Ser feminazi hoy
Diana Quer fue asesinada por ser mujer
Anita Botwin 4/01/2018
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Diana Quer fue asesinada por José Enrique Abuín Gey, conocido como El Chicle, una noche que ella regresaba a casa después de haberlo pasado bien en la feria de su pueblo. Sin embargo, Diana Quer cometió un grave error: ser mujer y volver sola a casa. El Chicle fue quien la secuestró con intención de violarla, la estranguló con una brida y arrojó su cuerpo desnudo a un pozo con pesas atadas a la cintura para que se hundiera.
Diana Quer fue asesinada unas horas después de haberse perdido su rastro. Sin embargo, durante año y medio las especulaciones que han rodeado al caso han sido infinitas. El asesinato de una joven se ha convertido, una vez más, en carnaza para espectadores con ganas de morbo o con la necesidad de encontrar una explicación a lo ocurrido. Las luchas por ser líderes de audiencia de los canales televisivos pisotean cualquier tipo de responsabilidad social que los medios debieran tener. Los medios deberían tratar casos como éste con una perspectiva de género para evitar que el espectador centre su atención en “la culpa” de la víctima. Por respeto a la víctima y su familia, pero también por respeto a todos los demás.
Cuando se revictimiza a Diana Quer o a otra de las asesinadas se está lanzando un mensaje en los medios: “Si sales con falda, bebes o fumas, si vuelves sola a casa, si te pasa algo ya sabes de quién es la culpa”. Básicamente se nos está mandando un mensaje a todas, retrocediendo al menos un siglo, cuando había que llevar la falda por debajo de la rodilla para no ir provocando. Estos estereotipos sexistas no hacen más que perpetuar la cultura de la violación, en la que las mujeres se representan como objetos.
Los que no se alinean en una perspectiva de género a la hora de tratar sucesos como éste se sitúan en una situación de complicidad. Culpabilizar a la víctima o poner el foco en ella forma parte de la cultura machista que aún perdura por no querer mirar al enemigo de frente.
Mientras Diana estaba en un pozo muerta, algunos medios hablaban de su cuestionable vida y sus relaciones. Uno de los artículos, titulado “Las desapariciones de Diana Quer”, firmado por uno de los tertulianos de Espejo Público, hablaba de que sus amigos aseguraban que escaparse era la forma que tenía la joven de castigar a su madre. “Diana Quer es inmadura y con una autoestima muy baja”, se llegó a decir. En esos momentos, Diana ya estaba muerta, en las profundidades de un pozo. Pero eso qué importaba. Los buitres carroñeros necesitan comer a cambio de morbo barato.
Cada vez que ocurre un episodio de violencia machista como éste, o la agresión sexual de La Manada, se pone el foco en la víctima y no al revés. La chica agredida por La Manada “hacía vida normal”, incluso colgaba fotos en redes sociales en las que se la veía disfrutando con sus amigos. Además, había viajado. ¡A quién se le ocurre! La defensa de los agresores llegó a poner en duda que no “se resistiera más”. Se merecía que la agredieran. Se merecía un juicio mediático, porque no había llorado lo suficiente. Se lo merecía por ser mujer.
No contentos con cuestionar la vida y relaciones de Quer, también lo hicieron con su madre. Uno de los titulares, en concreto este de esDiario hablaba de “Las fiestas con hombres de la madre de Diana enredan la desaparición de su hija”. También se llegó a hablar de un supuesto “desequilibrio” de la madre, responsable también de su divorcio y las secuelas que podía haber provocado en su hija.
Mientras se siga culpabilizando a la víctima y su vida se estará restando importancia a la violencia machista y se trasladará un mensaje negativo que nos hará perder muchos puntos a la hora de llegar a la meta de la igualdad. A que no nos maten o violen por el hecho de ser mujeres, salir y querer disfrutar.
Es necesario profundizar en las raíces culturales y sociales que legitiman y perpetúan la violencia contra la mujer en todas sus formas. Los medios de comunicación son los voceros de esta cultura machista en la que nos encontramos inmersas. Debería existir una nueva legislación que considerara estos casos violencia de género y penalizara de algún modo las informaciones que culpabilicen a la víctima y no respeten la investigación oficial.
Las víctimas ya bastante tienen con serlo, no necesitan que nadie manche su memoria.
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Anita Botwin
Gracias a miles de años de machismo, sé hacer pucheros de Estrella Michelin. No me dan la Estrella porque los premios son cosa de hombres. Y yo soy mujer, de izquierdas y del Atleti. Abierta a nuevas minorías. Teclear como forma de vida.
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