1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

El mentidero

Twitter en la encrucijada

En la red han encontrado cobijo grupos terroristas y partidos de extrema derecha que han aprovechado la instantaneidad y la falta de control para esparcir el discurso del odio

Pablo MM 6/04/2019

<p>El Twitter de Trump</p>

El Twitter de Trump

MALAGÓN

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones

Hace unos días, ayer como quien dice, Vox era motivo para la burla. El partido de Santiago Abascal se comportaba en las elecciones como un chiste que no funciona. En los comicios generales de junio de 2016 obtuvo un 0,20% de los votos, o lo que es lo mismo, apenas 47.182 personas depositaron la papeleta verde en las urnas. Han pasado poco menos de tres años y los sondeos le otorgan entre 30 y 50 diputados en la convocatoria del próximo 28 de abril, tras haber conquistado 12 asientos en el Parlamento de Andalucía. ¿Qué ha pasado para que, en un período de tiempo tan corto, un mal chiste se haya convertido en una broma pesada?

En febrero 2007, Federico Jiménez Losantos acudió a La Noche de Quintero, el extinto programa que el Loco de la Colina presentó en TVE. Losantos, que puede ser muchas cosas, pero no es un idiota, advirtió: “No creo que en España surjan partidos de extrema derecha mientras que el PP no abandone la defensa de la unidad nacional”.

El proceso soberanista en Cataluña ha conseguido abrir una espita en el hasta ahora inamovible régimen del 78, y aunque los pilares del tardofranquismo se han demostrado sólidos ante la adversidad, de aquella grieta han surgido los fantasmas de la ultraderecha que durante 40 años habían dormitado plácidamente en las anchas posaderas del PP.

Para el espectro político más reaccionario, Rajoy llegó mal y tarde al auxilio de la sacrosanta unidad del Estado, y es ahí, entre los alaridos de los que ansiaban el ruido de los tanques por la Diagonal, donde Vox ha encontrado un caladero de votos en la España carpetovetónica.

Acusar a los independentistas catalanes de haber despertado el “fantasma del fascismo”, como hizo Pablo Iglesias, sería tan ruin como señalar a la lengua muy larga y a la falda muy corta, en lugar de al abusador, pero bien es cierto que los templarios de Abascal han sabido utilizar el diálogo de sordos entre Cataluña y España para atraer a los nostálgicos de aquellos tiempos donde el vetusto imperio solucionaba los problemas territoriales poniendo una pica en Flandes.

El río estaba revuelto, pero a Vox le faltaba la red con la que proceder a la captura. En aquellos días, los medios de comunicación estaban fascinados por la planta de caballero y el aspecto de yerno perfecto que un Albert Rivera bendecido por los aromas del Ibex35 destilaba en los platós de televisión, mientras que la formación de Abascal tenía que conformarse con el pestilente hedor a Varón Dandy que rezumaban los programas de Intereconomía. Fue entonces cuando irrumpió en escena otro hidalgo de perfume naftalino y le mostró a Vox el camino para transitar desde los márgenes del debate público al centro mismo de la conversación.

El triunfo del discurso del odio, de la aversión al diferente, es a su vez el fracaso de los grandes gigantes de Silicon Valley

Durante años, Donald Trump deambuló por un camino paralelo al de los partidos de extrema derecha españoles. El multimillonario neoyorkino era el convidado de piedra en la carrera electoral, el elemento histriónico con el que las televisiones estadounidenses animaban los tediosos procesos de primarias, la chanza de los humoristas de la stand up-comedy, el bufón, triste y patizambo, que hacía reír a carcajadas al establishment de Washington. Pero entonces, en aquel trayecto hacia el ostracismo, Trump se cruzó con el multimillonario Robert Mercer, un ultraconservador anarco capitalista que estaba dispuesto a invertir una fortuna para devolver al país al trote de la América tradicional, y que contaba, entre sus peregrinos del Mayflower, con un tal Steve Bannon.

De Stephen Kevin Bannon se ha hablado largo y tendido en CTXT. El asesor que impulsó a Trump hasta la Casa Blanca supo interpretar mejor que nadie el descontento de una ciudadanía que acabó hastiada de los lugares comunes de la administración Obama, y entendió que para catalizar todo aquel hartazgo existía un subterfugio a salvo de la alienación de los medios de comunicación.

La batalla por el discurso se juega hoy en internet, y es allí, en el tablero de las redes sociales, donde los nuevos populismos de extrema derecha han sabido moverse como los viejos maestros soviéticos del ajedrez.

El triunfo del discurso del odio, de la aversión al diferente, del patrioterismo rancio del himno y de las banderas; la victoria de una idea de país tan pequeña que podía caber en una caja de zapatos, es a su vez el fracaso de los grandes gigantes de Silicon Valley para acabar con la toxicidad que domina las redes sociales.

“Hemos fracasado”, reconocía Jack Dorsey, CEO de Twitter, durante una entrevista con la periodista Kara Swisher, acerca de lo infructuoso que han resultado las iniciativas que el servicio de microblogging ha puesto en marcha para intentar frenar el acoso que sufren muchos de sus usuarios.

El periodista Manu Garrido desgrana en un artículo para CTXT algunos datos que evidencian esta incapacidad, como los 4 millones de tuits antisemitas que se publicaron en 2017, o los mensajes de acoso (uno cada 30 segundos) que reciben mujeres políticas y periodistas, o lo que es aún más sintomático, la inseguridad de sus propios trabajadores; la compañía ha pedido mantener su anonimato a los medios de comunicación que han visitado sus oficinas, por miedo a posibles represalias.

Las rendijas de seguridad de Twitter son similares a las grandes tragaderas de François Vatel, y como aquel personaje interpretado por Gérard Depardieu, deglute cada día la bilis iracunda de los trolls, los dogmas teledirigidos de los bots y las falacias de las fake news. Y de postre, un poco de la leyenda, o no, del shadow banning.

Esta especie de animal mitológico que reaparece periódicamente en las conversaciones de los tuiteros se manifestó por primera vez en 2018, cuando el Proyecto Veritas, una organización dirigida por el político y activista conservador James O’Keefe, grabó con cámara oculta a un grupo de antiguos trabajadores de Twitter que reconocían el shadow banning sobre cuentas de ideología republicana. Según esta teoría, la compañía estuvo minimizando el impacto de los tuits favorables a Donald Trump, extremo que la red de microblogging ha negado en varias ocasiones: “Esas grabaciones se obtuvieron mediante tácticas para ajustarse a un discurso predeterminado", aseguraron en un comunicado.

Lo cierto es que el shadow baninng existe, pero Twitter argumenta que, lejos de las teorías conspirativas que prenden en los mentideros de internet, se trata de una estrategia para combatir el acoso, que también utilizan otras plataformas como Reddit o Instagram.

Según un artículo de The Verge, la web del pájaro azul comenzó a implementar una serie de nuevos filtros para prevenir el hostigamiento y excluir de la conversación a aquellos perfiles que suelen utilizar un lenguaje amenazante. Lo hace mediante un análisis automatizado de palabras prohibidas, entre las que se encuentran “subnormal”, “puta”, “retrasado”, “maricón”, “gordo”, “negrata” o los términos “matar”, “morir” y “muerte” en todas sus formas. El problema reside en que la decisión sobre qué resulta amenazante o vejatorio recae en un algoritmo que no puede interpretar el contexto, y es en este vacío donde han florecido una serie de cuentas que se dedican a reportar usuarios contrarios a su ideología.

Hace unos días, la usuaria @IsaMastro fue suspendida por publicar el siguiente tuit: “Al menos 49 muertos en dos atentados contra dos mezquitas en Nueva Zelanda. Sin Palabras”. Un mensaje inocuo, sin más intención que el del estupor y la empatía que, sin embargo, contenía uno de esos vocablos que despiertan las alarmas del algoritmo.

Cualquiera puede comprar miles de seguidores falsos, para uno mismo o paro un tercero, sin que este lo sepa o haya dado previamente su consentimiento

Otra gran problemática para la que Twitter se ha mostrado inoperante es la de los bots; cuentas automatizadas creadas para difundir mensajes y retuitear spam, en torno a las cuales ha germinado el floreciente negocio de las llamadas granjas de trolls.

No se trata de la injerencia rusa en los procesos electorales de Europa y Estados Unidos, como han defendido algunos medios de comunicación. La explicación es mucho más trivial; son empresas que explotan a parados, estudiantes, publicistas en apuros, amas de casa e incluso jubilados. Solo necesitan conocer el manejo de las redes sociales y seguir las directrices que les marca el patrón. Es un negocio precario, con un salario de miseria que oscila según el volumen de tuits que sean capaces de producir. Cuando una marca o un partido político quiere colocar un mensaje en la conversación de las redes sociales, los granjeros diseminan el encargo utilizando hashtags e interactuando entre ellos. Atacan en grupo y se han demostrado muy eficaces en la consecución de sus objetivos.

La usabilidad de las granjas de trolls también funciona para aumentar la popularidad de un usuario, o para desprestigiarla. En 2016, la cuenta de Mariano Rajoy experimentó un crecimiento de 60.000 nuevos seguidores en apenas unos días. Perfiles con nombres en árabe y sin apenas actividad comenzaron a interesarse por las opiniones del por entonces presidente del gobierno, y aunque pudiera parecer que se trató de una estrategia para incrementar la nombradía del líder popular, una investigación interna de Twitter apuntó todo lo contrario.

Cualquiera puede comprar miles de seguidores falsos, para uno mismo o paro un tercero, sin que este lo sepa o haya dado previamente su consentimiento. Esto podría explicar otro de los mayores entuertos a los que han tenido que hacer frente en las oficinas del pájaro azul, cuando a principios de 2018, usuarios como @jonathanmartinz @protestona1 o @xuxipc denunciaron que sus seguidores reales estaban siendo sustituidos por centenares de cuentas falsas. Fue tal el revuelo que Twitter tuvo que salir al paso argumentando que se trataba de un bug (un error de software) de solución, dijeron, “casi inmediata”.

Dejando a un lado las ocurrencias cuartomilenaicas que algunos tuiteros alimentan, la realidad es mucho menos atractiva. Twitter, como reconoció el propio Dorsey, ha fracasado en sus intentos por mantener la interacción dentro de los límites de un ambiente respirable. Lo que en un principio fue concebido como un servicio para intercambiar opiniones, se ha convertido en una ciénaga donde mujeres, homosexuales y minorías raciales son permanentemente hostigadas.

Aquí han encontrado cobijo grupos terroristas y partidos de extrema derecha que han aprovechado la instantaneidad y la falta de control para esparcir el discurso del odio, mientras cada vez son más las activistas que abandonan sus cuentas, hartas de estar en la diana permanente del verbo exacerbado.

Confrontar y erradicar estas prácticas son los retos más inmediatos que Twitter deberá afrontar, o de lo contrario, la sangría que le hizo perder un millón de usuarios en 2018 continuará hasta convertir lo que podía haber sido una herramienta transformadora en el ámbito de la comunicación, en un erial de trolls, bots y fake news.

¡Hola! El proceso al Procès arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Sergio B

    El votante medio de VOX, mayor y franquista, ni tiene twitter ni posiblemente sabe lo que es, así que me parece que ese no es el problema. Estais tirando piedras a un fantasma por que no entendeis por que la población no os hace caso y no queréis creer que estáis equivocados. Si, una parte de la ciudadanía considera más importante la unidad de españa y sus valores tradicionales que la esperanza de regeneración política que es capaz de vender la izquierda unida a una montaña de barbaridades ideológicas para ellos. A mi me parece que muchos comunicadores de izquierda necesitan hacer una reflexión para cambiar su visión de considerar retrasados o afectados por alguna cosa a todos los que no piensas como ellos. Recurrir a que son retrógrados, manipulados o malas personas todos aquellos que no compartan tus ideas sin hacer ni el menor esfuerzo en comprender a los demás, ese creerse que las ideas de la izquierda son la luz que separa la humanidad de la barbarie y todo lo demás es un yermo intelectual o malvado es lo que al final expulsa de vuestro lado a casi toda la sociedad. Estamos en una situación desesperada, de reducción de calidad de vida, de esperanza en el futuro, con un enemigo claro y meridiano y aun así las fuerzas que deberían alinearse contra ellos se esfuerzan en expulsar a toda la población que puedan de su lado. Sino fuese por que no creo en la maldad, de verdad que creería que lo hacen a posta, porque si se quedan cayados tres meses sin alinearse ideológicamente con (contra) nadie seguro que ganan votos. Esta alineación ideológica de la izquierda y de las fuerzas progresista es mucho más preocupante en el panorama actual que el alzamiento de fuerzas retrogradas y seguramente su principal causa. Hablamos de diálogo de sordos en el conflicto catalán, pero el diálogo de sordos es omnipresente en todos los ámbitos. Mi idea, no mía en realidad, la original de podemos hasta que se puso a lamer poder y se convirtieron en políticos, es volver a centrarse en arreglar el tema de que nos están robando, matando y destruyendo nuestro futuro y olvidarse de política, de temas de izquierdas y derechas, de feminismo, de la españa radial, de eutanasia, de laicismo, de homofobia y demás temas, muy importantes, pero en los que ahora no toca centrarse me parece a mi. El IBEX adelantó a Podemos cuando hizo un Podemos de derechas, cuando era Podemos el que necesitaba un Podemos de derechas (ahora hasta un Podemos de extrema derecha). A lo mejor necesitamos otra excisión de Podemos, que ideológicamente sea VOX o Ciudadanos, pero que defienda al pueblo contra los poderosos, un partido que defienda la unidad nacional, los toros y el machismo a la vez que los servicios públicos y la defensa de la ciudadanía contra el capitalismo salvaje y la corrupción. Otro Podemos que no se ponga de acuerdo con el primero en la ley del aborto o la de igualdad, pero si en la defensa de la sanidad y las pensiones. Pero ese partido no existe y la gente elige entre lo que le ofrecen.

    Hace 5 años 7 meses

  2. Iñaki

    El anarquismo ultraconservador y/o capitalista no existe. Adherir esos adjetivos al anarquismo es una bajeza intelectual encaminada a seguir contaminando el ideario anarquista. No tengo el más mínimo interés en saber cuáles son los posibles parentescos que alguien puede encontrar en esas ideologías para unir los términos, pero para alguien mínimamente formado, que puedan existir en la forma de expresar algunas ideas, no los hay en el fondo de las mismas. Dicho esto, el artículo no entra en la cuestión de la asimetría que se genera en una conversación en la que coexisten perfiles públicos y perfiles anónimos. Y que una aplicación como Twitter (o cualquier otra red social) no haya resuelto tal asimetría se debe únicamente a intereses económicos e ideológicos.

    Hace 5 años 7 meses

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí