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EL MINISTERIO

¿Sueñan los marxistas con ovejas soviéticas?

¿Qué oscuros intereses se esconden detrás del estreno de ‘Chernobyl’, la serie de televisión que reconstruye el accidente de la central nuclear ucraniana de 1986?

Xandru Fernández 14/06/2019

<p>Fotograma de 'Chernobyl' de HBO.</p>

Fotograma de 'Chernobyl' de HBO.

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Las autoridades rusas y algunos habituales de la izquierda occidental han alertado de la voluntad de demonización del régimen soviético que irradia la serie de HBO y Sky, e incluso se ha difundido que la cadena rusa NTV va a hacer su propia versión, una con espías de la CIA y todo. A grandes rasgos, los detractores de la serie señalan que en ella se responsabiliza a las autoridades soviéticas tanto del accidente nuclear como de los intentos de ocultarlo a los ojos del mundo y de la población civil, y se preguntan por qué sus productores no se interesaron por dar a conocer el accidente de Three Mile Island de 1979 o el de Fukushima de 2011.

No es la primera vez que Chernóbil protagoniza una obra de ficción. En 2007 se lanzó S.T.A.L.K.E.R.: Shadow of Chernobyl, un videojuego en primera persona que traslada a la ciudad abandonada de Pripyat, cercana a la central, la trama de la película de Andréi Tarkovski Stalker (1979). En esta última, inspirada a su vez en la novela Picnic extraterrestre (1972), de Arkadi y Boris Strugatski, varios personajes se adentran en un paraje desolado y prohibido al que llaman “la Zona”. Se supone que en la Zona aterrizó una vez una nave alienígena, o cayó un meteorito, el caso es que todo quedó descoyuntado, como al margen de las leyes de la física, una especie de País de las Maravillas radiactivo donde solo algunos aventureros, los stalkers, se atreven a hacer de guías para almas en fuga que buscan una misteriosa habitación en la que supuestamente se cumplen todos los deseos. Los creadores del videojuego sustituyeron esa habitación por la central de Chernóbil, habida cuenta de las similitudes visuales entre los escenarios postapocalípticos de la película de Tarkovski, rodada en una central eléctrica abandonada, y el entorno de la central ucraniana.

Los stalkers que imaginaron los hermanos Strugatski eran saqueadores que entraban ilegalmente en la Zona y vendían en el mercado negro los objetos que los extraterrestres habían dejado atrás después de abandonarla. Algo así, se dice, ocurrió con las pertenencias que los habitantes de Pripyat dejaron en sus casas tras ser evacuados. Las similitudes se acaban ahí, en adelante es otra Zona la que se yuxtapone a la de Stalker: la propia Unión Soviética, cuya disolución en 1991 hizo emerger un continente contaminado de ideología y ajeno a las convenciones de la historia. Como si fuera una radiación de origen desconocido, un paradójico proceso de conversión religiosa afectó a buena parte de los hasta entonces detractores marxistas de la URSS, haciéndoles mutar en esforzados defensores del régimen soviético. Si hasta la caída del Muro de Berlín el carácter intrínsecamente perverso de la Unión Soviética había sido un tópico hegemónico entre la izquierda marxista de Europa occidental, a partir de 1991 algunas de esas mismas voces críticas con el sistema soviético y su capitalismo de Estado empiezan a emitir nostalgia y remordimiento a partes iguales.

Pero esa especie de reedición del mito freudiano del parricidio original no tiene demasiado recorrido. Digamos que ni la consciencia de que la desaparición de la URSS colocaba al marxismo en una posición incómoda ni la constatación de que en la propaganda occidental “comunismo” y “Unión Soviética” hacían de sinónimos fueron razones suficientes para elevar a la URSS a los altares de la memoria. La potenciación de la iconografía soviética posterior a la Segunda Guerra Mundial llega unos años más tarde, después de Boris Yeltsin, con la ascensión de Putin a los cielos del Kremlin. Es entonces cuando entra en juego una suerte de fuerza nuclear débil que empieza a amalgamar significantes y contenidos de difícil maridaje: sobre una base de nacionalismo pan-ruso, autoritarismo Stalin-style y capitalismo de amiguetes con derecho a dispararte en la rodilla, la intelligentsia putiniana añade al lote un antifeminismo feroz, tres o cuatro clichés geopolíticos con los que enfrentarse a dramas humanos convenientemente lejanos tanto de Rusia como de Europa occidental (léase Irán, Siria, Venezuela o lo que toque) y un gratinado obrerista que reduce cualquier causa democrática a un lavado de cara del capitalismo. En ese contexto, hasta las alertas sobre el cambio climático son leídas como una conspiración para frenar la recuperación del poderío militar ruso y la expansión industrial de sus aliados chinos.

¿Forma parte la serie Chernobyl de esa conspiración internacional contra el recrecimiento ruso-chino? Sus detractores creen que sí. No ven realistas las caracterizaciones de los burócratas soviéticos que aparecen en la serie, atribuyen a una voluntad propagandística las frecuentes alusiones a la tecnología norteamericana y detectan un cierto maniqueísmo en el tratamiento de los personajes, como si solo hubiera dos categorías de ellos, por un lado los insensibles e ignorantes dirigentes del Estado y por otro la sociedad civil sometida a punta de pistola.

no hay nada en Chernobyl que insinúe una diferencia esencial entre el tratamiento de un accidente nuclear en el bloque comunista y la misma circunstancia en un contexto de libre mercado

Pero no hay nada en Chernobyl que insinúe una diferencia esencial entre el tratamiento de un accidente nuclear en el bloque comunista y la misma circunstancia en un contexto de libre mercado. Tampoco los estilemas a los que nos tiene habituados Hollywood justifican que veamos en la serie una diferencia sustancial con respecto a las intrusiones significativamente violentas de los aparatos del Estado norteamericano en situaciones de ficción homologables a un accidente nuclear. Así, en Estallido (1995) la decisión adoptada por las autoridades estadounidenses es bombardear la localidad afectada por la alarma biológica. En Avengers (2012), la solución final al ataque alienígena que toman los altos mandos es barrer Nueva York del mapa con un misil. Incluso Los Simpson (2007) fantasea con la posibilidad, no del todo inverosímil para el espectador medio del otrora “mundo libre”, de que un Springfield hipercontaminado fuera aislado del resto del planeta mediante una cúpula de vidrio. Ninguno de esos tres ejemplos procede de una oscura factoría de contrapropaganda bolchevique.

Tampoco en Chernobyl faltan esos elementos que, por cierto, inauguró en 1979 El síndrome de China, un verdadero blockbuster estrenado pocos meses antes del accidente de Three Mile Island (con Jack Lemmon y Jane Fonda, dos desconocidos): la incomprensión de los burócratas, la inocencia de la población civil, el heroísmo empecinado del científico que empieza siendo parte del sistema y acaba abriendo los ojos y haciendo que los abran los demás. Es la tradición occidental del cine de catástrofes la que provee a Chernobyl de sus presuntos clichés, no una difusa conspiración anticomunista. Que esos clichés dejen de serlo y se conviertan en una poderosa herramienta de fabricación de emociones se debe al acierto con que guionistas y realizadores los han bombardeado con elementos procedentes de otra veta cinematográfica: el cine de terror.

La reacción legítima a una amenaza nuclear no debería ser muy diferente a la que provoca en nosotros cualquier monstruo atávico. La radiación invisible, la incertidumbre con respecto a la magnitud del desastre, la imposibilidad de acercarse al núcleo de la explosión, la necesidad de sacrificar vidas o la inconmensurabilidad de la tragedia, que anula todos los modelos previos de horror y piedad con los que compararla (ese es el sentido específico que tiene, a mi juicio, la escena de la anciana, el soldado y la vaca), son ingredientes que remiten al cine de terror antes que al cine político de conspiraciones y tramas de poder. Chernobyl tiene mucho más de Alien que de La caza del Octubre Rojo, mucho más de Halloween que de El informe Pelícano, mucho más de Zodiac que de JFK.

El verdadero drama de nuestro imaginario colectivo no es que sea demasiado sensible a los clichés heredados de la guerra fría, sino que no ha sabido construir un discurso antinuclear inseparable del de los peligros de la industria armamentística. El miedo a una catástrofe nuclear, característico de la cultura popular y de la agenda política de los años 80 del siglo XX, pareció remitir después de la caída del bloque soviético, como si con la URSS hubiera desaparecido aquella tecnología (y los silos de misiles correspondientes). No fue así. La crudeza con que Chernobyl aborda el accidente es sobrecogedora porque recoge un elemento de reflexión que no debería haber desaparecido de la esfera pública y que tan solo se reactiva en los últimos años debido a la preocupación cada vez más generalizada por los efectos del cambio climático. De hecho, esa nueva conciencia ecológica empieza a constituir el equivalente contemporáneo de lo que E.P. Thompson llamó “economía moral de la multitud”: de un modo análogo a las demandas de pan que motivaban los motines populares del siglo XVIII europeo, la exigencia de un entorno ecológicamente seguro y sostenible no puede ni debe estar sujeta a modulaciones en función de coordenadas político-ideológicas. Seguramente este nuevo paradigma, además de la difusión de la obra de Svetlana Alexievich desde que se le concedió el premio Nobel de literatura de 2015, estén en la base de la producción de Chernobyl, y en todo caso son causas más verosímiles que ninguna cruzada mediática contra los rusos alentada por las élites occidentales.

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14 comentario(s)

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  1. Huxley

    Leídas mil páginas de bazofia cultural sobre Chernóbil, el desastre de la planta nuclear “Lenin”, esto es lo mejor, recomendable. No puedo con estupideces como estas... http://www.granma.cu/cultura/2019-06-14/la-ambivalente-miniserie-chernobil-14-06-2019-20-06-37 Claro que el mundo esta repleto de esa palabra castiza que me gusta tanto, "gilipollas".

    Hace 5 años 4 meses

  2. Vitriolo

    Es una serie de Hollywood ¿Qué esperabas? El cine nació entre barracas de feria, no te digo más. Los rusos tienen también sus bodrios para satisfacer su orgullo nacional, por supuesto. Hay un director que les encanta, Nikita Mijalkov, que hace unos truños patriótico-sentimentales que te dejan loco.

    Hace 5 años 5 meses

  3. Art

    A mí la serie me ha gustado. La crudeza de todo el asunto, de los personajes, toca muy adentro. Me parece que hacer este tipo de series para el gran público tiene también una importante parte aleccionadora para que todo el mundo sea consciente de que somos humanos y cometemos errores. Es la forma de tratar de evitarlos en el futuro. Las atribuciones de errores a los regímenes correspondientes también me parecen bien, más allá de que sean más o menos exagerados. Creo que estaría bien en estos sentidos que estas grandes operadoras de series que llegan al gran público abordaran la otra gran tragedia industrial y que tuvo como protagonista a una empresa estadounidense, Union Carbide: la fuga de isocianato de metilo en su planta de Bhopal en 1984 (dos años antes de lo de Chernobyl). El desastre de Bhopal es de hecho considerado el más dañino de la historia entre los desastres industriales.

    Hace 5 años 5 meses

  4. Andres

    Bueno, nada que añadir a los comentarios. Salvo el tipo de turno de mañana, todos te ponen en tu sitio. Xandru, ¿cobraste ya el cheque del pentagono?

    Hace 5 años 5 meses

  5. Diosdado

    Vale ya khui, ya sabemos que eres un maladucado. Es duro currar en la embajada ucraniana.

    Hace 5 años 5 meses

  6. jose

    Khui dice: POR QUE LLAMAIS COMUNISMO A LO QUE NO ERA MAS QUE LA CONTINUACION DEL IMPERIO RUSO. (la ausencia de tildes no es culpa mía) Dos puntualizaciones: 1) Quien hable de comunismo es que no tiene idea del asunto. Para hablar de marxismo hay que haber leído como mínimo a Marx. El comunismo es una fase superior del socialismo muy lejana (URSocialistas S). Sería como llamar capitalismo al feudalismo. 2) Un rojo que no sabe diferenciar entre aquel semifeudal país que era la Rusia zarista, con un 70% de analfabetismo y mujiks que se traspasaban con la tierra, y una potencia que, como dijo Churchill, pasó del arado de madera a una potencia nuclear. Por ahí hay tablas sobre la campaña alfabetizadora, la multiplicación de la industria (y la creación de una formación profesional necesaria para crearla y dirigirla), de a agricultura, de la educación, de la sanidad, de la eficacia del ejército, de lo espacial (que, para despistados, no fue copiado de EEUU ni de Alemania, ya tenía importantes investigadores en la Rusia imperial). Si se tomara esto en serio investigaría qué representa para un país una primera guerra mundial que supuso como poco 3 millones y medio de muertos; una guerra civil (con la intervención de 14 civilizadas potencias extranjeras) con 13 millones de muertos, y una segunda guerra mundial con 27 millones de bajas y un 65% de destrucción de ciudades e industrias. Como muy bien dice un historiador, Hitler sí ganó, cercenó el desarrollo de la URSS (recuérdese que en el 29 occidente tenía crísis, mientras la URSS estaba en plena expansion). Por otra parte ¿cómo comparar el apoyo y la hostilidad hacia uno y otro sistema? Un ejemplo: la empresa canadiense extractora de oro en Guatemala (ver en Público) se queda el 99% de las ganancias; por el contrario China ha de sufrir el boicot de Huawui. Eso sin decir qué significa que un país como EEUU pueda extender cheques sin fondos ni punibilidad (hablo del dolar). Decía un filósofo que quién se ríe de sus cadenas nunca se liberará de ellas. El 15% de la humanidad se merienda el 85% de la riqueza mundial, y aún así, en ese 15% hay un 20-25% de excluidos. El problema de los rojos españoles (y otros países occidentales) es que sólo saben hacer la revolución en países socialistas.

