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Partidos con afluencias de más de 20.000 espectadores, retransmitidos a más de 80 países, con una audiencia estimada de 165 millones de espectadores… Son algunas de las cifras del Europeo que se está celebrando en Holanda y que reflejan la repercusión que está alcanzando el fútbol femenino en los últimos años, especialmente en citas de esta importancia. Poco tiene que ver el actual campeonato, con siete sedes y en el que por primera vez participan 16 selecciones, con las primeras ediciones del evento, en las que apenas competían cuatro países en la fase final.

El número de mujeres que practican el fútbol en todo el mundo supera ya los 30 millones, de las que cinco lo hacen con licencia. El ranking lo lidera Estados Unidos, donde el fútbol femenino es uno de los deportes más seguidos. Basta reseñar que en ese país la final del último Mundial tuvo una audiencia de 26,7 millones, superior a la de los dos últimos partidos de la final de la NBA de ese mismo año. El crecimiento del fútbol femenino en España se refleja con el dato de que de las 21.396 licencias que había en 2005 se haya pasado a las 44.123 de 2016, lo que le sitúa en el quinto puesto de deportes femeninos con más licencias en nuestro país. Nada que ver, eso sí, con las más de 1,4 millones que tienen las americanas y el millón de las alemanas.

La aparición de la televisión, de patrocinadores y la apuesta que están haciendo la Liga de Fútbol Profesional y diferentes clubes (hasta diez entidades de Primera y Segunda división tendrán equipo femenino la próxima temporada en la máxima categoría) están favoreciendo unas mejoras en las condiciones de trabajo de las jugadoras españolas que tiene su reflejo en el aumento de nivel a la hora de competir. Esa situación tiene su contrapunto negativo en la pobre contraprestación que siguen recibiendo por parte de la Federación, que apenas da a las jugadoras 60 euros diarios de dietas en el extranjero. Muy lejos, por ejemplo, de los 300 que tienen las internacionales de baloncesto. 

España ya encadena su tercera gran cita consecutiva tras el Europeo de 2013 y el Mundial de 2015. Y ha llegado a ella tras completar una inmaculada fase de clasificación

Lo cierto es que tras un largo periodo de 16 años sin aparecer por ninguna competición internacional, desde que fuera semifinalista en el Europeo de 1997, España ya encadena su tercera gran cita consecutiva tras el Europeo de 2013 y el Mundial de 2015. Y ha llegado a ella tras completar una inmaculada fase de clasificación, en la que ganó los ocho partidos disputados con 39 goles a favor y sólo dos en contra, y después de conseguir hace escasos meses la Copa Algarve, un prestigioso torneo en el que se impuso a países como Japón, actual subcampeón mundial, y Canadá, bronce en los últimos Juegos Olímpicos.

La marcha hace dos años del seleccionador Ignacio Quereda, a causa del decepcionante papel de la selección en el último Mundial y de su mala relación con las jugadoras, permitió la llegada al cargo de Jorge Vilda, procedente de las categorías inferiores, donde había logrado resultados relevantes. Técnico joven (36 años), conectó enseguida con las futbolistas, haciendo una apuesta por el fútbol de posesión del balón y de ataque, el estilo que más cuadra con el equipo nacional.

La trayectoria de Vilda estaba ausente de polémicas hasta hace un mes, cuando dejó fuera de la lista de 23 convocadas para el torneo a dos emblemas del fútbol femenino español, Vero Boquete, la única española que ha optado al balón de oro, y Sonia Bermúdez, referencia del Atlético de Madrid que ha ganado la Liga y segunda máxima goleadora del campeonato nacional. Boquete azuzó la controversia al manifestar dudas sobre que el motivo de su ausencia fuera por causas deportivas. Ella, en su papel de capitana, junto a alguna otra futbolista veterana que tampoco está ya en la selección, fue de las que más dio la cara en la revuelta contra Quereda.

De las 23 convocadas, 17 pertenecen a los dos equipos más fuertes y profesionales de la Liga española. Nueve del FC Barcelona: Sandra Paños, Marta Torrejón, Leila Ouahabi, Mariona Caldentey, Vicky Losada, Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Olga García y Bárbara Latorre; y ocho del Atlético de Madrid: Lola Gallardo, Andrea Pereira, Mapi León, Alexandra López, Silvia Meseguer, Amanda Sampedro, Marta Corredera y Esther González. Dos más proceden del Valencia CF: Paula Nicart y Maripaz Vilas; una de la Real Sociedad, Mariasun Quiñones; y tres proceden de equipo extranjeros, Irene Paredes (PSG), Celia Jiménez (Alabama Crimson) y Virginia Torrecilla (Montpellier).

Una de las jugadoras que parece contar con la confianza de Vilda para formar en el equipo titular es la rojiblanca Silvia Meseguer, con más de 50 partidos como internacional, que declara a CTXT que “Jorge es un entrenador muy exigente pero también te da la confianza necesaria para mostrar el juego que normalmente haces en tu equipo y por el que estamos cada una aquí. Además el buen ambiente que se respira en el grupo hace que todo sea más fácil”.

España, encuadrada en el grupo D, afronta el miércoles 19 a las 18 horas su debut ante Portugal, a la que ya superó en los dos partidos que les enfrentaron en la fase de clasificación. Cuatro días más tarde, el domingo 23, se medirá a las 20:45 h. a la potente Inglaterra, una vieja conocida de esta cita ya que hace cuatro años también se encontraron en la fase de grupos, ganando entonces la selección española. Y por último, el jueves 27 jugará ante Escocia, también a las 20:45 h.

De cada uno de los cuatro grupos se clasifican las dos primeras selecciones para disputar los cuartos de final. En estos campeonatos resulta arriesgado hacer predicciones pero la lógica indica que España e Inglaterra deberían ocupar esas posiciones y jugarse en su enfrentamiento quién pasa como primera, una cuestión muy importante, ya que de esa manera se podría seguramente evitar en el cruce a Francia, una de las grandes candidatas, que milita en el grupo C, con Islandia, Austria y Suiza. Por la otra parte del cuadro van las ocho selecciones restantes. El grupo A lo conforman Holanda, Noruega, Dinamarca y Bélgica, mientras que en el B figuran Alemania, Suecia, Italia y Rusia.   

La máxima favorita para llevarse el título es Alemania. Por algo se ha impuesto en ocho de los 11 campeonatos disputados hasta ahora, los seis últimos de manera consecutiva. Sólo Noruega, en dos ocasiones y Suecia, una vez, han impedido el monopolio teutón. Junto a las germanas, también figuran como aspirantes al triunfo la citada Francia e Inglaterra, con las selecciones nórdicas como alternativas con menos opciones.

A pesar del buen momento en que llega la selección a la cita, no hay que olvidar que España ocupa la séptima posición en el ranking de la UEFA y la 13 en el de la FIFA (su mejor clasificación histórica)

A pesar del buen momento en que llega la selección a la cita, y de la ilusión y las ganas por llegar a las últimas rondas, no hay que olvidar que España ocupa la séptima posición en el ranking de la UEFA y la 13 en el de la FIFA (su mejor clasificación histórica) y que, aunque en un partido puede darse cualquier resultado, aún parece lejos de alemanas y francesas. Meseguer señala que “lo bueno que hemos hecho anteriormente a este cita nos tiene que servir para seguir avanzando, y seguir mejorando como equipo. Compararnos con otras selecciones de la talla de Alemania o Francia sería un error, nos tenemos que centrar en lo nuestro y ya se verá cómo evoluciona el campeonato”.

La centrocampista colchonera señala al aspecto mental como una las claves en la mejoría experimentada por la selección en los últimos años. “Quizás antes nos faltaba algo de confianza, hacíamos buenos partidos pero en pequeños detalles se nos escapaban los encuentros clave. Desde que nos clasificamos para el Europeo de Suecia fue un punto de inflexión y poco a poco desde entonces nos hemos hecho más fuertes como equipo”. 

Meseguer es consciente de la importancia que tendría para que el fútbol femenino español que el equipo nacional tuviera una buena actuación en el Europeo tras el avance que ha experimentado en los últimos meses. “Este año se ha dado un impulso importante gracias a los patrocinios, y de eso se trata, de que poco a poco la Liga española vaya cogiendo peso a nivel europeo. Es evidente que todos los resultados que sean positivos para la selección lo son también para el fútbol femenino español, así que claro que será importante una buena actuación en este Europeo. Estar aquí ya es un éxito porque estamos compitiendo con las mejores selecciones de Europa, pero vamos con muchas ganas de dar el máximo”.

Silvia es una de las ocho componentes del Atlético de Madrid, equipo que ha completado una campaña magnífica al ganar su primera Liga y haber llegado a la final de la Copa. Eso posibilita que afronten esta cita con una gran confianza e ilusión por poner la guinda a esa trayectoria. “Para todas nosotras ha sido una temporada espectacular –reconoce la jugadora aragonesa–, de la cual estamos muy orgullosas. Pero ahora ya no pensamos en eso, sino en aportar al grupo lo máximo posible, independientemente de si se juega o no. Cualquiera de las 23 puede estar en el once inicial, la competitividad es máxima”.

El fútbol femenino español ha tenido en los últimos años a nivel de selección grandes resultados en categorías inferiores, logrando títulos y varias finales consecutivas tanto en Europeos sub 17 como en sub 19. Se trata, como le pasó en su día a la masculina, que ese camino se prolongue hasta la absoluta. No va a ser fácil porque España lleva años de retraso respecto a otras rivales, tanto en desarrollo como en apoyos, pero el objetivo es ir acortando las distancias. La repercusión de un buen resultado en el torneo tendría como consecuencia que muchas niñas se animaran a practicar fútbol y ya se sabe que de la cantidad sale la calidad.

España fue la última selección en llegar a Holanda. Lo hizo tan sólo 48 horas antes de su estreno. Lo que esperan ahora Jorge Vilda y sus chicas es que haya otras muchas que se tengan que volver a sus países antes que la nuestra.