DESINVISTIÉNDOSE ENCIMA (V)
Calma chicha
Manual de uso a la espera de la sentencia: la sobreactuación y la sentimentalidad, procesista o constitucionalista, las carga el diablo
Guillem Martínez 11/10/2019
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1- La sentencia, me temo, será algo determinante en la campaña electoral. Modulará en Cat quién corta el bacalao en el post-post-proceso. Por ello JxC y ERC –a pesar del rollo ecuménico que gastan, a la greña– apuestan en sus listas por presos, familiares de, y rostros conocidos del reparto de leches de la poli y benemérita el 1-O del 2017. También modulará en Esp la ‘mayoría cautelosa’, trade mark desde el que se intentará paliar –en esta ocasión, diría que con éxito– lo inevitable desde 2011. El fin de la alternancia y la limitación de temas de la Restauración, tal y como la conocimos.
2- La sentencia requiere, por tanto, cierta coreografía. Lo suficientemente importante como para satisfacer las demandas comunicativas de los partidos gubernamentales cat, y de los partidos mayoritario-cautelosos esp. Debe satisfacer a dos clientes, por tanto, exigentes, sin que la sangre llegue al río. Es una operación que conlleva cierto riesgo. Pero, en todo caso, estamos en manos de grandes profesionales. Sin duda, los mejores de Europa. Vayamos por partes.
Las sentencias por unanimidad suelen ser menos brutales que las que incorporan votos particulares de jueces que se rajan ante, lo dicho, una brutalidad
3- La sentencia está al caer. Se especula que esta semana que no, que el lunes. Ni idea. Se especula que será por unanimidad. Ni idea. Las sentencias por unanimidad suelen ser menos brutales que las que incorporan votos particulares de jueces que se rajan ante, lo dicho, una brutalidad. Yupi. Si bien, me dicen los tribunalsupremólogos, la cosa no tiene por qué, glups, ser así, que están salvando Esp, esa cosa que periódicamente se salva gracias al cirujano de hierro de Costa. Lo veremos en breve, en todo caso. Parece ser que el TS no se volverá a reunir, que remachará la sentencia por Skype, mail, teléfono, Tinder, o paloma mensajera. Por lo visto, los flecos son las condenas, que no el aparato para no hacer el ridículo en Europa con cargos del XIX, ya elaborado. Lo que indicaría que a) la sentencia posee un gran aparato al respecto. O, b) que ya se ha perdido el sentido del ridículo. La Fiscalía ha pedido una vistilla para prorrogar la provisional de los Jordis. El 16-O se celebra –es un decir– su segundo año de prisión preventiva, esa tradición esp solo comparable, en su uso, cotidianidad y éxito, a la tortilla de patatas, el tanga brasileño, o el desahucio. La vistilla, no obstante, habla más de un trámite burocrático que de un gran retraso en la emisión de sentencia. Josep María Brunet, en La Vanguardia explica que la sentencia, a petición de algunos familiares de los presos, será entregada a los familiares de los presos 24 horas antes que al gran público. Lo que augura filtraciones 24 horas antes del día D a la hora H. Es decir, también desinformación. He hablado con algún abogado de los presos. No tienen ni idea de cómo les llegará la sentencia, salvo que no les llegará por Amazon Prime. Este no saber por parte de gatos pardos explica dónde nos hemos metido. En un terreno no transitado. Lo que es la definición de un campo de minas.
4- Parece ser que la respuesta desde Cat está acotada. Como mínimo, habrá dos. Más la respuesta gubernamental/institucional. Que, por cierto, parece que será sentimental. Ya veremos. Lo divertido es que, todo apunta a ello, todas las respuestas serán gubernamentales/institucionales. Es lo que tiene el peronismo.
5- Por una parte, así, ANC y Òmnium han organizado cinco marchas. Partirían de Girona, Vic, Berga, Tàrrega y Tarragona. Avanzarían tres días a pie hasta BCN, con banderitas. La partida de las columnas –esas cosas que, snif, se inventó el 15M– sería escalonada, desde el miércoles hasta el viernes. La cita es la Marxa per la Llibertat, convocada por Pax Christi –grupo cristiano pro-derechos humanos– en 1976, por la amnistía, el Estatut de 1932, las libertades –derechos civiles, derechos humanos y derecho de autodeterminación, en aquel momento compartido por el grueso de la oposición al franquismo–, y la coordinación de las fuerzas políticas democráticas. La poli les dio hasta en el velo del paladar. La cosa, conociendo el percal, tiene el riesgo de que acabe como la marcha que quiere evocar. Otro riesgo, glups, es que acabe como la Marcia su Roma, a la que no se quiere evocar. Una percepción de ese parecido en Europa sería la ruina de un procesismo poco sensible a su imagen, y que, por ejemplo, suele manifestarse de noche y con antorchas. Las cinco Marxes de la semana que viene pueden contener, en ese sentido, otros ingredientes diferentes a los previstos. Verbigracia: ninguna parte de Manhattan, sino de algo parecido al concepto campo. Puede ser, por tanto, una marcha a la ciudad de los usuarios –rurales no es la palabra, que hay ciudades; pero para ahorrar palabros, puede ser útil– alejados de la cosmovisión contradictoria de la gran ciudad, hacia una gran ciudad. Una gran ciudad entendida por el nacionalismo cat –y esp– como una suerte de Babilonia impura, en la que incluso se folla. Un área metropolitana en la que el procesismo, por lo que sea, no ha molado tanto como en el resto del territorio. En ese sentido, pueden llegar a BCN cinco columnas de procesismo puro, tal y como ha quedado. A saber: un colectivo crispado ante lo que ha fallado en el procés –no ha fallado el procés ni sus políticos, santos mártires, incapaces de mentir y autores de un plan absolutamente democrático y milimétrico; han fallado sus enemigos, personas que no abrazaron la fe verdadera, que no encajan en Cat, por lo que tendrían que irse–. Un colectivo que, por lo que veo, ha evolucionado un tanto hacia la sentimentalidad, un tanto hacia el esencialismo, y un tanto más hacia la disciplina ante las consignas del Govern –que tenemos dos, uno en BCN, y otro en Waterloo–. También, es cierto, ha evolucionado en una parte hacia el escepticismo y hacia cierta percepción de la mentira política. Veremos en breve en qué proporción.
6- El Govern y sus medios públicos y concertados están emitiendo martirio y agravio. Con matices. El pack ERC –en el que se integraría Òmnium– no difiere del resto en las grandes palabras, pero sí en las pequeñas. Junqueras, así, ante la sentencia, ha abogado por medidas que no sean fum/humo y “simbolismo vacío”. Es decir, lo que sea, pero también un indulto, el camino más rápido contra la desproporción de la condena que se prevé. El Govern y su entorno –la ANC, próxima a JxC en sus bases, en su vértice liga con el discurso gubernamental, pero no con su hacerse el sueco; la ANC ya no es, por tanto, tan gubernamental en su vértice; de hecho, apenas aparece en los medios públicos y concertados– están por la revolución pendiente y por la amnistía. Amnistía –la emite el Congreso, por lo que es más improbable aún que el indulto, emitido por el Ejecutivo– parece que será el palabro mágico del post-post-procés. En el procés fue el palabro indepe. En el post-procés, la alocución llibertat presos polítics. Como ven, no ha desaparecido con los años la electricidad movilizadora procesista fundamentada en el léxico. Lo que pasa es que, cada vez más, desde 2017, el léxico ha rebajado su amplitud y demandas.
7- Hasta ahora el Govern, desde 2012, ha canalizado todas las manifestaciones ciudadanas. ¿Podrá seguir haciéndolo el día de la sentencia? Parece que sí. O, al menos, esa es su voluntad. Canaliza esa voluntad a través de dos mecanismos. Y la somete a pitote a través de un tercero –no se vayan sin leer el punto 11–.
no ha desaparecido con los años la electricidad movilizadora procesista fundamentada en el léxico. Lo que pasa es que, cada vez más, desde 2017, el léxico ha rebajado su amplitud y demandas
8- Los mecanismos para dominar el cotarro el día de la sentencia son dos. Uno sería el ‘tsunami democràtic’. Una entidad gubernamental. Lola García informa en La Vanguardia de que fue creado en Suiza, en una reuni de Puigde con ERC, CUP, ANC y Òmnium. La intención, se supone, era canalizar por esa entidad la cosa y evitar la casilla CDR, menos transitada por Govern, partidos y asociaciones. Hasta ahora han hecho algún acto, en la vía más bien cursi, tan de la casa. Han adoptado, no obstante, el funcionamiento y los sistemas de trabajo –efectivos, discretos, coordinados y con resultado espectacular– que se utilizaron para realizar la protesta del 1-O, el único gol al Estado en todos estos años de palique. Esta entidad procesista –a saber: no se sabe quién la compone, requiere fe y obediencia, y se comunica con los mortales a través de las redes; han hecho un himno para el día de la sentencia, una mezcla de OTI y Eurovisión; con ese himno sería imposible ir a la Batalla del Ebro, diría, lo que acota estéticamente el recorrido de lo posible en ese día– hará algo el día de la sentencia. La pregunta es: ¿qué van a hacer? Ni idea. Sólo se sabe que el día de la sentencia han pedido que las personas estén al quite de los canales y que asistan a donde se les diga con a) una radio –la buena noticia es que no tienen que llevar un piano–, b) calzado cómodo –lo que excluye aletas y, por lo tanto, actividad subacuática–, y c) comida y agua para un día –pedir agua pero no aceite, vinagre, ajo, pimiento, tomate, cebolla y pepino, descarta que el acto sea un gazpacho nivel Libro Guinness–. Para los residentes de fuera de BCN se pide que tengan preparado el coche o estén raudos para pillar transporte público a toda leche –lo que excluye RENFE–. Vamos, que la cosa será en BCN. Nos enteraremos a la vez, estimado lector.
9- El otro elemento de control del Govern son los Mossos, una entidad autónoma del Govern, a pesar de las declaraciones gubernamentales. Parece ser que, como siempre –como, incluso, en 2017–, los Mossos estarán de parte del Estado. Lo que no incomoda al Govern, por otra parte y diga lo que diga. En ese sentido, hace unas semanas, los Mossos presentaron a la prensa el material que utilizarían en el Sentencia Day. El de siempre, pero en esta ocasión con espráis de pimienta. Posteriormente a esa información, la Gene destituyó al jefe de prensa del ramo y puso a otro de solvencia post-verdad contrastada –mintió como un bellaco en 2017; posteriormente lo hizo en Waterloo, en el staff oficial– que, cabe suponer, no va a intensificar el hecho de que, en un momento dado, y si no hace lo que se espera de él, el manifestante medio puede ser majado hasta los párpados por la nostra policia. Que, por cierto, maja muy bien.
10- Los Mossos, que saben que se juegan no su intervención, sino su existencia, están a partir un piñón con la poli. No con la Benemérita, si bien en todo el Estado no hay ningún cuerpo policial que esté a partir un piñón con la Benemérita. Ni siquiera el CNP. Mientras escribo estas líneas, de hecho, el staff de los Mossos ha abandonado un acto de la Benemérita en BCN, cuando han empezado a hablar en benemérito. Los Mossos, en todo caso, han hecho el diseño y llevarán la dirección de las acciones el Día D. Han calculado que puede ser una jornada de manifestación que podría paralizar el territorio si hubiera 50.000 activistas en el ajo –los hay–. Sobre el operativo: será como cuando el Consejo de Ministros en BCN. Muy Saigón-años-70 Style: los marines cubrirán la embajada y las fuerzas survietnamitas el resto. No está previsto que venga el Vietcong. Pero vete a saber. Igual tiene que venir para que la amenaza de la que nos quiere librar la ‘Mayoría cautelosa’ sea cierta. Hace días que los Mossos están en alerta máxima, lo que les impide pedirse un día libre y, pongamos, ir a hacer surf en la Barceloneta. O al delta del Mekong.
11- Hola, soy el ya famoso punto 11, y vengo a decirles que, fiel al cromosoma procesista, el Govern que ha acotado que las protestas no se salgan de madre, que es previsible que, como siempre, penalice a quien lo haga, por otra parte y por otra ventanilla, la está liando en la dirección inversa. A través de comunicación. El sector JxC y el sector Waterloo están dibujando, a través de declaraciones, que no de políticas reales, que el día de la sentencia puede ser el momentum, la oportunidad definitiva para la indepe. Lo que, en ausencia de planes y posibilidades, sólo quiere decir que el Estado se pase con la violencia. Era la única vía al Estado posible en 2017. Y, ante la ausencia de ninguna otra, sigue siéndolo. Es la vía Maidán. El sueño húmedo del procesismo más gore. Una explosión de violencia desmesurada por parte del Estado, que haga caer a Europa de la mula. Algo no descartable –la violencia; Europa nunca caerá de la mula–, si bien sólo alude a la brutalidad del Estado, pero también a la brutalidad de alguna región del staff del procés, que parece desear víctimas, en ausencia de planes y posibilidades. Por ahora, las víctimas habidas aportan más voluntad de realismo al respecto. En ese sentido, un grupo de personas agredidas por la policía el 1-O, han presentado a la AN una demanda contra los mandos de la policía por delitos de lesa humanidad. De lesa humanidad, repito. Aquel día hubo violencia policial nunca vista por el consumidor de procesismo, usualmente decantado al orden y al bando de la poli cuando pega. Y sí, la policía se empleó más allá de las órdenes judiciales, del deber, de lo estético y de la cultura democrática ante una protesta pacífica. Pero aquella violencia policial desmesurada –en vía de juicio en un juzgado de BCN–, condenable e investigable, no fue Sarajevo. Es preciso, en ese sentido, no alucinar. Es preciso también no alucinar el día de la sentencia, previsiblemente desproporcionada. Es preciso distinguir el abuso del Estado, si se produce, de un delito de lesa humanidad. Se combaten de forma distinta. Confundir los grados del abuso sólo lleva a la locura o es una región de ella.
12- Por lo demás, no sabemos nada de la sentencia, de su respuesta en Cat, de su grado y descripción, y de su respuesta, si la hubiera, en la cultura democrática y en el sistema judicial esp. Tan solo sabemos que, con los ingredientes explicados en estos 12 puntos, se espera el material que de vidilla al procesismo y a la ‘mayoría cautelosa’. Espero, sinceramente, que haya para todos, que ambas trincheras de la posverdad nos dejen en relativa paz, y que no tengan que sobreactuar más que las varias toneladas que sobreactuarán. La existencia de una canción/himno de la sentencia, algo de lo que disponen otras prestigiosas firmas, como Carglass –Carglass cambiaaaa / Carglass reparaaaaa; rayos, no me la voy a sacar de encima en horas– anima a ello. Pero la sobreactuación y la sentimentalidad, procesista o constitucionalista, las carga el diablo.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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