Los abusos de poder de la UEFA
Madrid acoge el 1 de junio la final de la Champions gracias a que el Congreso aprobó todas las exenciones fiscales que pedía el organismo que controla el fútbol europeo, creando un agravio con otros eventos deportivos y culturales
Ricardo Uribarri 22/05/2019
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¿Debe plegarse el Gobierno de un país a dar privilegios a entidades privadas a cambio de acoger en su territorio un evento de interés que puede generar ingresos económicos? ¿Es ético que una organización que obtiene beneficios millonarios anuales utilice a “voluntarios” para participar en un acontecimiento con la única contraprestación de participar en una experiencia única? Valiéndose del cotizado producto que organiza, organismos como la UEFA dejan poco margen a la hora de la negociación. O aceptas mis condiciones y me das, por ejemplo, exenciones fiscales o no juegas conmigo. España dijo que si y gracias a eso Madrid acoge el próximo 1 de junio la final de la Liga de Campeones. ¿Compensa?
¿Es ético que una organización que obtiene beneficios millonarios anuales utilice a “voluntarios” para participar en un acontecimiento con la única contraprestación de participar en una experiencia única?
El Congreso de los Diputados convalidó el pasado mes de enero un Real Decreto presentado por el Gobierno en el que se incluían siete medidas relativas a materia tributaria y catastral. Entre ellas, las que imponía la institución que rige el fútbol continental para celebrar en la capital el partido. De esta forma, “las personas jurídicas residentes en territorio español constituidas con motivo de la final por la entidad organizadora o por los equipos participantes están exentas del Impuesto sobre Sociedades por las rentas obtenidas durante la celebración del acontecimiento”. Al mismo tiempo, “no se consideran obtenidas en España las rentas que perciban las personas físicas que no sean residentes en el país por los servicios que presten a la entidad organizadora o a los equipos participantes”.
Este régimen fiscal específico también afecta a ámbitos como el IRPF. El texto establece que “las personas físicas que adquieran la condición de contribuyentes por el Impuesto sobre la Renta de las personas Físicas como consecuencia de su desplazamiento a territorio español con motivo de la final podrán optar por tributar por el Impuesto sobre la Renta de los no Residentes”. Los jugadores también salen beneficiados ya que “no tendrán que declarar sus ganancias en España” salvo que hubieran pertenecido a un equipo de nuestra Liga.
Estas concesiones, que también serán válidas para la celebración de los partidos que acogerá Bilbao dentro de la Eurocopa 2020, fueron negociadas durante el mandato de Mariano Rajoy pero aprobadas por el Gobierno de Pedro Sánchez, con los votos a favor de PSOE, Podemos (excepto un diputado) y Esquerra, la abstención de PP (menos un diputado que votó en contra) y PNV y el rechazo de Ciudadanos. El grupo de Podemos explicó posteriormente que votó a favor del Real Decreto porque incluía otras medidas necesarias para la mayoría social, como los permisos de maternidad y paternidad, solicitando que las exenciones a la UEFA se tramitaran como un proyecto de ley para poder rechazarlas.
Es habitual que el Gobierno conceda ayudas fiscales para atraer importantes acontecimientos internacionales, como la Copa del América de vela o distintas Expos, pero en otras ocasiones habían oscilado entre el 10 y el 30%, nunca del 100% como ocurre en este caso, en el que se produce un agravio comparativo con otros eventos deportivos o culturales. Es cierto que la disputa del encuentro supondrá un impacto económico directo en Madrid de unos 50 millones de euros pero, ¿hasta dónde hay que ceder? ¿Hay que darle a una entidad privada todas las exigencias que solicite y permitirle que no cumpla con las normas vigentes para el resto? ¿No se está sentando un peligroso precedente?
El impacto económico de la concesión a la UEFA no se reflejará en los presupuestos del Estado hasta 2020
El privilegiado tratamiento fiscal que se concede a la UEFA contrasta con otras decisiones tomadas por Hacienda que perjudicaron a eventos como la Barcelona World Race, a la que no le concedieron una deducción del 15% en los gastos de publicidad y propaganda, lo que influyó en gran parte en la cancelación de la prueba prevista para 2018 y su aplazamiento hasta 2022. O con el cambio de criterio que afecta a las empresas que patrocinan eventos deportivos, que anteriormente podían deducirse el importe íntegro de producir un envase con el logo de la prueba y ahora sólo puede hacerlo respecto al coste de imprimir el logotipo en el recipiente. El Gobierno tiene estimadas en sus cuentas para este año unas bonificaciones a las empresas que patrocinan grandes eventos deportivos de 38,13 millones en la recaudación por el Impuesto de Sociedades. El impacto económico de la concesión a la UEFA no se reflejará en los presupuestos del Estado hasta 2020.
Parece evidente que cualquier intento de cambiar esta situación debería de llegar a través de un acuerdo conjunto de todos los Gobiernos europeos. Las acciones individuales están condenadas al fracaso. Hace nueve años, el ejecutivo británico se negó a eliminar un impuesto que gravaba a los jugadores y el estadio londinense de Wembley se quedó sin la final cuando era el claro candidato. Un partido que, curiosamente, se disputó también en Madrid, en el Bernabéu. Viendo la situación, los ingleses debieron pensar que no querían ser los quijotes europeos y en los tres años siguientes les concedieron dos finales de Champions. Esa es la fuerza que tiene la UEFA, la FIFA con el Mundial o el COI con los Juegos Olímpicos. Saben que siempre habrá alguien dispuesto a pasar por el aro para quedarse con el jugoso caramelo.
Un aspecto que se repite en los grandes eventos deportivos que organizan estas instituciones internacionales es la utilización de voluntarios para distintas funciones. Resulta chocante que organismos con ingresos anuales tan altos tengan que recurrir a ello pero se explica bajo la lógica del máximo beneficio con el mínimo gasto posible. La UEFA, que ganó en el pasado ejercicio 2.350 millones de euros y que puede superar los 3.000 en aquellos que organiza la Eurocopa, quiere también utilizar a 200 bailarines, deportistas y estudiantes de teatro y música para el espectáculo que organiza antes del comienzo del partido. Además pretende que estas personas estén disponibles las dos semanas previas para realizar los ensayos. Sin embargo, la UEFA no quiere pagarles nada. O mejor dicho. Pretende que estas personas se sientan recompensadas por el hecho de “tener la oportunidad de ser parte de la final de la Champions, una experiencia única en la vida”.
No es un argumento que convenza a la Confederación de Artistas Trabajadores del Espectáculo (ConARTE), que ha calificado esta oferta, que fue publicada para mayor escarnio en la página Danza.es, dependiente del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM), como un abuso y la ha denunciado ante la Inspección de Trabajo al estar convencidos que se trata de un trabajo encubierto y no de una acción de voluntariado. La Federación Internacional de Actores también ha reclamado a la UEFA que rectifique “y respete las condiciones laborales y salariales de un sector que ya está lo suficientemente empobrecido y frágil”. La actriz y bailarina Natalia Millán fue contundente a través de las redes sociales: “Un/a bailarín/a ha invertido en su vocación más tiempo, esfuerzo y dinero que cualquier futbolista. Y siempre aparecen buitres para aprovecharse de sus ganas e ilusión. Este buitre se llama UEFA. Y su vocero el INAEM”.
En marketing hay una estrategia que se llama en inglés “win-win” (ganar-ganar) en la que se busca que todas las partes implicadas en una negociación salgan beneficiadas. Sin embargo, la trayectoria de UEFA, como la de FIFA o el COI, les convierten en ejemplos particulares de win-win. Ellos son los que ganan siempre. Tienen sus sedes en Suiza, donde tanto las instituciones como sus trabajadores disfrutan de importantes ventajas fiscales. Cuando organizan eventos en el extranjero también consiguen librarse de pagar impuestos. Y además, logran que profesionales de algún sector trabajen gratis para ellos. El año pasado lo hicieron en Ucrania. Esta vez les toca en España. El próximo será en Turquía. Y así seguirán mientras se lo permitan.
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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