1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.347 Conseguido 91% Faltan 15.800€

Tribuna

El problema es el euro (y la UE)

La austeridad no se materializó tras el estallido de crisis, y no fue creada por el Pacto Fiscal. Está incluida en los tratados, en la propia arquitectura de la Eurozona

Thomas Fazi (Social Europe) 13/12/2017

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT. Puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí. 

El hecho de que la corriente principal de la izquierda en Europa continúe creyendo, con notables excepciones, que es posible reformar la Unión Monetaria Europea (y la Unión Europea) para que tome una senda más progresista y transformarla en una democracia supranacional de pleno derecho es uno de los misterios más desconcertantes de nuestra época (aunque tratemos de ofrecer una explicación aquí).

Esta es la razón por la que me sorprendió leer un trabajo reciente, encargado por el eurodiputado del Sinn Féin Matt Carthy y escrito por la asesora del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica-GUE/NGL Emma Clancy, titulado The Future of the Eurozone (El futuro de la Eurozona). El documento es innovador, en el sentido de que tiene el extraño mérito de centrarse en la disfunción estructural de la Eurozona (desde una perspectiva progresista, al menos) en vez de simplemente discutir las políticas disfuncionales posteriores a la crisis que han estado llevando a cabo las instituciones y gobiernos europeos desde hace ya casi una década, y de las que la izquierda europea ha estado despotricando durante el mismo tiempo. No se trata de una diferencia insignificante. Tal y como Clancy señala acertadamente: “Mientras los movimientos políticos y partidos de izquierdas de Europa se han centrado en hacer campaña en contra de las decisiones políticas dictadas por las instituciones de la UE desde la crisis, en particular la imposición de la austeridad fiscal, hay una necesidad urgente de que también se estudie –y se explique– el modo en que la propia estructura de la Eurozona ha contribuido a la desigualdad y la discrepancia, ha prolongado y agravado la crisis financiera y la crisis de la deuda pública, y hace que las futuras crisis de deuda pública sean inevitables”.

si la UE es una poderosa herramienta para que los gobiernos pongan en marcha políticas que favorecen a las empresas, también es un útil muy potente para presionar a cualquier gobierno que se atreva a desafiar las políticas institucionales,

El documento hace eso exactamente, analizar detalladamente por qué el problema es, de hecho, el propio euro (y en menor medida la UE), y no únicamente las políticas que normalmente se relacionan con este, y por qué las tribulaciones de Europa no se pueden explicar simplemente en función de la orientación política conservadora de los principales Estados miembros,como los integracionistas a menudo discuten. En primer lugar, la austeridad no se materializó simplemente tras el estallido de la llamada “crisis del euro”, y no fue creada por el Pacto Fiscal; está incluida en los tratados, lo que significa que la propia arquitectura de la Eurozona dejaba que los países se enfrentaran a un déficit externo –en sí mismo consecuencia de la liberalización de los flujos financieros transfronterizos institucionalizados en la arquitectura de la UME, tal y como lo reconoció incluso el vicepresidente del BCE, Víctor Constâncio– sin alternativa excepto la austeridad y la devaluación interna como única respuesta posible a un impacto externo como el de 2009 y años posteriores. Si la austeridad está incluida en los tratados, se deduce que “derrotar a la austeridad” requeriría la modificación de los tratados, que, como sabemos, es poco menos que imposible. Asimismo, la austeridad arraigada es solo un aspecto del problema: todo el manual neoliberal –prohibición de políticas industriales, libre circulación de capital, liberalización financiera, etc.– está implantado en la propia estructura de la Unión Europea.

En segundo lugar, es cierto que las políticas de la UE y la Eurozona las deciden, en gran medida (aunque no exclusivamente), los gobiernos de cada país. En este sentido, sería muy simplista entender las políticas de la UE como una vulneración de la autonomía de los estados-nación por parte de un impreciso “establishment europeo”. Sin embargo, la cuestión que a menudo se pasa por alto es que tener una institución externa o “independiente” –como el BCE, la Comisión Europea, etc.– a la que trasladar la responsabilidad de las políticas impopulares, declarando que “es la voluntad de Europa”, constituye una herramienta muy útil en manos de las élites nacionales con el objetivo de imponer políticas que siempre habían deseado implementar (contención salarial, desregulación del mercado laboral, etc.), pero que les habría supuesto muchas más dificultades poner en march si hubieran sido políticamente responsables de sus decisiones. En Italia, la frase ‘Ce lo chiede l’Europa’ (“Lo pide Europa”) incluso ha entrado a formar parte de nuestra cultura popular por lo habitual que es.

Esto nos lleva al tercer punto: si la UE es una poderosa herramienta para que los partidos dirigentes de todos los países pongan en marcha políticas clasistas que favorecen a las empresas, también es un útil muy potente para presionar a cualquier gobierno que se mantenga al margen y se atreva a desafiar las políticas institucionales, por no mencionar a cualquier gobierno de izquierdas que tenga la suerte de llegar al poder. Y esto lo vimos muy claramente en Irlanda, en 2010, cuando el BCE amenazó con cortar la liquidez a menos que aceptara recibir un rescate financiero; en Italia, en 2011, “cuando las élites europeas obligaron a Silvio Berlusconi a abandonar su cargo a favor de Mario Monti sin elecciones de por medio”, tal y como recordaba cándidamente un reciente artículo del Financial Times, convirtiendo su destitución en la condición previa para que los bonos y bancos italianos siguieran recibiendo la ayuda del BCE; y, por supuesto, en Grecia, en 2015, cuando el BCE, en efecto, cortó la liquidez de emergencia que daba a los bancos griegos para meter en cintura al gobierno de SYRIZA y obligarle a aceptar las condiciones del tercer rescate financiero. Estos episodios, quizá más que cualquier otra cosa, arrojaron luz sobre la desconsideración de la UE hacia la democracia y la voluntad popular  –hasta el punto de que es muy cuestionable el considerar que los países de la UME son democracias según la interpretación tradicional del término. Tal y como escribe Clancy: “La capacidad de negar crédito a gobiernos elegidos proporciona al BCE, organismo no elegido ni obligado a rendir cuentas, una enorme cantidad de poder para imponer sus propias políticas en países que necesitan de ayuda”. A este respecto hay pocas razones para creer que si se eligiera un gobierno de izquierdas en un país más relevante dentro del sistema, como España o Italia, no se le dedicaría el mismo trato que a Grecia. En última instancia, lo único que verdaderamente daría libertad de acción a un gobierno de izquierdas dispuesto a enfrentarse a la UE es la predisposición, en nombre de ese país, para dejar la Eurozona unilateralmente (que es de lo que precisamente carecía SYRIZA).

Por si esto fuera poco, parece que las cosas van a empeorar. Tras la elección de Macron en Francia, muchos aseguraban que era un indicio del resurgimiento del proceso de integración y que era el momento adecuado para la creación de una pseudo “unión fiscal” respaldada por un (probablemente muy magro) “presupuesto europeo”, junto con la creación de un “ministro de finanzas europeo”. Estos son los puntos centrales del plan de Macron para “refundar la UE”.

Ahora bien, incluso esta propuesta planteó una serie de conflictos muy preocupantes tanto desde un punto de vista político como económico. Sin embargo, el resultado de las elecciones alemanas ha significado el surgimiento de dos partidos anti-integracionistas, el partido de derechas FDP y el de extrema derecha AfD; el reciente fracaso de las negociaciones para formar una coalición entre el CDU de Merkel, el FDP y los Verdes, que probablemente signifique un gobierno provisional durante semanas, si no meses, y que posiblemente derive en la convocatoria de nuevas elecciones (los sondeos indican que producirían más o menos los mismos resultados que en septiembre); y la creciente inquietud que hay en Alemania respecto al futuro mandato de Angela Merkel. Esto significa que cualquier plan que hubieran esbozado el presidente francés y la canciller alemana bajo cuerda para integrar más sus políticas a nivel europeo está ahora, casi con toda certeza, estancado. De este modo, incluso la lamentable propuesta de unión fiscal que propuso Macron ha quedado descartada, según la mayoría de los analistas.

Las actuales propuestas objeto de debate convertirían a la UE en un sistema aún más represivo, autoritario y antidemocrático que el actualmente establecido: post-democracia con esteroides

En este momento, el rumbo que con mayor probabilidad tomará el gobierno alemán respecto a la política europea –el que tiene más posibilidades de obtener el apoyo multipartidista, independientemente del resultado de las negociaciones para formar gobierno (o de las nuevas elecciones)– es el enfoque “minimalista” tallado en piedra por el infame y ahora exministro de finanzas, Wolfgang Schäuble, en un documento extraoficial publicado poco antes de su dimisión. El principal pilar de su propuesta consiste en entregarle al Mecanismo de Estabilidad Europeo, que pasaría a convertirse en un “Fondo Monetario Europeo”, el poder de vigilar (e, idealmente, imponer) el cumplimiento del Pacto Fiscal. Esto equivaldría esencialmente a establecer un ejecutor fiscal supranacional que erosionaría la poca soberanía y autonomía que les queda a los Estados miembros, en particular en el ámbito de las políticas fiscales, y a facilitar la imposición de “reformas estructurales” neoliberales.

En cierto sentido, las propuestas objeto de debate marcarían la transformación definitiva de los Estados europeos, que pasarían de ser entidades semisoberanas a no soberanas de facto (y cada vez más de jure), mientras la UE se convertiría en un sistema aún más represivo, autoritario y antidemocrático que el actualmente establecido: post-democracia con esteroides. Por supuesto, desde un punto de vista puramente teórico, la Eurozona podría transformarse, sin duda, en una unión política, fiscal y factible –al menos en términos económicos–, permitiendo a la UME en conjunto gestionar los déficits presupuestarios, con el apoyo del BCE, mediante la emisión de eurobonos, el establecimiento de transferencias fiscales sustanciales y permanentes desde las regiones/países más ricos a los más pobres, etc. A menudo se afirma que si la izquierda no ha logrado estos cambios es por el desfavorable equilibrio de fuerzas dentro de Europa. Esto, sin duda, ha influido. Pero detengámonos un momento a pensar acerca de lo que una reforma institucional de esta envergadura implicaría: que en todos los países de la Unión alcanzaran el poder gobiernos de izquierdas más o menos al mismo tiempo --hemos visto lo que ocurre cuando un país intenta hacerlo de forma aislada--, dado que la única forma de modificar los acuerdos es mediante la unanimidad en el Consejo. Ahora bien, no hace falta ser especialmente pesimista para saber que eso nunca sucederá.

Aún más importante, sin embargo, es un punto minimizado por prácticamente todos los integracionistas progresistas, y que el documento de Clancy tiene la ventaja de subrayar, y es que incluso si fuera posible aplicar esas reformas económicas en la UME, serían “totalmente indeseables desde una perspectiva de izquierdas por el hecho de que una mayor integración económica, fiscal y política requiere contrapartidas inaceptables en la capacidad de la gente de participar en el proceso de toma de decisiones de forma democrática a escala local y nacional”, lo que derivaría en un debilitamiento radical del control popular. En última instancia, una reforma progresista de la UE/UME no solo es imposible a efectos prácticos –como han reconocido un creciente número de analistas tan ilustres como Joseph Stiglitz, Paul De Grauwe y otros–, sino también indeseable en términos democrático-populares.

¿Qué supone esto a efectos prácticos para los movimientos y partidos europeos de izquierda? Por supuesto, sería muy ingenuo sugerir que todos ellos deberían empezar a hacer campaña en sus respectivos países para dejar el euro mañana, tal y como reconoce Clancy. Hay una resistencia profundamente arraigada entre los ciudadanos que hay que tener en cuenta, por no mencionar las complejas cuestiones técnicas que hay que superar. De este modo, a corto plazo, la clave es resistirse a cualquier renuncia adicional de la soberanía nacional respecto a la UE y a cualquier aumento y expansión de la Eurozona. Otra importante propuesta que expone Clancy, y que todos los movimientos y partidos de izquierdas deberían apoyar, es el establecimiento de un mecanismo legal y viable para países que deseen salir de la Eurozona: un Artículo 50 para la Zona Euro, por así decirlo. En términos más generales, es crucial para la izquierda europea empezar a entablar un debate sincero acerca de la soberanía nacional en el contexto de una UE y una Eurozona irreformables, especialmente desde que ya se ha iniciado una renacionalización de políticas, nos guste o no. La pregunta es si la izquierda quiere dejar ese campo de batalla en manos de la derecha y la extrema derecha o si quiere dirigir ese proceso por una senda progresista.

Un paso positivo en esta dirección es la declaración de un Plan B firmada por representantes de Podemos, La France Insoumise, Die Linke, el Bloco de Esquerda portugués y otros, que afirman que, si falla el plan de transformar la UE en una zona de cooperación democrática y solidaria, entonces habría que establecer “un nuevo sistema de cooperación europea basado en la restauración de la soberanía económica, fiscal y monetaria, la protección de la democracia y los derechos sociales y la justicia social…  El fetichismo de las instituciones de la UE o una moneda específica no puede prevalecer sobre el interés concreto de los pueblos. Desde luego que no.

------------------

Traducción de Paloma Farré.

Este texto está publicado en Social Europe

CTXT está produciendo el documental 'La izquierda en la era Trump'. Haz tu donación y conviértete en coproductor. Tendrás acceso gratuito a El Saloncito, la web exclusiva de la comunidad CTXT.

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Thomas Fazi (Social Europe)

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

4 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Jorge Amar Benet

    ¡ Grande Thomas ! Nada que añadir a tu análisis , lástima que la traducción deje en el camino los hipervínculos del artículo original.

    Hace 6 años 11 meses

  2. Luisito

    Un artículo muy interesante que no se anda por las ramas como es tradicional entre tantos "europeístas" que en realidad parecen odiar Europa y a los europeos. Por cierto que los razonamientos del autor respecto de la irreformable EU también se pueden aplicar a la Constitución española, otro entramado aparentemente irreformable. En este sentido, quizá los independentistas catalanes no están haciéndolo tan mal y son simplemente visionarios del futuro mientras que Podemos, el supuesto heredero del 15M, se demuestra cobarde.

    Hace 6 años 11 meses

  3. charlie

    El artículo es muy interesante. Sin embargo podrías publicar los artículos de Stiglitz, De Grauwe y "otros" a los que haces referencia? Un saludo.

    Hace 6 años 11 meses

  4. matriouska

    Muy interesante. Sólo recordar que este desastre ya lo anticipó el Gran Julio Anguita en 1995

    Hace 6 años 11 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí