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Juan y Medio corta la falda de Eva Ruiz en el programa La tarde aquí y ahora, de Canal Sur.
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Crecí en la época de las mamachicho, Ay qué calor, Jesús Gil y su tal y tal y Bellezas al agua. Con Andoni Ferreño y Carmen Russo, con Jesús Puente luchando por unir parejas a toda costa y mucho pecho natural con tendencia a liberarse. Yo lo veo ahora en uno de esos Delorean que se tienen pasados los 40 y me parto de risa. También me lo paso de miedo recordando titulazos como Lo verde empieza en los Pirineos y No desearás al vecino del quinto. Así pasa, que el otro día le pedí permiso a un señor para que me dejara paso dentro de un bar y me dijo: “Claro, guapa, todas las veces que quieras mientras yo esté aquí”. Y yo, lejos de ponerle mala cara y acordarme del patriarcado en su conjunto, le sonreí. Hasta me sentí un poco más mona, me atrevería a decir.
Luego, como soy mujer en plena contradicción conmigo misma, me doy cuenta de las toneladas de vergüenza ajena que me he tragado en horas de televisión en casa y entonces miro a la joven de diez años y al joven de seis que tengo la enorme responsabilidad de educar, y me digo a mí misma que eso pasó en el siglo anterior pero que no debería pasar en éste. Al menos no tanto. Esta mañana, mientras García Ferreras y Ruiz disputaban el trono del periodismo de debate (ja) en la mañana de la Diada, yo he optado por Mujeres y hombres y viceversa. Un joven llamado Iván y con unas cejas igual de depiladas que las mías lo estaba pasando regular tirando a mal por culpa de dos muchachas con un eyeliner dignísimo. Y ya saben lo que decía la canción, que cómo se puede querer a dos mujeres a la vez y no estar loco. El caso es que Iván parecía bastante cuerdo pero con un cerebro mucho menos ejercitado que su tríceps, si tenemos en cuenta que las dos rubias que hacían enormes esfuerzos por no llorar son hermanas. Un lío de padre y muy señor mío, que diría la señora mayor en la que me estoy convirtiendo.
Debatirse entre dos hermanas era, en todo caso, lo menos malo que se estaba proclamando en uno de los programas ya decanos de Mediaset, en los que básicamente se promulga el culto al cuerpo y al fotocol de saldo, que es a lo máximo que pueden aspirar las decenas de mastuerzos que se dejan los dineros en tener las carnes prietas por si papá Vasile les llama para un Supervivientes. Las muchachas y los muchachos, criaturas de la presentadora Emma García, sufren una barbaridad porque la máxima aspiración es llevarse al catre al Iván de turno y alternarlo con declaraciones almibaradas, frases dignas de Paulo Coelho tras ver El diario de Noa y regalos en forma de peluche. Las muchachas y los muchachos también demuestran que a la mínima les sale un machista del tamaño de Godzilla ante las dificultades de las relaciones. El tamaño no importa pero el físico, una barbaridad, la posesión obsesiva está a la orden del día y ellas, en caso de tontear con otro, pasan a ser denominadas zorras por las de su especie. La generación más preparada de la historia, ¿verdad? Qué miedo.
El caso es que llego tarde, como corresponde a los que trabajamos en CTXT, a lo de Juan y Medio. Juan José Bautista Martín nació en 1962, mide 1,90 y lleva trabajando en Canal Sur desde 2003. Que sepamos no ha presentado ningún Saber y ganar ni un Pasapalabra. Juan y Medio salió un tiempo con Lolita (que son cosas que hay que saber para defenderse en esta vida) y tiene ese encanto que gusta a las abuelas de los millennials y padres de ésta que escribe. Lleva camisa y pelo corto y no lleva pendientes ni pelo largo, que son factores que puntúan a favor cuando quieres a alguien como yerno (les guste o no).
Yo no veo Canal Sur pero, a lo mejor, sólo a lo mejor, no es la primera vez que a este presentador se le ocurre pactar semejante dosis de ingenio para su programa
A Juan se le ocurrió hacer una broma pactada con su compañera de programa y le cortó la falda. Ella se rio y yo habría hecho lo mismo, pactado o no. Pero yo no trabajo con Juan y Medio y ese programa lo pagan los andaluces con sus impuestos. Entonces ahí la cosa deja de tener tanta gracia. Sí, a los abuelos les gustan las jamelgas y las bromas picantes y a lo mejor les interesan más los chistes homófobos que el análisis político sobre lo ocurrido en el Parlament (no me pidan que elija porque dimito de vivir). Yo no veo Canal Sur pero, a lo mejor, sólo a lo mejor, no es la primera vez que a este presentador se le ocurre pactar semejante dosis de ingenio para su programa, así que no estaría de más que les preguntaran a los directivos de Canal Sur por qué le tienen en nómina los mismos años que llevo yo en gananciales.
Para estas cosas una puede escribir varios párrafos y buscar una reflexión al respecto. Como la de la periodista Ana Bernal, que ha comentado este asunto en unos cuantos tuits que no necesariamente tienen que compartir, pero que abren cuestiones que los que tenemos hijos y los que no tendríamos que preguntarnos. El sábado por la mañana yo estaba planchando en el salón de mi casa y puse un canal de vídeos musicales. Mi hija estaba atenta a lo que salía en televisión y de repente asomaron Mel and Kim y su canción Respectable. Año 1987. Más allá de la estética, mi hija de diez años y yo acabamos hablando sobre lo delicioso de ver un vídeo de dos mujeres guapísimas que cantan bien vestidas con vaqueros y jerseys anchos. “Y no necesitan hacer twerking para bailar”, me dijo la niña que educo. Entonces me pregunté qué hacer con los vídeos en los que las mujeres se restriegan en un señor o en la cubierta de un yate. ¿Los prohíbo o hacemos cinefórum en casa?
Decía la madre de Javier Marías que su trabajo era hacer personas. Qué difícil y qué contradictorio educar con mi pasado, con el concierto de Jennifer López como uno de los momentos más divertidos de mi vida y cuando te toca decirle a una niña que el físico, aunque importante, no debe condicionarla, y a un niño, que recoger la mesa después de cenar forma parte de su día a día tanto como jugar al fútbol en el recreo. Esto no lo cuentan las revistas femeninas ni los manuales de paternidad. Como para pedírselo a Juan y Medio...
Autor >
Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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