Nunca dejen de creer
Defender un proyecto cuando las cosas van bien es lo más fácil del mundo. Lo difícil, lo que tiene mérito, es hacerlo cuando no salen tan bien. Ahí puede estar la diferencia entre que el Atleti avance o mine lo construido
Ricardo Uribarri 15/11/2017
Mosaico en el Calderón.
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Si hay una palabra que ha marcado la etapa de Simeone en el Atlético de Madrid es “creer”. Elevada a rango de dogma de fe la noche que el equipo celebró en Neptuno su último título liguero (“Si se cree y se trabaja, se puede”), todo su periplo rojiblanco ha tenido como base ese principio: creer en una forma de trabajar, creer en un estilo de juego, creer que se podían conseguir cosas que parecían reservadas para otros… Hasta su biografía se llama así. Ahora que se acerca una semana clave de la temporada con la disputa del derbi y el decisivo partido de Champions ante la Roma, cuando parece que en el entorno surgen dudas, parece más necesario que nunca acordarse de ella. Creer.
Seis años y medio puede ser mucho o poco tiempo. Depende de qué se hable. En fútbol es un mundo y si nos ceñimos a la trayectoria de un entrenador, más aún. Un técnico tiene que tener mucha personalidad, mucha ascendencia sobre sus jugadores y éxito en su trabajo para que su mensaje siga teniendo validez al cabo de esos años. Y más en el caso de Simeone, que exprime a su plantilla física, táctica y psicológicamente. En las últimas semanas, han sido varias las veces que el Cholo ha afirmado que “creo en mis jugadores”, en lo que parece un claro mensaje motivacional y de reforzamiento hacia el vestuario. No le queda otra. La pregunta es, ¿siguen creyendo a pies juntillas los futbolistas en los métodos y el sistema del argentino?
En las últimas semanas, han sido varias las veces que el Cholo ha afirmado que “creo en mis jugadores”, en lo que parece un claro mensaje motivacional
La respuesta no es fácil teniendo en cuenta que hablamos de un vestuario donde conviven y compiten 22 personas. Pero sí sabemos que la respuesta ideal, por el bien del Atleti, debería ser sí. Sólo de esa manera puede llegar a buen puerto una temporada en la que el equipo ha tenido que lidiar con la imposibilidad de reforzarse en verano o con un cambio de estadio, con todo lo que ello conlleva. Se supone que hay un grupo de futbolistas, los más veteranos, los que llevan más tiempo con Simeone, que deben seguir creyendo en el cholismo aunque sólo sea por lo bien que les ha ido, tanto a nivel individual, con sus carreras revalorizadas, como a nivel grupal, con unos resultados deportivos que parecían muy difíciles de alcanzar hace unos años. Pero quizá haya otros que hayan dejado de creer en los últimos tiempos o peor aún, que no hayan creído nunca.
Mala señal sería que se antepusiera el brillo individual sobre el esfuerzo colectivo; el que corra el compañero antes que hacerlo yo; el que tendríamos que jugar de otra manera… Todo eso es la antítesis de lo que significa creer en una idea. Y cuando los resultados no son tan brillantes como han sido en pasadas campañas, existe la amenaza de que esas dudas se conviertan en un virus que infecte el organismo. Se me ocurre que la mejor receta contra eso es insistir, no vacilar. Creer cuando las cosas van bien es lo más fácil del mundo. Lo difícil, lo que tiene mérito, es hacerlo cuando no salen tan bien. Ahí puede estar la diferencia entre salir adelante o minar lo construido.
Sólo estando convencido de que lo que haces es lo mejor, se pueden tener posibilidades de salir victorioso de dos retos tan complicados como superar al Real Madrid en el primer derbi de la historia del Metropolitano y de ganar a la Roma para llegar vivos a la última jornada de la fase de grupos de la Champions. Esa ha sido la fuerza del Atleti estos últimos años, de los mejores en la historia de la entidad. Si aun haciendo eso, será difícil obtener dos resultados exitosos, imagínense lo que puede pasar si el grado de implicación con una idea, con llevar a la práctica en el campo lo hablado previamente, no es máximo.
Si malo sería que el vestuario no fuera a una, podemos decir lo mismo de la afición, donde sí hay constancia de la aparición de algunas dudas. No hace falta más que ver los comentarios de seguidores atléticos en las redes sociales o en los medios para darse cuenta de ello. Unas veces las quejas van dirigidas a los jugadores. Y en otras, la mayoría, al juego, al estilo del equipo. Y esas fisuras resultan, si caben, más incomprensibles. La crítica es entendible pero conviene no perder la perspectiva y recordar donde estaba este equipo cuando comenzó la etapa Simeone. A una situación deportiva delicada se unía un panorama económico preocupante y una situación de fractura entre la masa social y los dirigentes. Y una sola persona fue capaz en pocos años de dar la vuelta al calcetín y solucionar casi todos los problemas (la división entre buena parte de la afición y los rectores del club se mantiene).
La crítica es entendible pero conviene no perder la perspectiva y recordar donde estaba este equipo cuando comenzó la etapa Simeone
¿Es justo poner por delante un momento deportivo irregular que todo lo conseguido hasta ahora? Incluso si el equipo se queda fuera de la Liga de Campeones en esta primera fase, lo cual, evidentemente, sería una gran decepción para todos los colchoneros, sería una buena ocasión para cerrar filas, asumir lo que se ha hecho mal y mirar hacia adelante. Poner en una pancarta “Nunca dejes de creer”; “Tus valores nos hacen creer”; o simplemente “Creer” queda muy bonito. Practicarlo cuando más falta hace es aún mejor.
Queda la cuarta pata de la silla. Los dueños del club. Enrique Cerezo decía el otro en una entrevista al diario Marca que “Simeone, lo quiero decir con voz bien alta, en el Atlético de Madrid, por los jugadores, por los directivos y por los aficionados, es intocable. Aquí no se permite ni siquiera tener dudas de él”. Faltaría más que en la zona noble las tuvieran con el hombre que ha impulsado al equipo hasta la segunda posición en el ranking UEFA y que les ha hecho ingresar un montón de dinero. Pero una cosa es pregonarlo de palabra y otra con hechos.
Si de verdad apoyas a tu entrenador y crees en el proyecto que encabeza, hay que darle las mejores armas posibles para poder luchar ante rivales cada vez más potentes. La llegada de Costa y Vitolo a partir del 1 de enero es un paso en ese sentido, pero parece evidente que el próximo verano el equipo necesitará unos retoques de cara a ir preparando el relevo en algunas posiciones. Y ese será el momento de apostar por la idea que tenga Simeone.
Creer. Creer más que nunca en una idea que sí ha funcionado en el pasado, no tiene por qué no hacerlo en el futuro si se dan las condiciones para ello. Creer como antídoto contra el sólo vale lo de hoy. Creer hasta que el generador de esa fe diga “hasta aquí hemos llegado”. “Soy un tipo que creo mucho en el día a día. La palabra que sintetiza mi vida es creer”, explicó el Cholo el día de la presentación de su libro. Por eso ha conseguido lo que ha conseguido.Y, pensándolo bien, ¿hay algún sentimiento más atlético que creer?
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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