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La eurodiputada Carolina Punset (Washington, 1971) se ha convertido en la voz crítica de más peso contra Albert Rivera en Ciudadanos, que hasta ahora vivía en un apacible oasis interno. Mucho ha cambiado su opinión del partido desde que en octubre de 2013 se subiera al Teatro Goya de Madrid junto al político catalán para apoyar su proyección nacional. Punset llegaba de ser concejal de un partido municipal de corte ecologista en Altea y de militar en UPyD, formación que abandonó por su posición a favor de la energía nuclear.
Ya en Ciudadanos, Carolina, hija del conocido divulgador científico Eduardo Punset (que en su momento fue ministro de UCD), ha ido distanciándose de la dirección de la formación naranja por “no sentirse identificada con sus decisiones estratégicas e ideológicas”. Entiende que el partido ha virado a la derecha, no es suficientemente contundente con los nacionalismos y ha dado “gratis” el Gobierno a Rajoy.
Hay un control férreo en C’s. No había persona que pasara por mi despacho a la que no le leyeran la cartilla
Por eso, ya hace unos meses dejó el Comité Ejecutivo y la portavocía de Cs en las Cortes valencianas para ocupar un acta de diputada en Bruselas. Pero desde la lejanía no ha moderado sus reproches. Más bien al contrario, Punset ruge cada vez más fuerte, animada por el nacimiento de plataformas críticas como TranC'sparencia. No ha querido dar el paso en las recientes primarias para liderar el partido, conocedora que hoy por hoy era una decisión abocada al fracaso. Tampoco acudirá al congreso del partido este sábado 4 de febrero (se casa ese día), pero asegura en una entrevista telefónica concedida a CTXT que no renunciará a la “esencia de los fundadores” Albert Boadella, Arcadi Espada o Francesc de Carreras, con los que ya ha hablado.
¿Por qué no ha querido liderar la alternativa a Albert Rivera?
No ha estado entre mis ambiciones ser presidenta del partido ni está ni mucho menos ser presidenta del Gobierno. Yo empecé en el activismo político partiéndome la cara, a pie de calle, en un partido ecologista local, y allí es donde me quiero quedar: en el activismo político. Yo siempre he hecho lo mismo como concejala, como portavoz de las Cortes Valencianas y ahora como eurodiputada: luchar, combatir para que mejore el medio ambiente y hacer propuestas en ese sentido. La segunda gran causa por la que llegué a Ciudadanos fue para luchar por una izquierda solidaria que anteponga el derecho a la igualdad de todos los españoles a la identidad.
¿Cómo valora el funcionamiento de las primarias?
Las primarias me han parecido un juego de tronos en el sentido de que las personas que se han enfrentado a Albert no han tenido la oportunidad de darse a conocer a los afiliados del partido. No conocemos ni su proyecto ni su equipo. Dan una apariencia de democracia interna al partido que no es tal. Ni han existido las mismas oportunidades y los plazos necesarios para que se pueda combatir en igualdad de condiciones.
Según se desprende de sus palabras, parece que no hay debate ni democracia interna en C’s.
Se lanzan argumentarios y parecemos loros de repetición. Es un error, la política es mucho más divertida y emocional si te expresas con libertad
Lo que hay es un oscurantismo total en organización, tanto de arriba hacia abajo como viceversa. Nunca ha habido manera de conseguir ningún dato. No se facilita eso desde el partido. Cuando yo era portavoz de las Cortes Valencianas, intenté crear una plataforma digital desde la que las organizaciones locales pudieran apuntarse y discutir. Nada, nunca hubo manera. No sólo eso, los pocos grupos de WhatsApp que se atrevía alguno a montar eran sistemáticamente utilizados para expulsar a la gente cuando opinaba o criticaba algo que no gustara al aparato.
Yo a nivel institucional monté unas reuniones llamadas Fusiona. Reunía a todos los cargos de la comunidad para intentar coordinarnos nuestro trabajo. Que ellos me dieran propuestas para las Cortes Valencianas y viceversa desde sus ayuntamientos. Hice dos y se prohibieron de inmediato. Nunca hubo manera de conseguir los datos de los afiliados, de quiénes éramos. Y el remate a la incomunicación absoluta entre afiliados y cargos públicos, más allá de estar en una carpa repartiendo folletos en elecciones, ha sido el voto electrónico, que no garantiza lo más sagrado del voto, esto es, que sea secreto. Porque ese voto llega a la central del partido y eso condiciona de una manera clara el voto de los militantes y también de los que trabajan para el partido, que son muchos. Hay mucha gente que no se puede permitir no estar en listas en 2019, que no tiene la oportunidad de poder elegir.
