El 50% de las diferencias en el rendimiento escolar tienen origen en la clase social
Las dificultades económicas, el nivel de capital cultural de los alumnos y la ausencia de redes de apoyo familiar e institucional son los factores que explican una incidencia tan alta
ctxt 25/09/2017
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La exclusión educativa sigue siendo uno de los principales problemas de segregación social en nuestro país. De la misma forma, el sistema educativo continúa teniendo importantes deficiencias a la hora de asegurar las condiciones materiales mínimas que permitan la inclusión social de individuos y familias. Estas son las conclusiones del Comité Español de Unicef en su reciente informe Los factores de la exclusión educativa en España: Mecanismos, perfiles y espacios de intervención. Según la agencia, nuestro sistema educativo “sigue estando marcado por importantes procesos de fragmentación, segmentación y desigualdad”, fenómenos ampliamente influyentes en el desarrollo y movilidad social de determinados grupos de población.
El informe advierte que la tasa de fracaso y abandono escolar de España siguen siendo de las más altas de la UE: en 2015, un 20% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años estaban registrados dentro de las estadísticas de Abandono Escolar Prematuro (AEP), cifra que contrasta con el 11% de la media de la Europa comunitaria durante ese mismo período. Es decir, un índice de fracaso de casi el doble que, según Unicef, debe ser valorado a través de los datos del gasto público en esta materia. El porcentaje del PIB destinado a educación durante 2012 en España fue del 4,3%, un punto por debajo de la media de la UE (5,3%). Este déficit presupuestario se explica a partir de la diferencia en los recortes en partidas dedicadas al sector educativo en España y el resto de países comunitarios durante la crisis económica. Entre los años 2010 y 2012, el tijeretazo fue del 3% de media en el conjunto de países de la Unión, mientras que en nuestro país alcanzó el 12%.
El informe de Unicef también aborda el fenómeno de la exclusión a partir de otros factores que intervienen en la exclusión educativa en España. Condiciones y dinámicas, principalmente concentradas en el transcurso de la educación secundaria, que a través de un proceso acumulativo desemboca en un acceso desigual a ciertos contenidos, experiencias y aprendizajes en el ámbito escolar.
En este sentido, el informe hace especial hincapié en la “dimensión discursiva de la normalidad”, una concepción que en el plano ideológico establece interpretaciones sobre estándares –por ejemplo, los conceptos éxito y fracaso– que subyacen como fuente de legitimación de muchos de los procesos de exclusión que generan la desigualdad estructural.
Este tipo de simplificaciones favorecen, según el informe, “el establecimiento de una dicotomía que facilita una intervención parcial sobre la exclusión educativa”, de forma que se justifica una actuación centrada en la individualización del fracaso en detrimento de la intervención general sobre el sistema educativo. La individualización parte de la existencia de una supuesta igualdad de oportunidades que determinados alumnos decidirían no aprovechar, y que vincula el “éxito” educativo con el esfuerzo individual aduciendo a una perspectiva muy relacionada con principios de tipo meritocrático.
En este sentido, Unicef reclama un sistema capaz de implementar medidas integrales para deconstruir esta definición de normalidad, la paralización de los procesos de homogeneización en la composición del alumnado a través de la segregación y el establecimiento de mecanismos de inclusión que permitan frenar, por ejemplo, el abandono escolar. Para ello, señala la plataforma, es imprescindible un análisis detallado de los perfiles de exclusión y su relación con las particularidades étnicas, de raza o de género de cada estudiante, así como su pertenencia a determinados colectivos y grupos socioeconómicos.
La clase social sigue siendo el factor con mayor incidencia en el riesgo de abandono escolar, y es atribuible en un 50%. Este porcentaje tiene explicación en cuestiones como las dificultades económicas, pero principalmente sobre “las diferencias en el capital cultural de los alumnos” y en “la ausencia de redes de apoyo familiar e institucional”. La incidencia es notablemente más extendidas entre familias de origen extranjero, en las cuales el déficit cultural y lingüístico supone un factor más relevante. El seguimiento de las medidas de atención a la diversidad por parte de las instituciones, así como el refuerzo del trabajo en los centros a nivel de apoyo extraescolar que permita contrarrestar la responsabilidad de las familias en el proceso educativo son algunas de las medidas a adoptar para paliar la creciente exclusión, concluye Unicef.
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Espacio de información realizado con la colaboración del Observatorio Social de “la Caixa”.