Crónica Judicial
De Gürtel y herpes
Se va perfilando lo que será la memoria de la Gürtel cuando todo termine: una imagen triunfal de la justicia y una apariencia de problema resuelto, o lo que es lo mismo, de piel sana
Esteban Ordóñez San Fernando de Henares , 9/10/2017
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Estamos produciendo una serie de entrevistas en vídeo sobre la era Trump en EE.UU. Si quieres ayudarnos a financiarla, puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.
El PP funciona como el herpes. Esta es la lectura médica de las conclusiones que fiscalía y acusaciones de la Gürtel expresaron el día 9 en la sesión que abre la recta final del proceso. La fiscal Concepción Sabadell mantuvo la acusación y la petición de condena contra el Partido Popular (a pagar una multa de 245.492 euros) por haberse financiado ilegalmente; también contra la exministra de Sanidad Ana Mato. Nadie sabe dónde cogió el virus la gaviota. Se habla del local de alterne Pigmalión --despacho gurteliano donde, cuentan, Correa se tomaba cubatas de 20 euros y se despeinaba-- pero hay que descartarlo: del herpes político no se contagia uno en puticlubes (o sí). El caso es que la especulación más razonable es que se lo pegara Alianza Popular, que a su vez lo recibiría de los nacional católicos y más nos vale dejar de desandar la cadena si no queremos que empiecen a salir Borbones a relucir.
El herpes político funciona como un herpes normal: es sistémico, no tiene cura y, de vez en cuando, en momentos de debilidad o de defensas bajas, se manifiesta a través de erupciones cutáneas, bambollas, vesículas: en este caso, las erupciones se llaman Paco Correa, Pablo Crespo, Álvaro Pérez, Guillermo Ortega, Alberto López Viejo o Bárcenas; pero ellos no existirían, al menos en forma de roncha política, sin el PP y su herpes latente.
La especulación más razonable es que se lo pegara Alianza Popular, que a su vez lo recibiría de los nacional católicos y más nos vale dejar de desandar la cadena
La historia de este proceso médico, es decir, judicial, comenzó hace un año, el 4 de octubre de 2016. Es uno de los juicios más extensos de la democracia, pero en muchos momentos ha pasado desapercibido. Entre otras cosas porque a kilómetros de aquí, en Cataluña, otro partido ha ido copando la atención mediática; otro partido que también sufre de herpes corruptis pero que se anticipó y decidió que el mejor tratamiento no era echar pomada en sus erupciones, sino cubrirlas con una mano de yeso y metamorfosearse para que, a pesar de seguir ahí, nadie se fijara en ellas: el yeso se llama procés, ahora también conocido como la cosa (que diría Guillem Martínez). Esa carta, la del patriotismo y el ataque exterior, también intentó jugarla Rajoy (es una trama contra el PP, y ya se sabe que ellos se tienen por la buena España, la del sentido común), pero no coló en principio: ahora parece que le va saliendo la jugada.
El día 9, mientras Sabadell iba enumerando precisiones, años de condena, delitos (malversación, tráfico de influencias, blanqueo, asociación ilícita…), nombres de acusados y cifras millonarias, el banquillo permanecía vacío. A partir del día 23, cuando las partes presenten sus informes finales, los procesados deberán asistir, pero ahora se va perfilando lo que será la memoria de la Gürtel cuando todo termine: una imagen triunfal de la justicia y una apariencia de problema resuelto, o lo que es lo mismo, de piel sana.
La justicia no ha hecho más (no ha podido hacer) que atacar los síntomas encorbatados, pero durante el proceso se han detectado signos de la infección general. Hace unas semanas, un inspector de Hacienda que declaró como testigo confirmó la financiación ilegal del PP. En verano, los agentes de la UDEF certificaron que las acciones de Libertad Digital se pagaron con fondos de la caja B del partido. También dos peritos de la Policía Judicial concedieron un crédito incuestionable a las grabaciones de José Luis Peñas, esas que abrieron la Caja de Pandora y que el PP quiso impugnar. Igualmente, el inspector Morocho relató que, mientras se iban produciendo tales averiguaciones durante el proceso de instrucción, algunos cargos populares demandaron al cuerpo policial: Álvarez Cascos, Bárcenas o Gerardo Galeote. Son señales de un magma que se rebela, que lucha por permanecer en la sombra. Siguiendo este esfuerzo, los populares han repetido en decenas de ocasiones que Rajoy (testigo privilegiado al que pusieron un pupitre de lujo) dio la patada a Correa, pero lo único que hizo fue moverla de sitio y permitirle campar por tierras valencianas. El presidente sabía de las irregularidades y no denunció.
En una sesión corta, Concepción Sabadell mantuvo la petición de condena para los cabecillas Paco Correa en 125 años y un mes de cárcel y para Pablo Crespo, número dos, en 85 años y seis meses. En cambio, sí hubo rectificaciones en el caso de Luis Bárcenas y Alberto López Viejo (delfín de Aguirre): al primero le rebajaron tres años y al segundo, seis. Bárcenas y Viejo son los estandartes de la vertiente política e institucionalizada de la trama y han conseguido recortar sus penas. Esto demuestra algo: no es que exista un interés ajeno a su deber por parte del ministerio público, sino que la cercanía al epicentro del virus acaba irradiando sobre uno parte de su poder de invisibilidad.
La justicia no ha hecho más (no ha podido hacer) que atacar los síntomas encorbatados, pero durante el proceso se han detectado signos de la infección general
Una erupción no es más que una revelación pasajera. El virus, al aflorar, muestra su excentricidad, su estridencia y su capacidad de provocar daño. Eso se ha percibido a lo largo del juicio. Mientras algunos como López Viejo o Bárcenas (mitad síntoma, mitad latencia) mantenían la ponderación y el aplomo, a otros se les veía heridos, acorralados, irascibles. Mientras López Viejo cruzaba las piernas y jugaba con su anillo; Correa unas veces gruñía y zanqueaba por el vestíbulo como una bestia de circo a la que le han arrancado los dientes, y otras, agotado, escondía la cara tras las manos.
El día 23 de octubre, los acusados se reencontrarán para escuchar los informes finales de las partes y conocer cuál es el relato con que sus nombres quedarán grabados en las páginas negras de la democracia, esas que nadie abre. Volverán a abrirse coca colas, a sonar risotadas de alta gama en el vestíbulo y a escucharse bromas de adolescentes en los urinarios. Después, la sala se vaciará y quedará una mentira: la justicia triunfal, la idea de problema resuelto y la piel sana.
Autor >
Esteban Ordóñez
Es periodista. Creador del blog Manjar de hormiga. Colabora en El estado mental y Negratinta, entre otros.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí
Artículos relacionados >
La burbuja de Mariano Rajoy y la ballena de Jonás
Los teloneros de Rajoy en la Gürtel lo niegan todo
El PP, la Guarida del Lobo y los corderos tristes
Aguirre en la Audiencia: anatomía de unas lágrimas
Chicken Game
1 comentario(s)
¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario
-
Víctor
Srs. Facultativos ¿Por qué diagnosticamos Herpes cuando se trata de la Peste? La Corrupción causa muertes y miseria (pero los moderados no queremos relacionarlo). Saca a los Muertos Vivientes, envueltos en sudarios rojigualdas, que creen que se van a salvar si machacan algún "diferente" indefenso.
Hace 7 años 1 mes
Deja un comentario