¿Se ha sentido vigilada y perseguida por el partido?
La cosa llegó a un punto que cuando llegaba gente a pedirme una entrevista, automáticamente eran llamados por los cargos territoriales. No había persona que pasara por mi despacho a la que no le leyeran la cartilla. Hay un férreo control en Ciudadanos, que es perjudicial desde el punto de vista electoral, por parte del departamento de Comunicación, de cada una de las declaraciones que lanzan los cargos públicos. Se lanzan argumentarios y parecemos loros de repetición. Y no te dejan, sin una bronca, salirte del esquema. Eso resta interés y garra al mensaje porque son argumentarios muy planos y no puedes lanzar ningún mensaje propio. Esto me pasó en las últimas elecciones vascas, en las que yo hice unas declaraciones y tan pronto acabé ya tenía a cuatro personas de Comunicación encima como moscas que me hicieron cambiar la declaraciones porque parecía que podían molestar. Al final lo que se construye es una respuesta común, que se sabe con media hora de antelación, ante cualquier pregunta. Es un error porque la política es mucho más divertida y emocional si te expresas con libertad.
Lo que narra choca con lo que defiende C’s de mayor transparencia y de lucha contra la opacidad de las instituciones...
Están sustituyendo las ideas del grupo que fundó el partido para combatir el nacionalismo. Por eso en la Diada comieron paella en vez de ser combativo
Hay una forma de actuar dogmática que muchos defienden señalando que ocurre en todos los partidos. Es verdad, no hay partido en España ahora mismo en que eso no ocurra. Pero la gran diferencia es que los otros no van dando lecciones de moral o prometiendo nueva política. A los extremos a los que se llega aquí no se llega ni en el PSOE. Creo que no tiene parangón. Yo he llegado a tener al secretario de Organización doce horas seguidas del reloj entrevistando a cientos de cargos públicos de la Comunidad, con una hoja de amenaza de expulsión del partido para preguntarles de qué habían hablado conmigo.
Si cuestiona el funcionamiento interno, ¿por qué no se ha ido del partido, como le han pedido?
Porque el partido no es de estos cuatro, es de todos. Y el partido surgió para algo mucho más importante, para luchar por el derecho de igualdad de todos los españoles y eso está más en peligro que en ningún momento de nuestra historia. La prueba de que no tenemos que rendirnos es lo que ha ocurrido con la candidatura crítica de MejorUnidos (que ganó en primarias a la oficialista de Albert Rivera en Cataluña). Hay muchos afiliados que piensan que lo que tenemos ahora es una dirección del partido que ha tomado una serie de determinaciones que han dado un cambio de rumbo, cambiando sus estatutos, el ideario y actuando para complacer a lo que ellos piensan que es la masa mayoritaria de los votantes de Ciudadanos, que es el PP. Ellos lo que hacen es adaptar nuestros principios a lo que ellos piensan que son los principios de nuestros votantes, para conseguir una mayor masa de votantes.
¿Apoyó en primarias, por tanto, a esa candidatura crítica de Jordi Cañas o a otros movimientos contestatarios del partido?
Yo no me posicioné a favor de una candidatura crítica, pero comparto la mayoría de las cuestiones de las que manifiestan todas. Todos estamos preocupados por lo mismo. Tú en un partido puedes cambiar de propuestas, pero no puedes cambiar de principios. Es como con las personas, porque entonces lo que estás haciendo es cambiar del partido. Se está planteando un cambio de principios como si fuera de propuestas y no es así.
¿El partido ha traicionado, a su juicio, sus principios antinacionalistas?
Se ha permitido la llegada de todo tipo de oportunistas políticos que no conocen ni comparten nuestro ideario
El problema viene porque se están sustituyendo las ideas y principios fundacionales del grupo de intelectuales que fundaron el partido para combatir el nacionalismo, fuese cual fuese, incluso el regionalismo no independentista. El partido no lo fundó Albert, sino un grupo de intelectuales; y luego vino Albert. En cambio, tanto en Andalucía como en Valencia, gente vinculada al Partido Andalucista y Unió Valenciana colonizan las estructuras del partido. Es una absoluta aberración. Va contra el ADN del partido porque basan la política en la identidad, en vez de la defensa de la ciudadanía, de ser libres e iguales con independencia de dónde hayamos nacido.
Se han olvidado de estos principios fundacionales porque hay un departamento de Comunicación que funciona no en base a ideas, sino de estudios de mercado y comunicación. Esos estudios, de los que yo he sido testigo en el comité ejecutivo del partido, les dicen que existe una bolsa de votantes del nacionalismo moderado en Cataluña que si se rebaja el tono de discurso y se adopta la estrategia camaleónica en Cataluña se podría ascender. Todo eso ha llevado a que se rebaje el tono del discurso y se olviden cuestiones esenciales hasta ahora para nosotros, como la inmersión lingüística o la independencia. Por eso el día de la Diada estamos comiendo una paella en vez de ser combativos. Por eso la familia de Lleida que ha tenido que abandonar su pueblo por pedir escolarización en castellano ya no tiene el amparo que debería tener por parte de C’s, porque sólo hay una minoría que se atreve a reclamarlo en Cataluña.
¿Ha sido un error, entonces, recibir a gente procedente de otros partidos?
Se ha crecido de manera descontrolada y desorganizada para cubrir hueco y hacer listas en las distintas campañas electorales, que han sido muchísimas. Y nos ha pillado con la creación del partido a nivel nacional. No se ha puesto ningún tipo de filtro, y eso ha permitido la llegada de todo tipo de oportunistas políticos que no conocen ni comparten nuestro ideario. Ahí están los regionalistas, que están obsesionados en cuestiones de identidad. Y además se ha abierto la puerta a cargos vinculados al PP. Eso no ocurrió en Cataluña, porque estaba implantado el partido, pero en el resto de España, como Galicia, Valencia y Madrid, están colonizados por excargos públicos del PP. Yo respeto y pienso que no hay que hacer cordón sanitario a ningún político, nunca hay que ser sectario y siempre hay que hablar con diferentes partidos, sean los que sean. Pero no hay que dejarse colonizar ni política ni ideológicamente por otro partido.
En el Congreso del partido de este fin de semana se disponen a eliminar de su ideario el concepto de “socialdemócrata”, dando más fuerza al de “liberal”. ¿Pero ha actuado alguna vez Cs como un partido socialdemócrata teniendo en cuenta que ha llevado en sus programas medidas como el contrato único o la mochila austriaca, que lo identifican como un partido ligado a intereses de la patronal?
La autocrítica brilla por su ausencia, cuando siempre es necesaria. Las cosas van mal porque los análisis que se hacen son malos
El espíritu fundacional de C’s partía de un ideario muy básico en el que no venía definido un programa económico, pero sí un espíritu muy claramente vinculado al centro izquierda. Otra cosa es el ideario que se ha construido en el último año. Hay un equipo económico al frente que ha dado mucha consistencia y medidas muy buenas, pero también un toque muy liberal en materia económica. Ciudadanos nunca ha pretendido ser un partido marxista-leninista y siempre se ha definido desde sus orígenes como liberal en lo económico y progresista en lo social. Y yo creo que este último era un matiz muy bueno. En los principios fundacionales, C’s nunca tuvo nada de reaccionario ni de conservador, era lo contrario. Éramos muy progresistas, los únicos progresistas.
El 'no es no' de Rivera a Rajoy durante la última campaña, ¿le deslegitima para presentarse a unas nuevas elecciones y prometer a los electores?
El entreguismo que ha habido en el último año y medio y los cambios de opinión radicales y pendulares nos han dado una mala imagen. Fuimos el último partido que vetamos de forma radical a Rajoy, que decía que jamás iba a votar con él. Sólo hay que ver la hemeroteca. A mí me parecía absolutamente excesivo, porque en la vida uno no se puede pillar de esa manera los dedos. Luego, en la Ejecutiva del mes de julio, nos dijeron que íbamos a votar que ‘no’ en la primera vuelta de la investidura y ‘abstención’ en la segunda, una decisión que llegaba así a la Ejecutiva: te la comunican y para adelante. Luego pasamos al ‘sí sí’ y ahora queremos entrar en el Gobierno.
En campaña se pueden decir muchas cosas, exagerar y todo lo que quieras, pero se tiene que exigir a los políticos un mínimo de coherencia y que no se engañe a la gente. Uno puede justificar muchos cambios de opinión y posición, algo normal porque el que no cambia de opinión es un terco o un necio, pero esto no era un cambio de opinión, sino adaptarse a lo que te da más votos. Esto no sé cómo se le llama, pero no está vinculado a nada del interés general o la defensa de los intereses de los españoles.
