llovizna. En la mayoría de las respuestas nacía una carcajada, labio a labio, que conducía a la siguiente ocurrencia, que producía a su vez otra carcajada.
Posiblemente la imagen más conocida que se tiene de Vázquez Montalbán sea la del irónico y cáustico personaje popular. Es verdad que fustigó con risible eficacia las cascarrias del largo periodo franquista, por lo que se le recuerda con enorme simpatía y cariño. Solo quien ofreciera la imagen de un enfelizado Rabelais del Ensanche barcelonés como él podía enfrentarse sin disimulo a la estulta sociedad dominante de su época. Le sobraba talento y gracia para ello.
Aunque le concedo todos los méritos imaginables en ese sentido, mi preferencia se inclina por la clara lucidez que poseía al ver en lo ordinario lo que verdaderamente hay de extraordinario. Me gustaba su saber consciente cuando aducía que no escribía para recapturar una experiencia, sino para aproximarse a ella todo cuanto fuera posible.
Esto se palpa en la entrevista que califico como breve ensayo. Se realizó en mayo de 1971, en su casa de Barcelona, como está dicho. Han pasado más de cuarenta años y todavía sigue viva esa magistral lección. La entrevista formaba parte de un libro –junto a otros autores–, que estuvo a punto de editarse. Llevaba por título La Península Estigia.
¿Qué puede hacer uno cuando va a Bilbao? Comer pimientos verdes y visitar a José Luis Merino
Como tantos otros proyectos, el libro se perdió como el agua en el agua. En este caso, es una lástima perderse el contenido de sus respuestas, donde se perciben ecos, muy bien asimilados, de los Walter Benjamin, Lukács, Marcuse, Adorno y Hausser, quienes varios lustros atrás fueron la punta de lanza del progresismo pensante. Espero que algún día ese saber mostrado por Vázquez Montalbán deje de estar sumergido en las perdidas aguas de la nada. El líquido verbal de sus palabras corre por mi memoria como los ríos de un país.
Sobre sus afectos personales guardo un excelente recuerdo. En una de sus declaraciones públicas jugó a exagerar: “¿Qué puede hacer uno cuando va a Bilbao? Comer pimientos verdes y visitar a José Luis Merino”. Como por aquellos años yo era una especie de perejil de todas las salsas culturales de la ciudad, me fue fácil contar con la inestimable atención del escritor catalán, teniendo en cuenta, además, que todavía no existía el Museo Guggenheim Bilbao.
________________
CTXT necesita la ayuda de sus lectores para seguir siendo un medio radicalmente libre e independiente. ¿Nos echas un cable?
Autor >
José Luis Merino
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí