Barcelona acoge
Crónica de una manifestación multitudinaria por los refugiados, plagada de banderas con lemas de todos los tonos, colores y formas
Laura Alzola Barcelona , 19/02/2017
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Baja mucha gente en esta parada, no será por la mani, ¿no? La mujer que camina frente a mí gira la cabeza y me mira extrañada. “No eres de aquí, ¿verdat? Claro que es por la manifestación”. Son las 15:45 horas, quedan quince minutos, llegamos pronto para ir a una protesta, pienso. “¡Ojalá!” Le respondo a la señora, que me sonríe, pero a medias, sin ganas. No entiendo nada. Saco el móvil para grabar a la multitud cuando los técnicos del metro deciden detener las escaleras mecánicas. Apagarlas. Alguien informa a gritos de que es por seguridad. Tres horas más tarde me encontraré con la misma mujer en la calle, a pocos pasos del metro, respirando con alivio, transpirando, como nosotros, agotada. “Yo tampoco me lo esperaba así, noia”. Esta vez me mira de frente, con una sonrisa entera, satisfecha.
La de ayer no fue una manifestación sino una concentración. Multitudinaria. Para quienes no somos de aquí, sorprendente. Y para quienes además estamos vinculados al ámbito de la inmigración, casi inverosímil. Estamos acostumbrados a que los inmigrantes sean invisibles. A que el dolor ajeno pase desapercibido. A que haya mejores planes para un sábado por la tarde.
Los organizadores querían que fuera una marcha, que caminásemos, gritando. Que comenzara en la plaza Urquinaona, bajara por la Via Laietana, continuara por la calle doctor Aiguader y llegara al parque de la Barceloneta, a la plaza del Mar. El mar en el que Europa dejó que se ahogaran al menos 5.000 personas en 2016. Esos tres kilómetros de recorrido se han convertido en superficie. En una multitud apabullante de gente, en una masa plagada de banderas y carteles con lemas de todos los tonos, colores y formas. Quienes nos habíamos unido a ella, puntuales, en el punto de salida, como decía el evento de Facebook, no nos hemos podido mover más de dos metros. Ni del metro, casi.
Bajo el lema Prou excuses. Acollim ara! (Basta de excusas. ¡Acojamos ahora!), los organizadores de la campaña Casa nostra, casa vostra habían anunciado esperanzados “la protesta más numerosa de las que se han hecho hasta ahora en Europa por la actual crisis de los refugiados”.
Bajo el lema Prou excuses. Acollim ara! (Basta excusas. ¡Acojamos ahora!), los organizadores habían anunciado "la protesta más numerosa que se ha hecho en Europa por los refugiados"
“Los organizadores no eran escépticos, noia, como la mujer que te lo ha advertido en el metro”, me he tenido que repetir a mí misma varias veces, para convencerme de que lo que veía, ya de camino a casa, cuando podía moverme entre la marea de gente, era real.
Desde la boca del subterráneo he divisado un cartel bien nítido que rezaba: ‘Open de fucking borders’ (abrid las putas fronteras). Al lado, otro, que recordaba, una vez más aquello de que quienes buscan refugio no son peligrosos, sino que, para más inri (e injusticia) están en peligro: ‘They are not dangerous they are in danger’, decía una banderola azul de tamaño sábana en la Via Laietana. Últimamente las manifestaciones en Cataluña se enfocan también hacia el extranjero.
La marcha ha instado al gobierno español a cumplir la legalidad internacional y los compromisos de acogida, y apelado a las instituciones catalanas a dar una respuesta “clara y contundente” a la crisis del refugio que vive Europa. ¿Pero quién está detrás de lo ocurrido hoy en Barcelona? Las 70.900 personas que ya han firmado el manifiesto de Casa nostra, casa vostra que demanda al Govern “las acciones necesarias” para acoger un mínimo de 4.500 refugiados en Catalunya y recuerda al gobierno central el compromiso que este firmó en Bruselas en noviembre de 2015.
El gobierno español se comprometió a acoger a 10.772 personas refugiadas en dos años, y por ahora la tasa de cumplimiento apenas llega al 10%. En Cataluña, sólo un tercio de las 1.250 plazas para acoger refugiados están ocupadas.
El Gobierno se comprometió a acoger a 10.772 refugiados en dos años, y la tasa de cumplimiento no llega al 10%
Los representantes de la sociedad civil, de las instituciones, de las organizaciones sociales y del sector cultural y de la comunicación llevan meses en acción. Quienes lanzaron la campaña, hace unas semanas, en la presentación, aseguraban que ‘Casa nostra, casa vostra’ ya no era de nadie en concreto y de todos a la vez. ¿De todos? Centenares de organizaciones y asociaciones de todos los ámbitos habían movilizado a su gente. El acto ha sido secundado por más de 200 entidades, entre las que hay asociaciones de vecinos, sindicatos y ONG. Entre ellas, Proactiva Open Arms, SOS Racisme, la campaña Tanquem els CIE, Stop Mare Mortum o Papeles para Todos.
Independentistas y no independentistas. La senyera estaba presente, el protagonismo, en los protagonistas. A la primera cabecera le han seguido dos más con los lemas No més morts, obrim fronteres (no más muertos, abramos fronteras) y Catalunya, terra d'acollida (Cataluña, tierra de acogida).
Hemos sido 160.000 o 300.000 personas quietas, en la calle, protestando, según las cifras que han dado la Guardia Urbana de Barcelona y los propios organizadores. Reclamando la acogida de quienes huyen de la miseria y de la guerra. En el puerto estaba atracado el velero Astral, de Proactiva Open Arms. Su tripulación ha hecho una pequeña demostración de lo que hacen cada día.
Hemos sido 160.000 o 300.000 personas protestando, según las cifras que han dado la Guardia Urbana de Barcelona y los propios organizadores
Muchas pancartas hacían alusión al mejor trato que recibirían los refugiados en una hipotética Catalunya independiente con las competencias que ahora están secuestradas por Madrid. Y, sin embargo, hace tres días, en la plaza Sant Jaume de Barcelona, varias decenas de refugiados denunciaban indignados en una conferencia las condiciones de acogida y el trato que recibían en la comunidad.
Las cifras bailan, los foráneos nos sorprendemos, quienes actúan nos demuestran cómo los responsables observan de reojo desde la distancia… Los protagonistas siguen esperando.
Otro momento destacado de la campaña fue el concierto a favor de los refugiados que tuvo lugar en el Palau Sant Jordi hace exactamente una semana. Asistieron 15.000 personas y contó con la dirección escénica de la Fura dels Baus, de la producción y colaboración de marcas como Primavera Sound y de un cartel con nombres como Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, Amaral, Fermín Muguruza, Ismael Serrano y Manolo García.
Y con una polémica, que siempre viene bien para hacerse viral, y más si es por los comentarios de alguien que mueve las redes como ningún otro. Una pulla de Jordi Évole, que subió al escenario en el Palau, no sentó demasiado bien a quienes disfrutaban del espectáculo desde la platea. “Lo que estáis aplaudiendo desde el palco también nace de vuestra incapacidad política para resolver este problema. Sabemos que algunos de vosotros lucháis por conseguir que eso no sea así, pero otros os refugiáis y decís que este es un problema de competencias y lo es de incompetencias". Vaya uso tan inoportuno del verbo refugiarse. “15.000 personas reclamando acoger inmigrantes, esto tiene que ser inconstitucional”, dijo también Évole, con ese toque de ironía que la clase política a veces perdona mejor.
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Autor > Laura Alzola
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