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Sofía Conti ‘Flaca’ / DJ

“El reggaetón es sexo y ocio. Para follar, básicamente”

Marina Arias Salvado / Elena de Sus Madrid , 20/11/2019

<p>Flaca.</p>

Flaca.

Elisa Fernández

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Pionera en la introducción del reggaetón en los clubes españoles, Sofía Conti (Buenos Aires, 1995), más conocida como DJ Flaca, ha pinchado en eventos tan relevantes como el Primavera Sound o Boiler Room. Comenzó su carrera en San Sebastián, a donde emigró desde Argentina con 11 años. Actualmente vive en Madrid. Forma parte de CHICA, un colectivo creado por cuatro jóvenes DJ que busca dar espacio a mujeres y miembros de la comunidad LGTBIQ en la escena musical mediante sus fiestas y otras actividades. Hablamos de música, industria y política en una cafetería de Lavapiés, poco antes del inicio de su primera gira por Latinoamérica.

Recientemente has impartido un taller de DJ en La Casa Encendida como parte del proyecto Bam Bam. ¿En qué consiste esta iniciativa?

Bam Bam es parte del proyecto de CHICA. Está pensado para darle las herramientas que nosotras no hemos tenido a las generaciones que vengan, sobre todo a las chicas, porque… a ver, el patriarcado y tal. Toda la vida nos han enseñado roles y nosotras no tenemos ese coraje para ponernos en un escenario. Yo cuando empecé a pinchar no me veía, porque no tenía referentes. Eso es un gran drama, no tener referentes.

¿Qué tal ha ido el taller?

Han sido seis clases con doce chicas increíbles. Creo que lo más importante que han aprendido no es la técnica, sino la voluntad, el coraje de hacer algo para lo que en teoría no estaban destinadas. Ha sido muy emocionante porque te das cuenta de lo poco que hace falta, y dices “hostia, lo que nos hemos estado perdiendo”. No es que no haya talento en España, es que no se les dan las herramientas. 

Yo creo que nosotros como artistas tenemos que aportar algo a la escena y sobre todo darle una mano a la peña que viene, porque si crece la escena crecemos todos.  

De repente todo el mundo quiere ser latino. La gente quiere nuestra música y nuestras cositas guays, pero no quiere entender nuestros problemas

¿Cuáles han sido para ti los principales logros del colectivo CHICA? 

El principal logro ha sido mantener la estabilidad mental. Y lo de Boiler Room fue la hostia, que un espacio tan purista de la electrónica agregase otros sonidos, que nos tuvieran en cuenta. Nos hemos ganado un respeto, pero aún queda mucho por hacer.

Aparte de la falta de confianza que has mencionado, ¿crees que las mujeres os enfrentáis a más obstáculos en la industria musical? 

Sí, por supuesto. Siempre que pincha una mujer va a tener un tío mirándole los CDs a ver qué es lo que está poniendo. Siempre te ponen en duda. Siempre están pendientes del error. Se nos exige el doble. Y ya no te cuento si eres una mujer migrante o una persona no binaria migrante, entonces es el cuádruple. 

Seguimos muy atadas a los roles de género. Todas las DJs famosas son guapas y normativas, menos Black Madonna, que es gorda. A los hombres no se les exige tanto esa belleza.

¿Cómo vives este tipo de situaciones? ¿Ha cambiado tu actitud con los años? 

Sigo igual de desquiciada desde el día en que nací. Soy una persona muy nerviosa, aunque estoy aprendiendo a gestionarlo. Tengo el síndrome del impostor todo el rato. Estaba a punto de salir a tocar en Boiler Room y pensaba “no me merezco estar aquí”. Mis amigas han sido mi salvación, no sé qué hubiera hecho sin su apoyo.

Hablas de dar a las jóvenes las oportunidades que tú no tuviste. ¿Cómo fue tu formación?

Yo me empecé a profesionalizar a medida que me iban dando bolos. Era la única manera de aprender, porque el equipo que utilizamos los profesionales cuesta 6.000 euros. No lo tengo en mi casa ni me lo voy a comprar. En Berlín hay espacios que te lo alquilan, igual son 5 euros por dos horas, pero no estamos en Berlín.

Por ser mujeres se nos exige el doble. Y ya no te cuento si eres una mujer migrante o una persona no binaria migrante, entonces es el cuádruple

Yo no he llegado hasta aquí sola, por mi talento, sino porque mucha gente me ha ayudado. Y eso es lo que hay que hacer con la gente que venga ahora, ayudarles y darles las herramientas para que desarrollen su talento, para que el mundo de la música no se limite a la gente con dinero. Que los artistas no sepamos entender esto me parece descorazonador. 

Has mencionado el problema de la falta de referentes. ¿En quién te fijabas en tus inicios?

Yo pincho mucho rap además de reggaetón y me fijaba en las DJ de rap que había en Estados Unidos y en Inglaterra. Cuando empecé pensaba que me iban a tirar huevos, porque nunca nadie había hecho algo así en España, nadie se había atrevido a poner Tu gatita en un club underground. Ahora mis referentes son todos políticos, como Ofelia Fernández, una legisladora de Buenos Aires que tiene 19 años. Esa es la gente en la que me fijo, gente que se caga en todo.

¿Cómo fue recibida tu propuesta musical?

Hubo mogollón de haters porque el reggaetón se veía como música para pobres, para gente ignorante. También hubo mucha gente que lo aceptaba, obviamente, porque si no, no estaría aquí. Es verdad que al principio éramos unos pocos y ahora ha cobrado todo otra dimensión. Hemos convertido a los indies y ya están de nuestro lado.

Ya puede haber reggaetón en el Primavera Sound.

Claro, es que es una locura eso. Es la hostia. También es peligroso, por el blanqueamiento y la apropiación cultural. Yo sé que si he tenido éxito es porque tengo whitepassing [apariencia de blanca]. ¿Por qué hay artistas de éxito en España que hacen reggaetón, dancehall y flamenco pero ninguno es latino ni gitano? Eso es un problemón, es un drama de la hostia. De repente todo el mundo quiere ser latino. La gente quiere nuestra música y nuestras cositas guays, pero no quiere entender nuestros problemas. 

Yo también soy una apropiadora cultural, porque pincho reggaetón y soy de Argentina. El reggaetón es negro y viene de Centroamérica. Pero yo no me disfrazo, ni hablo con un acento que no es el mío. Hay ciertos límites en la puta vida. Creo que si te estás beneficiando de unos determinados elementos culturales hay que tener respeto por la gente de esa cultura, y si te están diciendo que algo está mal, lo mínimo es pedir disculpas.

Yo soy racista y soy machista. No pasa nada, esto es un proceso. Hay que asumir que somos una sociedad de mierda y que todos tenemos basura dentro y hay que desaprenderla. Tenemos que aprovechar toda la información que hay a nuestro alcance para ser mejores personas.

Figuras como Rosalía, Nathy Peluso, Bad Gyal… Tienen todas veinte años y son artistas de la hostia, gente súper completa. Aplaudo su trabajo. Pero estas cosas que hay que hablarlas. También tengo que decir que a Rosalía le han dado de hostias y a C. Tangana no. Él hace exactamente lo mismo, pero no se le dice nada porque es hombre.

Soy amiga de músicos que hacen apropiación cultural y son conscientes de ello, pero es como que no lo terminan de entender. Hay unas barreras megalocas entre la gente. Creo que es una consecuencia de la mentalidad capitalista. Somos incapaces de sentir empatía por el otro. Si no, no entiendo cómo la gente puede ser tan racista y clasista en 2019. Es un problema muy complejo.

Te has denominado apropiadora cultural. Como latinoamericana, ¿no consideras el reggaetón como algo tuyo?

Sí, a ver, yo pincho reggaetón porque es lo que siempre he escuchado en mi casa. Pero tengo mucha cautela con eso. ¿Dónde coño están los dominicanos de Usera que ponen reggaetón en los bares? Todos los artistas latinos de éxito son blancos. El único negro es Ozuna. Hay un blanqueamiento del reggaetón, como de todos los géneros. 

En tu última mixtape, Maliantosa, dejas el reggaetón y te centras en el trap argentino. ¿Por qué ese cambio?

En los dos últimos años ha ido todo muy rápido y me he sentido atrapada en el reggaetón. Cuando eres músico, pero sobre todo cuando eres DJ, tienes que escoger una etiqueta. Y a mí eso es algo que me rompe los cojones. Viva el reggaetón, pero no es lo único que quiero hacer en la vida. Espero estar siempre evolucionando y cambiando. 

Por otro lado, me flipa la explosión del trap argentino. Argentina estaba haciendo hip hop cuatro elementos hasta el año pasado y ahora son los putos jefes del trap. Duki le ha dado la mano a toda la gente que había a su alrededor y ha construido una escena rapidísimo. Es lo que pasa cuando confías en la gente.

Los arts [equivalentes a las portadas] de tus mixtapes muestran imágenes femeninas sexualizadas. ¿Es una forma de provocación o es que entiendes la música de esa manera?

El reggaetón es sexo y ocio. Está para perrearlo y pasarlo bien. Y para follar, básicamente.

El reggaetón es sexo y ocio. Está para perrearlo y pasarlo bien. Y para follar, básicamente

¿Crees que está naciendo una escuela de DJs separada del tecno y de la electrónica?

Sí, completamente. Poco a poco se está generando un circuito de clubes que dan oportunidades a gente que hace otros géneros musicales. Creo que en los clubes del futuro habrá una mezcla de géneros, no seis horas de lo mismo. Nosotras, como parte de la escena, tenemos que hacer ese trabajo de abrirle la puerta a los que no están. ¿Dónde están las racializadas? ¿Dónde están los maricones? El mundo DJ es como el fútbol, nadie es gay. No me lo creo. Hace falta representación. Abajo el patriarcado, así te lo digo.

¿Podríamos hablar de una escena de reggaetón alternativo en España?

No creo que sea una escena solo de reggaetón. Son diversas propuestas que forman parte de una explosión cultural relacionada con el género, la raza, etc. 

Somos chavales de padres migrantes en Europa haciendo música con referencias latinas y electrónicas, y estamos acercando todo esto a los europeos. Lo podemos hacer porque ya estamos aceptados en la sociedad. Si no, seguiría siendo una cosa del gueto.

¿Cuál es el público de las fiestas de CHICA?

Es muy diverso porque hay dos vías de entrada. O entras por la música, o entras porque es un espacio seguro. Viene gente a escuchar a Lil C por ejemplo, pero también toda la chavalada queer a pasárselo bien. 

Es un curro difícil. Nosotras estamos en Siroco, que tiene un aforo de 300 personas. Podríamos estar en Caracol metiendo el doble de gente, pero si no podemos garantizar el espacio seguro para nuestro público, no tiene puto sentido. Y ahora mismo, donde lo podemos garantizar es en Siroco. 

Tenemos un problema con los seguratas. Ya sabemos a quién pertenecen los espacios: a los hombres y a la gente con dinero. Si un hombre blanco rico tiene una discoteca, ¿a quién va a contratar? A gente afín a él. Entonces, ¿qué pasa? Que los seguratas son nazis, literalmente.

¿Hay mucho fascismo en la noche madrileña?

Mucho. A mí me encantaría ser dueña de un club en el que las camareras sean trans, los seguratas sean mujeres y peña de la comunidad, ¿sabes? Gente normal, que no sean fascistas, pero eso es una puta utopía ahora mismo. 

Hay esos grupos de presión en la noche. ¿Y por qué nosotras estamos consiguiendo hacer lo que estamos consiguiendo hacer? Por el puto dinero. Nosotras con una fiesta hacemos ganar a la sala 10.000 euros en una noche. Por eso podemos poner condiciones, porque si para ganar 10.000 euros le tienen que dar una colleja a su segurata, se la dan.

Hay que ir conquistando esas posiciones para que las cosas cambien y puedas salir una noche sin que te partan la cara por tener la piel marrón. Pero bueno, eso es algo que hacemos nosotras a duras penas y nos da muchos disgustos. Sería la hostia que el resto de la gente también lo hiciera. Yo que sé, es 2019. 

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Marina Arias Salvado es musicóloga y máster en música española y latinoamericana. Está realizando una tesis doctoral sobre la evolución del reggaetón en España.

Elena de Sus es periodista de CTXT.

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Marina Arias Salvado /

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Elena de Sus

Es periodista, de Huesca, y forma parte de la redacción de CTXT.

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