DIARIO DE UN ITINERANTE
Ultras brasileños contra el arte ‘queer’
El Banco Santander clausura una exposición sobre diversidad sexual en su centro cultural de Porto Alegre tras las presiones de grupos conservadores y evangélicos
Andy Robinson Rio de Janeiro , 18/10/2017
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Rio de Janeiro acaba de regalar la segunda victoria en menos de un mes a los grupos de ultraderecha brasileña en su guerra contra el “arte degenerado” tras la decisión del alcalde de Rio, Marcelo Crivella de prohibir la exposición Queermuseu: Cartografias da Diferença na Arte Brasileira. El Museo de Arte de Rio (MAR) se había ofrecido para exponer los 260 cuadros de artistas de renombre --desde Adriana Varejao al icónico modernista Cándido Portinari-- seleccionados por su relevancia en la comunidad LGBTI. Pero el primer edil, un pastor evangélico elegido poco después de los Juegos Olímpicos del 2016, se sumó a la protesta conservadora y tachó la exposición de una “incitación a la pederastia y la zoofilia”.
Cuando el Santander suspendió la exposición en Porto Alegre, calculaba que había prevenido una crisis de imagen para el banco ante más de 40 millones de cristianos evangélicos, muchos de ellos posibles clientes
La campaña antiarte, liderada por el grupo ultraconservador Movimento do Brasil Libre (MBL), que coordinó las manifestaciones en contra de la expresidenta de izquierdas Dilma Rousseff, dio el primer golpe a primeros de septiembre al convencer al Banco Santander para que cerrase la muestra Queermuseu en el centro cultural del banco español en Porto Alegre solo dos semanas después de su inauguración. El MBL y diversos líderes de la derecha cristiana organizaron protestas en redes sociales y manifestaciones delante del centro del Santander tachando la exposición no solo de “apología de la pederastia y la zoofilia, la pornografía”, sino también de “blasfemia”. El Santander no tardó mucho en claudicar. El director del MAR, Evandro Salles, salió inmediatamente a defender la libertad de expresión. “No podemos sucumbir al oscurantismo”, dijo al anunciar que la muestra iría a Rio. Pero Crivella, número uno de un ejército de pastores que empieza a tomar las riendas del poder en el Brasil del post golpe, tiene la última palabra.
Solo queda ya Sao Paulo, donde la campaña conservadora se orquesta en torno a su Museo de Arte Moderno, donde el coreógrafo Wagner Schwartz realiza una performance en la que aparece desnudo. El MBL y grupos evangélicos denuncian que la obra es una “incitación a la pedofilia” porque el artista, tumbado en el suelo, invita a los espectadores a tocar sus brazos y torso, y no está prohibida la entrada de niños.
Cuando el Santander suspendió la exposición en Porto Alegre, calculaba que había evitado posibles incidentes violentos y prevenido una crisis de imagen para el banco ante más de 40 millones de cristianos evangélicos, muchos de ellos posibles clientes. Pero la decisión ha horrorizado al otro Brasil, progresista, cosmopolita y cada vez más alarmado por el giro hacia el conservadurismo intolerante desde la caída de Rousseff. “Cerrar una exposición es un asunto mayor; la gente sabe qué va a ver; en cualquier caso, el Santander debió haber puesto unos avisos en vez de suspender la muestra”, afirma la artista y comisaria de exposiciones en Rio de Janeiro, Lía do Rio. “Si el departamento jurídico del Santander hubiera visto algún problema, debería haberlo dicho antes de patrocinar la muestra; Nunca se debería cerrar una exposición bajo presiones como estas”, coincide el pintor Xico Chaves que expone en la galería Movimento en Copacabana.
Se teme una repetición en Sao Paulo. “No hay precedentes de que se haya cerrado una exposición de esta manera, ni tan siquiera en la época de la dictadura”, recuerda Gaudêncio Fidelis, comisario de la muestra. “El MAR ya está siendo blanco de ataques del MBL y de sus seguidores de la extrema derecha, los fundamentalistas religiosos y todos los que les siguen”, cuenta.
A finales de septiembre, la fiscalía federal de Rio Grande do Sul recomendó la reapertura de la exposición en un plazo de 24 horas al considerar que su cierre atenta contra la libertad de expresión, protegida por la constitución brasileña. Esta recomendación abre la puerta a posibles demandas contra el banco, ya que la dirección del Santander Cultural afirmó que no había ninguna posibilidad de reabrir la muestra.
Todo esto supone un serio revés para la imagen del banco español que ha apostado fuerte por el patrocinio del arte en Brasil e invirtió millones de reales en la conversión de un antiguo edificio bancario en el centro de Porto Alegre en la galería Santander Cultural. “El cierre fue un grave error; ha dañado la imagen del Santander en Brasil, al menos entre la gente de ideas liberales como yo”, reconoce un funcionario de un banco público que patrocina el MAR. No solo se juega la imagen del banco en Brasil. La semana pasada se proyectaron imágenes de la exposición en Nueva York donde el Santander ha ido creciendo mediante su filial estadounidense Santander Bank.
El cierre de la exposición Queermuseu “plantea cuestiones sobre el modelo de financiación del arte mediante el patrocinio privado”, explica Sérgio Martins, historiador cultural de la universidad católica (PUC). “Sienta un precedente muy peligroso; el MBL quería una batalla pública y lo ha conseguido”, dice. “Cuando ocurrió la protesta, la exposición dejó de ser lo que el banco quiere que el arte sea, es decir una herramienta de su marketing; y la cerraron”.
Los directores del Santander Cultural se defendieron al insistir en que la decisión se debe única y exclusivamente al peligro de violencia. “Esos grupos son radicales y bastante locos y no nos quedó más remedio que cerrarla porque tenemos 50.000 empleados en Brasil que podían estar expuestos a ataques”, defiende Marcos Madureira, presidente del Santander Cultural. “Es ridículo pensar que la cerramos porque pensábamos que las obras fueran ofensivas. ¡Si nosotros patrocinamos la exposición a sabiendas de cuáles eran las obras!”.
Sin embargo, el comunicado mediante el que el Santander Cultural anunció el cierre anticipado de la muestra difícilmente concuerda con este argumento. “Algunas obras en la exposición carecían del respeto a símbolos, creencias y personas y esto no forma parte de nuestra visión del mundo ni de los valores que defendemos”, se afirma. Y añade: “Cuando el arte no es capaz de generar una reflexión positiva pierde su función más importante, la de elevar la condición humana”. La decisión de cerrar la exposición se tomó sin consultar con el comisario de la misma, ni con la dirección del banco en España, según Madureira.
Para el comisario, el argumento de que el cierre responde a cuestiones de seguridad “es completamente falso; no había violencia física antes del cierre; el Santander lo dice porque es la única disculpa que se le ocurre para los medios de comunicación. Hay que preguntarse quién puede cerrar una exposición de este tamaño por unos ataques en las redes sociales?”.
La decisión de cerrar la muestra Queermuseu resulta especialmente polémica por la crispada coyuntura política en Brasil. Si la ultraderecha es un peligro emergente en algunos países europeos y en EEUU, en Brasil es ya una terrorífica realidad: aumentan los casos de agresiones contra homosexuales y transexuales, en ocasiones letales; se comete un delito de odio contra homosexuales cada dos días. Jair Bolsonaro, un político de ultraderecha abiertamente misógino y homófobo, que amenazó con violar a una diputada en un debate parlamentario y que insiste en que preferiría ver a su hijo muerto antes de que fuese homosexual, se ha aupado al segundo puesto en los sondeos sobre intención de voto para las presidenciales del año próximo. Bolsonaro considera, además, que el derecho de adopción para parejas gais es un primer paso hacia la pederastia. El pastor evangélico y diputado en el Congreso Marco Feliciano hizo una visita inesperada al Museo Nacional Honestino Guimarães en Brasilia la semana pasada porque, según explicó, tenía constancia de que esta institución poseía un “contenido parecido al de Santander Cultural”.
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Andy Robinson
Es corresponsal volante de ‘La Vanguardia’ y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es ‘Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina’ (Arpa 2020)
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