Uno de cada cinco jóvenes españoles sufre pobreza laboral
El porcentaje es ocho puntos superior a la media de la UE, situado en el 12,5%, y se enmarca en una tendencia global de precariedad y disminución de la participación de la juventud en el empleo durante los últimos 20 años
Carlos H. de Frutos 22/11/2017
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La juventud española es uno de los colectivos que más has sufrido el impacto de la crisis en los últimos años. Esta situación ha afectado a muchos aspectos de la vida de los jóvenes: inclusión social, ocio, participación política, emancipación… También al ámbito laboral: la tasa de paro se ha disparado hasta porcentajes de entre el 40% y el 50% para menores de 25 años. Pero la situación no solo es complicada para los jóvenes desempleados, sino que muchos de que han encontrado trabajo también se ven abocados a la precariedad: según el informe Tendencias mundiales del empleo juvenil 2017, publicado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), uno de cada cinco jóvenes españoles empleados está en riesgo de pobreza.
En comparación con los países del entorno, la situación en España es de muchas gravedad: el porcentaje de jóvenes con pobreza laboral es ocho puntos superior a la media de la UE, situada en el 12,5%. El informe de la OIT advierte del “desafío especialmente grave” que afronta el país, al que sitúa –junto con Grecia– como el que más complicaciones impone a los jóvenes en la región para mantener un nivel de vida digno a pesar de disponer de un empleo.
El informe de la organización adiverte que, pese a la mejora “lenta pero gradual” del empleo joven en el conjunto de la Unión Europea desde 2013, año en el que se alcanzó el techo de paro regional (23,3%), hay que tener en cuenta los altos niveles de temporalidad y precariedad presentes en la creación de puestos de trabajo, así como el importante componente estructural que afecta al desempleo juvenil.
Esta situación se enmarca, según la OIT, en una tendencia global de drástica disminución de la participación de los jóvenes en la fuerza de trabajo a lo largo de los últimos 20 años. Entre 1997 y 2017, la participación laboral de la juventud disminuyó en 35 millones de personas en todo el mundo, a pesar de un aumento general de la población joven de cerca de 140 millones. De esta forma, se estima que a día de hoy en torno a 71 millones de jóvenes están desempleados a nivel global, lo que sitúa la tasa mundial de desempleo juvenil en el 13,1%. Además, en términos cualitativos, se destaca que más del 76% de los jóvenes que trabajan ostentan empleos informales, es decir, sin ningún tipo de protección ante despido improcedente, impago o baja por enfermedad, frente al 57,9% de los empleados adultos. La posibilidad de que los jóvenes obtengan un empleo temporal es del doble con respecto al resto de trabajadores.
El informe también pone especial énfasis en destacar la relevancia de la relación entre empleo y cualificación en el mercado laboral actual. En este sentido, el documento apunta que, en promedio, el tiempo transcurrido entre el final de los estudios y el primer empleo es 1,6 veces más largo para los jóvenes con estudios primarios que para aquellos que terminaron la secundaria, 1,7 veces más para los jóvenes con estudios secundarios que para los que disponen estudios terciarios, y 2,6 para los jóvenes con estudios primarios con respecto a aquellos con estudios terciarios. Este período tiende a ser más breve en los países desarrollados que en aquellos que aún están en desarrollo.
Las previsiones del informe ponen especial énfasis en la trasformación que actualmente sufre el mercado laboral en cuanto al requerimiento de habilidades y conocimientos de los trabajadores. Hay un incremento sustancial de la demanda de destrezas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, al igual que de habilidades de carácter trasnversal que incluyan formación en diversas áreas de conocimiento de forma complementaria. De esta forma, los trabajadores jóvenes educados como “nativos digitales” deberían, según el informe, disponer de un posicionamiento más adecuado a la hora de acceder a aquellos empleos de nueva creación, así como un mayor nivel de adaptación a los cambios tecnológicos.
Además, se prevé una tendencia hacia la polarización del empleo en los próximos años a causa de la creciente demanda de las empresas de contar con empleados tanto de alta como de baja cualificación, dejando a los trabajadores semi-cualificados en una posición de indefinición laboral que podría favorecer un potencial incremento de las desigualdades ya existentes actualmente.
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Espacio de información realizado con la colaboración del Observatorio Social de “la Caixa”.