Arte
A contrapelo, de Juan Pérez Agirregoikoa
El museo Artium cumple 15 años y en su celebración no podía faltar una exposición dedicada al artista vasco más sarcástico
Sara Zambrana 19/04/2017
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Cuando Sigmund Freud define el concepto de “lo siniestro”, como esa sensación de extrañeza o inquietud que aflora al percibir elementos perturbadores en la que se cree la realidad común o cotidiana, aquellos que provocan lo que jamás debería suceder allí, sostiene que es el escritor o el artista, a través de diversas estrategias, quien más puede aumentar esta angustiosa experiencia. Quizá es ese sentimiento el que provoca la primera impresión ante la obra del artista Juan Pérez Agirregoikoa (San Sebastián, 1963), porque resultan familiares los lenguajes y los soportes, incluso siendo anacrónicos y prosaicos en muchos casos –de forma intencionada–, pero chocan profundamente los mensajes y las fórmulas empleadas. Estos son algunos ejemplos presentes en la exposición que, comisariada por el crítico de arte Peio Aguirre y titulada 38 de julio-37 de octubrese podrá ver en el Artium (Álava) hasta mediados de agosto.
Imagen 2 con: The virgin spanking the enfant Jesus (2009); Family tree (2013); It’s so romantic (2013); Rata facha (2013); Waiting (2009); Hijos (2013); Astonishment (2013); Bosque machista Leninista (verde)(2013).
Una acalorada tarde de verano, en alguna playa de San Sebastián, supongamos la multitudinaria playa de La Concha, en la que se suceden los cuerpos maduros, bronceados, sudorosos y también infantiles, de aquí para allá. El espectáculo bochornoso de todos los veranos. De repente, una avioneta con pancartas publicitarias sobrevuela la multitud. Hasta aquí nada extraordinario. Lo siniestro llega cuando leemos los eslóganes comerciales: “Marx, I love U. Will you marry me?” (Marx, te amo. ¿Te casarías conmigo?), y en la otra “Il y a un ennemi” (Hay un enemigo). Igual de extraño puede resultar verse en un museo frente a dos grandes pantallas, sentados en butacas para concentrarnos mejor en la experiencia (sólo visual), y descubrir que la proyección es un vídeo formado por una selección de vergüenzas y estúpidas trivialidades que caracterizan a las llamadas celebrities. A través de una sucesión de sensacionalistas titulares y fotografías, nacidos al calor de la imperiosa norma de la exclusividad, se hace patente la preocupante degradación al consumir esta clase de inmundicia que, sin embargo, está protagonizada por nuestros ídolos mediáticos, aquellos adorados hasta la idolatría. También resulta insólito el efecto que producen los dibujos en papel realizados en técnicas como la acuarela o el carboncillo –tradicionales, tan asociada a cierta sensibilidad la una y a la academia la otra–, a veces colgados en las paredes con chinchetas y en los que se representa a hinchas o manifestantes defensores de aforismos como “Forget parents” (Olvidad a los padres) –matad al padre, superad a los antecesores–, ratas “fachas” que elevan su brazo celebrando el saludo fascista o que se unen formando círculos de Élites, árboles genealógicos de ojos depravados y enfermos o a la Virgen azotando al Niño Jesús.
Imagen 3
El contexto y la descontextualización críticas importan, y mucho, en el trabajo de Pérez Agirregoikoa. Y más si cabe importa la risa, aunque proceda del dolor y de la impotencia, aunque sea una ironía que se acerca más al diablo, como diría Ángel González García. Para conseguirlo, para generar su sitio y contar sus historias, la apropiación y la subversión son las estrategias fundamentales del artista. El resultado es una conciencia angustiada que se centra en el debate de la representación y se ceba con la realidad cultural y sociopolítica del capitalismo tardío, la nuestra, la que vivimos y la que sufrimos. Siguiendo el concepto lacaniano de “el amor al amo”, Agirregoikoa afirma –en una conversación con el comisario de esta exposición incluida en el catálogo– que, “ceder a tu deseo de amor es una de esas cosas que en apariencia facilitan nuestras vidas, pero terminan arruinándola. Las elecciones de seguridad, permanencia, terminan destruyendo el deseo. […] Hacer trabajar a los otros es muy complicado. Es imposible que el dicho del amo ponga por sí solo a los otros a trabajar, es muy difícil hacer trabajar a los otros. Pero el amo hace un signo, un significante amo, y todo el mundo se pone en marcha, son los significantes primordiales en posición de la verdad los que ponen al Otro a trabajar: la patria, el partido, la empresa, Dios…Y así funciona el mundo. Mi trabajo trata de entender estas cosas”.
Imagen 4
En este sentido, cabe destacar la pieza que realizó en colaboración con José Mari Zabala para la Bienal de Sao Paulo en 2014, Dead Letter, un vídeo de 27 minutos con el que buscaba reflexionar sobre el “binomio iglesia-dinero” y, en concreto, centrándose en la figura de San Mateo, para él “uno de los primeros teóricos del capital”. “En mis investigaciones, volví a ver la película de Pier Paolo Pasolini, El Evangelio según San Mateo(1964), y me di cuenta de que Pasolini había omitido los versículos referidos a la economía, plusvalías, elogio de la banca, etc. Pensé que me debía de haber dormido en alguno de los pasajes, y la volví a ver prestando más atención. Efectivamente, Pasolini, comunista, haciendo una película religiosa no los había incluido.” En los suburbios de Sao Paulo, recreando parte de la estética del film, rodaron las partes omitidas que, tras un duro trabajo de montaje, concluyeron en una obra que para Agirregoikoa es “una forma de arreglar cuentas con la religión y su labor encomiable de expansión de las desigualdades y el latrocinio por el mundo”.
Imágenes 5 y 6
Otro vídeo de igual duración es la nueva obra que ha realizado para esta exposición, Radio(a)phonie(2017), abordando ahora otro de los focos de mayor interés para el artista: la educación y sus problemáticas, como la ausencia de la misma o la necesidad de reeducación. En este vídeo, nos propone una reformulación del clásico mito de la caverna de Platón, desde el aula de una clase y con rudas pero palmarias representaciones de ese juego de sombras y realidades tan engañoso aplicado a nuestro estado ideológico y político.
Imágenes 7, 8 y 9
La exposición incluye algunos ejemplares de sus libros, como ¿Puede un calvo ser heavy? (2004) o la serie Ex-votos (1993-94), en la que el artista se apropia de esta iconografía –tradicionalmente, representaciones ilustradas de agradecimiento ante un hecho milagroso– para hacer sus propias delirantes ofrendas. Además, y como es propio de gran parte de este tipo de obras, las realiza con una técnica “popular” pero de los años 90, el rudimentario programa de dibujo del Macintosh Performa 650. También de un libro procede la sarcástica serie de 37 dibujos El síndrome Muntadas (2009), donde realiza un ácido retrato del artista de éxito, el artista internacional. “En realidad, me estoy riendo de mí mismo, de las contradicciones con las que tengo que negociar en mi trabajo, y de lo que acontece cuando tengo que acompañar lo que produzco”. En todo caso, aunque podría ser cualquier otro, vemos a un Muntadas de vuelo en vuelo, enganchado al móvil, descansando mientras ve Bob Esponja, desfasado en las fiestas de inauguración de la exposición, subrayándose la banalidad e hipocresía de estos eventos, al igual que su supremacía frente a las propias exposiciones y sus discursos, para al final terminar y volver al ciclo hecho un despojo.
Esta es una exposición donde se genera reflexión sobre el sujeto y su comportamiento, sobre las tensiones de los poderes, donde se subraya el narcisismo del arte, el apogeo de la cultura del entretenimiento, allí donde todo se iguala sin escrúpulos y donde se mezcla lo freak, la ansiedad y hasta la esquizofrenia. Es un lugar para la metáfora benjamiana, para la lectura a contrapelo: es un espacio para la resistencia crítica.
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Sara Zambrana
Es historiadora del arte.
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