Cuando llega el sábado
El (anti) guardiolismo inglés
Vaya donde vaya, genera tanta simpatía como antipatía. Los halagos en los medios y la comprensión de sus colegas pasan casi desapercibidos pero la hinchada 'citizen', de momento, no cesa su canción: "Tenemos a Guardiola, tenemos a Guardiola"
Luis Martín Londres , 7/01/2017
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“¿Por qué a los periodistas españoles os cae tan mal Guardiola?”. La pregunta es de John, un seguidor del City, que vive en Chester y la lanzó hace tres meses, cuando el City iba como un tiro. “Pues espérate a que empiecen a escribir en Inglaterra y verás”, fue la respuesta de un colega. Tres meses después, los medios de comunicación ingleses han machacado a Guardiola porque éste respondió destempladamente a un periodista de la BBC tras haber perdido contra el Liverpool. “¡Vamos Pep! Últimamente estás bajo tensión y las cosas no marchan como querrías pero te queremos!!! Tómate una cerveza inglesa fría y relájate...”, le escribió Boris Becker al ver las imágenes. “Es normal, a mí también me cuesta controlar las emociones, incluso cuando gano”, le disculpó el técnico del West Ham, Slaven Bilic.
Razonarle a un inglés por qué gran parte de los medios de comunicación españoles no soporta a Guardiola es imposible si se atiende a reacciones como las de un grupo de colegas que tras una rueda de prensa, cuando Pep dirigía al Bayern Múnich, le despellejaron por haber dado respuesta a preguntas en alemán, inglés, italiano y castellano hablando en alemán, inglés italiano y en castellano. “Es así de chulo, no lo puede remediar, ¿se cree más guapo porque habla cuatro idiomas?” se escuchó aquella tarde en la sala de prensa, el lugar donde empezaron los problemas de Guardiola siendo futbolista del Barcelona, aumentaron cuando se hizo entrenador y donde se redoblaron en Alemania, en especial con el diario sensacionalista Bild, por negarse a concederles una entrevista en exclusiva. De ahí a la calle hay un paso. En Múnich los aficionados le paraban para darle las gracias por su esfuerzo por expresarse en alemán desde el primer día, pero entre los profesionales de los medios de comunicación se lamentaba “su falta de vocabulario y su rigidez en las preguntas”. Y eso, que a los periodistas empiece a caerles mal el personaje, ha vuelto a pasar. “No lo podemos controlar. Ni perdemos un minuto”, dicen en el entorno de Pep. Pero hay quien cree en el club que el aparato le deja desprotegido y que el debate entre partidarios de Guardiola y de sus ideas futbolísticas genera corrientes de opinión que nacen en los medios y se trasladan a la calle, siempre. No hay peor sordo que el que no quiere escuchar, así que en Inglaterra no podía ser una excepción. Y aunque dijo que venía a aprender, no todos le creyeron.
Si de Guardiola no gustó nunca que tuviera inquietudes próximas a la cultura, amigos músicos, escritores, directores de cine y periodistas deportivos, tampoco gusta su manera de vestir ni su manera de hablar, en el idioma que sea y diga lo que diga, donde en otros se adivina personalidad, en él suele advertirse arrogancia. “Y para los ingleses lo es de manera exagerada quien crea que puede cambiar su manera de jugar al futbol”, sostiene un veterano periodista español, muy famoso en Inglaterra.
La comprensión que Guardiola ha encontrado en el club y entre los aficionados contrasta con su propia exigencia y con las críticas de los medios de comunicación
“No vine aquí para cambiar absolutamente todo. Quizás vosotros estáis equivocados. La primera vez que llegué aquí dije: ‘estoy aquí sólo para aprender, para mejorar y para ayudar a mi equipo’. Es lo que voy a pensar hasta el final. Vine de otro país aquí para intentar que mi equipo juegue de la mejor manera posible. Olvidaos. Soy yo el que me tengo que adaptar. ¿Tengo más problemas para hacer mi estilo de juego aquí? Es normal, es parte del proceso. Lo he dicho muchas veces. No estoy aquí para cambiar absolutamente nada. Lo he dicho muchas veces: estoy aquí para adaptarme”, aseguró el pasado jueves. Otra vez. Pep recordó su primer mensaje a la afición: “Dije que vine a aprender y entender la Premier y estoy en ello”.
Así que es fácil que las opiniones se dividan y del guardiolismo nazca por sí solo el antiguardiolismo. O viceversa. “Nosotros le estaremos eternamente agradecidos de que aceptara ser entrenador del City porque sabemos que no somos el mejor equipo del mundo”, suele aclarar John, que estaba en las gradas del Stoke City el día que en Inglaterra se escuchó por vez primera la canción que los fans 'azules' le cantan a Pep, esa que dice algo así como “Nosotros tenemos a Guardiola”.
Pero la comprensión que Guardiola ha encontrado en el club y entre los aficionados contrasta con su propia exigencia y con las críticas de los medios de comunicación. “No necesito tiempo, lo que necesito es hacerlo bien”, se le ha escuchado decir. Y también con los comentario de ex futbolistas en los medios que, puestos a ser honestos, no se cortan y no dan tregua. “No soy entrenador de tackles”, dijo tras caer goleado en el campo del Leicester, el actual campeón (4-2). Y se armó la marimorena, porque lejos de valorar que sus prioridades futbolísticas son otras, hubo quien lo interpretó como un desprecio a la más pura esencia del fútbol inglés. Stan Collymore, ex jugador del Liverpool, Nottingham y del Oviedo, entre otros, y comentarista de varios medios, se tiró a degüello: “Guardiola volverá a España con el rabo entre las piernas”. Por un momento, tras la humillación en Leicester, hasta John dudó. “Necesitamos más contundencia” decía. Fue solo un momento. “Pero Pep tiene razón, no le puedes enseñar a Stones o a Kolarov a ganarle el uno contra uno a un delantero”, le defendió de inmediato.
El ruido mediático le hace a Pep mucho daño. Y siembra dudas. La frase del que fuera un goleador con una carrera truncada prematuramente, llegó a España. Las de Jimmie Carragher no, aunque en sus comentarios semanales incluyen frases como “es una suerte tener a Guardiola entre nosotros” o insista en que le quiten “el pie de la espalda” y le dejen trabajar por el bien del fútbol inglés. Sin ir más lejos, las palabras en el Daily Mail del mítico Tommy Doherty, exentrenador del United, en las que asegura que vale la pena ver al City: “Me gustan sus pases y sus movimientos. Me gusta Pep Guardiola y también Brendan Rodgers del Celtic. Sus equipos no patean la pelota, la acarician”. Los elogios han pasado desapercibidos.
Siendo cierto que Guardiola se esfuerza en entender la Premier, la pregunta es: ¿alguien trata de entenderle a él?
Más comprensivos que los medios, a los que no les gusta el tono agrio que Pep emplea en la sala de prensa después de perder un partido en Liverpool jugando mal, son sus colegas de profesión. “Para el fútbol inglés será excelente su llegada. Para él, un reto. Esto no es fácil”, dijeron, casi con las mismas palabras, Pochettino, entrenador del Tottenham, y Aitor Karanka, del Midlesborough, a modo de bienvenida. Fue en agosto, cuando se vieron en la Premier y Pochettino le ganó la mano (2-0) y Karanka le empató el partido a última hora (1-1) en el Etihad, estadio del City.
“Es normal que necesite tiempo. Hasta que no sufres la Premier no te das cuenta de lo que es”, ha dicho esta semana el argentino de los Spurs. “Pep está demostrando lo bueno que es en muchas cosas”, aseguró en noviembre el entrenador vasco, que admite que entender la Premier “no es fácil, lleva su tiempo”.
Martin Samuel, elegido varios años seguidos como el periodista deportivo más influyente de Inglaterra, le llama “el perfeccionista”. No está muy claro si es un elogio o un irónico desdén. Pero algo hay de cierto. Pep sabe que debe ser mejor entrenador si quiere que el proyecto del City salga adelante, porque este fútbol ingobernable se lo exige.
Siendo cierto que Guardiola se esfuerza en entender la Premier, la pregunta es: ¿alguien trata de entenderle a él? Pep ha vivido una nueva polémica esta semana por decir que su final en los banquillos se acerca. Hubo quien pensó que iba a dejar el City de inmediato. “Dije en la entrevista que no iba a entrenar cuando tuviera 60-65 años. Pero tengo 45 años. No voy a retirarme en dos o tres años. Me encanta mi trabajo y estoy en un lugar perfecto para desarrollar mi trabajo, especialmente en Inglaterra. No voy a entrenar cuando tenga 60 años porque quiero hacer algo más en mi vida”. La segunda, que zarandeó al club y dio munición a algunos periodistas, tuvo que ver con la sensación de Guardiola de que el City no es un equipo grande : “Para los aficionados del Manchester City, el City es lo más importante y eso es lo que importa. Respecto a los títulos y la historia del Liverpool, del Manchester United, del FC Barcelona, del Real Madrid y de este tipo de clubes, todavía estamos por detrás de ellos. Si la gente no entiende eso, lo siento. En el momento que llego a un club como el Manchester City, como antes sucedió en el FC Barcelona o en el Bayern de Múnich, para mi el Manchester City se convierte en lo más importante de mi vida”.
De momento, el City es tercero, empatado a puntos con el Tottenham, y está clasificado para la siguiente fase de la Copa de Inglaterra tras golear al West Ham en el Olímpico de Londres. Sabe Pep que necesita tiempo y que no lo tiene. El día de su presentación dijo que venía a aprender. En eso está. Y sabe que no tiene mucho tiempo. Pero John y sus colegas siguen cantando en las gradas de los campos ingleses, con la camiseta del City puesta: “Tenemos a Guardiola, tenemos a Guardiola”. El viernes, en Londres, no pararon. Será que en Inglaterra, ellos son más guardiolistas que nadie.
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Luis Martín
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