Un cambio. O ninguno
Lo que dificulta el pacto de ERC con el PSOE no es el PSOE. Es el terror a JxC. Como todos los terrores, el de ERC necesita tiempo
Guillem Martínez Madrid , 13/12/2019
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1- Cuidadín, que si esto de la coalición sale –o, incluso, si no sale, siempre que no sea una catástrofe; una catástrofe no es necesariamente una catástrofe, es que se comunique algo en clave catástrofe; en los medios, por ejemplo–, puede ser el nacimiento de una nueva cultura. En estas líneas les explico una suerte de estado de la cuestión –con los retales que tengo; tengo algunos muy chulos, pero no tengo un traje; en PSOE-UP no sueltan prenda/trajes–, y algún apunte de posibles cambios en muchas cabezas a corto-medio plazo.
2- La cosa sigue. Con reuniones continuas, en las que participan pocas personas. Con tono amigable. Con la mesa repleta de papeles. Me dicen que, más que discusiones y enroques en algún punto, el PSOE suele soltar que la persona que debería tratar un punto chungo no está en la sala, por lo que la discusión se aplaza. Lo que es una buena idea, que copiaré en casa cuando haya marrón. El punto de partida de todo son los acuerdos Pedro-Pablo –una suerte de marco de todo este pacto–. Y, muy importante –no se pierdan el punto 7–, los presupuestos PSOE-UP que en su día, recordemos, hermanos, no fueron apoyados por ERC, lo que supuso una posterior orgía electoral –no se pierdan el punto 14–.
El pacto, que se está pactando –que ya está pactado en sus grandes tramos–, supone un conflicto dialogado entre dos culturas de la izquierda.
4- Sobre la importancia de los presupuestos rechazados este año –si bien de eso hace miles de años– por ERC: suponen la primera discusión seria entre PSOE y UP. Y el primer acuerdo serio. Presuponen un escenario ya transitado, unos límites, un tono, y un precedente en este tipo de negociaciones. Por lo mismo, suponen, ya, un enfrentamiento cultural. Y eso, en principio, mola. Presupone una cultura que asume el conflicto. Algo, snif, inexistente antes de 2011, cuando la única cultura política posible era la de la inquebrantable adhesión y el ahogo, por tanto, del conflicto. Sí, una cultura abierta al conflicto se ha traducido en una cultura de la identidad, de la autoformulación, de la reafirmación, de la imposibilidad de diálogo. Uno ve eso, diariamente, en regiones ruidosas de la política esp, de la política MAD, de la política cat, y del lóbulo frontal de tu cuñado. Pero la cultura del conflicto supone, a diferencia de la cultura democrática dibujada en los 80 y muerta en el 15M, el diálogo. Sobre el conflicto. Yupi.
5- El pacto, que se está pactando –que ya está pactado en sus grandes tramos–, supone un conflicto dialogado entre dos culturas de la izquierda. La del 78 y la que no entró en el 78. Algunos datos estéticos de esas culturas: PSOE diferencia mucho lo escrito –es decir, lo pactado– de su posterior traslación a la realidad. Evita los compromisos cerrados y tiende a compromisos menos formales. UP es más de afinar. O de dar la vara, supongo, desde el punto de vista del PSOE. En economía, la cosa se articula en tres pilares. Transición energética, política industrial –estos dos pilares pueden suponer un cambio de modelo; o no–, y Estado del bienestar. Aquí, en los tramos dependencia y educación es donde se produce el salseo entre el alma liberal del PSOE y el alma socialdemócrata de UP, más que en otros tramos. Lo que indica que esos otros tramos ya están pactados, supongo –que no se pierdan el punto 7–. Sobre el salseo aludido, una voz de UP me explica que se están produciendo el tipo de negociaciones que antaño el PSOE desarrollaba en su interior. Lo que dibuja un PSOE sin interior, sumamente vertical, sin participación de tramos fuera de su vértice. Un nuevo PSOE. Más opaco que el anterior.
6- No hay precedentes de coalición en el gobierno del Estado desde lo de Negrín –con la que estaba cayendo, fue un buen gobierno, por cierto; bueno, varios–. Pero sí que hay precedentes autonómicos –Euskadi, País Valencià, Cat... y ahora Andalucía, MAD...–. En los precedentes autonómicos lejanos –y, me temo, en los recientes–, nunca se produjo un gobierno de coalición tipo alemán, sino gobiernos estancos, divididos en regiones/partidos que, si bien contemplaban la jerarquía del presi de gobierno, tenían carteras relativamente autónomas, copadas, a su vez, por cargos políticos procedentes de las canteras de cada partido, que iban a la bola del partido. En esta ocasión parece que no se contempla ese reparto milimétrico de cargos –hablamos de unos 10.000; UP carece de tanto cuadro medio-pelo–. Y, respecto a la formalidad del gobierno –comprometido en su conjunto, o estanco sin que llegue la sangre al río–, no se sabe nada. Hay un debate sobre ello, me dicen. Supongo que lo veremos en tiempo real.
7- Y ya que el precedente y la herramienta anterior a todo esto son los anteriores presupuestos –tumbados por ERC; no se pierdan el punto 14–, démosles un repasete. La cosa se estructuró en una serie de puntos llamativos. Verlos otra vez es verlas venir. Ahí van: 1) Subida del SMI –un 22%; volverá a subir, al parecer–. 2) Aumento del IRPF para rentas superiores a 130.000 euros. 3) Mayor presupuesto para el pack vivienda –subió un 41%–, y mejoras en la protección del inquilino –que no llegaron a materializarse en la XIII legislatura; en esta, puede haber medidas concretas para zonas concretas, a través del municipio; a ver–. 4) Revalorización de pensiones vía IPC –y no vía güija, y subida del 3% para las no contributivas–. 5) Transición energética, que supondría un cambio radical –o, snif, no– respecto del modelo del PP, inspirado en la ingente producción de energía a través de turbinas instaladas en puertas giratorias. Revisión, en ese sentido, de los beneficios de las eléctricas. Copadas en sus altos cargos, por cierto, también por chicos/as PSOE. 6) Ayudas a la dependencia –esta medida, de ZP, que debería haber supuesto un antes y un después en el bienestar, hasta ahora se ha traducido en un antes y un después en el escaqueo del Estado–. 7) Ampliación de los permisos de paternidad y maternidad –con realizaciones en la XIII legislatura–. 8) Aumento de las prestaciones por hijo a cargo hasta 373 pepinos/año. 9) Becas –estaban previstos 150 millones, lo que supondría el gasto más elevado en los últimos 7 años, que se dice rápido–. Reducción de tasas. 10) Reforma de la ley electoral. Por la cosa mailing. Se hizo. En la dirección contraria a la esperada. 11) Recuperación del subsidio de desempleo para los mayores de 52 años. En general, la cosa desempleo suponía el 8,7% del total de los Presupuestos. 12) Recuperación de la cotización de las horas extras a la Seguridad Social –se hizo, y no se hundió el mundo–. 13) Reformita penal-laboral, de manera que los piquetes no fueran al trullo. 14) Impuestos a transacciones y plusvalías en las grandes empresas. Reforma del impuesto de sociedades. Las grandes empresas no tributarían por menos del 15%. Cuidadín: entonces no fue posible canear a la banca, otro parque temático de la puerta giratoria, un impuesto. Se supone que ahora, pues tampoco. 15) Subida del 1% en el impuesto patrimonial para fortunas de más de 10 millones. 16) Límite de 1.000 pepinos para los pagos en metálico entre empresarios. 17) Autorización a los municipios con superávit a cierto gasto. 18) Reforma de la cotización de los autónomos. 19) Regulación de la publicidad de los juegos de azar.
8- Eran unos presupuestos de crisis, pero menos. Tanto que, por tercera vez consecutiva, se subía la partida de Casa Real –en este caso, 100.000 pepinos; para yoga–. En total, se aumentaba un 0,5% el gasto. Y, glups, se dedicaban 31.398 millones al pago de intereses de la deuda –el 2,5% del PIB–. La Comisión, que visto lo visto, no llegó a tomarse muy en serio aquellos presupuestos, pidió no obstante rebajar gasto. En el ínterin hasta esta mañana a primera hora, la Comisión ha pedido también un ajuste –le llaman ajuste, y no parricidio o alpargata– de cerca de 8.000 millones. De hecho, el pacto que vendrá será una mezcla, o una tensión, entre aquellos presupuestos y la Comisión. Más una tensión más, exterior al pacto, y que haría reír si no hiciera llorar: ERC.
De conseguirse esta coalición, de conseguirse que sea operativa, de conseguirse que ERC participe en ella de perfil, supondría un cambio en la recepción de la CE78, de manera que dejara de ser una suerte de Código Penal
9- Tanto en UP como en PSOE, por otra parte ven en el gobierno de coalición –que se dibuja en los anteriores presupuestos– un giro social –lo es; podría ser mayor; o menor; o, como en el Rajoyato, inexistente–, y algún tipo de solución al conflicto cat –de la mano, supongo, de un nuevo Estatut, al que se le podría llamar constitució; ya veremos si cuela–. Y la clave de todo esto la tiene ERC.
10- La idea, por tanto, es establecer una nueva mayoría. Una suerte de compromiso histórico, un bloque gubernamental que integraría a PSOE, UP, PNV, nacionalismos valenciano y gallego. Y ERC. Para ver la fragilidad de todo esto, que por otra parte puede llegar a ser algo sólido, solo hay que recordar que este invento se pudo haber ido al garete por dos de sus partidos integrantes más importantes. ERC, por una parte, lo dicho, hizo caer el anterior Gobierno. Y PSOE, tras las penúltimas elecciones, cambió de opinión, y quiso construir otro bloque, fundamentado también, al parecer, en impresiones nacionalistas. Glups.
11- El PSOE en esta edición va a por champiñones. ¿ERC va a por Rolex? En PSOE-UP, que confían en la consecución del pacto, hay, no obstante, cierto mosqueo con ERC. De hecho, están más preocupados al respecto que los padres de Greta Thunberg. ¿ERC puede pasar de la posibilidad de modificar la política esp?
12- Hay dos respuestas. Y lo inquietante es que, en efecto, una puede ser ‘sí, con un par’. De hecho, ERC, en su día, votó lo que votó. Por escenografía. Lo que nos lleva al estudio escenográfico de la actualidad.
13- Es perceptible el descenso en la tensión en cat. Lo que conduciría a escenografías más débiles, menos épicas. A un chicken game menos exigente con ERC. A saber: 1) La Fiscalía ha pedido fianza para unos detenidos que, hace cuatro días, eran del Mau-Mau, según la Fiscalía. 2) La Junta de Tratamiento ha catalogado a los condenados del juicio al procés como usuarios del segundo grado penitenciario. Lo que no es mala noticia. Si les hubieran dado el tercero, la Fiscalía o/y el juez de vigilancia podrían haber llevado la cosa al TS. Y ya estaba liada. Con el segundo grado, vía articulete 100.2, pueden acceder a un tercer grado de facto. En breve, a partir de enero, en el caso de algunos detenidos, pueden salir de la cárcel. El pack JxC encuentra ese segundo grado –establecido, por otra parte, por ellos, por cargos técnicos de la Gene–, insultante. Lo deseable para JxC sería la amnistía, la posterior beatificación en Montserrat, y la conversión de Rusia al procesismo, ese Palmar de Troya. Pero ERC, en lo que es un indicio, no ha desautorizado a los técnicos. Es decir, aprueba esa vía de salida de la cárcel. Es decir, puede aprobar otras vías de salida, que no sean la amnistía, inviable, electoralista. 3) JxC que iba a votar una resolución resolucionando una resolución resolucionadora, que resolvía otro referéndum, ha decidido no resolucionar nada –es decir, no someter, por ahora, a ERC, a otra partida de chicken game–. Para facilitar el pacto y chupar cámara. Supongo que sacarán el tema después, en campaña electoral cat. 4) El próximo 19-D, en Luxemburgo, se establece si Junqueras es o no eurodiputado. Pinta que sí. Ya veremos. De serlo, también lo sería Puigde, lo que supondría un cambio de coreografía importante. E incalculable. Una cascada de colores en la que, sí o sí, tendría que participar ERC, o ser aclamado como traidor a la causa –la causa no es Cat; es JxC; sí, es un lío, pero es así–. 5) El 21-D es la segunda parte del congreso de ERC. En Cat todo es tan líquido que hacen los congresos en dos partes, para cambiar de coreografías de manera ordenada, según la que caiga. Es –muy– posible que esa segunda parte del congreso aporte la coreografía necesaria –en Cat, ante su público; es decir, ante el público de JxC que quiere birlar en unas autonómicas– para votar un gobierno de coalición.
14- Se están pactando encima. Lo razonable es que ERC ya hubiera pactado con el PSOE su abstención –hablamos de eso, de abstención; imagínate si fuera un voto afirmativo–. Es posible que tarde. Mucho. Por ejemplo, es poco probable que se decida esta semana que viene. La razón: la coreografía de Tsunami –ya, definitivamente, una organización gubernamental– para el Barça-Madrid –que, por cierto, ganará el Barça con un gol de mano de Messi–. Una coreografía que tiene ya la misma función que todos los objetos del procesismo: el consumo interno, la reafirmación y, si se puede, chulear a ERC para que no participe en la coalición. Lo que dificulta el pacto con el PSOE, vamos, no es el PSOE. Es el terror a JxC. Como todos los terrores, el de ERC necesita tiempo. Parece ser que se lo están dando. El PSOE invertirá varias semanas en comunicación. Es decir, en marear la perdiz por otro punto para dejar a ERC tranquila.
15- La coalición es, lo dicho, un jalón cultural. La CE78, un texto en principio abierto, que debía cumplir un itinerario social –en la uni nos pasábamos 6 meses estudiando el entramado social de la CE78, y total pa qué–, y conducir a una progresiva realidad federal –interrumpida, wala, en el 81–, fue substituida por una interpretación superior al texto y anclada en el nacionalismo y la derecha. En palabras de uno de los negociadores de UP con PSOE, “lo que escribió la izquierda en ella, no se completó. El 15M, de hecho, puso de manifiesto que la CE78 estaba rota”. “No se trata de establecer un vínculo con el R’78, sino de establecer un vínculo con esa CE78 genérica”. De conseguirse esta coalición, de conseguirse que sea operativa, de conseguirse que ERC participe en ella de perfil, supondría un cambio en la recepción de la CE78, de manera que dejara de ser una suerte de Código Penal, de manera que dejara de ser una sola interpretación, de manera que dejara de ser un objeto, otro, nacionalista, de manera que pudieran participar de ella, sin ceremonias medievales, sin estupor ni temblores patrios, sujetos no españoles, pertenecientes a otros nacionalismos. Uno tiene tanto mono de cambios, y ve tan pocos, que ver al constitucionalismo –la escuela de pensamiento más nefasta de las últimas décadas– sin su juguete, ya molaría. Enric Juliana ha hablado al respecto de un futurible enfrentamiento entre constitucionalistas y lo nuevo e hipotético, que él llama constitucionales. Ojalá no se llamen ni eso.
16- Claro que también puede pasar que todo esto solo sea un gobierno. O ni eso. Que ERC, por chicken game, no lo vote. Algo poco probable. Pero todo en ERC es poco probable. Estos días estoy leyendo Cròniques Parlamentàries de Pla. En 1934, antes del tsunami, el diputado y ministro Companys, de ERC, ya provocó una crisis por una palabra, marxismo, con la que afeaba al PSOE. Pla se lo pasaba teta. Yo no.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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