Las mujeres jóvenes, las que más han empeorado su bienestar laboral pese a la recuperación del empleo
Un estudio señala las tremendas desigualdades de género y edad que se han consolidado de forma paralela a la mejoría de los indicadores asociados al trabajo desde 2013
ctxt 26/02/2019
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Mujer, joven y con un nivel educativo bajo. Este es el perfil que más ha empeorado, y con mucha diferencia, su situación en el trabajo en los últimos años pese a la mejoría de los indicadores económicos. No son las únicas afectadas: en términos generales, las mujeres se han beneficiado menos que los hombres de la recuperación en el empleo. Desde 2013, ellas han aumentado su bienestar laboral menos de un 3%, mientras que los hombres lo han hecho un 7%. Estos son algunos de los principales resultados de la investigación que acaba de publicar la fundación de estudios Fedea, donde además se señala que, en casos concretos como el de la población más joven, lo que se ha producido es una involución constante y acelerada.
Para la obtención de los datos, los autores del estudio se han servido de un indicador sintético –índice de bienestar relativo ligado al empleo– donde han condensado aspectos laborales que van más allá de la mera ocupación, como las mediciones de intensidad y de distribución del tiempo trabajado. Las conclusiones son aplastantes: “Al comparar la situación en los años 2013 y 2017 encontramos que la recuperación ha favorecido claramente a los hombres frente a las mujeres y ha penalizado especialmente a los jóvenes y a las mujeres con menores niveles educativos”, advierte el documento.
Este impacto asimétrico de la mejoría económica ha desembocado en los últimos años en un aumento más acelerado del empleo que el de los meses trabajados y en una reducción de la desigualdad en la distribución del tiempo laboral. En ambos casos, asegura el análisis, existe un clara brecha de género de la que se han beneficiado más los varones.
En el caso de los jóvenes menores de 25 años, el índice de bienestar relativo ligado al empleo ha empeorado notablemente de forma general, pero con una distribución muy desigual si se establece una comparativa por sexos. Entre 2013 y 2017, las mujeres que solo tenían la primaria redujeron su bienestar laboral hasta un 22,4%, mientras que entre los hombres la caída fue solo de la mitad (-11,4%). Todavía más grande es la brecha entre aquellos que cuentan con el segundo ciclo de secundaria: las mujeres con estos estudios empeoraron su índice un 16,4%; entre los hombres el deterioro fue del 4,03%.
En el lado contrario se encuentran los jóvenes con estudios superiores, que sí que han mejorado sus condiciones laborales, pero de nuevo con una importante brecha entre sexos: entre las mujeres con este nivel formativo el índice de bienestar en el empleo creció un 17,8%, mientras que entre los hombres el aumento fue del 38%, más del doble.
Para el resto de varones, e independientemente de su edad y nivel formativo, se ha apreciado una mejora general en los índices de bienestar laboral. No así para las mujeres: además de las más jóvenes, aquellas que solo cuentan con estudios de primaria han empeorado sus condiciones en todos los rangos de edad. En el resto de edades y nivel de estudios mejoran, pero menos que los hombres con la excepción de las mayores de 56 años.
En última instancia, el estudio de Fedea también hace mención al aumento de las desigualdades territoriales en su índice laboral. Según la fundación de estudios, aquellos territorios que se encontraban por debajo de la media nacional en bienestar asociado al empleo en 2013 ahora están todavía más distanciadas del indicador medio, exactamente lo contrario que ha ocurrido con aquellas Comunidades que sacaban mejor puntuación.