    Hace 5 años 5 meses

  7. jose

    ¿Para qué vamos a poner los comentarios sobre la farsa de Chernovil, resucitada a conveniencia de EEUU...? ¿Berlinguer?: Encantador. Convirtió al PCI en un partido "capitalista y sin coqueteos con Moscú" (entrecomillado sacado de un artículo de hoy de Público). Aquí el fracaso no cuenta. ¿Cuántos van? Berlinguer allí, aquí Carrillo, Pilar Bravo, Curiel, Antoni de CCOO, Cristina Almeida, Llamazares, Rosa Aguilar... hay tantos y ya tan anónimos ya que es imposible recordar; lecciones de un viaje que va de la hipercrítica a la total sumisión (por ejemplo, partido(s) "capitalista(s) y sin coqueteos con Moscú"). El capitalismo cada día más centralizado y coordinado y los trabajadores regionalizados, mil-asamblearios, sin consignas, directrices y creyendo que el socialismo es asfaltar 4 calles. En fin, igual los más inteligentes se merecen más prerrogativas (que no derechos). La verdad es que el capitalismo es muy hábil. El vietcong decía. para acabar con el enemigo hay que aprender a respetarlo.

    Hace 5 años 5 meses

  8. jose

    Cierto, cierto, el cielo es verde. Ley y orden: Un multimillonario es encontrado muerto, y la investigación de su vida privada conduce a unas sórdidas costumbres íntimas y a un círculo de inmigrantes rusos ilegales que negocian con el sexo.

    Hace 5 años 5 meses

  9. jose

    El articulista demuestra practicar lo que pretende desmentir. No, no hay rusofobia. Ya hasta en las series criminales no hay capítulo donde no salga algún elemento de la mafia rusa (en EEUU no hay mafia norteamericana) o similares. El otro día el psicópata era nieto de un agente del KGB. ¿Los genes? Y nos quiere convencer de que la crítica es hacia todos, incluidos los propios EEUU. Sí, claro, igual en cantidad y resolución. Las críticas referidas a eeuu son para casos singulares que el sistema, honrado y democrático, al final, depura. En lo ruso es el sistema, es inherente al país, que no para de crear basas militares en el mundo, y de avanzar fuera de sus fronteras. Pero eso sí: los exsoldados de Irak, de la CIA, del FBI, sin mácula ni tacha alguna, desinteresados y generosos héroes. Y esa guerra, legalísima, y sin víctimas. Mientras Trump no era suficientemente violento, era un payaso para las sofisticadas actrices de Hollywod. Ya es bueno. ¿Qué es un presidente sin agresividad? No, no caben películas que relaten que en 242 años de historia de eeuu hayan tenido ¡cinco años! de paz. Eso no es un dato, lo es Chernobil. Y esta bien que en España asumamos esa política: hemos de estarles agradecidos por su lucha contra el franquismo, tanto en la guerra como en la postguerra. Ya lo vimos en el contencioso con Marruecos en el Sáhara, de parte de quién se pusieron los eeuu. En fin, para nosotros hacemos https://www.nuevatribuna.es/opinion/victor-arrogante/cuando-espana-traiciono-pueblo-sahara/20181111171002157342.html

    Hace 5 años 5 meses

  10. Luis Castro

    "El verdadero drama de nuestro imaginario colectivo no es que sea demasiado sensible a los clichés heredados de la guerra fría, sino que no ha sabido construir un discurso antinuclear inseparable del de los peligros de la industria armamentística". No entiendo esta afirmación. (Ni otras del artículo, pero no puedo valorarlas porque no he visto esa serie de TV). Pero la vinculación de los usos civiles y militares del átomo es una premisa del movimiento antinuclear y ecologista. Y algo que se constata viendo el mismo desarrollo histórico de esa tecnología. DE modo que separar ambas cosas no sería un "drama", sino una estupidez. Tampoco hay que remontarse a la época de Kruchev, Kennedy o Nixos para detectar ahora una situación de las relaciones entre EE.UU. y Rusia (y otras potencias regionales) que empieza a tener analogías inquietantes con aquella.

    Hace 5 años 5 meses

  11. zyxwvut

    Realmente, señor Xandru, es difícil escribir más vaciedades y hacer volar más humo de colores en ese potaje deshilvanado de simplezas que ha escrito usted. ¿Por qué no intenta averiguar cuáles son las secuelas sociales. económicas y ecológicas de Chernóbil 33 años después del inicio de la catástrofe? Descubrirá el inmenso muro de silencio que las oculta. Por lo que deducirá que la catástrofe nuclear sigue activa. Pero eso sería periodismo, y lo que usted hace es.... ¿qué es? Ah, sí. Entretenimiento como la serie de la HBO, los creadores de "Treme", por cierto, otra pieza magistral de propaganda del capitalismo.

    Hace 5 años 5 meses

  12. Peio

    Artículo de imprescindible lectura si vas a ver la serie Chernobyl. https://www.eulixe.com/articulo/reportajes/chernobil-hbo-defectos-distorsiones-historia-real/20190612083410015051.html

    Hace 5 años 5 meses

  13. Khui

    Alguien hace una serie sobre un accidente nuclear en EEUU y un idiota sale criticando que porque no se hizo sobre Chernobyl? o sobre Fukushima o sobre Gandhy. Da igual. que pensariamos todos? que es un idiota. Cada director hace la serie sobre lo que le sale de la polla. Ahora los rusos salen que haran una alternativa con agentes de la CIA. Se puede ser mas gilipollas? la CIA esta en todas las conspiranciones en America Latina. Si. Y en Europa lo tiene facil tambien. Pero en la URRS? :))) lo tenia muy complicado. Por eso el enorme esfuerzo en satelites y comunicaciones. Ahora van a salir tambien diciendo que Fukushima fue cosa de la CIA. Y las Torres Gemelas...y el embarazo de Jenifer Aniston. Para los rusos, todo lo malo es Occidente. Ellos no. Ellos pueden violar a media Chechenia, pero no, ellos no son malos. No hay sociedad mas machista y clasista y racista que la rusa. Ese, y no tanto Putin, es el problema. Quita al zar, y antes de que Lenin y Trotsky consiguan hacer nada, y aparece Stalin en represantacion de la burocracia imperial y, acaba con todos los revolucionarios. Quita a Stalin y seguira otro parecido. Quita la URRS y seguira siendo RUSIA como siempre. El imperio de Moscu con su sociedad de esclavos y de clasistas machistas reprimidos. Por que los españoles siempre son comprensivos con esto? lo comprenderian de los americanos? Enviaria Trump LGBT a los psiquiatricos y aqui hablarian de que los medios occidentales demonizan a EEUU? :)))

    Hace 5 años 5 meses

  14. Khui

    La sociedad rusa, el regimen ruso, la URRS, son una mierda. No hay por donde cogerlo. Eso no significa que debamos ponernos en manos de las elites occidentales o lamerle el culo a los americanos. Pero que EEUU sea enemiga de Rusia, sea el imperio sovietico, sea el imperio zarista, siempre el imperio ruso, siempre el Principado de Moscu, no significa que los periodistas españoles deban bajarse los pantalones y tratar de relativizar o exculpar o hacer mas amable a un regimen que metia en psiquiatricos a LGBT y a quien pensaba diferente si se pasaba. Con lo que eso significa en Rusia. No es lo mismo un geriatrico en España lleno de amables españolitos que en Rusia. El maltrato de los medicos a los enfermos esta a la orden del dia. NO TUTEE AL MEDICO y tenga preparado el regalito. POR QUE LOS PERIODISTAS ESPAÑOLES SE HABREN DE CULO ANTE LOS RUSOS? y les exculpan de todas las barbaridades. Si Madrid decide hacer las mismo casos que se hacian en la URRS tambien hablaran de demonizacion de España cuando otros lo critiquen? POR QUE LLAMAIS COMUNISMO A LO QUE NO ERA MAS QUE LA CONTINUACION DEL IMPERIO RUSO pero con la tradicional burocracia rusa en el poder? acaso la burocracia imperial no se hizo con el poder y extermino a todos los revolucionarios? acaso la Iglesia no se apropio de la imagen y mensaje de Jesus para hacer todo lo contrario? EEUU es el enemigo, y la casta internacional que nos quiere aplastar. Pero Rusia, con su casta que la gobierna como siempre, y su sociedad enferma de machismo y de fascismo, NO SON UN MODELO A EXCULPAR O A RELATIVIZAR. SON LA MISMA MIERDA CON OTRO COLOR. y con menos poder porque estan lejos. Verguenza para quien escribe este articulo. El tipico que en tiempos de Franco escribiria para el movimiento y en la URSS para el partido. La gente da igual, la verdad aunn menos.

    Hace 5 años 5 meses

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