¿Está ninguneando ahora el PP a Ciudadanos? ¿Es el pagafantas de la política española?
Yo en julio era partidaria de desbloquear la situación en España. No era partidaria de hacer 25 elecciones ni del ‘no es no’. Creo que la abstención era más que suficiente. Pero lo que nunca he entendido es el entreguismo del ‘sí sí’. Y encima gratis. Esto es lo que dije en la Ejecutiva antes de dimitir.
Pero Ciudadanos firmó un pacto de muchos puntos con el PP…
Espero que haya vida inteligente más allá de obedecer ciegamente al aparato y que en algún momento se reaccione en el partido
Fue un pacto estúpido, porque es un pacto en el que no nos necesitaban. Ellos pensaron que nunca se pondrían de acuerdo con el PSOE. Craso error. Es lógico que al bipartidismo le conviene liquidar a los partidos nuevos. Es una falta de visión la que tuvieron tremenda. Pecaron de arrogancia y ahora lo están pagando. Él [Albert] eligió entre susto y muerte. Porque para no ir a unas nuevas elecciones con las encuestas internas en contra estaban dispuestos a lo que fuera. Pienso que eso les pudo.
¿Apoya el pacto del PP en Madrid y del PSOE en Andalucía con C’s, teniendo en cuenta la cantidad de casos de corrupción que soportan ambos partidos en esos territorios?
Los pactos se plantearon como se plantea todo en el último año y medio en España, sin reflexionar. Cuando analizas ambos pactos, poco tienen que ver. En Andalucía defendían la banca pública y todo lo contrario en Madrid. En todo caso, allí tenía un sentido el pacto, porque nos necesitaban. Por lo menos puedes conseguir algo, que se hagan realidad medidas de tu programa. Yo soy pragmática. Allí ganaron de manera abrumadora el PP y el PSOE y era lógico el pacto. Pero en España ni nos necesitan ni podemos conseguir cosas, por lo que el entreguismo es gratuito.
Que Ciudadanos recibiera 7,6 millones de euros en préstamos de la banca no siendo un partido dominante, ¿es normal?
Esto es un libre mercado. Es absolutamente normal. Yo no soy antiglobalización ni anticapitalista. Vivimos en una economía de mercado, pedimos dinero protestado y lo devolvemos. Lo que es un problema es que nos condonen la deuda por lo que somos, que eso le ha pasado a otros. Yo prefiero pedírselo antes a un banco que a un empresario.
¿Cómo ve el futuro del partido? ¿Hay riesgo de que le ocurra como a UpyD?
Torres más altas han caído. Muchos ven que es imposible porque tenemos 32 diputados y 1.500 concejales. Yo fui testigo en mi infancia de la caída de UCD, que parecía imposible, luego la del CDS, y UPyD, en menos de un año desaparecido. Creo que es muy difícil crear un nuevo partido, mantenerlo aún más y que desaparezca es muy fácil. Y yo voy a luchar para que eso no ocurra y pienso, como están demostrando las elecciones, que vamos muy mal. No sólo en las vascas y en las gallegas, sino en las anteriores, en las que no hemos hecho más que bajar. En el último ciclo electoral bajamos de 40 a 32 diputados, y el análisis de la Ejecutiva fue paz y después gloria, y qué bien lo habíamos hecho. Yo me quedé asombrada. La autocrítica brilla por su ausencia, cuando siempre es necesaria. Las cosas van mal porque los análisis que se hacen son malos.
En C’s hay gente que se da cuenta de que estamos en un momento que o cambiamos o morimos, y por eso se han puesto en marcha. Pero mucho me temo que los aparatos van a ganar la partida. Eso ya lo vimos en UPyD, que toda España veía que tenían que hacer una serie de cambios y prefirieron morir con las botas puestas. Ganar la partida a nivel de aparato es muy fácil. Entonces, espero que haya vida inteligente más allá de obedecer ciegamente al aparato y que en algún momento se reaccione en el partido.
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Periodista, criminólogo y experto en márketing político. Trabaja en Europa Press y colabora en distintos medios de comunicación. Tras más de una década cubriendo Madrid, ha vivido varias campañas electorales y movimientos como el 15-M.
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